Partida Rol por web

 No puedo evitar que la disconformidad se refleje en mi rostro, asi que procuro mirar hacia otro lado mientras los argumentos vienen y van.

 -Por Dios, con lo fácil que nos lo ha puesto, unas donaciones y ya, ya enfrascados en negarle la posicion en la hermandad de manera frontal no es una manera inteligente de negociar.

 Espero el desenlace algo apartado de la accion, pues no estoy de acuerdo con los acontecimientos que están desarrollandose.

Nuria sonrió por un momento a Lorenzo, hizo un gesto macarra con la mano, y se alejó a toda velocidad.

Basilio sacudió la cabeza.

- En fin, hermanos. A lo que nos ocupa. No deseo perder mi tiempo más de lo necesario con discusiones inútiles como ésta.

Su armadura refulgía a la luz de la luna y las estrellas.

- Mañana por la noche nos reuniremos aquí al caer la noche. Acudid lo más prontamente posible que podáis.

Fausto estaba callado, y en silencio recogió los pergaminos, con parsimonia. Finalmente rompió a hablar.

- No sé qué asuntos trataremos mañana, pero me hubiera gustado saber qué tenía que decir Nuria. Y qué tenía que enseñarnos. Al fin y al cabo sor Inés pocas veces se equivocaba en sus estudios... y su chiquilla tampoco. Puede resultar orgullosa, altiva, desvergonzada, presuntuosa o directamente estúpida, pero no tiene ni un pelo de tonta.

Mientras se acercaba al camino para andar, habló de algo importante. La teatralidad le gustaba a Fausto, tanto como para ser la Musa de Goethe.

- ¿Os acordáis de la noche que conocisteis a Joseph Cartaphilus? He discutido mucho con sor Inés sobre aquella noche, ya que no estuve allí. Tres de los domines sí estuvieron, Raimundo (quien por aquel entonces decía llamarse Melkior, si no recuerdo mal), Carlos Larraz, Basilio, Michael Scott y aquel muchacho ghoul de Mátyás que no recordaré jamás cómo se llama. Sí, lo sé, me refiero a la primera vez. Kóloszvar. Cuando la hermandad buscaba el Anillo de Salomón. Poco después de desaparecer Mátyás, mientras le buscábamos.

Fausto bajó la voz hasta casi susurrar solemnemente.

- Bueno, lo que quiero decir es que... sor Inés y yo siempre consideramos a Mátyás Hunyadi como el cuervo de la profecía. E incluso Rahn como el águila. Pero siempre desconocimos a todos los demás. Y creo que Nuria tenía al resto localizado.

Cuando Basilio da por finalizada la reunión, soy de los primeros en levantarme de la mesa. Mis movimientos són lentos, relajados más bien. La anterior intervención con Núria no ha hecho más que demostrarme que estoy acertando de lleno, y su huida, no presagía nada bueno para ella.

Si no fuera, porque dañaría mi posición en la Orden, ahora mismo estaría rastreandola en su agujero para destruirla en el acto y arrancarle la carta de sus ímpias manos. Pero no es así, y que me llame machista y gilipollas, me da absolutamente igual. Ni tan siquiera entiendo que quiere decir con eso, ni me esfuerzo en entenderlo. Són conceptos demasiado modernos y españoles para mí. Sólo entiendo que se refiere a algo negativo, pero cualquier palabra que venga de ella... en fin, fíjate en la fuente antes de beber de sus aguas.

Sin embargo, me preocupa un poco que Basilio lo tilde de "discusión inútil", pero como dijo Fausto, éste está más allá que acá, y poco parece interesarle nada, salvo que sigan habiendo reuniones, quizás por inercia o como intento de no desaparecer del todo de la escena nocturna y caer en un olvido eterno.

Fausto, por su parte, nos hace evocar recuerdos de tiempos pasados, y trato de memorizar los archivos del archivista que leí en su momento... si Fausto lo menciona, es que hay una intención detrás, y eso detiene momentáneamente mi camino hacia la salida, mientras mi mente evoca otras épocas entre las nieblas del recuerdo.

Reflexiono sobre las palabras y sobre la profecia que menciona Fausto.

-Tal vez podamos reconducir la situación algo más adelante, en un ambiente menos formal e intimidante.
Podria tratar de hablar con ella.

Ofrezco. No es que tenga demasiada relacion con la brujah, pero al menos o iba a resultar tan poco adecuado como el azteca.

Antuan chasqueo la lengua ante la partida de Nuria, allí se iba la ultima oportunidad y excusa para poder llenar al menos temporariamente el lugar de Domine por uno de los mas ancianos. Sin en ese puesto, el toreador sentia que la orden estaba perdida y que con suerte aguantaría apenas un siglo más. Luego escucho a Fausto, siempre era un placer escucharlo, uno peligroso por cierto, pues su lengua era tan afilada como la espada de Basilio. Hablaba de un viejo recuerdo, sin embargo careciendo del contexto no podia entender de que iba todo aquello. Por lo que fiel a su espiritu inquisitivo y un tanto desvergonzado le pregunta.

_Estimado Fausto, ¿se refiere a usted al judio errante? ¿la hermandad conoció realmente a Joseph Cartaphilus? -pregunto, relamiendose, pues para la comunidad de historiadores era un mito, cosa que el nunca estuvo de acuerdo.  

No iba a emitir más comentario respecto a lo acontecido con Nuria, observando de reojo como el azteca se retira de la mesa mientras se desarrolla el intercambio de palabras entre los presentes restantes que aun se encuentran llevando a cabo la reunión.

Sor Inés siempre consideró que lo mejor es guardar silencio en estos momentos.

Escucha el intercambio de palabras entre Antuan y Gabriel, comenzando a considerar todas las posibilidades que se van desarrollando ante aquella situación. Más aun al brindarse observaciones respecto a los mitos, su mayor especialidad desde los estudios aplicados a nivel académico 

-Esto si es interesante-.

Hablar de lo que pudo existir y los muertos siempre es un tema de interés para él, dado que su percepción del mundo es un estado de descomposición constante. Llegando a pensar en ese momento, solo unos segundos, que no es capaz de diferenciar a ni uno de los presentes al ver solo huesos hablar solo para él.

-¿Como fue que llegaron a esas conclusiones señor Fausto?-.

Pregunta atento y con cierta ansiedad a la respuesta que pueda dar.