Partida Rol por web

Cuanto más se tiene más se quiere. Que gran verdad, piensa para si Galfen sonriéndole a la muchacha.

- Tenéis toda la razón mi señora. Supongo que solo me queda preguntar, ¿qué queréis vos en concreto? - A fin de cuentas eso era lo que a él le interesaba. La pregunta de James por otro lado le confunde ligeramente. - ¿Os referís a la reina mi señor? Si es así debo deciros que la vi por última vez en los jardines. Si mi mente no me engaña como suele hacer, diría que se dirigía a la sala de banquetes de nuevo... Y respecto a lo que pedís, creo poder obrar tal artefacto para vos, aunque quizás requiera de ciertos ingredientes para ello... - El mago da vueltas en su cabeza a la petición del chico, tratando de recordar exactamente qué necesitaría para realizar tal artificio.

-Tsk, tsk, tsk - chasqueo la lengua mientras niego con la cabeza- ¿Dónde estaría la gracia si os lo cuento todo? - Dije con picardía.

- La gracia estaría en que quizás yo os pueda ayudar a conseguirlo - dice el mago con una sonrisa igual de insinuante que la de la muchacha. - Soy una persona de mente muy abierta querida mía, y uno de mis mayores placeres es ver satisfechas a damas tan remarcables como vos, si vuestro hermano me permite la osadía de halagaros. - le pone una mano amistosamente a James en el hombro amigablemente. - Y además, soy muy discreto mi hermosa dama, conozco bien el valor de una confidencia hecha entre amigos...

Lo miro a los ojos y veo como apoya una mano en mi hombro. Tenga cuidado señor mago, es mi hermana y no otra chica. Luego saco su mano despacio y con respeto. Le diré algo, habla mucho para alguien que es inteligente. Si necesita algo mas o quiere pedir algo, no olvide ir a nuestro cuarto.

Mire a mi hermana y extendí mi mano. Hermana mía, nos retiramos a la alcoba. Aquí cualquier persona puede pasar. Si me disculpa maese mago.

- Claro. Tengan la mejor de las noches vuesas mercedes. - se inclina respetuosamente para dejarlos marchar. Los ve ir con una enigmática sonrisa en su rostro.

Bueno bueno... quien lo habría dicho de la mosquita muerta. Y el chico no se queda atrás... piensa el mago muy entretenido mientras se mesa el bigote. Queda mirando por la ventana, escrutando a ver si hubiera quizás alguien en los jardines o si puede ver la ventana de alguna alcoba iluminada desde su posición.

El mago no parece ver nada de nada, así que imagina que todo el mundo debe de estar en el salón real.

- Sí, vámonos... no me siento cómoda.- dije con un gesto de desprecio al mago.

Antes de acudir al salón real el mago decide ralizar un pequeño hechizo de embozo de las sombras si pudiera, para pasar más desapercibido (algo que haga que las sombras le cubran o similar), y se da un paseo tanto por la zona de habitaciones como por los sótanos del castillo, en ese orden, atento a ver si escuchase alguna voz o conversación. Presta especial atención a la alcoba real, buscando la voz de Szvesta. De no encontrar nada acude de nuevo al salón real.