Partida Rol por web

Lena se reunió con sus compañeros y observó al oponente al que se enfrentaban. Era temible, dragón y hechicero juntos hacían una combinación mortal. Acercarse no parecía una buena idea pues Wufan acababa de ser abatido en un abrir y cerrar de ojos. Era fuerte, pero no lo suficiente para pelearse cara a cara con un dragón. Puede que fuera prudente esperar a la llegada de Kenzan, no serviría de mucho si todos estaban muertos cuando este llegara. Lo mejor sería proteger a los hechiceros pues se iba a reservar las limitadas habilidades de volar que le otorgaba la armadura para cuando la pelea empezara de verdad. Avanzó hasta delante de ellos a unos 40 pies, levantó su tetsubo y lo apuntó al dragón.

-¡Bájate lagartija y me pensaré si te convierto en una alfombra!-Gritó para atraer su atención, si recibía ella sus otros compañeros podrían atacar con impunidad-¡Y el cobarde de encima, muestra tu cara de cerca!

El brujo apuntó con su dedo a Keiko, quien notó cómo un rayo negro la atravesaba.
Por un momento pensó que se había muerto, que el rayo había perforado su corazón, pero no, seguía viva, con el pergamino brillando bajo sus ropas.

Keiko: 35 PD, 61 Totales

La Kensai volvió a cargar contra el dragón, pero esta vez Takahane se encontró con las increíblemente duras escamas del dragón.
Una suerte parecida a la que corrió Wufan, que aunque recuperado de sus heridas gracias a Shen Long, no pudo conseguir que sus golpes hirieran a la enorme sierpe.

Algo que sí consiguió Seijuro, que por fin logró controlar su vuelo y descargar dos potentes tajos en el vientre del dragón.

Dragón: 57 PD, 234 Totales

La criatura atacó entonces al mayor de los Sumeragi, encajando una combinación de mordisco, garrazos, aletazos y finalmente el temible coletazo que también derribó a Wufan.
El Vanara impactó contra el suelo, logrando levantarse. Pero Seijuro a su lado ya no lo haría.

Seijuro: 183 PD; Muerto.
Wufan: 55 PD

Entonces el brujo se fijó en Shen Long, cuya Magia divina empezaba a ser molesta. Le apuntó con el dedo cómo había hecho antes con Keiko, esperando sacárselo de en medio.

Shen Long: TS Fortaleza 29, es Nigromancia por si no queda claro.

Por último, Arashi disparó sus rayos contra dragón y jinete.
Ambos recibieron daños, pero no parecía suficiente para detenerlos todavía.

Dragón: 27 PD, 261 Totales
Brujo: 54 PD

El combate seguía su curso, con Lena intentando llamar la atención del dragón, que por ahora se centró de nuevo en Keiko a quien tenía volando a su alrededor.

De toda la andanada furiosa que el dragón le había soltado antes, Keiko había logrado esquivar todos los golpes gracias a sus reflejos, su habilidad con el kenjutsu para la parada y respuesta y a que se movía a tal velocidad sobrehumana que nunca parecía estar donde se encontraba en realidad, quedando su imagen desplazada respecto a su verdadera posición.

Aún así, el coletazo había sido demasiado poderoso para esquivarlo o detenerlo, y después de recuperarse de él y volver a la carga contra el dragón, el hechicero que lo montaba la atacó con un conjuro de muerte. Dolió, pero su espíritu de lucha y el honor forjado en el código del bushido la hicieron permanecer en pie, herida pero inquebrantada.

Entonces arremetió de nuevo contra la bestia, pero al contrario que la grave herida que le infligió al principio, aquella vez no logró causarle ningún daño. El dragón la ignoró, y en lugar de atacarla a ella, se cebó su hermano. Cuando el torbellino de garras y colmillos se detuvo, Seijuro cayó al suelo, inerte. 

-¡SEIJURO! ¡¡¡NOOOOOOOO!!!

Sintió que el fuego que ardía en su alma, el fuego de Shizuru, rompía en pedazos la serenidad y el estado de no mente bajo el que se ocultaba. La cinta que le sujetaba el pelo en una coleta estalló en pedazos, soltándole la melena, que fluyó como agitada por un viento invisible. 

Keiko ajustó su posición sobre la nube para acercarse cara a cara al hechicero, y empezó a descargar ataques con toda la velocidad y furia de la que era capaz, centrándose primero en liquidar al dragón que había matado a su hermano y después al brujo que había intentado asesinarla a ella.

El hechicero estaba estupefacto, sus amigos estaban cayendo ante el inmenso poder del dragón y su maléfico brujo, no tardó en exclamar una rotunda amenaza que deseaba llevar a cabo. - ¡MALDITOS SEÁIS, PAGARÉIS POR ESTO! - Podía ver a Keiko liberar todo su poder contra la criatura y a Arashi se le pasó por la cabeza hacer algo similar. Sabía que la magia de frío era aún más letal que la eléctrica y podía ver que esos dos oponentes estaban por la labor de matarlos a todos. Volvió a mirar a los dos héroes que ahora se mostraban destrozados, nadie habría soportado un conjuro tan poderoso, ni la furia desatada por ese dragón, que ahora se convertía en el enemigo más temible que jamás había tenido delante.

Quizás de tan temible que era podía convertirse en un duro golpe contra el ejército oscuro si lograban abatirlo.

- ¡Os helaré y luego os haré pedazos!

Desató una oleada de frío y hielo que viajaría rauda hacia los dos enemigos, envolviéndoles de nuevo una magia elemental que debía de hacer estragos.

El golpe había sido brutal, no sabía ni cómo seguía vivo. Se levantó haciendo caer el polvo hasta ver al lado a su compañero, no se movía. Seijuro. Sus ojos abiertos le hicieron saber que no seguía con vida. Más allá el sacerdote parecía haber seguido la misma suerte.

Maldito engendro!!!!

Volvió a subir a la nube para luchar otra vez contra él, pero algo se elevaba contra la bestia. Una figura femenina que soltaba estocadas continuas, una figura familiar. Enormes rayos la acompañaban, ¿hielo?

El vanara golpeó a la enorme criatura pero algo le decía que era innecesario, la vitalidad escapaba de su rival en cada corte o impacto helado que había recibido.

La caída de Seijuro y luego de Shen Long había supuesto un duro golpe para la moral del grupo.
Pero no todo estaba perdido, al menos mientras el pergamino siguiera en vuestro poder y Shizuru guiara la espada de Keiko.
Porque la joven Sumeragi, con los ojos llorosos tras ver caer a su hermano, se abalanzó contra el dragón, de forma temeraria.

Sin embargo, sus rápidos y precisos cortes impactaron certeramente contra el dragón, que gritó de forma terrible.
Su grito retumbó por todo el bosque, e hizo detenerse la batalla que los ejércitos de Daiguro y los defensores del bosque estaban librando.

El gigantesco cuerpo de la sierpe comenzó a caer al vacío, dejando sangre congelada a su paso. Impactó con violencia contra el suelo, creando un agujero, el cual sería su tumba.
Por si acaso, Arashi lo terminó de congelar con su Magia.

El silencio se hizo, puesto que tal era la magnificencia de la sierpe que verlo caer era algo impensable.
Pero entre todos lo habíais conseguido.

Wufan fue a atacar al brujo, pero éste desapareció, como si nunca hubiera estado allí.
Ahora el ejército de Samurai quedó mermado moralmente, pero aún no iban a caer. De hecho, casi parecía que la muerte del dragón y la huida del brujo les había liberado y ya no tenían nada a que temer.
Morirían matando.
Pero las cosas cambiaron cuando por su retaguardia llegaron Kenzan y su ejército de Guerreros de piedra.

Su llegada dio rápidamente la vuelta a la situación, y los seguidores de Daiguro no pudieron aguantar al ser atacados por ambos flancos.

Jinrou se acercó a Keiko, todavía jadeando por el tremendo esfuerzo.
No hay ninguna duda de que Shizuru guía vuestros pasos.
Tardaremos tiempo en reconstruirlo, pero este bosque volverá a ser verde, volverá a ser un remanso de paz.
Ahora, dejad que le pida a Shizuru piedad por vuestros caídos… se acercó hacia Seijuro, y le puso una pata encima.
Poco después el Sumeragi despertó, regresando de entre los muertos.
Repitió la operación con Shen Long, quien comprendió lo que había sucedido. Resurrección Verdadera.

En cuanto Kenzan llegó, con su Tetsubo de piedra volcánica sacando llamas, se acercó a Jinrou.
Llegamos a tiempo.
Debes agradecérselo a ellos… miró a Shen Long, Wufan y Arashi.

Y por fin salís de vuestra montaña.
Gracias, Kenzan. replicó la loba.

Creo que cinco siglos son suficiente contemplación.
¿De qué va todo esto? os miró esperando respuestas, observando a Lena que tenía prácticamente su tamaño, pues Kenzan medía más de dos metros y medio.
Su piel parecía hecha de roca, aunque sus rasgos eran prácticamente humanos. Seguramente fuera uno de aquellos Genasí.

Sea como fuera, habíais logrado la victoria.

Cuando el dragón cayó, y el brujo que lo montaba huyó cobardemente ante el ataque implacable de Wufan, Keiko no perdió un segundo en congratularse. Dirigió mentalmente su dorado nimbo volador para bajar de los cielos y acudir junto a su hermano caído, con lágrimas deslizándose por sus mejillas. 

Acunó su cuerpo maltrecho entre sus brazos, meciéndole tiernamente, hasta que Jinrou, la loba espíritu, acudió a su lado, y sus palabras dieron algo de paz a su espíritu. El sacrificio de Seijuro y de Shen Long-Sama no había sido en vano.  

Mientras el ejército del misterioso samurai petreo aparecía a su alrededor, Keiko dejó a su hermano muerto en el suelo. Entonces, la loba Jinrou le puso con suavidad una pata encima, y el guerrero abrió los ojos, con todas sus heridas desaparecidas como si nunca hubieran estado allí.

Keiko le abrazó efusivamente, atónita, embargada por la alegría y la felicidad.

-¡Seiji! ¡Tonto! ¡Qué susto me has dado! ¿Cómo se te ocurre cargar así contra un dragón? ¡No vuelvas a hacerlo, me oyes!

Se dio la vuelta para ver que Shen Long también regresaba del reino celestial gracias a la bendición de Jinrou.

-Me alegro de veros de vuelta también -le dijo, juntando los puños frente a su pecho y haciéndole una reverencia.

Y luego se giró hacia los demás, sacando la Lección para mostrársela con enorme alegría.

-¡Y mirad! ¡Tengo el Pergamino! ¡Yay!

Seijuro se había lanzado en picado contra el dragón, cómo si la pelea fuera de tú a tú. Y le dio fuerte, y por todos lados, pero sin guardar esfuerzos para defenderse. El dragón contraatacó sin piedad, con todas las extremidades de su cuerpo, envolviendo y desgarrándolo por todas partes como un muñeco de trapo.

Después todo fue oscuridad, por un lapso de tiempo que podría haber sido un instante o quizá una eternidad. A pesar de todo se sentía acompañado, sin ver ni oír, notaba presencia a su alrededor. Sin saber cómo, sabía que estaba rodeado por su familia, los que murieron hace tiempo, años, y siglos. Pasó por su mente toda su genealogía, aprendida de las lecciones de historia familiar. Entonces, con perfecta serenidad, fue consciente del vacío que se había apoderado de su mente. Seijuro estaba muerto.

Algo le arrancó de ahí. Keiko le abrazaba llorosa, con la cara a un palmo de la suya. Estaba su hermana también muerta? - Keiko… - Sólo pudo balbucear. A su lado estaba la loba Jinrou, era hermosa. Y sin saber por qué, la miraba con agradecimiento. Confuso, volvió a dirigirse a su hermana. - Keiko, he estado con nuestros antepasados… - Se removió en sus brazos. - Están orgullosos de nosotros…

Vio como la loba se dirigió al cuerpo de Shen Long, a su lado, y se vio a sí mismo en él. A su alrededor la batalla tenía ese sabor gratificante de enemigo en retirada.

El hechicero de imponente aspecto contempló con temor el inmenso peligro que se cernía frente a ellos. Sin embargo, la magus había desatado un poderío impresionante que les había permitido derrotar al dragón. Aunque lamentaba la desaparición del jinete, Arashi creía firmemente que se volverían a encontrar en el futuro.

- Buen trabajo, has derrotado a la bestia - felicitó, con una mezcla de admiración y alivio.

Aún creía que sus valientes compañeros habían sucumbido en la batalla, mostrando su heroísmo en un sacrificio final. Pero pronto se reveló que tenían la capacidad de regresar de entre los muertos, lo cual llenó de júbilo el corazón del hechicero.

- ¡Fantástico, fabuloso! - exclamó con una carcajada exultante - ¡Están vivos! - Arashi se precipitó hacia los que creía fallecidos y los abrazó con fuerza, irradiando alegría, esperanza y satisfacción. Una plétora de emociones positivas se apoderó de él en ese momento.

- Y además hemos obtenido un nuevo pergamino. Todo ha salido bien - trató de recuperar el aliento tras la intensa carga emocional, por eso respiró profundamente, sintiendo aún cierta excitación en su interior. Entonces trató de dar una explicación a quien les preguntaba.

- Nuestra misión es encontrar las lecciones de Irori, y así lo haremos. Las necesitamos para prevenir un gran mal que se avecina. Como han presenciado, nuestro enemigo no ha dudado en lanzar un ejército entero contra nosotros. Aspiramos a reunir todas las lecciones, tenemos el camino correcto trazado y lograremos nuestro objetivo.

Nadie dijo que reunir los doce pergaminos fuera a ser fácil, pero por ahora ya teníais tres.
El primero sin despeinaros, pero los dos siguientes habían costado horrores. Bajo del mar casi os mata aquel liche Locathah y en el bosque aquel temible dragón cuyo gigantesco cuerpo adornaba ahora el suelo.

Una porción importante de bosque había ardido, y cientos de sus pobladores habían muerto en batalla.
Pero la victoria final era lo más importante.

Kenzan atendió las explicaciones de Arashi sobre vuestra misión, y asintió firmemente.
Que tengáis suerte.
Sé que podréis lograrlo. Si alguna vez decidís regresar aquí, esta será vuestra casa. lanzó una enigmática mirada a Lena, antes de retirarse.

Jinrou observó la destrucción causada por la batalla con expresión triste. La victoria no había salido gratis, y se sentía culpable de muchas de esas muertes.
Pero finalmente había podido hacer que Seijuro y Shen Long regresaran de entre los muertos.

Sé que lo conseguiréis. Vuestro valor y determinación no tienen igual.
La Luz de Shizuru os guiará aún y cuando creáis que la oscuridad os consume.
Nunca perdáis la Fe. dijo de forma solemne.

Alandrel, Hakko, Yeomi y Yun Mei se unieron a vosotros, observando el cadaver del dragón.
Lo he visto… el elfo miró a Keiko …sin duda Shizuru guía vuestra espada. y le dedicó una reverencia.

Hakko miró el dragón.
¿Dónde tendrá la guarida este lagarto…? preguntó a nadie en particular, soñando en montañas de oro y tesoros.

Yeomi se aproximó a Seijuro, quien acababa de volver entre los muertos.
Seijuro-san… ¿os encontráis bien? Lamento no haber podido ayudaros… dijo con voz preocupada.

Y Yun Mei le pegó una patada en el culo a Wufan.
¡Idiota! ¡Cómo vuelvas a irte con la nubecita esa y hacer que me pierda lo mejor, vamos a experimentar qué pasa cuando a un semidiós le disparan con una pistola en la entrepierna! se quejó, y se fue camino de vuelta.

Había costado pero teníais un pergamino más. Alfredo os esperaba para ir a por el siguiente, en esta ocasión al inhóspito Reino Oni de Chu Ye, hogar de Lena. Nuevas aventuras os esperaban.

Abro los ojos

"He... he visto a Pharasma" os digo, recuperandome "He visto su reino, las hileras de inconmensurables almas esperando su juicio. El mundo está en una situación horrible"

"Está muriendo mucha, muchisima gente. Más deprisa que nunca. Y... y... ¿Y que narices hago yo aquí?" digo hablando con lo que para mí es la expresión más soez "Estaba muerto ¿Como he vuelto?"

Keiko le devolvió la reverencia a Alandrel cuando éste la alabó, ruborizándose ligeramente y encerrando un puño en su otra mano frente a su pecho. Después mantuvo los ojos en los de él durante unos largos segundos para responder con humildad.

-Muchas gracias, vuestras palabras me honran. La Gran Diosa nos sonríe a todos para ayudarnos en nuestra noble causa.

Luego respondió al sacerdote.

-La gracia de Jinrou os ha traído de vuelta, Shen Long-Sama, igual que a mi hermano. El valor de ambos os ha hecho merecedores de tal don, qué duda cabe.

Después procedió a despedirse de Jinrou y agradecerle su enorme ayuda. Como ella, presenció la muerte y la devastación con el corazón en un puño. Era tan solo una pequeña muestra de lo que le ocurriría al mundo si fracasaban en su sagrada misión. 

No podían permitirlo. Su Búsqueda no había concluido, y la kensai sabía que las luchas más duras todavía les estaban aguardando. Pero su determinación se fortaleció ante aquella visión dantesca, como los herreros templan las espadas y las afilan hasta que pueden partir la seda. 

- Ehh... Si, estoy bien... Princesa. Gracias... - Contestó Seijuro a las palabras de Yeomi. Bajó la mirada y observó su cuerpo y sus manos. No tenia ningún rasguño - De hecho me encuentro mejor que nunca - Y se permitió una leve sonrisa, aunque aún tenía reciente la sensación de ser desgarrado bajo las garras del terrible dragón. - No se preocupe. Ya está haciendo mucho con su don. Es a mí que me sabe mal que se encuentre en medio de toda esta situación..

Se levantó y se desperezó, aunque en realidad no lo necesitaba para nada. Después de unos pasos se volvió para mirar el lugar donde debería estar su cuerpo muerto, y se notó aún más decidido a volver a dar su vida si fuera necesario.

Se despidió debidamente de la loba Jinrou lleno de gratitud, y también de Kenzai, el guardián del bosque a quien casi ni siquiera tuvo ocasión de conocer, y junto a sus compañeros emprendió el viaje de vuelta al barco de Alfredo. Al final iban a ganarle en lo de contar historias y aventuras.

- Keiko, en algun momento tendrás que contarnos lo que ha pasado ahí dentro. - Le dijo. - Hoy has sido tú la protagonista. No sólo has matado al dragón sino que además has conseguido tú sola el pergamino.

Esta vez la oni estaba bien, el dragón no llegó ni a dignarse en mirarla. Debería trabajar en eso en el futuro, estaba ahí para proteger, no para mirar desde la distancia. Con el tetsubo en la espalda, de vuelta a su tamaño original, se mantuvo en silencio mientras sus compañeros se felicitaban, escuchando con atención para poder informar a Alfredo de cualquier detalle que le pareciera importante.

Las palabras de Kenzan causaron un raro efecto en ella. No se había detenido a pensar qué haría si sobrevivía en esa misión suicida. ¿Dónde iría? ¿Trabajaría? Por mucho que actuara como que el hecho de que la gente la temiera no le afectaba, sabía que para vivir tranquila sería un problema. Ir ahí, donde ya la conocían, puede que fuera una buena idea. Lejos de la civilización podría vivir una vida calmada con algo de suerte. La mirada de este pero, le extrañó bastante. ¿Estaría confuso con su procedencia? Le parecía una falta de respeto preguntar por ello, así que simplemente asintió con la cabeza como agradecer antes de volver al segundo plano.

El hechicero entrecerró los ojos mientras observaba al clérigo, dejando escapar una sonrisa de complicidad. - ¡Sin duda alguna, has sido salvado por una intervención divina! - exclamó con entusiasmo, mientras daba un golpe amistoso en el hombro de Shen Long y lo zarandeaba ligeramente. - Una intervención divina de lo más natural, diría yo. - Arashi se encontraba intrigado por el origen de ese poder misterioso que envolvía a la loba, pero decidió dejar ese enigma para otro momento, sabiendo que en el fragor de la misión no había tiempo para distracciones.

- ¿No crees que es un momento perfecto para celebrar? - bromeó, consciente de que la realidad les exigía continuar con su ardua tarea, a pesar de sus ganas de detenerse y disfrutar del éxito conseguido. - Una celebración diaria suena como un plan muy apropiado. - Sus ojos brillaban con diversión, sabiendo que aún debían aguardar a que la princesa abriera la boca para avanzar en su búsqueda.

Mientras su mente se deleitaba con la idea de un refrescante baño en el lago cercano como una opción satisfactoria para relajarse, Arashi llevó una mano a su barbilla, reflexionando. - Poseemos ahora tres pergaminos, a pesar de los numerosos desafíos que hemos enfrentado en esta ocasión. Pero mantengámonos optimistas, seguimos en pie y con una determinación inquebrantable. - Una mirada de confianza se extendió por su rostro, transmitiendo a sus compañeros una renovada energía y esperanza en el cumplimiento de su misión.

Keiko se rascó la nuca, sonrojándose con humildad ante el halago de su hermano.

-¡Todos hemos cumplido con nuestra parte en la lucha, como los dioses en su infinita sabiduría han dispuesto!

El Pergamino se encontraba oculto en el interior de un antiguo santuario de Shizuru, que creo que se hallaba en el otro mundo... ¡en el Dominio Celestial! Solo unas crípticas palabras daban una somera indicación, un enigma que era preciso resolver. Deduje que había que poner la luz del sol en las manos de la diosa, y así lo hice... ¡y el Pergamino me fue revelado! 

Pero estaba protegido por el poder de la Gran Diosa... Incluso a mí, que me ha honrado con su favor y su bendición, me costó resistirlo. ¡Pero lo logré, y al regresar al mundo terrenal, os encontré batallando contra este ejército de las sombras, y vi al dragón incinerando el bosque. Jinrou cargó contra el monstruo, y el honor me obligaba a no dejarla luchar sola. 

¡Arashi tiene razón! ¡Hoy hemos triunfado en una ardua batalla, compañeros! ¡Y si seguimos demostrando que nuestro valor y determinación están a la altura de la confianza que los dioses han depositado en nosotros, triunfaremos en cada una de las batallas que aún nos aguardan! ¡Reuniremos las Doce Lecciones de Irori, y salvaremos Tian Xia de las fuerzas del mal!

El protocolo tras el combate exigía ciertas ceremonias pero a Wufan le importaba ahora más el carácter de Yun Mei, a la que se veía verdaderamente enfadada.

- Debías haber venido cuando lo ofrecí, no hubiera habido mejor huésped en mi nube.- Sonrió con malicia. Y acto seguido la agarró para atrajerla hacia sí y besarla.- Y trata de no exponer tu vida más adelante, sé que sabes cuidarte de sobra pero estamos tratando con criaturas que nos superan a todos, ya lo has visto.- Señalaba al dragón allá en el suelo. Y si, no subestimaba a la mujer pues había demostrado ya su valía haciéndose con el control de todo un barco lleno "criaturas peligrosas" pero esto era otra cosa, daba fe de lo ocurrido bajo el mar.

- Esta noche igual podrás comprobar lo que sabe hacer un dios.- Dijo en susurros.

Se unió al resto para despedirse de todos sabiendo que el viaje continuaba y que quizá esto solo acabase de empezar y lo que se habían encontrado hasta ahora no fuera más que una avanzadilla de lo que iban a ver en Chu Ye.