-Señor Kilder, en el despacho no tenemos efectivo, para sacar dinero tiene que hacerlo en ventanilla.
-Perfecto, le espero aquí mientras me lo trae...
El hombre mira a la puerta y después a Kilder.
-Lo siento pero voy a pedirle que abandone mi despacho, no tengo por qué aguantar este trato que me está dando cuando estaba intentando ayudarlo con su problema, si ha tenido la tarjeta al lado del móvil es una negligencia por su parte y no tiene que pagarla conmigo porque la tarjeta tenga el emblema del banco que represento.
-Recuerde que el cliente siempre tiene la razón... y usted está a mi servicio, ya que he depositado mi confianza en su banco.
El director se levanta.
-El cliente tiene razón salvo cuando actúa de forma violenta y amenaza al trabajador. A si que por favor, abandone mi despacho inmediatamente.
-Antes de irme, déjeme el libro de reclamaciones, y de paso hacer un par de llamadas a algún medio de comunicación. -digo masticando otro caramelo de forma audible- yo me iré sin el dinero, pero tu te vas a quedar sin trabajo, y en muy mala época...
-Por supuesto que le voy a dar el libro de reclamaciones, pero el teléfono de la sucursal no está para su uso personal. Y le aviso que las amenazas están contempladas en el código penal como delito procesal.
-Pues mire usted, me parece genial que llame a la policía, cuando estén aquí, rellenaré el libro de reclamaciones...