Partida Rol por web

Me encontraba desorientado, sin saber muy bien a dónde ir esta vez. La única referencia que tendría ahora para volver es el nombre de la calle o pedir un taxi, todavía no me había acostumbrado a esta ciudad. Miré de nuevo a todos lados, parecía que esos dos tipos no me habían seguido hasta aquí. Tomé un respiro en medio de aquella plaza observando las rarezas de todo el mundo cuando escucho esa voz pidiendo auxilio. Parecía que nadie más la escuchaba porque nadie se alertó por las voces me froté las sienes pensando que todo era mi imaginación pero volví a escuchar su voz esta vez rogando que no la hagan daño. Miré a mi alrededor para buscar algo que me ayudara a defenderme mejor, tal vez un palo, una barra de hierro, pero en medio de un parque de la ciudad no había tales cosas. Caminé de prisa para ir a dicha tienda y averiguar qué era lo que pasaba en esta ciudad de locos. Ésto era peor que Detroit, sin duda.

Cuanto más te acercabas mas fuertes te parecían los gritos de auxilio “¿por qué yo?¿por qué aquí? No puede ser... no querrán hacerme daño, no puede ser.”

Cuanto te acercaste a la puerta, sin encontrar nada más que basura en una papelera, pudiste ver, por entre la persiana color azul, a un hombre robusto de espalda, a una chica rubia temblando y otra mujer, despeinada, amenazándola con palabras llenas de lascivia.

El día parecía ponerse cada vez más y más complicado. Aquella pobre chica estaba siendo acosada por dos personas y no tenía mucha escapatoria. No sé lo que me hizo abrir la boca tal vez ese fuego interno me hizo sacar toda la rabia que venía acumulando durante toda la mañana...

—¡¡Eh!! ¿¡Qué hacéis!? ¡Dejadla en paz! —vociferé desde la puerta—.