Partida Rol por web

Heihachi hizo lo mejor que pudo para mantener firme la postura... pero entonar correctamente los conjuros tuvo que ser su prioridad.

Embarrado, despeinado y habiendo perdido su sombrero, el Agasha se incorporó en silencio. La neutralidad de su rostro encubría su sentimiento de fracaso.

—Agradezco tus palabras de amabilidad y reconocimiento, Isawa-san— dijo su boca. Pero he fallado en salvar al más ilustre de los presentes agregaron sus ojos.— Estoy seguro de que no le faltarán oportunidades de demostrar su propia maestría en el futuro.

—Doji-san, tal vez quisiera enviar a alguien al edificio abandonado que se encuentra en aquella dirección—dijo, señalando con un dedo el camino por el que había llegado junto a la dama grulla.— Un kami del aire estaba actuando de forma muy extraña en su patio, yendo y viniendo por el mismo camino una y otra vez sin desviarse, probablemente forzado por algo o alguien, quizás tenga algo que ver con la tormenta— y con la muerte del magistrado.

Hochiu aguantó estoicamente el fuerte vendaval sin moverse ni un centímetro de donde estaba. Parecía una estatua que surgiera de la tierra misma. El Grulla no se acercó a sus compañeros ni participó en el círculo de protección. Buscaba pistas entre aquel huracán que le pudiera conducir al causante del asesinato. El honor mismo de todo el clan estaba en entredicho ante aquel espantoso fallo de seguridad.

La brisa del sur rodea a Heihachi, levantando una sola hoja de flor de cerezo hasta la altura de sus ojos. La atención del shugenja dragón y del joven Rokumaru están totalmente centradas en ella. como si les estuviera revelando un enigma.

Cerca de ellos, Takao se acaricia el codo derecho, se ha hecho un arañazo al caer y evitar que la taza con el té que habéis deducido envenenado se derrame.

Shiki, que había formado un muro con Nadeshiko, ha tenido que hincar la rodilla ante la fuerza del viento, pero apenas se ha lastimado. La joven cortesana grulla, de alguna manera, ha sobrellevado el vendaval con apenas unas manchas en las sandalias... al igual que el enorme Hochiu, que seguramente gracias a su tremendo tamaño, ni siquiera ha sido zarandeado por el viento. Parece que los grulla tienen un don innato para no mancharse ni perder la compostura. De hecho, sin cambiar su expresión, Hochiu se dirige con expresión centrada hacía unos arbustos que están cerca de donde había estado colocada la mesa con la comida.

En la oscuridad de la noche veis unas luces que se acercan. Son un grupo de heimin y eta, que llegan portando luces. El grupo también trae rickshaws y parihuelas para trasportar a los diplomáticos y al difunto magistrado.

El ambiente se hace pesado y lúgubre. La oscuridad apenas disipada por los farolillos y el canto de las cigarras os envuelve.

Doji Ando se dirije a vosotros con una voz que expresa fatalidad: - Señores y dama, dirijámonos al hogar del magistrado. Hay mucho que discutir y discurrir, y este lugar desdichado no es propicio. Si lo deseáis, volved a la posada a armaros, pues creo que esta noche se derramará sangre. O si lo prefería, mandaré recado a Shunsui para que os haga llegar vuestro equipaje a la casa de Damachi-sama.

Takao se despide temporalmente del grupo, ya que prefiere ir a por su armadura él mismo.

-Y de paso intentemos averiguar a quién pertenece esto -dice Hochiu metiendo la mano en un zarzal. Cuando la saca, lleva consigo un retazo de tela de algodón de color pardo-. Es un tejido de buena calidad, aunque muy usado. No es el tipo de ropa que llevaría un heimin. Esto lo ha hecho uno de los nuestros...

Antes de despedirse Takao entregó la taza con el té no derramado a Agasha-san e Isawa-san.

-Oh...lo siento Shiki-san, parece que no soy muy buen soporte. Estoy agradecida, pide mantenerme en pie gracias a tí. -sonrió al fénix de buena gana, tratando de acomodar un poco el cabello largo que aún se veía bello, pero más alborotado que en el meticuloso peinado usual. Tras estas palabras, se acercó dónde Ando y el cuerpo del magistrado, con expresión sombría.

-Qué circunstancias tan sombrías...me alegra porque no todas las vidas en peligro se perdieron gracias a Heihachi-san, pero por otro lado, veneno...que desgracia tan poco honorable. ¿Por qué...? Hm.

Negó brevemente.

-Muy bien, reencontremonos todos en el sitio señalado y estemos alerta. No sabemos si este fue un incidente aislado o el resto de la comitiva también seremos objeto de algún ataque.

Hizo una reverencia, aunque antes de poder retirarse se fijó en lo que Hochiu había encontrado.

-¡Esa es una buena pista, Hochiu-san! Puede que tenga o no que ver, pero seguramente podamos determinarlo en el punto de reunión.

Algo más entusiasta sobre sus posibilidades de encontrar al enemigo oculto, Nadeshiko pensó sobre sus armas en el camino. No era la más amenazante con nada, pero al menos había algo con lo que podía aportar si las cosas se ponían violentas. Sería una noche tensa, evidentemente.

Muy afectado, por el bochorno de haber caído al suelo. Shiki no habló, asintiendo a lo que iba escuchando. Veneno, quien lo habría puesto en el té, y quien había provocado aquel tremendo vendaval. Había tratado de eliminar a las tres personas que iban a ser el núcleo de unas complicadas negociaciones, acabando con la vida del magistrado esmeralda. Desde luego que tenían que tratar de encontrar al o los responsables de aquello, y hacerlo rápido.