¿Sar... sargento? ¿Eres tu? ¡Oh, dios mío! ¡Eres tu!
La muchacha rompió a llorar desconsoladamente.
¿Donde estabas?
¡Tie... tienes que ayudarme!
Carol no paraba de llorar y estaba histerica. Su ropa era un desastre y por su aspecto parecía que llevase mas de un año vagando por las calles.
- Pero qué cojon... ¿Carol? ¿Qué demonios hace aquí, soldado? - Dijo el Sargento mientras cubría los puntos muertos con su arma. - Estoy buscando armas, explosivos, cualquier cosa, y te encuentro a ti... bueno, el destino lo ha querido, pequeña. Dime, ¿qué sucede? -
Se acercó a ella y le puso una mano en el hombro.
Eso era todo el cariño que una persona podría recibir del Sargento.
- Tranquilizate, cuéntame que sucede, y veremos como solucionarlo. Dime, ¿qué ocurre? -
La presencia de Alek la reconfortaba un poco pero el ver a la niña temblando de miedo en un rincón la hizo sentirse totalmente inútil. Intentó hacerle una seña para que no se acercara cuando se abrió la puerta y la mujer irrumpió en la estancia.
_ Pero ¿Qué coj........?
Fue todo lo que acertó a decir, mirando fijamente a la mujer acompañada por los zombies sin entender nada.
No entendia una mierda. Hacia mucho que no entendia nada, pero ahora en verdad estaba confundido. Como diablos ese malnacido estaba entre los podridos y no se lo habian merendado aun. Lo mejor era salir de alli y... la puerta de atras se abrió de golpe, mostrando una hermosa silueta de una mujer y dos tetricas figuras de zombis.
-Puta suerte- pensó el electricista intentando decidir si levantar su arma y disparar. Pero sabia que no le daria a nada, casi seguro se volaria su pie o romperia mucho y mataria poco. Suspiró pesadamente, si les querian muertos ya les habrian matado... eso le ponia aun mas nervioso.
-¿Agente Y? Que nombre mas estupido- gruñó impotente-. Nos tienes agarrados de los huevos preciosa, no tenemos muchas opciones. La mujer y yo no queremos lios... asi que aleja a esas mierdas podridas de aqui y charlemos- con algo de suerte, Clementine se daria cuenta que no le habia nombrado, pero era una niña y estaba asustada, no tardaria en hacerse notar.
No se ponga nervioso, hombre - y con un rápido gesto, los zombies se alejaron, pero sabíais que aún seguían ahí - ¿Son solo dos aquí? Hemos encontrado por la parte de atrás a otros dos de sus compañeros. Sino queda nadie mas, por favor, vengan con nosotros pacíficamente - dijo estirando su brazo y extendiendo la palma de su mano a modo de saludo, esperando se la estrecharais.
Sargento... - dijo entre sollozos - Cuando nos separamos, pensé que iba a morir pero ellos me salvaron... Aquí ya no queda nada de valor... me salvaron... aquella corporación... experimentos... son gente mala... - Carol se encontraba totalmente enajenada y perdió la consciencia, cayendo sobre los brazos del Sargento. En sus manos tenía un mapa que señalaba un lugar, no muy lejos de allí, en mitad de un bosque...
-¿Nervioso? - bufó por la nariz y sonrió de costado-. ¿Por una tipa que controla a esos podridos y que me tiene agarrado de los huevos? Para nada...- al menos se habia comido el anzuelo y Clementine estaba a salvo... ¿pero que haria la niña sola? No duraria mucho-. Paso de darte la mano, acabo de ir la baño y no me lavé las manos. Un habito que hizo fracasar el primer matrimonio. ¿Puedo preguntar a donde quieres llevarnos?
- ¿Te salvaron? ¿Quién te salvó? - Dijo mientras la chica se desvanecía. - Y si, sea quién sea esa corporación, me encargaré de que las pasen canutas en breve, soldado. Ahora, descansa, es una orden. -
El Sargento acomodó a la niña contra una de las paredes y se puso a mirar por la ventana rota a ver que podía sacar en claro de esto.
Estaba claro que la corporación no se iba a anunciar en las páginas amarillas.
Pero por algún sitio había que empezar.
Se sentó junto a la niña, rifle en mano, esperando que se despierte y le brinde algo más de información.
O tal vez sus salvadores aparecerían por aquí en breve.
O un zombi.
O algo.