Partida Rol por web

El conjuro del Profesor no pareció afectar a la criatura anfibia, que agarró los bordes de la barca y trató de volcarla con todas sus fuerzas.

TS Reflejos CD 15 u os caéis de la barca. El Profe y Arianne tienen un bonificador +2 de circunstancia a esta tirada.

Por la cabeza del profesor pasaron muchas cosas en ese momento, su error al fiarse del barquero, si había leído algo sobre criaturas marinas capaces de transformarse en humanos, si aquellas medudas serían o no venenosas, la suerte de que pudiesen respirar bajo el agua... y el hecho de que varias de esas cosas iba a adivinarlas en ese momento.

Fue apenas un segundo, después se sintió volar por encima del borde. Su instinto le hizo activar su aura protectora, aunque a él le fuese a servir de poco para defenderse de las medusas.

Azalée salió de su trance justo a tiempo para apretar el banco en el estaba sentada entre las corvas, y evitar salir despedida de la barca. El pescador transformado en humanoide marino estaba balanceando la barquichuela de lado a lado. una broma en otro contexto, pero bastante peligrosa cuando las aguas circundantes estaban repletas de medusas. El pobre Iolus fue el primero en salir despedido por la borda, empapando a todos de agua.

Sin soltar el banco, y tras ver cómo Arianne le asestaba un formidable golpe con su maza, Azalée desmigó un pedazo de cortez de cerdo de su saquillo y lo sujetó entre sus dedos, concentrándose en la fórmula arcana de un sencillo conjuro.

Cuando aquella cosa comenzó a mover la barca, Arianne sintió el pánico en sus huesos. Tenía miedo al agua, tenía miedo al paso de la coraza, a la oscuridad y sobre todo a las menudas. Casi rió por preferir estar en un bote con una cosa-pez asesina y viscosa que abajo, con aquellas criaturas flotantes. Quizá fue su miedo lo que hizo que se aferrara con tanta fuera al borde del bote para no caer.

Usando la inercia de los bamboleos, Arianne aferró su maza y asestó un golpe en dirección a la criatura-Mathieu. El miedo y la rabia contribuyeron a que hiciera uno de los mejores movimientos de combate de su vida.

La barca empezó a mecerse duro y por poco hace perder el equilibrio a la mareada chica.

Pero se mantuvo en pie como pudo, algo épico dada la situación en la que se encontraba, y más épico aún, cuando, viendo que la barca estaba muy congestionada de gente, saca su arco largo de su espalda y lo tensa con una flecha que va a parar directamente en el hombro del anfibio animal/humanoide (?).

Respiró profundo en un intento de quitar de si ese mareo que la agobiaba desde que partieron de la aldea pesquera.

La repentina transformación de Mathieu había pillado tan desprevenida a Rowane que fue incapaz de reaccionar a tiempo a los acontecimientos.

La drow hizo un molino con los brazos y soltó un grito a medio camino entre la sorpresa y el espanto cuando la barca se tambaleó tan bruscamente. El peso de la armadura hizo el resto: perdió el equilibrio y cayó al agua con un sonoro chapuzón.

Aquella criatura escamosa gorgoteó guturalmente cuando la maza de Arianne le partió varias costillas. El anfibio lanzó un aullido desafiante un instante antes de que le alcanzara la empenachada saeta de Evette. Su hombro salió disparado hacia atrás del impacto, justo cuando Azalée descadenó su conjuro.

El desdichado Mathieu se cayó de bruces en el suelo de la barca, y trató, lastimeramente, de alcanzar el borde dejando un rastro de sangre viscosa para sumergirse en las aguas y huir.

Arianne tiene derecho a un ataque de oportunidad. El pescaito tiene un penalizador -4 a la CA por estar tumbado así que su CA es sólo 9.

Los que os habéis caído en las medusas debéis hacer una TS Fort CD 15 o sufrir los efectos de su veneno (-1 Fue). Tenéis que hacer una tirada de Nadar CD 15 para no hundiros como piedras. Subir al bote requiere una tirada de Trepar CD 12, pero vuestros compañeros pueden ayudar, claro.

Al final había terminado ocurriendo lo que Rowane más había temido.

La elfa oscura se vio sumergida en un mar de medusas, no podía ver nada con tanto animal y por un breve instante fue vagamente consciente de que varias de ellas se le quedaban pegadas por los tentaculillos debido a saber los dioses qué.

La angustia, el pánico y el recuerdo de aquél día horrible en el que el amo la había atado con una cadena por el cuello a una estaca en medio de la bahía y la había tenido allí toda una noche formaban un remolino de sensaciones enloquecedor. La armadura que en aquella ocasión no había llevado tiraba ahora de ella hacia las profundidades con un peso demoledor por más que luchaba por evitarlo. Era simplemente imposible.

La drow cogió una agónica bocanada de aire por puro instinto antes de desaparecer bajo las aguas.

Al ver que el pez-Mathieu intentaba arrastrarse hasta el agua, Arianne dejó de pensar. No podía preocuparse por sus amigos que estaban en el agua (le iba a costar mucho hilar un plan para rescatarles teniendo en cuenta su pánico por las medusas). Sólo quería que aquella cosa resbaladiza muriera. Por Celestar, que le daba asco

"Pues hasta aquí he llegado" pensó absurdamente el profesor. Notó como las medusas lo aguijoneaban inyectándole su veneno, seguramente habría podido aguantarlo pero eso sería con los pies sobre algo porque bajo él no había nada, solo el abismo del océano que tiraba de él, con el peso de la armadura como añadido. 

Braceó, pero por puro pánico, él no era un nadador ni en aguas calmas, y mucho menos con ropa...

- ¡Socorro! -gritó una última vez antes de empezar a hundirse.

A pesar de las heridas y la película de grasa que empapaba su piel, el hombre pez que hasta hace unos instantes había sido un pescador rijoso se las arregló para tirarse por la borda y desaparecer en las aguas infestadas de medusas. Sobre el bote solo quedaban Arianne, Evette y ella misma. Rowane y el profesor habían sido tragados por el mar.

Afortunadamente, estaban en un bote pesquero. Azalée agarró las redes de bajo los asientos y las sujetó por el extremo libre, dejando caer el lastrado al agua.

—¿Alguna de vosotras sabe pescar con esto? —preguntó, tendiendo un montón de redes en la dirección de las otras dos mujeres.

El conjuro que les permitía respirar el agua todavía tendría efecto, y estaba convencida de que encontrarían alguna manera de llegar a la isla, aunque tuvieran que hacerlo caminando por el fondo marino. No obstante, las medusas, y cualesquiera otras criaturas hubiera bajo las aguas, incluidos Mathieu y los suyos, los ponían en peligro allí abajo.

La angustia del combate había pasado, el hombre-Pez había terminado arrastrándose por la barca y huyendo del lugar muy malherido, pasarían muchos días para que se recuperara y volviera a molestar.

Pero una nueva angustia surgía cuando Arroyo gritó por ayuda y rowanne combatía por salir a la superficie a tomar aire, ambos se estaban ahogando y estaban rodeados de aquellas criaturas gelatinosas.

Su primer instinto fue rebuscar entre su mochila, allí encontró su preciada cuerda hecha de fibras de seda, amarrada a un extremo tenía un gancho de escalada de tres picos ¿Cuantas paredes habría escalado Evette con esa misma cuerda? Ya la cuenta la había perdido hacía varios años.

Desenrolló la cuerda lo más rápido que pudo y la lanzó de tal forma que alcanzara a ambos compañeros que combatían contra las traicioneras aguas.

Arianne no tenía claro qué hacer. Estaba frustrada, como le pasaba siempre que se le escapaba un enemigo. Aquella maldita cosa pez...la encontraría. Y cuando lo hiciera le enseñaría la justicia de Celestar.

Pero el revuelo de la barca tenía a dos compañeros en el agua y a la maga y a Evette intentando subirlos. Arianne se sentía incapaz de ayudar. Aquellas medusas le daban muchísimo miedo. Pensó en invocar algo. Pero sabía que invocar criaturas marinas allí, donde aparecerían rodeadas de medusas horribles era cruel para los hijos de Celestar. No quería ni pensar en l que pasaría cuando el hechizo de respirar agua se agotara...si es que había habido hechizo y Elodie no los había vendido a todos a los monstruosos peces que acechaban en aquella isla.

Decidió ayudar a Evette con la cuerda, no había usado nunca aquellas cosas, pero esperaba que se le hubiera pegado algo de la entusiasta joven.

Todo lo que podía tener de espléndida y de completa la armadura de Rowane, parecía tenerlo también de pesada. La drow se había hundido a velocidad de vértigo y no se la veía por ninguna parte. Bien fuera porque con tanta medusa era difícil acertar o porque simplemente las separaba demasiada profundidad, el cabo de Evette sólo capturó agua.

El profesor trató de no caer en un ataque de pánico, tenía el conjuro para poder respirar bajo el agua, pero una cosa era tenerlo activo y otra que no le provocase terror la idea de llenar sus pulmones de agua. Después por un instante trató de pensar en qeu podía llegar al fondo y después caminar, quizás le diese tiempo a volver a la costa o a la isla antes de ahogarse, aunque lo difícil sería orientarse.

Entonces algo le golpeó un hombro, una cosa pesada que reconoció de inmediato porque unos minutos había estado jugueteando con ella: era una de las pesas de una red de pesca, seguramente sus compañeros habían echado la red para sacarlo. Con cuidado se aferró a ella y sin tirar demasiado fuerte (no fuese a volcar la barca) trató de ir escalando por ella, hasta que llegó al borde de la barca. Allí ayudaron a subirlo... menos Rowane que seguramente seguía ahí abajo.

No tuvo tiempo de ponerse a pensar en ello, sus rodillas cedieron y cayó sentado en el fondo de la barca, se abrazó a ellas para disimular que estaba temblando, por suerte las otras tres estaban tratando de encontrar a la elfa oscura. 

En cuanto pudo recuperar el dominio de sí mismo lanzó un conjuro de restablecimiento para anular el efecto del veneno de las medusas, para a continuación unirse a la búsqueda de su compañera.