Partida Rol por web

-Si sus gustos fueran esos… lo haría- era simple practicidad, sentido común y ya, pero ella no lo veía de esa manera. Soy muchas cosas, pero no machista. Lo mío es más bien el amor liberador y pasional, es difícil estar a la par de ese pensamiento trasgresor. En fin, no tengo tiempo para un debate y mi compañera decidió mandar a la mierda su sensualidad para intentar matarle al tipo a base de duras palabras-. Ok, obviamente las palabras no son lo tuyo. Es bueno saberlo, lo tendré en cuenta. Si necesito abrir una puerta de una patada, te llamaré.

Le dedique una sonrisa que fue derretida por la acidez de su mirada, para luego encararme al tipo del ojo. La sangre de su frente comenzaba a taponar su ojo… o parche en este caso. Pareciera estar loco o usaba ese disfraz como defensa contra cualquier tipo de intento de interrogación. También para confiar a sus enemigos. Será difícil, pero no imposible.

-Veamos- dije tomando un papel random del escritorio mugroso del sheriff, leyendo su contenido con atención. Era la lista de compras. Enarqué una ceja-. ¿Esto es todo?- miré al sheriff, quien obviamente no entendía a que me refería. Antes que pudiera abrir la boca continué-. Pues tendrá que bastar- siguiendo mirando la nota, dirigí una mirada a Perry, intentado respirar por la boca pues el tipo apestaba a muerto de varias semanas-. La cosa es así, tu gente no nos interesa. Ni siquiera nos importa el dinero del tren. Podrían meterse los dólares en sus apestosos traseros y a nosotros darnos igual… pero con los pasajeros del tren ya es otra cosa- lancé un suspiro, arrepintiéndome al instante cuando la peste me invadió. En verdad debe estar muriéndose en vida-. No sé en que líos se metieron, pero toda una tribu de salvajes está tras sus huellas- me encogí de hombros-. Ni siquiera sabemos si son comanches, siux o alguna de las otras que ni me molesté en aprender sus nombres, el informe no es especifico. Pero seguro que les harán cosas muy malas a tus amiguitos… y a todos los pasajeros- moví el papel, agitandolo para que no pudiera leer, si es que sabia hacerlo-. ¿Has visto lo que le hacen a un hombre? Yo sí…- un escalofrío recorrió mi espina, traduciéndolo en un leve estremecimiento-. Usan conchas afiladas para retirar la piel. Te despellejan como un animal, estando vivo- tragué saliva, aun siento el sabor del Ojo del Diablo-. Son cosas que no te dejan dormir. Y cuando terminan, estés vivo a muerto, se llevan tu cabellera- sacudí la cabeza, como apartando alguna visión horrenda-. Si en algo te importan, nos dirás donde están. Llegaremos con toda la caballería, nos verán llegar y huirán. Los salvajes también pero ellos no podrán hacerlo.

La mujer apretó los dientes de rabia cuando su intento de intimidación no funcionó en lo más mínimo, todo lo contrario pues el tipo empezó a darse de chocazos contra la celda abriéndose una brecha, dispuesto a matarse antes de hablar. A la rubia le entraron ganas de facilitarle el trabajo pero sabía que necesitaban que hablase para cumplir con la misión encomendada en pos de ser libres. Dedicó una mirada a Brian, si ella no podía con eso, tendría que intentarlo él pero sin esbozar ninguna sonrisa como lo hacía él, la cual le recriminó con una de sus gélidas miradas.

Se echó a un lado y cruzó los brazos. Le observó hacer y se extrañó cuando comenzó con su interpretación sin estar muy segura de sus intenciones. A medida que él fue hablando fue comprendiendo su plan, muy bueno tuvo que reconocer para sus adentros porque jamás lo haría para fuera. Tenía el don de la palabra cuando quería usarla bien, por supuesto, porque cuando no, era un bocazas total que desperdiciaba saliva cada vez que abría la boca.

Después de que acabase, Daphne desvió la miró hacia el tuerto para ver su reacción.

Perry refunfuñó, parecía que habíais dado con la tecla sobre cómo obtener la información necesaria. "Tan solo" había que intimidarle con las palabras adecuadas.

- La dinamita… oh... hay tanta que lo hará saltar por los aires… - rió

- Por mucho que lo intentéis no llegaréis a tiempo… prepararán el asalto a la altura de High Water, eso está bastante lejos de aquí ¿no creéis? Yo si fuese ustedes iría allí ahora mismo… igual tenéis una mínima posibilidad de detenerlos… aunque igual morís ¿qué pena, verdad? Jijiji – después intentó mirar a través de la pequeña ventana que había en la celda.

- Es el tren de las doce... tic tac tic tac - volvió a reír.

Sabiendo que era una oportunidad de oro para sacar a la luz vuestras capacidades, decidisteis que ir hasta aquel punto y resolver la situación podría ser justo lo que el programa esperaba de ustedes, además el Sheriff os había dejado a solas, ni siquiera estaba por allí.

Raudos y veloces salisteis de allí y os montasteis en unos caballos que reposaban tranquilamente en el pesebre. Con un golpe seco y poniendo a prueba vuestra adaptabilidad a la situación cabalgasteis a gran velocidad siguiendo las vías para llegar al punto que Perry advirtió: High Water.

La “locura” del tipo pareció disminuir con ese gruñido, como si hubiera tocado justo donde más le dolía. Tuve el deseo de sonreír, pero mantuve mi impasibilidad con estoicismo, pues uno no abandona un papel así como así. Debo decir, que si la vida me hubiera dado otros caminos a recorrer, habría sido un excelente actor. Seguramente habría ganado más de un Óscar y ahora estaría casado con una hermosa modelo. Aunque mi vida sería sumamente aburrida, prefiero la que tuve en su lugar. ¿Acaso DiCaprio estaría ahora viviendo una aventura como esta? No lo creo.

-Gracias por su cooperación- dije girándome con rapidez para encarar el sheriff y que se haga cargo de todo… pero el tipo no estaba-. ¿Por qué esto no me sorprende?- miré a Daphne con cierto pesar-. Nos va a tocar hacer todo a nosotros. Imagino que será así siempre- la pregunta era hasta qué punto y que tanto podíamos cambiar las cosas. Salimos y encontramos a “nuestros”. El mí era una yegua blanca y perfecta en todos los sentidos. Solo faltaría que tuviera un cuerno en la frente para comprobarme que hubiera salido de un cuento de hadas-. Muy bien pequeña, salvemos el día- dije acariciando su grupa y subiendo de un salto en ella-. Daphne, presiento que no será tan sencillo parar el tren o a los bandidos. Tampoco estoy seguro si eso es lo que querrán que hagamos- comencé a galopar, siguiendo hablando pero a los gritos-. Podríamos desacoplar los vagones de pasajeros, minimizando las víctimas, pero se supone que deberíamos poder frenarlo… si tenemos suficiente vía.

Galopar a toda velocidad era sumamente divertido, así que no pude menos que reír a las carcajadas mientras volábamos por esos sitios persiguiendo un tren a punto de ser asaltado. Me giré para ver a mi compañera, solo para intentar percibir algo de diversión en su rostro. Alguien tan joven debería tener un poco de sangre en las venas al menos.

El método de Brian salió a la perfección y el tuerto empezó a cantar como un gallo, dando bastantes detalles pero por eso el tipo empezó a reír, porque dudaba mucho de que llegaran a tiempo. Daphne abrió mucho los ojos horrorizada por eso, porque no había cosa que le causara más estrés que tener el tiempo en el culo, un tiempo escaso que de no alcanzarlo morirían muchas personas. Ya sabía que aquello era un programa y que esas personas ni siquiera existían, pero quiso creérselo con gran intensidad para darlo todo y aprender las nuevas habilidades que prometía La Barca.

La ahora rubia miró hacia donde había estado el Sheriff en otro momento cuando Brian  pareció buscar a alguien y resopló. — No esperes otra cosa. — Porque en el programa serían ellos los que siempre llevaran la batuta para todo. Con agilidad, también logró montarse a su caballo, tomó las riendas y miró a Brian. — Piensa en esto como lo que es, una aventura guiada. Nuestra misión consistía en sonsacarle información a ese tipo y ahora a llegar antes de que todo reviente. Depende de nuestra velocidad si lo conseguimos o no, no es momento de dudar, ¿sabes? — dio un ligero golpe con su bota para animar al caballo a trotar hacia la salida y luego fue poco a poco aumentando la velocidad. — ¡Podemos dividirnos! ¡Tú te encargas de desacoplar los vagones de pasajeros y yo intentaré visitar al maquinista! —Con que Brian lograra llegar al primer vagón de pasajeros para desengancharlo, ya los demás se encontrarían a salvo. El frenarlo sería más complicado.

-¡Yo nunca tengo dudas!- le grite por sobre el caballo y dejando que el sombrero cayera por mi espalda, colgado por unas delgadas cuerdas. Ahora mi cabello, abundante, volara con el viento. Ella había llegado a la misma conclusión que yo, aquello requeriría de nuestras habilidades para ser finalizado correctamente, por lo que debíamos ser listos y usarnos correctamente en todo momento. De momento, solo me concentro en galopar todo lo rápido que puedo y no pienso en otra cosa más que alcanzar el tren. Luego, dependiendo de la situación, me tocará pensar con rapidez. Planificar antes está bien, pero cuando no sabes que te vas a encontrar, seguramente deberás desecharlo y pensar algo nuevo. Lástima que no teníamos un mapa de las vías, podríamos verificar si había alguna forma de desviar el tren, evitando así la tragedia.

Siguiendo las vías durante casi veinte minutos llegasteis hasta una zona rodeada por montañas que resultaba el sitio perfecto para realizar una emboscada. Afinasteis vuestros sentidos para comprobar si había alguien más allí y acertasteis de pleno al comprobar que cerca de dicha vía había un grupo de tres personas que estaban preparando algo.

Dejando atrás vuestros caballos y accediendo a pie a aquel paso montañoso, observasteis con claridad que aquellos tres hombres estaban preparando un cargamento de dinamita que habían transportado con una mula de carga.

Aprovechando la cobertura de las rocas ellos consiguieron pasar desapercibidos ante ojos no entrenados, pero ustedes sabíais que allí se cocía algo y teníais que entrar en acción.

No pasó mucho tiempo hasta que llegamos al lugar indicado, creí que perseguíamos al tren, pero en realidad estábamos donde se realizaría la emboscada. Paramos nuestros caballos casi al mismo tiempo, seguidos por un instinto colectivo que nos prevenía que allí se estaba desarrollando algo… O el programa estaba determinado a que frenáramos justamente allí. Como fuera, los malos estaban a la vista y cargados de mucha dinamita.

-Si esperamos,- comencé alzando un dedo, como si estuviera contando alternativas- podríamos atacarles cuando presten su atención en el tren… pero eso pondría en peligro a los pasajeros. Si atacamos ahora, tendremos más tiempo pero ellos estarán atentos y perspicaces- el tiempo era un condicionante a tener en cuenta, pues si algo salía mal podríamos tener más o menos oportunidad de cambiar el destino de esos pasajeros-. Yo digo que ataquemos ahora y sin misericordia. Disparamos primero y preguntamos después.

 Siempre podríamos intentar atemorizarles apenas llegáramos, pero estaban en superioridad numérica y tenían todo a su favor. A veces es mejor golpear duro y directo, sobre todo si teníamos en cuenta que la “misión” parecía ser salvar a los del tren. Con lo bien que nos vendría un sheriff allí para apoyarnos.

Todo era demasiado lineal y las ideas que teníamos en un inicio se iban al infierno en cuanto se encontraban un panorama que no encajaba con su plan. La muchacha chasqueó la lengua demostrando así su gran frustración, maldiciendo para sus adentros la maldita Barca. Pero esos pensamientos se difuminaron en el momento que entre las zonas rocosas se encontraba un grupo de tipos, seguramente aquellos que estaban ideando la fechoría que acabaría con un montón de personas inocentes (aunque inexistentes) y además, salirse con la suya.

Dejaron sus caballos atrás para acercarse con cuidado para acortar distancias con esos asquerosos criminales pero ya era tempo de decidir qué hacer. Daphne los miraba muy fijamente, calculando mentalmente todas las posibilidades que había de actuación y cuales podrían salir bien. Escuchó a Brian sin mirarlo pues sus ahora ojos celestes continuaban escudriñando el cargamento explosivo que los criminales se dedicaban a preparar. — Si lo hacemos bien y los tomamos por sorpresa no tiene por qué, apenas le daremos tiempo de reacción. — dijo dando a entender que su preferencia coincidía con la de ella. Estaba claro que Daphne no era de las que se quedaban esperando pacientemente a una mejor oportunidad; se abrazaba a la primera que viera. — Disparamos primero y preguntamos después. —Repitió en voz baja la última frase que le dedicó Brian y seguidamente, aun manteniéndose ligeramente oculta entre las rocas, cogió su revólver y apuntó hacia uno de ellos — Hagamos que no lleguen a tiempo de colocarla.

En el momento que los hombres os vieron llegar con el arma en mano no dudaron en desenfundar también las suyas. Uno de ellos disparó sin preguntar, errando el tiro, y buscó cobertura al igual que el resto. Sin comerlo ni beberlo os habíais metido en mitad de un tiroteo.

Sabíais que aquello iba a ser una batalla campal y que al igual que ellos han demostrado que disparaban a matar, no quedaría más remedio que responder al fuego con fuego.

Encontrasteis rápidamente cobertura entre las rocas y comenzó el intercambio de disparos ¿quedará algún superviviente?

A mi compañera le iba lo rudo. ¡Que sorpresa! Casi se podía ver un pequeño brillo de emoción en sus ojos cuando sacó su revólver, como si el peso del arma le diera fuerza. Eso también me inspiraba confianza, como si ella fuera toda una forajida que pudiera disparar sobre el ojo de seis cuervos que vuelan en el atardecer, montada en un caballo sin silla… Uff este ambiente comienza a afectarme. Pronto comenzaré a hablar de costado vistiendo un mugroso poncho. Saque mis armas, mis hermosas gemelas, para hacer frente a los maleantes.

No sé cómo, pero los vieron y comenzaron los disparos. Normalmente no me agrada que me disparen y ahora mismo tampoco, pero el lugar, como estábamos vestidos, disparando revólveres… se me hace emocionante. Como cuando veníamos a caballo. Soy un hombre que disfruta de las pequeñas cosas de la vida y de las grandes también, así que estoy en mi salsa.

Me arrojé a la sombra de una gruesa roca, mientas las balas silbaban a mi alrededor. Una vez a cubierto observé a los que disparaban brevemente, alzando mi cuerpo cuando vi un hueco en su cadencia para disparar sobre ellos. El estruendo de los disparos apenas dejaba tiempo para poder hablar, pero estoy seguro que mis carcajadas se oyen con claridad.

La adrenalina comenzó a correr por el cuerpo de Daphne, la cual fue la primera en sacar su revólver y apretar el gatillo repetidas veces. Corrió a agacharse junto a una de las rocas que le servía de cobertura mientras se preparaba para el próximo ataque. Aquel tiroteo no era muy diferente al de la actualidad, solo había que esperar a que ellos tuvieran que recargar.  Solo esperaba que no le fallara la puntería ni tampoco los reflejos para cubrirse porque entonces estarían en un grave problema.

El polvo que se levantaba en cada uno de sus rápidos movimientos para salir de cobertura y volver a entrar, clareaba un poco más si cabe la blanca piel de su rostro a la que se pegaba a causa del sudor. Se asomó con rapidez y en el momento que vio una nueva oportunidad para disparar, lo hizo. Salió con el brazo estirado y apretó el gatillo con ansias de eliminar a esos criminales.

La última bala abatió al bandido que quedaba en pié y os dejó vía libre para averiguar que estaba pasando allí.

Todos ellos parecían tipos jóvenes, bien armados desde luego pero lo que más llamaba la atención es como uno de ellos tenía en su poder una especie de “guía” sobre cómo colocar los explosivos. Rápidamente os dirigisteis a las vías para comprobar como allí había suficiente dinamita como para hacer volar el tren por los aires ¡había que impedirlo!

Teníais que conseguir quitar aquellos explosivos de las vías antes de que el tren pasase y eso implica disponer de menos tiempo del deseado. Os quitasteis los guantes para tener mejor tacto y metisteis las manos “en la masa”. Aquella dinamita no parecía corresponder a la época que estabais viviendo, era demasiado compleja como si fuese un híbrido entre tecnología antigua y actual… ¿formará parte de la prueba del programa? No había tiempo que perder, en el horizonte se podía observar el humo del tren que avanzaba a gran velocidad…

He visto un par de películas del oeste, pero ninguna escena de balacera fue tan épica y emocionante como la que estoy viviendo ahora mismo. La explosiones, los gritos de dolo, el olor a pólvora y el sonido de las balas pasando a nuestro alrededor es algo que jamás olvidaré. No sé cuánto duró, el tiempo dejó de tener sentido para nosotros, siendo la adrenalina nuestra única verdad, pero pronto las armas enmudecieron y solo se oían los ecos de las detonaciones rebotando por el lugar.

-Ganamos- le dije a mi compañera con una sonrisa y enfundando mis revólveres con un fluido movimiento luego hacer hacerles girar en mis dedos. Nos acercamos a los cuerpos, notando que eran jóvenes forajidos. Uno de ellos tiene un papel y me sorprendo a comprobar que es una guía para la colocación de explosivos-. ¿Sabes? No me inspira confianza unos bandidos imberbes que necesiten un manual sobre como colocar una bomba- nos dirigimos hacia la dichosa bomba, sorprendiéndome una vez más al notar un bonito visor con números en color rojo-. Ok, no me esperaba esto… que curioso. Déjame intentarlo a mí…

Me quité los guantes, haciendo tronar mis dedos y relajando toda la mano. Mis manos son herramientas de precisión, tienen muchas utilidades y eso se nota. Podría haber sido pianista o médico cirujano, pero me atraía más la emoción de engañar a la gente, comparar mi ingenio con el de los pobres idiotas que me encontraba. Ahora tenía que desarmar una bomba ficticia en un lugar ficticio o volar por los aires. ¡Que emoción!

-Tápate los oídos- sonreí como si fuera el mejor chiste del mundo, como lo hacía cada vez que me enfrentaba a una situación potencial mente mortal.

Cuando acabó el tiroteo se permitió pasar su mano por toda su frente, secando el sudor y eliminando el exceso de polvo que se había acumulado en esa zona. — No, todavía no— respondió a su compañero antes de echar a correr hacia donde estaba la bomba. Miró a Brian en el momento que éste le mostraba una especie de guía para colocar el explosivo. Se notaba que La Barca estaba en proceso de experimentación, porque había detalles demasiados actuales que sacaban a cualquiera del ambiente. — Pues para no darte confianza la han conseguido colocar… — se fijó en la cantidad de cables que tenía el dispositivo explosivo, los números rojos con la cuenta atrás y no pudo evitar tragar saliva.

Recordó a algunos compañeros del ejército especializados en ese tipo de tareas, a un artificiero en específico con el que solía amanecer en los días de permiso. Había que tener sangre fría para formar parte de ese equipo, así como una buena percepción lógica para comprender esos mecanismos y también una gran precisión manual (sinceramente… lo que más le atrajo de él).

Daphne se preguntó qué pasaría si morían allí, dudaba de que también murieran en el otro lado, pero si no era así, ¿qué pasaría? ¿Regresarían a aquella sala blanca? — Desactívala por lo que más quieras…— como aquella nueva melena sedosa suya que lucía. La mujer cerró los ojos con fuerza después de ver aquella sonrisa confiada de Brian. Llevó sus manos a sus oídos, tapándolos completamente  y mantuvo el cuerpo completamente tenso, esperando que no salieran por los aires.

Con el sudor aún en la frente lograste desmontar la bomba y quitarla de las vías. Realmente pensaste que tu vida ha estado en juego ya que el más mínimo fallo hubiera hecho saltar todo por los aires.

Comprobasteis con satisfacción como el tren de las 12 pasó por vuestra posición con total seguridad consiguiendo así que la misión en el salvaje oeste fuese un rotundo éxito.

De repente notasteis de nuevo las náuseas que de manera tan desagradable os llevó hasta aquel páramo, sin embargo, en esta ocasión aquella sensación lo que generó fue que estuvieseis de nuevo en la sala blanca, frente a aquella mesa y a la puerta metalizada…