Partida Rol por web

Aprovechando los el momento de confusión que crean los gritos de mi sire, vuelvo a intentar sacarle el arma a la mina, mientras sigo cargandome con destreza sobrenatural.

Esta vez, le doy un rodillazo en el estómago a la mina, esperando que pierda el equilibrio.

La chica encaja la patada con una mueca, dolida, pero no suelta la escopeta. Antes de que haga nada, sin embargo, el negro detras de la puerta salta sobre la mesa y te tira un zarpazo... Sus garras alcanzan a darte en el costado, aunque por fortuna el estorbo hace que no muy profundamente. Pero varias sangrantes tiras se encuentran ahora sobre tus costillas... Es impresionante. La clase de poder que un vampiro tiene, sin duda.

Al sentir la sangre manchando mi flanco, decido que lo mejor era empezar a atacar un poco más duro. Con un codazo hago que la escopeta se aparte un poco a la derecha para poder acercarme más a la mina, al tiempo que empiezo a sacar mi lengua. No cometería el mismo error de separarme entre varios enemigos, incluso con Chulo disparando.

Apunto al pecho de la flaca y uso mi lengua como lanza, a ver cómo seguía después de esto.

La flaca tiene el buen tino de hacerse para atras. Aunque no logra esquivar del todo el golpe, le alcanzas una de las hermosas tetas con claridad, pero no llegas a hundirlo en profundidad... 

Y el negro se te viene encima.

Entretanto, cosa rara, Chulo no ha entrado. Pero la puerta se ha abierto despues de su disparo que volara el cerrojo... Desgraciadamente el escandalo de tu propia pelea no te deja saber que esta pasando afuera... 

El hombre negro enfurece al verse despreciado por ti, cuando ignoras sus garras para centrarte en la chica... Y te lo demuestra, terminando de abalanzarse en tu contra. Esta vez no hay dudas. Sentis como las garras se abren paso por tus entrañas, un indescriptible dolor... y las fuerzas te abandonan. 

De pronto, todo se volvió más dificil. Respirar, seguir consiente, pensar. No podía hacer nada con facilidad. Un dolor peor que cuando me tiraron esos negros me invadió el flanco. Sentía como mi cuerpo se apagaba para intentar sobrevivir.

Luego, simplemente caí. Lo último que pensé fue en el hijo de puta de Chulo, que no pegó un solo tiro a nadie mientras yo luchaba. Ojalá se muera hoy.