Rob se acercó a Nora dando saltitos y agarró la estatuilla, arrancándosela de las manos.
- ¡Eh! ¡Dame eso a mí! - dijo. A pesar de sus movimientos y de sus palabras joviales, seguía con la voz algo quebrada y el resto de sus pensamientos casi pudieron escucharse. "Bastante he tenido con perder una amiga por hoy". - ¿No te acuerdas de que el viejo dijo que podía ser peligroso?
Agarró la estatuilla y miró a Luna con un gesto de reproche al que sólo le faltaba agitar un dedo frente a sus ojos. ¿Cómo la pantera había dejado a su dueña meterse en tantos líos? ¿No sabía a estas alturas que no podía fiarse de los humanos? Tras mirar una vez más el objeto, se volvió hacia el chamán.
- Mmmmm... - masculló. Las palabras de Nora habían hecho pensar al mediano y cualquier idea ahora era buena para sacarse a Valeria de su cabeza. No pudo evitar fijarse en los cables que unían al viejo a las runas del techo. En particular, tratando de ver en qué dirección va el flujo de magia, desde o hacia él.
- Junto al lago te mostraste tremendamente ansioso porque te devolviera esto y ahora lo vuelves a pedir incluso antes de que te liberemos de esta cosa - dijo señalando a su alrededor. ¿Era acaso el anciano el único que seguía vivo? - Ya sé que soy un yenio y esas cosas, pero ahora mismo nos vas a decir qué podemos hacer con esto para parar a ese viajero oscuro, devolverle la fuerza a esta gente... - se le trabó la voz, pensando que a su amiga no podrían recuperarla - ...y salvar al mundo - resumió. - Pero si no dices nada que me convenza, seguro que a toda esta instalación mágica no le vendrá nada bien que la golpeen con un objeto como este. Por todo lo que sé, parece bastante inestable...
Motivo: Parley
Tirada: 2d6
Resultado: 7(+1)=8
Vale, pues dime qué pide el chamán para darme la información que le pido. Como me diga que la estatuilla antes de soltarle, le voy a dar con ella en la cabeza, sobre todo si es él quien está recibiendo el flujo de magia de los tubos...
Nora sintió un vértigo enorme al quitarle Rob la estatuilla. Fue como si de pronto le faltase el aire. De hecho Garlukan tuvo que adelantarse para agarrarla y evitar que cayese al suelo, mientras Luna se aproximaba preocupada. El bárbaro no pudo evitar fijarse en que el músculo de su gemelo volvía a su sitio. ¿O alguna vez había estado moviéndose por su cuenta?
El viejo asintió.
- Ti diré lo que podemos hacer sin necesidad de nada a cambio1.
Rob estaba acostumbrado a que la gente lo tratase de manera condescendiente o bromeando. No solían tomárselo en serio salvo cuando se enfadaban por él por algún malentendido. En realidad el mediano nunca se daba cuenta de esto. Pero la manera en la que ahora le hablaba el anciano le pareció extraña, demasiado grave, con respeto. ¡Como si Rob fuera una de esas personas serias que se toman la vida en serio!
- La estatuilla que tienes porta parti de la esencia de su magia oscura. Ahora comprendo por qué me la dieron: no solo querán causarme daño sino robar mi propio nexo con la magia del Valle para fortalicer esto.- señaló las paredes que lo rodeaban - Y permitir la marcha del oscuro. Ya no podemos deterneli a él. El portal si ha cerrado y ahora estará vagando por nuestro mundo, probablemente buscando otros lugares de poder. Pero podemos revertir la magia aquí y liberar a esta gente. Y prepararnos para cuando vuelva para reclamar este punto de poder di nuevo. Porque estoy seguro de que volverá...
[1] En realidad no era necesaria la tirada, pero todo ayuda.
La otra gente está moribunda pero aún respira.
Nora volvió en sí y se sorprendió al verse rodeada por los fuertes brazos de Garlukan. Se incorporó deprisa, avergonzada, como si nada no hubiera ocurrido, y, disimulando, acarició la cabeza de su fiel compañera.
Miró a Rob. Tenía su estatuilla. El corazón le palpitaba con fuerza. A punto estuvo de abalanzarse sobre el mediano y arrancársela de sus manos como él había hecho con ella. Pero un leve temblor en la pierna le hizo cambiar rápidamente de opinión. Apretó los puños y suspiró. He aprendido la lección: no hay que jugar con las cosas que aún no comprendemos…, se dijo para sí misma.
Tras escuchar la conversación de Rob con el viejo se quedó con una duda:
—De acuerdo anciano, pero ¿de qué manera podemos nosotros revertir la magia aquí y liberar a esta gente?
Rob estaba a punto de preguntar al viejo cómo hacer eso de revertir la magia, cosa que sonaba tremendamente interesante, cuando Nora se le adelantó. Al volverse a mirarla notó un gesto extraño en su rostro, que observaba la estatuilla con un gesto de codicia. "Magia oscura, ¿eh?", pensó el mediano. "No debe de ser tan mala si a mí no me afecta..."1
Mientras esperaba la respuesta del anciano, cayó en la cuenta de algo que había dicho el chamán.
- Espera, espera, espera, espara... - dijo precipitadamente, tanto que casi parecía sorprendente que no se le hubieran trabado las palabras. - ¿Has dicho que a ese tipo va a buscar lugares de poder? Y lo lógico sería empezar por los que están más cerca, ¿no? - A pesar de todo, a veces él también podía pensar de forma lógica. - ¡Claro, Garlukan! - Exclamó volviéndose hacia el bárbaro. - ¡Tal vez haya ido a ver a tu amigo! El del túmulo, ¿cómo se llamaba? ¿Gran Tu'mak? ¿Gor'ka-más? ... ¡Gor'ta nak! Pero ese lugar de poder estaba estropeado, tenía alguno de esos glifos mal - le dijo al chamán, emocionado. Era impresionante todo lo que había aprendido sobre magia desde que cruzaron las montañas y, no por primera vez, se planteó dedicarse a ella más en serio. Afortunadamente para el universo, en particular para el dios de la magia, la idea se le olvidó casi tan rápido como la había pensado. - ¿Crees que podríamos utilizar la magia de aquí para atraparle en alguno de esos lugares? Si está con el guerrero del túmulo igual le ensarta con su lanza de fuego y nos libramos del problema... - "De dos problemas", se dijo, pues aún estaba convencido de que ese espectro quería poseer al gran Galukan el Matador de Ogros (y ahora también Vencedor del Guardián Oscuro) después de engañarle para que le liberasen.
Se paró un momento, recordando que, por mucho que Gangas se teleportase desde allí, el túmulo está prácticamente a una jornada de viaje. - Igual el Kadrekrak nos podría ayudar de alguna forma... - comentó, toqueteando la estauilla del pájaro que había encontrado tirada en la choza del chamán. - Después de todo, es el guardian de vuestra tribu, ¿no? - le dijo al anciano.
Miró la estatua maligna que tenía en una mano, todo el sistema de la caverna, diseñado para absorber la magia y la vida de toda esta gente, la talla del halcón que sacaba de su bolsillo, al gran Garlukan sujetando a su última amiga y a la pantera a la que había cabalgado para enfrentarse a esos insectoides... ¡Demasiadas cosas que hacer! Estaba seguro de que si pudiera duplicarse sería mucho más divertido poder hacer muchas cosas. Pero, además de que el mundo no estaba preparado para tener a dos Robs, él estaba seguro de que perderían demasiado tiempo contándose sus aventuras el uno al otro y de que le descolocaría las cosas que almacenaba en sus bolsillos y las encontraría en la capa del otro, así que nunca había investigado cómo poder hacerlo.
- Entonces... ¿qué tenemos que hacer? - preguntó súbitamente al chamán, casi repitiendo a Nora después de haber vomitado sus ideas de forma tan caótica como su propia personalidad.
1 Rob no sabe nada de alineamientos y él no considera tener una Moral Flexible que podría hacer que el objeto le considerase a él maligno para no afectarle de la misma forma que a Nora... Eso si no voy muy desencaminado.
- No, los Sitios de Poder qui busca el Viajero Oscuro son mucho más poderosos. Pertenecen a una época más allá del Sueño de los Dioses. Y ha usado el Mapa para viajar, por lo que puede estar en cualquier lugar de Zork. Ya no seremos capaces de pararlo. Queda en mano de los Dioses esa tarea, como creo que sucedió hace mucho, mucho tiempo según las leyendas.
El anciano señaló la estatuilla.
- Pero podemos deshacer lo que hizo aquí, liberar a nuestra gente y sellar este lugar. Algún día tendrá que volver si quiere abrir la Puerta a los demás... quizás para entonces tengamos ayuda o quizás sea demasiado poderoso para pararlo. Solo los dioses sabrán.
Al mediano se le iluminó la mirada al escuchar eso de "deshacer lo que hizo aquí". Miró al cuerpo de Valeria en el suelo y en seguida negó con la cabeza. Por mucho que le gustase poder traerla de vuelta, sabía perfectamente que no era eso a lo que se refería el chamán. Pero tenía que concentrarse -o, en su defecto, dejar volar su imaginación, así que ignoró durante un momento más a su amiga, levantando la mano con la estatuilla.
- Vale, entonces... ¿Qué es lo que hay que hacer con esto? ¿Romperlo, quemarlo, enchufarlo a todo este entramado para sobrecargarlo...? - Aquí no había ningún gnomo para arreglar la tumpa-chumpa como en su viaje anterior y, sin Valeria, los conocimientos de magia del grupo brillaban por su ausencia.
Miró a Nora, como si esperase una confirmación para fiarse de lo que les fuera a decir el chamán, pero al recordar cómo la exploradora le había observado al coger la estatuilla, se giró en seguida hacia Garlukan, a quien consideraba una persona mucho más fiable (al menos para romper piedras a cabezazos y a la hora de ser un héroe).
¡Ay! La cantidad de pajas mentales que me puedo hacer para imaginar opciones locas con Rob... Bueno, por mi parte espero a ver qué nos dice el viejo, que tendrá que contarnos qué hacer con la estatuilla en algún momento. Pero si decidís no fiaros de él, es cosa vuestra.
Garlukan ignoró todo lo que los demás habían dicho. Poco le importaba las palabras. Le preocupaba mucho más perder a otra amiga que lo que pasaba con las estatuas y la magia, de lo cuál entendía más bien poco.
Sin mediar palabra, se acercó a Nora, extendió su índice y con él tocó el muslo de la muchacha diciendo—. Pasarte algo en pierna. Algo no ir bien...
Nora miró su pierna sorprendida. En realidad todos modos miraron las piernas de Nora. La exploradora no iba presumiendo pero tenía unas piernas torneadas por el duro ejercicio monte a través, era una chica sana y de buen ver. Garlukan se dio cuenta de que ahora las piernas de Nora estaban como siempre. Un poco manchadas de sangre de la criatura que acababan de matar pero nada se movía fuera de lugar.
Por si acaso el bárbaro echó un ojo a las piernas de Rob que, al sentirse observado, también se miró de arriba a abajo. Pero al mediano no le pasaba nada.
Rob miró a Garlukan acercarse a Nora y abrió los ojos al ver su gesto.
- ¡Garlukan! ¡Te tenía que dar vergüenza! A una mujer no se le tocan así las piernas... - dijo, sabiendo que sin estar Valeria alguien tendría que velar por la moral del grupo. - ¡No me extraña que a vuestra gente les llamen bárbaros! - En realidad Rob era un experto en hacer llegar sus manos hasta las piernas de las muchachas (y lugares aún más íntimos, como los escotes), pero siempre era más movido por la curiosidad sobre sus bolsas o cualquier otra pertenencia de valor (o sencillamente de interés para el mediano) que pudieran esconder en esos lugares. Así pues, no estaba claro si su reprimenda era por el hecho de tocarle el muslo a Nora, como hubiera hecho la mujer paladín, o por hacerlo de forma descarada y que todo el mundo (exploradora incluida) se diera cuenta.
Tardó un momento en fijarse en que a él le estaban observando de la misma manera que a Nora. Tras comprobar que todo estaba en orden, negó con la cabeza. - ¡Ah, no! Sé que muchos héroes tienen este tipo de amigos, pero a mí no me toques los muslos así, ¿eh? ¡Qué tienes bigote! - añadió agitando la estatuilla en dirección a Garlukan.
En seguida se volvió una vez más hacia el chamán. - ¿Nos vas a decir entonces qué tenemos que hacer con esto o tendremos que deducirlo nosotros solos? - preguntó, fijándose en la estatuilla una vez más.
Motivo: Discernir la realidad
Tirada: 2d6
Resultado: 6(+1)=7
Bueno, con sólo una pregunta por hacer, debe ser: ¿Qué debería estar buscando? (En el sentido de, ¿cómo hacer con la estatuilla lo que dice el chamán para liberar a la gente y deshacer lo que haya hecho el Oscuro aquí?).
Rob intentaba imaginarse qué debían hacer con la estatuilla. ¿Romperla para liberar su esencia? ¿Frotarla como si fuera una lámpara mágica? ¿Algún tipo de...
- Deja la estatuilla ahí. Yo mi encargo de todo.- dijo el chamán señalando un punto entre el mediano y él mismo, más o menos en el centro de la sala.
Aquello no parecía demasiado épico pero al menos el chamán parecía tenerlo claro.
Pues eso: que no hay mucho más que pueda saber Rob debido a su trasfondo.
Rob miró al chamán un momento, pensando en lo que la estatuilla le había hecho a Nora y lo mal que había visto al chamán sin ella cuando lo encontraron en el lago. Igual el anciano era como esos adictos a la sabia de la amapola que había visto en alguna ciudad y necesitaba la estatuilla por algún motivo más oscuro que lo que estaba diciendo, tal y como la exploradora había sugerido antes, pero el mediano no se preocupaba por eso. Además, estando al lado de Garlukan que seguramente desayunaba piedras para ayudarse a dirgerir el acero de la comida, no había de qué preocuparse.
Evitando mirar el cuerpo de Valeria, que era la única que había sabido algo de magia (para lo poco que le había servido por culpa de la despreocupación de Pinxopa), dejó la estatuilla donde le indicaba el chamán. "Tendré que aprender algo de estas cosas", se dijo, pensando que el único que tenía cerebro suficiente en lo que quedaba del grupo como para manejar las extrañas energías arcanas era él mismo. "Seguro que es interesante", pensó, olvidada ya la decepción que le había supuesto el teletransporte.
El chamán esperó a que Rob depositase la estatuilla en el centro de la sala. Después cerro los ojos y comenzó a murmurar un cántico. Poco a poco las tonalidades iban ascendiendo mientras la voz vibrante del anciano recordaba al ruido del viento, al golpe de las olas en la orilla, al movimento de las hojas en las noches de otoño. Era una canción sin palabras, un murmullo reconfortante que hizo que todos se olvidaran, durante un rato, de las pesadillas a las que acababan de enfrentarse.
Entonces el tentáculo pareció emitir unas sombras extrañas. Garlukan echó instintivamente la mano a su arma mientras los demás se ponían en posición defensiva. Rob miró fijamente al chamán ¿les estaba engañando? Pero entonces las sombras fueron clareando hasta convertirse en lenguas de aire blanquecinas. El tentáculo vibró ligeramente y todos sintieron un soplo de aire fresco que inundaba la sala. Luego la luz lo iluminó todo de tal manera que resultaba cegadora.
Al replegarse la luminosidad notaron el aire fío en la cara y el ruido del riachuelo. Estaban de vuelta en la aldea. La magia de teleportación había actuado nuevamente, esta vez para sacarlos de aquel siniestro pozo de muerte. Todavía algo confundidos miraron alrededor. También estaban allí la gente del poblado que habían encontrado en la siniestra sala. Parecían débiles y confusos pero comenzaban a abrir los ojos.
Cuando los héroes miraron hacia el chamán contemplaron el precio de aquel pequeño milagro. El anciano permanecía en la misma postura de concentración pero estaba totalmente momificado, sin vida. Ante él los restos ennegrecidos de la figura tentacular, que se había roto en mil pedazos. La gente, poco a poco, iba levantándose y mirando confundida a su alrededor.
Los aventureros estaban exhaustos. Habían perdido a una de los suyos y ahora también la sabiduría del chamán. La estatuilla nefasta estaba destrozada y, según lo que había contado el viejo, el lugar maldito sellado. Pero ¿y el Viajero Oscuro? ¿Hacia dónde habría partido? ¿Quién lo podría detener? ¿Qué iba a suceder en el futuro de Zork?
Esas preguntas y otras menores quedaban flotando en el aire. El anciano había sentenciado: los dioses sabrán. ¿Era eso lo que quedaba por hacer? ¿Confiar en la providencia divina?
De alguna manera los aventureros sabían que aquello no terminaría allí para ellos. Quedaba mucho que hacer. Pero ahora tocaba descansar y recuperarse, llorar a los muertos y afilar nuevamente las armas para continuar la batalla contra el mal. En otro momento. En un futuro quizás no demasiado lejano.
EPÍLOGO
Los dios sabrán.
- ¡Menuda tontería! - siseó la cosa de la oscuridad a la que todos evitaban mirar - ¡Los dioses sabrán! ¡Esta vez si que vamos mal!
- Los detendremos. Y esta vez no habrá piedad.- sentenció Random apartando la mirada del valle de los mortales - Hay muchos héroes en Zork. Sólo tenemos que convocarlos y enviarlos en busca del Viajero Oscuro.
- Y lo podríamos hacer si no fuera porque se han activado las barreras. ¿Debo recordarte a que nos enfrentamos? - intervino Asindara - Nos han separado del Plano Mortal. No podemos interactuar con el Multiverso de forma directa.
- Volveremos a hacerlo como en los viejos tiempos: señales. - insistió tercamente Random - Presagios, augurios... así empezó todo ¿no?
La risa desagradable de Zwagonard se burlaba del dios de la Aventura desde las sombras:
- Te apuesto dos Panteones a que estos malditos mortales se olvidarán de nosotros en una generación. Volverán con el cuento de que los dioses los han abandonado o, peor todavía, dirán que nunca hemos existido y que éramos leyendas de viejas. Así fue como estuvo a punto de suceder la última vez.
- Pero no sucedió. ¡Por Haron! - Haron, el dios de la Guerra, tenía la egocéntrica costumbre de invocarse a si mismo en los juramentos - Les daremos señales que hasta los más tontos puedan entender. ¡Será una guerra gloriosa contra los devoramentes! En el fondo nos vendrá bien un poco de acción. ¡Nos estábamos acomodando demasiado! ¿Cuándo fue la última vez que vimos una Gran Batalla Multiplanar?
- Cuando la Gran Mente nos desafió.- le recordó Zwagonard - Y la ganamos por los pelos, bruto idiota.
- Pues tendremos que hacer algo para ganarles de nuevo.- dijo Random - Debemos confiar en los mortales. Son seres limitados pero sorprendentes.
- Vamos apañados...- fue lo último que dijo Zwagonard antes de disiparse en su propia oscuridad.
Pero Random tenía la vista fija en el mundo mortal. Había muchos héroes, muchos aventureros. Había muchas oportunidades de triunfar. Sólo esperaba que los dados le acompañasen en las jugadas...