El caballero se arrebujó la lujosa capa sobre su viejo cuerpo, hacia frio, mucho frio, y la humedad del mar lo hacia aun peor. Se apoyó sobre los muros de la fortaleza observando el patio de armas donde entrenaban los más jóvenes.
El muchacho se mueve bien. será una pena perder una espada así, el anciano siguió observando las fintas y ataques mientras una sombra de duda cruzaba su rostro, aquel joven era aún una incógnita había visto buenos soldados verter su sangre en las primeras batallas por creerse invencibles, sin duda el viaje le curtirá. Llevaba unos días demorando la charla que tenían pendiente, y ya no podía esperar más, agarró por el hombro con más fuerza de la que se podría esperar de su cuerpo decrépito, al mozo que pasaba por su lado. Baja y dile a Joao que suba a verme en cuento termine en el patio de armas.
Te sorprendió solo en parte que el anciano gobernador de la fortaleza te llamara a sus dependencias, desde que Dios llamara a tu madre a su presencia solo unas semanas atrás no había dejado de observar te con la mirada perdida. Una virulenta gripe se habia llevado a tu madre y el anciano, amigo cercano de tu familia, ya se te había quedado mirando así mientras le dabais sagrada sepultura.
Te observaba con sus oscuros ojos, escrutando te en silencio desde detrás de un macizo escritorio de madera, sobre la mesa reposaba una carta con el sello lacrado roto, aun así pudiste reconocer el sello del obispo de toledo.
Joao no eres hijo de quien cres, como siempre el anciano aborda los asuntos directamente, a cierta edad los hombres ya no pierden el tiempo. Tu madre en su lecho de muerte me pidió que te contase la verdad que ella nunca se atrevió a decirte, hizo una breve pausa durante unos segundos dejandote que asimilarás sus palabras
Tu madre cometio delito de aduleterio y fornicio con otro hombre, pero no debemos nosotros juzgarlas , esto es ya decision del Santisimo Pedro. EL hombre que escribio esa carta fue tu padre, el obispo de Toledo, tambien aquejado de una grave enfermedad sin dejar aun hablar continua con su historiaEl me lo confeso hace ya años cuando me pidio que pudieses ingresar en esta orden, ¿ Acaso crees posible que una familia con diez hijos pueda pagar el donativo para ingresar con nosotros?
Espero que estas noticias de tu pasado no enturbien tu jucio y acudas a la llamda del obispo
Su madre una adúltera, su verdadero padre, un ministro pecador de la Santa Iglesia... en tan sólo dos frases la vida que el joven Joao do Castelo siempre había creído cierta, se desmoronó como un castillo de arena arrasado por el oleaje. Su primera reacción fue pensar en agarrar de la pechera al anciano y obligarle a retractarse y dejar de escupir falacias contra su familia, pero tras unos segundos de vacilación, algo en el tono del viejo gobernador le decía que le hablaba con total franqueza.
"No... no puede ser. Mi padre... siempre supe que algunas de las doncellas que servían a la familia habían pasado por su lecho, son cosas que se escuchan entre risas al servicio en las cocinas y los establos... pero mi madre... ¡de ella no puedo creerlo!"
Casi con lágrimas en los ojos, mezcla de rabia y tristeza, el joven caballero saco fuerzas para recuperar la dignidad antes de despedirse. "Prepararé mi caballo y mis pertenencias para el viaje a Castilla. Acudiré al reclamo del Obispo de Toledo, pues necesito respuestas y escuchar de su propia boca la veracidad de vuestras palabras, gobernador"
Bueno pues usted dirá, supongo que estoy en algún lugar de la costa portuguesa, si no hay nada más se supone que cargo con mis escasas pertenencias y mi potro y me dirijo hacía Toledo