El cuando siente el beso tan dulce y calido acaba por alfojar aun mas sintiendose completamente lleno ahora que por fin habia saciado su sed en unos labios como los suyos, dura poco apenas unos minutos hasta que te separas que el se te queda mirando a los ojos intentando adivinar tu proximo movimiento o palabras.
El que te mira sorprendido por la frase pero sin duda acaba por sonreir- no pense que me estubieses esperando...- no acaba que cuando le lames el piercing efectivamente cae pero el se limita a mirarte serio aun deseoso de mas y cuando le muerde el labio ahoga un gemidillo entrecerrando los ojos y entonces puedes notar como coge tu mano con severa brusquedad hasta tirarte hacia el momento en que ves que se sienta en el sofa y con habilidad acaba cogiendote de la cintura hasta hacer que te sientes encima de el, la postura mas comoda ahora.
Mantiene tu mirada con una sonrisa traviesa a la vez que te acaricia el bajo de la espalda donde aún no acaba el corse.
Evan observa complacido como consigue afectarte a pesar de la sencillez de la historia, la mayoría de gente ya no se dejaría intmidar por una leyenda así, pero quizá el hecho de estar en ésa casa facilite bastante las cosas.
-Buena decisión, quizá incluso estén sus almas... ¿te has topado alguna vez con un fantasma? No siempre son desagradables... O eso me han dicho- comenta burlonamente mientras te sigue con el mismo cuidado hasta nivel de suelo, momento en el que vuelve a tomar el control guiándote por los ruinosos y oscuros pasillos llenos de polvo y telarañas reales, no como el decorado de casa de Anastasia.
-Deberíamos haber traído una linterna...- admite apoyando la mano libre en la empuñadura de su espada, llegando hasta una puerta acolchada por la humedad y agrietada que abre sin pensárselo demasiado.
La puerta chirría de forma casi exagerada, desprendiéndose un poco de sus goznes y quedándose colgando parcialmente. Entonces Evan se asoma, vislumbrando unas escaleras que bajan, menos sucias que las anteriores pero apenas perceptibles debido a la oscuridad del lugar.
-Vamos allá- dice entonces empezando a bajar igual de despacio que antes, sin embargo aquí el ambiente es mucho más cargado y denso que arriba. Cuando los ojos se adaptan a la oscuridad apenas aprecias colores pues la lzu que entra por las pequeñas ventanas superiores es insuficiente para esos matices.
El lugar está lleno de escombros y algunos muebles destrozados, pero nada más llama la atención exceptuando el hecho de que hay dos puertas: una de madera y otra metálica algo oxidada.
Es en és emomento de duda cuando la puerta por la que habéis entrado se cierra repentinamente.
Cuando comenta que podrían estar sus almas todavía, ahogué un pequeño grito de sorpresa, en realidad no me lo había planteado pero viendo en las condiciones en que estaba la casa y las historias era posible.
-La verdad esque no me he topado con ninguno y preferiria que siguiese asi....- dije dejando escapar una pequeña risita hasta que volvió a tomar el control, por lo que lo seguí aun agarrandolo de la mano, acortando más la distancia entre los dos mientras ibamos andando. Iba mirandolo todo con curiosidad, hasta que finalmente llegamos a la puerta del sótano.
-Si, una linterna ahora iría genial, la verdad...- cuando abrió la puerta e hizo ese ruido se me pusieron los pelos de punta e inevitablemente le apreté un poco más de la mano abriendo más los ojos. Ahora estaba empezando a plantearme si había sido buena idea bajar....
Cuando llegamos al final observé a mi alrededor arqueando ambas cejas hasta que mis ojos finalmente se acostumbraron. Al ver que no había nada extraño me quedé algo parada, pero era normal. Detuve la mirada en las dos puertas alternativamente, hasta que de repente la puerta se cerró.
Exclamé un grito seguido de un bote y antes de que pudiera hacer nada más, me pegué a Evan cogiendolo de un brazo haciendo que me rodeara entera, apoyando la espalda en la armadura justo delante de él y mirando alrededor. Si mi corazon hubiera latido seguramente se me habría salido por la garganta.
-¿¿Pero como se ha cerrado si la has descolgado...??- dije retóricamente y algo alarmada, prefería no saber la verdad, pero no me moví de ahi, ahora mismo ahi me sentía algo más a salvo.
Evan también da un pequeño respingo cuando la puerta se cierra de golpe, aunque menos pronunciado que el tuyo, acabando por reírse cuando te muestras tan rematadamente asusatada con el hecho.
-Habrá sido un golpe de aire... Vamos eres una vampira, te alimentas de sangre, ¿cómo puedes tener miedo?- pregunta de forma incrédula y algo sarcástica, dejando igualmente que te quedes entre sus brazos, los cuáles apreta sólo un instante para acabar descruzándolos y frotándote los brazos.
-Vamos a seguir, quizá encontremos algo interesante- vuelve a sujetarte la mano, aunque quizá esta vez optes por cogerle todo el brazo, decantándose por la puerta metálica de la izquierda, ya que pareces no estar dispuesta a tomar la decisión.
Intenta tirar y empujar de ella pero no cede y probablemente te sientas algo aliviada por ello. Sin embargo, él no parece estar dispuesto a darse por vencido y emite un gruñido apoyando todo su cuerpo contra la puerta hasta que esta acaba cediendo estrepitosamente, provocando que dé un traspiés al oscuro interior de la sala. Sea lo que sea debe de hacer mucho tiempo que nadie entra ahí.
-Aquí... no se ve nada- admite en un punto indeterminado del lugar hasta que distingues un extraño balbuceo y sonidos de pasos acelerados. Seguidamente unos golpes, un quejido de Evan y silencio momentaneo... porque después sigues apreciando el sonido de una respiración irregular y gutural bastante desagradable.
Cuando pregunta lo de tener miedo no contesté, pero como me soltó acabé por dejar que me cogiera la mano acercandome un poco más, pero sin agarrarme del brazo a él.
Cuando vi que la puerta no retrocedía me sentí más aliviada. -Bueno si no se puede....- comencé a decir, pero enseguida dió un golpe y la abrió dando un traspiés. Arqueé ambas cejas cuando confirmó que no se veía nada hasta que en ese preciso instante se oye un golpe y una respiración.
Reaccioné enseguida entrando y cerrando la puerta detrás de mí. Fuera lo que fuese que había ahí dentro sería mejor que no saliese.
-¿¿¿¡¡¡EVAN!!???- dije alarmada abriendo los ojos y apoyándome en la puerta para que no pudiese abrirse, parpadeando varias veces y estirando los brazos hacia los lados a ver si tocaba algo duro o contundente para arrear un buen mamporro a lo que fuese que hubiera ahí.
-¿Quién anda ahí?- Espeté apretando los dientes y frunciendo el entrecejo.
Por mucho que parpadees y extiendas los brazos, tars cerrar la puerta la oscuridad se ha vuelto total e impenetrable para la vista normal, al fin y al cabo cómo la tuya.
Cómo respuesta tan sólo aprecias una especie de extraña y desagradable risa gutural borboteante, como si se ahogara con sus propios fluidos, babas o vete a saber qué. Imaginarse qué tipo de criatura puede ser aún es más asqueroso que oirla.
Si intentas moverte hacia esa dirección, para cuando llegas evidentemente ya no está y lo único que recibes es un empujón en el bajo de la espalda que te hace dar un traspiés, tropezando con algo que hay en el suelo y cayendo de forma pesada acompañada de otra risa, esta vez más sonora si cabe, cómo si estuviera jugando y pasándoselo de fábula.
Palpas a tu alrededor, en el suelo, y alcanzas una especie de tubo o palanca metálico algo oxidado que puede ayudarte a defenderte... Si es que das con ese presunto monstruo.
En el momento en que me tiró al suelo dejé escapar un quejido, pero me incorporé quedándome sentada mientras estiraba la mano. Cuando localicé ésa palanca la aferré palpándola para ver si era larga o si tenía punta, lo dudaba.
Estaba empezando a asustarme de verdad esta vez, que no pusiera contar con la vista era un problema, y muy gordo.
-¿¿Evan??- volví a gritar pero enseguida me quedé callada empezando a concentrar la sangre para poder acelerar todo mi cuerpo mientras escuchaba a ver si podía localizar a esa cosa y darle bien fuerte las suficientes veces como para dejarlo alelado y poder sacar a evan de esa habitación antes de que acabe con los dos.
Sujetas con toda la firmeza de la que eres capaz el objeto que acabas de encontrar. Parece un trozo de tubería algo pesado y difícil de manejar, pero seguramente más contundente que tus simples puños, aunque tampoco tienes la menor idea de a qué os estáis enfrentando.
Concentras tu sangre en ése momento, pero no consigues distinguir donde se encuentra y tu pdoer se vuelve a diluir a menor que vuelvas a usarlo de nuevo...
Tras unos segundos interminables, finalmente escuchas como se mueve unos pasos y se te tira encima, enganchándose con fiereza a tu espalda para morderte el cuello y el cogote de forma totalmente brutal y dolorosa, arrancándote trozos de piel y carne con sus afilados dientes, distinguiendo el olor de tu propia sangre y el sonido de la misma al impactar contra las paredes y el suelo.
El lado positivo, si es que puede haber alguno, es que ahora sabes donde está.
En el momento en que se me tira encima grité dolorida volviendo a caerme al suelo de cara, pero apreté los dientes intentando no pensar en el dolor que sentía en estos momentos y cogí con más fuerza el tubo para después levantar ambos brazos y darle una buena estocada en la cabeza, cogiendo impulso para empalarsela directamente y atravesársela y después removerla para que le hiciera mucho más daño del que me había hecho a mí.
Después rodé hacia un lado para quitármelo de encima y sacarselo de nuevo de la cabeza y darle varios golpes en el cuello para asegurarme de que estaba bien muerto.
Consigues golpear al pequeño monstruo, que grita y se revuelve de dolor cayendo al suelo según te indican los sonidos, así que aprovechas para levantarte concnetrando de nuevo tu sangre, aumentando tu velocidad mientars cierras la herida para no darle oportunidad a volver a engancharse cómo si de una maldita sanguijuela se tratara.
Golpeas donde crees que se encuentra, golpeando sólo el duro suelo, provocando que el tubo rebote y la fuerza se transmita a tus brazos haciéndolos temblar. Aún así haces acopio de voluntad y vuelves a golpear, esta vez sobre algo más "blando".
Llegas a darte un susto de muerte recayendo en que podría tratarse de Evan, pero el chillido agudo que produce nuevamente esa criatura te saca de tu posible error así que hundes más el tubo hasta que los goleps de sus patas contra el suelo cesan... y también cualquier otro sonido.
El olor de las sangres, tanto tuya, como del bicho y la de Evan, se entremezclan en un extraño aroma que consigue que tus colmillos salgan al exterior pro si mismos, sintiéndote cada vez más hambrienta e incapaz de contener la sed. La Bestia, el impulso primitivo que reside en cada vampiro, clama por tomar el control.
Cuando revotó el tubo en el suelo apreté los dientes para evitar cualquier sonrido procedente de mi y no darle ningún gusto a ese bicho de oirme, pero cuando finalmente acabé con él solté el tubo a un lado quedandome parada.
Comencé a notar ese dulce olor envolviéndome abriendo más los ojos, seguido de un pequeño jadeo y después mirar el suelo como intentnado ver algo, pero era evidente que no iba a hacerlo asi que estiré los brazos hacia delante palpando las paredes algo desesperada para encontrar la puerta y abrirla cuanto antes, de manera que algo de luz entrara.
-¿¿Evan, estas bien??- volví a exclamar intentando que la sed remitiera. Después volví a entrar palpando el suelo para ver si encontraba el cuerpo de Evan, sólo esperaba que ese bicho no le diese tan fuerte como para acabar con él.
Empiezas a palpar la pared con insistencia, hasta dar nuevamente con la puerta, la cuál tienes que empujar repetidamente antes de poder abrir.
A pesar de que anteriormente te pareció muy oscuro, ahora esa parte del sótano parece mucho más iluminada. Al menos alcanzas a distinguir las escaleras que suben y la otra puerta además de una pequeña parte de la sala en la que te encuentras, y en ella las piernas de Evan.
Te acercas a él, arrastrándole de los pies hasta dejarlo en un lugar en el que poder verlo mejor.
Está mucho más pálido de lo habitual en él y como tú, tiene un severo mordisco en la yugular que al parecer no ha sido capaz de cerrar del todo ya que sigue sangrando.
En un principio te alarmas y sientes la necesidad de ayudarle, sin embargo al instante siguiente la Bestia ya ha tomado el control de tus acciones y en lugar de eso te avalanzas a la herida ya generada y bebes de ella con avidez para saciar tu increible sed, agarrándote a él con fuerza, como cualquier depredador afianzando a su presa para que permanezca inmóvil.
Cuando al fin empiezas a recobrar el control de tus acciones, algo más saciada, sueltas el cuerpo de Evan y éste cae cómo lo que es: un peso muerto.
Comencé a arrastrarlo hasta sacarlo de ésa habitación, cuando vi la herida ahogué un grito....... y cuando quise darme cuenta estaba bebiendo de él.
Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo me separé enseguida lamiendole la herida, me quedé parada unos segundos antes de tomarle el pulso para ver si encontraba, algo, lo que fuese.... JODER pero qué había hecho!!????
Una oleada de miedo, pánico me martilleó la cabeza y todo el cuerpo, de manera que mi cuerpo comenzó a temblar incesantemente, pero en un movimiento rápido me mordí la muñeca para apoyarla en su boca e intentar que bebiera, incorporándolo con la cabeza hacia atrás para que la sangre cayera por su boca e hiciera efecto. Me quedé mirándolo esperando a que se despertara, y cuadno me di cuenta estaban resvalando varias lágrimas por mi temblorosa mejilla y barbilla, pero no podía moverme, sintiendo como mis músculos se agarrotaban por el pánico que se había apoderado de mí.
Tu propia sangre resbala hasta la boca de Evan, impregnando su lengua y descendiendo por su garganta sin que nada suceda durante unos tensos momentos.
Tras apenas unos segundos, su cuerpo empieza a convulsionarse levemente, hasta que abre los ojos de repente y tose un par de veces, incorporándose mientras la herida de su cuello se cierra con lentitud, quedándose a medio cicatrizar pero dejando de sangrar.
Apoya una mano en la herida con el ceño fruncido , observando el sucio suelo como si en realidad no lo viera , totalmente ausente y sin parpadear durante un tiempo que se extiende más de lo que te gustaría, llegando al minuto o más hasta que vuelve a reaccionar y te observa con una seriedad imponente, el rostro y el pelo manchados de sangre, polvo y tierra por igual y en su boca asoman los afilados colmillos del mismo modo que en la tuya.
-Tengo hambre- espeta repentina y escuetamente, levantándose por su propio pie, dando un pequeño traspiés pero recuperando enseguida el equilibrio con aparente normalidad, aunque se mira las manos como si las viera desde otra perspectiva. Y en realidad no está tan desencaminado, probablemente ya sepa lo que le has hecho.
En cuanto vi que despertó aparté la mano observandolo con atención, pero ese pánico no desapareció en absoluto. Se quedó ahi, para recordarme que es lo que había pasado y lo que acavaba de hacer. Cuando dijo que tenía hambre lo miré pero no dije nada, por el momento.
Cuando se levantó también lo hice mirando como comenzaba a andar hacia las escaleras y cuadno se miró las manos le agarré una bajandosela.
-Lo siento muchísimo Evan.. no podía dejar que murieras...- esperaba que lo entendiera. Me odiaría eternamente pero quizás lo entendería... Algún día tal vez.
Comencé a estitarlo hacia arriba a paso rápido mirandolo de reojo pero sin soltarlo. Ése miedo seguía ahí pero ahora empezaba a albergar otro sentimiento de culpabilidad que comenzaba a emerger realmente rápido.
Salimos del sótano como pudimos y miré a mi alrededor esperando ver a alguien pasar por ahí, y comencé a andar hacia donde había escuchado la música.
Era hora de comer para los dos, no aguantaría hasta llegar a la mansión donde presentía que no volvería a pisar dentro de poco.
Cuando bajas su mano alcanza a mirarte con una extraña expresión apenada y preocupada que probablemente aún remueve más tu consciencia.
-Hmm... si no estaría muerto del todo. Supongo que gracias...- dice aún no demasiado convencido de que eso sea lo adecuado. Él quería esperar mucho más antes de dar éste paso, es algo que sabías, pero no ha habido tiempo para ello, muchas veces el destino es caprichoso.
Salís del sótano y de la casa sin más incidentes, decidiendo omitir a los juerguistas por los efectos secundarios que causarían en vuestros sistemas.
Por suerte hoy es una noche especial y aunque alguien os vea se limita a creer que los colmillos, la sangre y demás suciedad es parte del extraño disfraz que habéis escogido.
Os cruzáis con varios niños a los que Evan observa con más interés de lo habitual, llegando a sujetar con firmeza a una pequeña de unos seis años de lo más mona vestida de princesita, que da un repsingo y le mira asustada consiguiendo que la suelte con un pequeño gruñido de frustración, incapaz de morderla por muy hambirento que pueda estar.
Es entonces cuando por fin os topáis con un grupo relativamente pequeño de adultos. Tres chicas de nos veinti-pocos vestidas a conjunto de demonio. Bueno, ése extraño concepto de dmeonio que tienen algunas chicas cuando en realidad sólo quieren vestirse como fulanas de cuero con cuernos y cola.
Evan te mira y sonríe de forma maliciosa, acercándose a ellas decidido a pesar de su habitual timidez, aunque parte de culpa la tiene su Bestia, como puedes presuponer.
Se limita a saludarlas con una sonrisa algo manchada de sangre, y sin embargo ellas le miran tan encandiladas como si realmente fuera su príncipe azul, componiendo sonrisas embobadas cómo ya has visto reaccionar a alguno de los "socios" de Anastasia en contadas ocasiones.
Cuando dijo gracias y me miró de ésa manera hizo que me sintiera aun mucho peor.
Fuimos andando por la calle hasta encontrar a un pequeño grupo de chicas. Me quedé mirando como iban vestidas y después a Evan cuando sonrió de ésa manera, y lo imité.
Concentré mi sangre para utilizar la habilidad que poseía para hacer que las chicas se embobaran con ambos y después hacer que nos siguieran hacia algún callejón mucho menos transitado.
Comencé a andar hacia allí mirándolas de reojo y después a Evan -¿Estás listo..?- dije observandolo. El miedo prácticamente había desaparecido pero aun quedaba algo, además de ésa culpabilidad que me removía las entrañas. Las chicas me daban completamente igual.
En cuanto llegamos al callejón miré alrededor para asegurarme de que no había nadie y después alargué una mano para coger del brazo a una de las chicas y apoyarla en una de las paredes y enseguida la mordí sujetándola fuertemente para que no se moviera, sujetándola del pelo y apoyándome en ella. Pegué un par de sorbos antes de separarme y mirar alrededor a ver si Evan me había imitado y sino...
-Encargate de ésta.....- dije esperando a que se acercara y siguiera él y se saciara del todo. Si las otras hechaban a correr me daba igual, al menos tenía a una para él.
Atraéis a las chicas sin demasiados problemas hasta un callejón, donde coges a una de ellas que evidentemente parece un poco frustrada pro preferir a Evan ya que en el fondo si sexualidad la impulsa a ello, pero de todos modos tampoco te hace ascos ni se aparta y cuando la muerdes se olvida por completo de quién eres.
Te apartas un instante para mirar a Evan y comprobar como se adapta, quizá quedando sorprendida al comprobar como sostiene a una de ellas, inerte, en su brazo izquierdo, mientras en el derecho la otra se estremece y sujeta a su cabello mientras la muerde en el pronunciado escote y sigie bebiendo, haciendo caso omiso de todo lo demás hasta incorporarse de repente con un jadeo algo sonoro y la barbilla llena de sangre.
Se relame con lentitud mirando a ambas y finalmente las deposita sentadas en el suelo, apoyadas en la pared de uno de los edificios.
Tras terminar de alimentaros decentemente, ponéis rumbo nuevamente a la mansión de Anastasia, la cuál por suerte no se encuentra demasiado alejada y muchos de los invitados ya la han abandonado, así como el grupo que tocaba en directo.
-Hablaré con mi abuela, intentaré que comprenda la situación lo mejor posible...- te dice una vez pisáis el jardín, desviándose a la parte trasera del mismo donde vió a Anastasia por última vez.
Cuando vi que se estaba alimentando tan deprisa y habilidosamente me quedé completamente sorprendida, lo hacía mucho mejor que yo.
No le dí excesiva importancia y yo también acabé de alimentarme con rapidez hasta dejar a la chica en el suelo con cuidado.
Me limpie con el antebrazo los restos de sangre y comenzamos a andar hacia la mansión en cuestión.
Cuando dijo que hablaría él con Anastasia me quedé mirandolo y acabé cogiendome las manos nerviosamente.
-Está bien Evan.... ya se que lo he dicho, pero quiero que sepas que lo siento mucho....- dije mirandolo sintiendome realmente culpablemente y acabé por agachar la cabeza.
-Estaré en mi cuarto...- dije finalmente comenzando a andar hacia allí arrastrando los pies.
En cuanto llegué, comencé a quitarme ése ridículo disfraz yseguidamente darme una ducha fría para quitarme toda la mugre.