Partida Rol por web

En ese momento coges a Iofur desprevenido, con la guardia baja. Tu lanza iba directa a su cuello y a el no le da tiempo a apartarse del todo. Tu ataque es directo, con fuerza y rabia. Consigues atravesarle la armadura de cuero y clavarle la lanza en el pecho, cerca del hombro. Se aparta de ti para deshacerse de la lanza. En ese momento un pequeño reguero de sangre brota del hueco que has dejado en su armadura.

El intenta atacarte pero lo esquivas sin problemas. Parece que el impacto lo ha dejado algo aturdido. Pero enseguida recobra la compostura, es entonces cuando te das cuenta de que no lo has vencido todavía. Le has infringido una herida medianamente importante, pero se encuentra todavía en condiciones para luchar.  

Por contra, tu pierna parece que empieza a sangrar más con el sobreesfuerzo que estás haciendo. Si sigues perdiendo tanta sangre el combate puede estar perdido...
 

Al alejarte del bosque echas un último vistazo. Crees percibir la presencia de Fyara de nuevo deseando que regreses algún día... Notas como la rosa sigue afianzándose de ti tras la venda y el guante. Tu camino parece que está escrito, y la desdicha es la marca que lo impregna profundamente.  

En un par de horas os encontráis fuera de los limites del bosque. Junto al río encontráis por fin el mesón del que hablaba Lord Kerem. Os hospedáis, todo corre a cuenta de la Orden del Martillo Dorado, y eso os libera de cierta responsabilidad. En el piso superior se encuentran las habitaciones. Parece que el dueño de la casa, pese a ser humano no se extraña de la presencia de elfos. Teniendo en cuenta que todavía estáis en el reino de Kilik'Rhaza es comprensible. 

Los elfos no suelen hospedarse en estos lugares. Pero siempre que alguien viene de la torre de la magia pasa por aquí, así que no es de extrañar. dice el amable hombre.

Por hoy vamos a cerrar. A ciertas horas es mejor estar prevenido. dice mientras cierra con llave la entrada. Si alguien necesita una cama donde dormir llamará a la puerta. Que descansen y hasta mañana. 

Finalmente cada uno de dirige a su habitación...   

Intento alcanzarle de nuevo pero con la precipitaciòn y la perdida de sangre acumulada, fallo por completo dejando abierta mi guardia a su contraataque.

Iofur no tiene ninguna compasión y vuelve atacarte en la misma pierna. Justamente esto hace que te empieces a desangrar rápidamente. Toda la pierna esta llena de sangre que va resvalándose hasta el suelo. Gota a gota vas perdiendo la coordinación, los reflejos y la consciencia. Estas empezando a marearte... 

Intento una medida desesperada viendo que me faltan las fuerzas utilizo la lanza como garrote y golpeo la rodilla mala para derribarle e intentar montarme a horcajadas sobre el e inmovilizarlo, colocando la punta de la lanza en su cuello una vez que este en el suelo sabiendo que esta medida me deja expuesta a un contraataque en caso de que no funcione.

Le golpeas en la rodilla y cae al suelo. Te lanzas sobre el, forcejeáis ferozmente el uno contra el otro. Lanza contra lanza tirados, por el suelo. Tu consigues subirte encima de el y consigues darle de nuevo en la herida que tenía. El por su parte te golpea con el puño en la cara dejándote aturdida un segundo. Te empuja para quitarte de encima de el. Todavía estas algo conmocionada...

Permaneces tumbada sobre la tierra mirando hacia arriba. La vista se te vuelve algo borrosa y vuelves a marearte. Te llevas la mano a la nariz y a la boca, ves que te esta saliendo mucha sangre.

Iofur se levanta torpemente y coge su lanza dispuesto a acabar de una vez por todas con tu vida... 

Recurriendo a mi inquebrantable voluntad me levanto lanzo un rugido y le ataco, despreciando mi instinto de conservación y buscando solo que el maldito hijo de puta me acompañe en la muerte.

Con tus últimas fuerzas te levantas desesperada y miras a ese bastardo que te ha llevado hasta este punto. Ruges como el valiente león de corazón puro que salvajemente ataca a su enemigo. Los ojos se te inundan de lagrimas con la rabia. Le embistes con todas tus fuerzas como si saliesen de tu alma. Atraviesas su armadura hiriéndolo de muerte en el corazón. Tu rabia se libera en ese momento, cara a cara con él. En ese momento te percatas de que su lanza te atraviesa las costillas y escupes un chorro de sangre.

Los dos caéis al suelo empalados mutuamente... Iofur entre balbuceos consigue sacar unas últimas palabras...

Al fin os mate a los dos... dice antes de sucumbir ante la muerte.

Rápidamente Jokibin y su hermano se acercan para auxiliarte, pero ya es demasiado tarde. Se te caen las lagrimas de impotencia al darte cuenta que la única persona que te había amado no puede presenciar tu muerte. Pese a eso el coge fuerzas de donde puede y te agarra la mano.  

Descansa Arya... para finalmente besarte en la frente.

Dejas de sentir dolor y empiezas a adormecerte... 

Cuando Arya escucha de la boca de su capitán ese comentario se da cuenta de que el fue el que mato a su padre y piensa con lo que quedan de fuerzas que son casi mínimas bastardo sabia que el estaba detrás de eso..

Después siente la mano apaciguadora de su amigo, de algo mas que su amigo, y le dice si es que su cuerpo la deja gr gr gracias consigue articular y siente que se duerme.

Cada vez empiezas a sentirte mejor. Tus heridas empiezan a ser menos dolorosas. Cierras los ojos en un momento y al abrirlos te encuentras en un bosque. Te miras y estás totalmente sana, sientes mucho alivio. Una sensación de amor y comprensión absoluta te envuelve...

Hay una silueta en el fondo entre los arboles. Es tu padre que viene a buscarte. Te sientes muy feliz pese a todo lo que dejas atrás. Sabes que ahora estarás bien... y que cuidarás de Jokibin desde el otro mundo. Te acercas hacia la luz y te desvaneces en el fluido de la vida...

FIN

Eriüm entró en el mesón con la capucha ocultando su faz, pero sus ropas le delataban y el dueño parecía haberse percatado. Por su explicación era de entender puesto que aquel lugar era una parada casi obligatoria para los elfos que viajaban desde Nalak'Hum. Ante las palabras del humano el elfo solo asintió con la cabeza y sin más demora se dirigió a su habitación, estaba tan agotado que no se molestaba ni en hablar.

Aquella habitación no era para nada como en la que el estaba acostumbrado a vivir pero en este momento no le importaba lo más mínimo el aspecto del lugar, le sobraba con un catre donde poder descansar y recuperar fuerzas. Al entrar se quedó un poco a la espera de ver cual de las dos camas escogía Beyit, ya que era su superior. Al decidirse la capitana Eriüm se deshizo de parte de su equipaje y ropas y se tumbó en el frío lecho.

Le hubiese gustado entablar una conversación con la Elfa sobre los pasos a seguir a partir de ese momento o que le contase alguna de las historias que había vivido y que tanto le gustaba escuchar pero lo único que pudo conseguir haciendo un sobre esfuerzo fue un comentario un tanto irónico acompañado de una sonrisa. Al final escapamos de las garras de ese bosque. Poco después cayó dormido presa del cansancio.

Final del Capítulo 1: Un encuentro inesperado