Partida Rol por web

Los días pasaron como si fuesen horas, poco a poco os ibais dando cuenta que los reflejos estaban a la altura de lo que esperaba el pescador, podíais notarlo con su mirada, con su expresión severa pero cálida.

Llegó un punto en el que erais capaces de cortar todos los melocotones que caían sin llegar al suelo, e incluso sabíais gestionar vuestra fuerza para aguantar hasta el atardecer sin tener que parar a descansar: habíais superado la primera fase del entrenamiento.

- Enhorabuena, habéis cumplido lo que pedía… sin embargo esto no es más que el principio… la prueba que comenzaremos mañana será igual o más importante así que descansad bien y recuperad vuestras fuerzas –mientras se marchaba escuchasteis como se reía levemente.

Siguiendo sus instrucciones regresasteis a los aposentos para descansar ¡oh bendito descanso! Parecía que no pero existía fatiga real en vuestros músculos. Dormisteis como si fuerais un bebé, sin interrupciones, sin sueños…

Amanece un nuevo día, ya no hace falta que el viejo Aoshi os despierte, ya sabéis cuál es el horario del entrenamiento.

En esta ocasión al salir de la choza no visteis al nuevo maestro ¿se habría escabullido? ¿le habría pasado algo? De pronto notasteis como un melocotón salió volando en vuestra dirección, lo esquivasteis con normalidad y comprobasteis aliviados que el pescador estaba lejos de la choza, como dispuesto a irse.

- ¡Vamos! ¿A qué esperáis? – gritó desde la lejanía.

Os apresurasteis a seguir el rastro. Teníais curiosidad por saber cuál sería el nuevo reto.

Fue entonces cuando el anciano os llevó hasta la cascada, la cual fluía con fuerza y elegancia ¿un reflejo de lo que buscaba en ustedes?

A cada día mejorabamos, era un hecho, pero cada día era un puro agotamiento, tanto que al oir al maestro decir que al día siguiente cambiariamos de entrenamiento me alegré - Por fin - saldriamos de la rutina de cortar melocotones para hacer otra cosa bien distinta. Pues ya era hora.

Tal y como hacía cada noche, tras llegar a nuestra habitación me tiré en el futon estirada - Dios santo... que cansancio... Creo que somos mejores que al principio pero... siento mi cuerpo destrozado - le dije a mi compañero sin poder si quiera mirarle pues solo quería descansar el cuerpo - ¿Que crees que tendrá preparado el maestro para mañana? - pregunté con clara curiosidad esperando que no nos moliera tanto el cuerpo.

Por suerte no tuvimos que tardar mucho, pues acto seguido caí rendida durmiendo de golpe para levantar de nuevo a la hora del gallo. - Cuando volvamos no creo que pueda despertar a otra hora - mencioné como gracia a mi compañero antes de salir.

Pero allí no estaba el maestro, y es que no fue hasta que este interactuó con nosotros que no pudimos seguirle el camino, un camino que nos llevó a unas enormes y fuertes cataratas las cuales empezaba a ver que formarían parte del ejercicio. - Maestro ¿cual es nuestra siguiente tarea? - pregunté expectante sin poder esperar más a la realidad.

Habían pasado ya varios días, pero para sorpresa de Clark se habían pasado volando, casi no se había percatado de ello. De lo que sí se había percatado es de que tanto sus reflejos como su capacidad física habían aumentado. Mañana comenzarían ya un nuevo entrenamiento, o eso les había dicho su anciano maestro.

Aquella noche, tumbado con su compañera en su habitación, ella le preguntó que qué creía que el maestro tendría preparado como tarea.

-Seguro que algo que nos haga sudar la gota gorda, eso tenlo por seguro. Lo que me pregunto es... ¿el maestro será alguien controlado por la agencia o realmente fue un personaje que existió en el pasado?

Dicho esto y planteando una incógnita que dejó a Evelyn sorprendida, ambos se quedaron durmiendo hasta el día siguiente, donde el anciano los llevó hasta una cascada, lo que parecía ser la siguiente prueba.

-Vaya, ¿vamos a darnos un baño refrescante?- dijo Clark, bromeando.

El anciano se colocó justo a un lado de la cascada y la señaló.

- Vamos, colocaos justo debajo, dejad que el agua golpee vuestra cabeza, que turbe las ideas y convertidlo en la fuente de vuestra concentración – dicho aquello asintió con la cabeza.

- Tan sencillo como lo veis… quedaos sentados y cerrad los ojos… y pongamos a prueba la paciencia y la concentración – al parecer la prueba consistía simplemente en colocarse debajo de la cascada, dejando que el agua fluyese sobre vuestro cuerpo pero… ¿por cuánto tiempo?

En el momento que os colocasteis donde indicó el viejo pescador empezasteis a entender la prueba: lo que al principio parecía algo relajante e incluso refrescante en cuestión de minutos se convirtió en algo tedioso. Notar el impacto del agua constantemente en el cuerpo no era tan agradable como parecía a simple vista.

- Deberéis quedaros así durante medio día, ni más, ni menos. Si abandonáis la cascada aunque solamente sea para cambiar de postura habréis fallado ¿lo entendéis, verdad? – os miró con ese semblante serio.

- Que comience entonces la siguiente fase del entrenamiento –

Sin duda la pregunta de mi compañero me dejó perpleja, aunque no negaría que no lo pensaba, que igual podría ser un personaje famoso y no le hemos reconocido.

Al ver y oir la tarea impuesta por el maestro tragué un poco, pues nunca pensé que haría algo como hacian en las peliculas, de hecho ni pensaba que fuera posible. No obstante no me negué a hacerlo y fui junto a Clark bajo la cascada sentandome allí dejando entonces que todo el agua cayera sobre mi. Era duro, muy duro

Finalmente, nuestro maestro nos explicó en qué consistía la prueba. Debíamos quedarnos durante medio día debajo de aquella cascada, soportando el caer del agua impactando contra nuestro cuerpo. Al principio parecía coser y cantar, hasta estaba relajándome, pero llegado un punto comenzó a parecerme insoportable. Fue entonces cuando tuve que dar todo de mí, aplicar todo mi poder mental...

-Vamos, no te rindas...- me dije a mí mismo.

Finalmente, tras una semana que pasó como si fuese un solo día, sentisteis que vuestra concentración y resistencia habían llegado a un límite que jamás soñasteis alcanzar. Cuando salisteis por última vez de la cascada notasteis que la percepción del tiempo era distinta, sentíais armonía con todo lo que había alrededor, hasta el aletear una mariposa parecía ser fácilmente reconocible aleteo a aleteo, como si la percepción hubiese llegado más allá y la paciencia se hubiese endurecido.

El maestro pescador estaba satisfecho, muy satisfecho… su rostro no podía disimularlo. Habíais superado ya dos de las pruebas, a falta de una tercera que podía ser la más difícil de todas.

- Estoy orgulloso de lo que habéis alcanzado… sin embargo ahora debéis aprender la lección y no dormiros en los laureles. Queda una última prueba que determinará si realmente habéis sabido poner en práctica todo lo que se ha entrenado en estas semanas – Se acercó y os dio una palmada en la espalda

Con la sensación de satisfacción aún en el cuerpo decidisteis que era un buen momento para irse a descansar a la habitación. Después de haber superado las dos pruebas notabais que la mente y el cuerpo estaban más curtidos pero también más agotados así que reposar las horas necesarias se había convertido en un aspecto clave.

Un nuevo día amaneció, ya casi sentíais que aquella choza era vuestro nuevo hogar y que el viejo pescador más que un entrenador podría haber sido perfectamente un padre.

Al salir al exterior comprobasteis que Aoshi estaba esperando (como siempre) con una sonrisa en los labios. Ahora tan solo había que seguir nuevas instrucciones.

- Bueno, no voy a andarme con rodeos. Acompañadme hasta el lago, allí tendrá lugar la última prueba. Espero que no la infravaloréis puesto que es más importante de lo que parece – acto seguido os llevó a un lago que estaba situado a casi medio kilómetro de la choza. Era un lago hermoso, digno del mejor cuadro, con aguas tranquilas y ambiente agradable ¿la prueba? Toda una incertidumbre…

- Y aquí se encuentra el último desafío… os preguntaréis de qué se trata y sorprenderá seguramente la respuesta: debéis capturar a Yenyi - ¿yenyi? ¿qué clase de criatura era?

El viejo pescador se rió al comprobar vuestro rostro.

- Yenyi es una carpa peculiar, rápida como el rayo y escurridiza como las algas. Todo lo que os he hecho entrenar es para un cometido: pescar a Yenyi haciendo uso de vuestra paciencia, dureza y reflejos ¿podréis conseguirlo? –dicho aquello os lanzó una caña vieja que llevaba con él junto con una bolsa llena de cebo vivo.

Tras tanto tiempo el cual se hacía pesado aunque rápido a la vez, al final el entrenamiento acabó con un favorable resultado, aunque por otro lado el agotamiento abarcaba todo el cuerpo, al menos de mi persona, no sabía si también el cuerpo de Clark también lo sufría.

-Gracias maestro... No hubiera sido posible sin su ayuda - le agradecí pues al mismo maestro perscador, ya que fue su ofrecimiento el cual nos ha hecho mejores guerreros - ¿Esto nos serviría para mejorar en nuestra era? - era por otro lado la pregunta que tenía en mi cabeza.

De nuevo debiamos descansar antes de la prueba final, a saber cual sería, y como la última noche dormí del tirón por el agotamiento. No sin antes comentar algo más con mi compañero - Cada vez creo más, que era un personaje del pasado. No recuerdo a nadie que pudiera ser como el maestro Aoshi de donde venimos... Puede que sea como en Grecia con ese chico. Imagino que completar el entrenamiento y honrar al Daimyo es nuestra tarea en esta situación. Al menos me alegra no tener que pasar por todo sola - sonreí finalmente y me dormi.

A la mañana siguiente estabamos en pie a la misma hora de siempre, y salimos para ver al maestro el cual no se andó con rodeos - ¿Yenyi? - pregunté siendo que la respuesta vino en seguida. Agarrando la caña que nos cedió el maestro miré a mi compañero - ¿Juntos? ¿O un intento cada uno? - Al tener solo una caña, igual lo mejor era aunar fuerzas, así como reflejos y paciencia.

Había pasado ya una semana, y la prueba final se acercaba. Aquel anciano al que ahora veíamos como un padre nos había hecho mucho más fuertes, nos había convertido en guerreros, y tanto mi compañera como yo le estábamos eternamente agradecidos.

La noche de antes de la última prueba, me quedé un rato despierto hablando con mi compañera, como venía siendo costumbre.

-Ya lo creo. En la actualidad no existe persona como Aoshi. Es una persona increíble y haría falta más gente como él en nuestra era. Tiene mucho conocimiento y mucha paz interna- le respondí a mi compañera durante la conversación que estábamos teniendo. A los pocos minutos, me dormí.

Al día siguiente, Aoshi nos llevó hasta el lago, donde nos explicó cuál sería la prueba final: cazar a una carpa llamada Yenyi. Esta carpa, era muy escurridiza y tendríamos que poner todo de nuestra parte y emplear todos nuestros conocimientos para capturarla. Aunar fuerzas con mi compañera sería lo más sensato.

-Creo que lo mejor es que lo intentemos juntos- le contesté a Evelyn.

El anciano intentó resolver las dudas que pudieran surgir.

- Me temo que tendréis que hacerlo por separado - sonrió maliciosamente.

- Vamos, no perdáis el tiempo. Coged la caña y traedme a Yenyi. Si lográis pescarlo habréis conseguido todo lo necesario para saber los secretos que os llevarán a la victoria – dicho aquello os dejó a solas en el lago. Mirasteis en las cristalinas aguas para comprobar que allí no había nada ¿o sí que lo había? Observasteis como un escuálido pececillo se movía de un lado a otro como un relámpago incansable ¿sería Yenyi?

Rápidamente entendisteis que para completar esa última prueba necesitaríais buenos reflejos y la paciencia suficiente para no rendirse ¡era la prueba definitiva!

Aunque al principio parecía que Yenyi se iba a escapar de vuestras habilidades, lograsteis retenerlo durante unos segundos que sirvieron para demostraros que podíais ser capaces de atraparlo si seguíais intentándolo. El viejo pescador os observaba complacido, con su sonrisa estaba animando con discreción a que continuarais. Aún no estaba aquel maldito pez bajo vuestro poder pero faltaría poco... ¡debíais concentraros! ¡Fijaros en cada movimiento! ¡Atacar en el momento adecuado!

Era un ahora o nunca, no podíais tirar por tierra todos lo que habías entrenado.

¡Lo lograsteis! No podíais creerlo pero era realidad. Yenyi, esa condenada carpa más rápida que el viento estaba bajo vuestro poder. No sabíais si fue realmente suerte o el conjunto entre habilidad o azar. No pudisteis contener la emoción de la victoria antes de que se escuchases un carraspeo detrás vuestra.

- Enhorabuena – sonrió el viejo pescador

- Habéis superado mis expectativas, no solo superando poco a poco todas las pruebas que he estado imponiendo sino que habéis sabido aceptarlas y llevarlas a cabo con disciplina. Quizás vaya siendo hora de que sepais la verdad, toda la verdad – después de aquellas palabras Aoshi os lanzó vuestras armas.

- Probad a luchar, atacadme, ahora sentiréis las consecuencias de vuestro entrenamiento – en cuanto cogisteis de nuevo el arma, sentisteis un gran poder en ella ¿le había hecho algo el pescador? ¿o era vuestra determinación?

No queríais atacar a vuestro maestro, pero él lo había pedido y no ibais a desobedecerle ahora, pero para vuestra sorpresa comprobasteis que en un abrir y cerrar de ojos desapareció de vuestra vista. Cuando os girasteis para reaccionar, recibisteis un golpe brutal en el costado. ¿Ese viejo había sido capaz de moverse tan rápido? ¿Y luchar contra los dos a la vez?

- ¡Vamos! ¿Qué creíais? ¿Qué solo era un pescador? ¡Concentraos ¡Fijaos en mis movimientos! ¡Imaginad que soy Yenyi! – y tras decir aquello el viejo se abalanzó contra ustedes a gran velocidad, pero esta vez pudisteis ver cada paso que daba, cada zancada ¡podíais prevenir su siguiente golpe!

Tan solo tuvisteis que anteponer el arma ante su ataque para bloquearlo ¡habíais tenido éxito! Y jamás pensaríais que hubieseis sido capaces de algo así.

Fue entonces cuando Aoshi se colocó de nuevo su caña a la espalda y os hizo una reverencia.

- Enhorabuena, finalmente estáis preparados para derrotar a mi discípulo caído - ¿su qué?

- El samurai de la armadura negra no es más que Saotama, mi primer alumno, el cual usó todo lo que le enseñé para hacer el mal, para servir a los codiciosos y humillar a los débiles. Cuando supe que atacó al Daimyo temblé ante las consecuencias que tendría para esta tierra... así que recé para que alguien de corazón puro llegase ante mí para darle la oportunidad de instruirle, sería mi redención... – el semblante del pescador era serio, había mucho sufrimiento en su ser.

- Ahora marchad, buscad a mi anterior discípulo y matadlo con honor, es lo máximo que se merece – esas últimas palabras las comentó mirando directamente a vuestros ojos y sujetándoos el hombro.

Finalmente y tras varios intentos, mi compañera y yo conseguimos capturar a la carpa. Nuestro maestro nos dio la enhorabuena por ello y nos recompensó con unas armas, para pedirnos que le atacásemos a continuación. Lo hicimos lo más rápido que pudimos pero esquivó todos nuestros golpes, revelándonos que a simple vista parece un simple anciano pescador pero que realmente es todo un maestro del combate. También nos contó algo que me dejó sorprendido: el samurai que nos atacó fue un antiguo alumno suyo que usó todo su conocimiento para crear el mal. Aoshi nos pidió que fuesemos hasta el castillo donde se encontraba el samurai y lo matásemos. Parece ser que no iba a ser una misión fácil, aunque con nuestro conocimiento y nuevas técnicas de combate no deberíamos tener problema alguno.

Tras despedirnos de Aoshi y emprender nuestro camino hacia el castillo, me detuve un momento para hablar con Evelyn.

-Bueno, ¿entonces que crees que es lo mejor? Infiltrarnos por el pasadizo subterráneao o ir de cabeza al castillo y llevarnos por delante a todo el que se interponga? Yo, como es lógico, me decanto por la primera opción, aunque seguramente tardemos más y tengamos que estudiar la zona, además de que no sabemos tampoco qué nos podremos encontrar allí abajo... Pero en fin, tenemos que arriesgarnos, es un todo o nada. Supongo que cuando asesinemos a ese samurai se habrá terminado todo y volveremos a nuestra era.

No pude creer ya de lo que eramos capaces a través de tanto entrenamiento. Sacamos a la carpa y aunque no me gustó mucho, el maestro nos retó a atacarle, cosa que no salió bien pues fue más rápido, pero pudimos detenerle un golpe...

Ya estabamos listos para enfrentarnos a nuestro enemigo en común, y ante la revelación del maestro Aoshi la sorpresa fue mayuscula, tanto así que ahora sabriamos a que atenernos. No obstante no dejaba de ser algo peligroso el enfrentarnos a el, pues la venganza podria alejarnos del verdadero camino.

Es por ello que tal las indicaciones del maestro y estar preparados, salimos hacia el castillo donde estaba nuestro enemigo en común.

-¿Tu que crees? Solo venimos a por un culpable, ese es nuestro objetivo. No deberiamos matar a nadie que sea inocente, pues no tienen la culpa si les obligan a pelear. Infiltremonos y busquemos a ese mal nacido.