Samantha mira a Eric y luego al anacreonte. Este asiente. —Una mujer alta y delgada. Rubia y ojos verdes. Triste. Muy triste. Su nombre es... Judie. Es su esposa... o era.— dice monotónica y con un aire triste, como si se contagiara de las emociones que le transmite la descripción que hace. —Está a unos kilómetros de aquí. Muy cerca. Hacia el este...— dice.
Luego mira a Doug. —Un hombre delgado, delicado. Ojos claros y cabello castaño. Muy seguro, muy cercano. Su nombre es... David. Hay... pesadumbre.— dice mientras su voz suena algo extraña, como si ocultara algo y mira con cierta aprehensión al exconvicto. —Está lejos. Muy al norte.—
Pasa entonces a Peter. —Un lugar. Una fábrica abandonada, muros en ladrillo, ventanas grandes. Puertas de metal, hay... mucha actividad, es muy conocido, muy importante, muchos secretos, muchas pasiones...— y su tono parece tomar un aire animado a medida que pronuncia cada palabra. —Está al norte. Pokhara.— dice y finalmente pasa a Leah.
—Una mujer. Muy similar a ella. Pelo corto y castaño, piel más morena. Quizás más redonda, más sonriente. Es... familia. Hay... envidia— dice y su voz se vuelve fría y dura. Hablando casi entre dientes continúa—Está muy cerca. Hacia el este. Su nombre es... Dalila— dice haciendo una pausa para pensar.
Hacia el este y muy cerca está, sí, el hospital de St Guy.
—Gracias Samantha. Ha sido muy ilustrativo conocer vuestros Grilletes— dice Morceas refiriéndose a vosotros. Luego vuelve a acercarse a la ventana. —Tenéis 24 horas. Eso es todo— dice finalmente, terminando de manera poca ceremoniosa vuestra audiencia, concentrándose en lo que sucede en el exterior. Samantha se queda allí, mirando al suelo, sin decir nada.
Tenéis un turno para reaccionar y por si queréis hablar entre vosotros de regreso al exterior. Iréis escoltados por soldados enmascarados. Estamos a dos mensajes y en la siguiente actualización estará el último mensaje respondiendo a vuestras preguntas del general y luego... seréis libres para decidir qué hacer.
Motivo: Voluntad
Tirada: 7d10
Dificultad: 8+
Resultado: 5, 5, 7, 9, 10, 7, 9 (Suma: 52)
Exitos: 3
Motivo: Percepción + Consciencia
Tirada: 4d10
Dificultad: 7+
Resultado: 5, 3, 6, 5 (Suma: 19)
Doug observó asqueado como las cadenas se separaban mágicamente de su carne muerta y acto seguido se acarició las muñecas allí donde el frío metal las había tocado. El Anacreonte les había dicho algo hacía unos minutos acerca de “forjar en bienes útiles” a los espectros… ¿Se había referido a algo como eso? La noción le resultó enfermiza incluso a él, que había visto de todo, y cuando volvió a centrarse en Morceas este ya había empezado a darles otra de sus charlas. «A este tío le encanta darle a la lengua, el muy pesado». Mientras hablaba, se preguntó por qué desconfiaba tanto del general; seguramente era un megalómano paranoico, y en ese sentido le recordó a Marty, por lo que subconscientemente Doug se encontró proyectando sobre él los sentimientos que le profesaba por su exsocio. Huelga decir que ello no hacía mucho en favor de Morceas.
Cuando empezó a hablar de los “grilletes” a Doug le costó entender a qué se referían, pero la demostración práctica de Samantha hizo que el grandullón lo entendiera a la perfección. Se quedó callado, tenso de repente, y agachó la mirada para seguir mirándose las muñecas, incómodo y pensativo. «¿Cómo coño ha hecho eso?», se preguntó, casi que forzándose, obligándose a no pensar en lo que había dicho, pero sabiendo en el fondo que había acertado de pleno con él, y probablemente también con los demás. Si no, ¿cómo había sabido lo del Pokahara? «Lejos», repitió, cuando ya no pudo aguantar más, «y al norte». Seguía teniendo mil preguntas, pero al menos ahora tenía un motivo para zanjar ese asunto del marqués.
—¿Por donde empezamos? —preguntó, con una iniciativa que contrastaba con la que había sido su postura hasta el momento.
Tirada oculta
Motivo: Percepción + Consciencia
Tirada: 3d10
Dificultad: 7+
Resultado: 4, 8, 4 (Suma: 16)
Exitos: 1
Edit: se me olvidó la tirada
Escuchar el nombre de Judie fue como recibir un puñetazo en la boca del estómago para Eric, y, si había recibido la propuesta del anacreonte con un gesto de desagrado, la emoción que se dibujó en su cara esa vez fue de intenso cabreo.
Sin decir nada, miró detenidamente a Doug, a Peter y a Leah, en el mismo orden en el que Samantha les había examinado. Su enfado no iba dirigido a ellos, a quienes miraba más bien con comprensión: incluso a Doug, por primera vez.
Apretó los puños y, antes de girar sobre sus talones para marcharse de allí, se quedó mirando a Samantha con fijeza, casi con impertinencia, intentando arrancar su mirada del suelo de la habitación.
Tirada oculta
Motivo: Per + Cons
Tirada: 3d10
Dificultad: 7+
Resultado: 7, 2, 10 (Suma: 19)
Exitos: 2
Kutner no era la clase de hombre que perdía los estribos con facilidad, pero en aquel momento le hubiera encantado agarrar a aquel mierda por el pescuezo y lanzarlo a través de la ventana.
—Es una puta cabeza de caballo en la cama, joder... nos acaba de amenazar a los cuatro, el hijo de la gran puta...
Con su explicación de lo que suponían esos "grilletes", no sólo dejaba claro que podía acabar con la existencia de Eric, sino que también amenazaba la vida de su mujer. A Eric le comía por dentro la rabia sólo de pensarlo.
Se dio cuenta de que aquel tío, David, era tan importante para Doug como Judie lo era para él, y por primera vez sintió que contemplaba a otro ser humano cuando volvió a mirar al presidiario. ¿Y los demás? ¿A quién envidiaba Leah, a su hermana? ¿Tan importante era el Pokhara, si no era más que un garito?
—No me puedo pirar — se dijo a sí mismo — Si me piro, el hijo de puta matará a Judie. Lucy... Lucy seguramente esté ya muerta, Eric. Judie sigue viva.
Encontrarla era importante: lo más importante. A esas alturas, de hecho, era lo único que importaba. Pero no era lo primero. Había sacrificado todo lo que amaba por encontrarla: a su mujer y su carrera; aunque no había sido suficiente.
—No pondré en peligro a Judie — se dijo con firmeza — Haré lo que el hijo de puta nos ha pedido para que me deje en paz, y, cuando lo consiga, seguiré con la investigación. Y en cuanto tenga una oportunidad de joder de vuelta a este cabrón, lo haré.
—Y la puta esta — pensó al mirar a Samantha — ¿Por qué coño le ayuda? ¿Te gustaría que amenazaran a tus seres queridos, zorra de mierda?
La visión es estremecedora. Mis ojos se quedan paralizados ante semejante horror y, por alguna razón que no alcanzo a comprender, se quedan observando durante más tiempo del que me gustaría. Eso es lo que nos espera, lo que nos espera si no resultamos ser realmente útiles, una tortura cuya finalidad no alcanzo a imaginar. Es horripilante. Siento que no puedo moverme, me encantaría haber ayudado a ese pobre señor que en el fondo era mucho mejor persona que yo. Me siento mal. No quiero ir ahí, sé que no quiero, y por eso tengo que ser mejor que el resto. Creo que puedo serlo.
Tengo la mirada fija en la ventana. No me gusta lo que veo, pero soy incapaz de apartarla hasta pasado un rato. Me recojo mi pelo tras las orejas cuando escucho lo que desea el anacreonte. Solo necesitamos pruebas y eso parece más fácil que la situación que me había planteado en mi cabeza. No sé qué decirle, y mientras me lo pienso, aparece esa señora. Levanto una ceja cuando habla de asegurarse la garantía. Me da miedo lo que van a hacer, y si no fuera porque no sé qué es lo que exactamente me da más miedo, saldría corriendo. Al escuchar el nombre de Dalila me pongo más tensa si cabe.
«Cabrones de mierda», pienso, porque no me siento capaz de hacer nada. Enseguida me viene la imagen de ella a la cabeza, no necesitaba su descripción para ello, pero me resulta curioso que nos defina como similares si no nos parecemos en absolutamente en nada; si ella es el día, yo soy la noche. «Yo no tengo envidia», me digo, casi mascullando entredientes las palabras que aparecen en mi cabeza. Está en el hospital, supongo que estará con lo que un día fui, con mi cuerpo. «¿Me has cogido de la mano, Lila?», pregunto, y ahora me gustaría poder ir al hospital para ver si realmente podemos ver a los vivos al igual que pasó con el vagabundo. «¿O me has dejado sola?». Arrugó el ceño. «Da igual, ahí ya no hay nada. Estoy muerta».
Miro hacia el convicto, pues ha sido el primero en preguntar. Yo no tengo ni idea de por dónde empezar.
—¿Por hablar con el general, no? —respondo con otra pregunta.
Tirada oculta
Motivo: Per + Consciencia
Tirada: 3d10
Dificultad: 7+
Resultado: 10, 5, 4 (Suma: 19)
Exitos: 1
Post in progress :)
Lo que Samantha hizo con ellos le demostró los muertos tenía otras “habilidades especiales”, diferentes a la que él mismo había utilizado con los mercenarios, y más tarde con el general. La miró con atención mientras le tomaba de la mano, intentando averiguar si en su caso también había señales que pudieran mostrar que estaba haciendo algo extraño.
Mas allá de la curiosidad que suscitó tal demostración se sintió más atrapado que si le hubieran puesto las cadenas. La amenaza del Anacreonte flotaba en el aire, no solo dudaba de que fueran parte del enemigo, sino que ahora tenían los medios para acabar con su propia existencia, cortando esos lazos que les unían con el mundo de los vivos. Sintió como la ira bullía en su interior, al igual que Eric, y mantuvo una actitud seria, sin decir nada hasta que salieron.
– Nos tienen cogidos por los huevos – comentó con pesadumbre – y no tengo ni la más remota idea de cómo averiguar lo que nos piden...
—Ni siquiera estoy seguro de que quieran que averigüemos nada — dijo Eric entre dientes — El Anacreonte no quiere saber la verdad: quiere tener razón. Si lo que les contamos le da la razón al Anacreonte, nos joderá el General. Si le da la razón al General, va a ser el Anacreonte el que nos joda. La cuestión es quién puede jodernos más. De momento, Morceas sabe que el Pokhara, David, Dalila y Judie existen. Sabe dónde puede jodernos a cada uno.
Miró a los demás, antes de asentir en dirección a Leah.
—Hablar con el General estaría bien, sí. No tenemos ni puta idea de por dónde empezar a buscar, así que...
Hay algo inquietante en Samantha, pero es difícil saber el qué. Es algo en su mirada, en la manera como se queda fijamente observando puntos de tu brazo, o a vosotros o al suelo. Hay algo extraño y que te deja una sensación extraña. Es como si le faltara algo, pero por más que lo intentas, no logras determinar el qué.
Hay algo inquietante en Samantha, pero es difícil saber el qué. Es algo en su mirada, en la manera como se queda fijamente observando puntos de tu brazo, o a vosotros o al suelo. Hay algo extraño y que te deja una sensación extraña. Es como si le faltara algo, pero por más que lo intentas, no logras determinar el qué.
Hay algo inquietante en Samantha, pero es difícil saber el qué. Es algo en su mirada, en la manera como se queda fijamente observando puntos de tu brazo, o a vosotros o al suelo. Tras unos minutos reflexionando te das cuenta: ¡Samantha no pestañea!. Es extraño notar algo que, en teoría, no necesitan los Wraiths. Pero al fijarte en tus compañeros y en ti, todavía mantenéis ese reflejo, como si fuese un hábito adquirido, mientras que Samantha, durante todo el examen que realizó, ni una sola vez cerró sus párpados, y al final, no parecia cansada o estar haciendo un esfuerzo para no parpadear.
El regreso al exterior fue aún menos ceremonioso. Las dudas y revelaciones de la audiencia con el anacreonte os dejan un mal sabor de boca, y estar en medio de las intrigas políticas de la Tierra de las Sombras era francamente una posición poco envidiable. Al salir al exterior, os recibe la siempre presente tormenta, oscura y violenta en el cielo, a punto de estallar en un arrebato de ira celestial; y el rostro severo del general, quien, fiel a su palabra, se dispone a escuchar vuestras dudas y responder en la medida de sus capacidades vuestras preguntas.
Este sitio se parece mucho a Londres, pero he notado diferencias, ¿qué similitudes tendría Londres con este lugar?
—Este es el Londres que yo conocía, el que vosotros conocíais, todos y ninguno al mismo tiempo. Las calles son las mismas, pero hay edificios que no existen en las Tierras de la Piel que todavía están aquí. El Puente de Londres, que habéis visto, es un ejemplo. La mayoría de la ciudad os parecerá familiar, junto con estructuras que seguramente nunca llegáisteis a ver y que fueron destruidas durante las guerras o desastres similares.—
¿Hay alguna costumbre al hablar con los wraith? ¿Algo que debamos saber que sea habitual?
—Cada lugar tiene sus costumbres. Supongo que acá, mientras no sobrepaséis los límites de la decencia, estará todo bien. Me gustaría poder deciros más, pero hay wraiths de distintas épocas, cada uno con sus propias ideas y recuerdos de lo que es un comportamiento propio. No habrá dos Sin-descanso que os den la misma respuesta, mucho menos una. Simplemente... sed decentes y no ocasionéis problemas—
¿Los wraith tienen casas? ¿O deambulan por ahí sin rumbo?
¿Todos los fantasmas tienen grilletes?
—Hay de todo. La mayoría de los que conservamos nuestros Grilletes podemos simplemente... descansar en ellos. Es algo que descubriréis naturalmente. Podéis simplemente dormitar en el lugar o persona u objeto que os ate todavía a la Tierra de las Sombras. Algunos prefieren reclamar guaridas... casas abandonadas, lugares en dónde solían vivir. Seguramente en vida podéis reconocer uno o dos sitios que estaban "embrujados". Pues bien, probablemente se trate de una guarida de Wraiths guardando celosamente el lugar. Y si no tenéis grilletes...— dice con cierto aire severo. —Muchos terminan mudándose a Estigia, y otros deciden probar fortuna en alguna isla de la Tempestad... siendo una empresa demasiado arriesgada—
¿Hay peligros más allá del Marqués? Ya sean por la naturaleza del lugar o por facciones de wraith diferentes que pueda haber como las legiones.
—Muchos. Para empezar, los Wraiths seguimos manteniendo nuestra naturaleza humana, y donde hay humanos... encontraréis toda suerte de riesgos. Pero también están otras criaturas que deambulan en la tormenta, están los nihiles inestables en doned la realidad se rasga y puede arrojaros en medio de la nada, y... están los espectros y el Olvido. Mantened un bajo perfil y no abandonéis las zonas de la ciudad. Cuidaos mutuamente, eso debería mitigar los riesgos.—
¿La Legión Siniestra controla todo Londres o solo un área?
—Las 7 Legiones tienen influencia sobre el área metropolitana de Londres, pero la administración es más fácil en ciertas zonas. Southward, Lewisham, Greenwich y Tower Hamlets han sido tradicionalmente de la Legión Siniestra. En especial por la cantidad de Wraiths que pertenecen a nuestra Legión que provenían de estas zonas. Sin embargo, todas los anacreontes de Londres en representación de las 7 legiones principales tienen autoridad sobre lo que sucede en Londres.— hace una pausa. —Sin embargo, políticamente, respetamos los canales oficiales y la autoridad que ejerce cada una. Acudir a una legión para anular la decisión de otra no sólo está visto, puede que termine empeorando las cosas.—
¿Qué es el Olvido exactamente?
¿Qué diferencia hay entre un espectro y un alma?
¿Qué es un espectro? ¿Es una diferencia de naturaleza política? ¿Elige uno convertirse en espectro?
—El Olvido es el fin de todas las cosas. Es una fuerza inefable y monstruosa que lo consume todo y que existe desde antes del tiempo. La Tempestad, los espectros, el laberinto, todo es una manifestación del Olvido. Y los espectros... no lo son por decisión propia. Son Wraiths que han sido consumidos por sus emociones más oscuras y negativas. Y se han convertido en sirvientes del Olvido. Hacen parte de una sola mente colmena y responden sólo al deseo de destruir todo lo que existe. Convertirse en espectro puede suceder de muchas maneras. Muchas almas que mueren de forma horrible llegan como terribles y deformes espectros. Otros son Wraiths carcomidos por sus Sombras hasta no dejar nada más que un títere del Olvido. Los más temibles de los espectros son criaturas que nunca fueron humanas y sin embargo existen. Los más peligrosos son los Doppelgangers. Cuando un Wraith pierde la batalla con su sombra, a veces es difícil notar la diferencia... pero en lugar de ser él mismo, es un sirviente del Olvido con el mismo aspecto de antes, pero con un objetivo diferente.—
¿Hay más sitios además de Estigia donde van los muertos? Si es así, ¿cómo se elige a donde va cada muerto? ¿Es en función de lo que ha hecho en vida?
Si hay un Imperio, ¿hay un emperador? ¿quién es?
—Hay diversos reinos que ejercen autoridad sobre diferentes lugares de la Tierra de las Sombras. El imperio Estigio rige sobre la mayoría de los territorios de Europa y las Américas. Antaño, Estigia fue fundada por Caronte, el primer Emperador. Sin embargo hace algunas décadas cayó en batalla contra Gorool, un monstruoso espectro que amenazaba con destruir toda la capital. Ahora, los señores y damas de las siete legiones conforman el consejo de regencia del imperio; junto con el consejo ocasional de la Dama del Destino, líder de la octava legión de Estigia. Cada legión proclama su derecho sobre las almas según la causa de su muerte.—
¿Por qué me has mirado raro cuando has dicho eso de "transferirnos a nuestras legiones o posiciones"?
—Debido a tu causa de muerte, Douglas, perteneces a la Legión Siniestra. Por lo que probablemente se te asigne una posición al interior de la Legión. — explica brevemente.
¿Sabe si de verdad existe Dios?
¿No hay una "luz al final del tunel", un cielo, un infierno?
—Esas son preguntas que almas más sabias que yo han intentado responder. Si existe un Dios, no está aquí. Y hasta donde sabemos, no hay ni cielo, ni infierno. Esto es lo que hay. Algunas almas logran resolver sus asuntos, hacer las pases con sus pasiones y sus Grilletes y trascienden. Si dejan de existir o van a algún lado, no es algo para lo que nadie tenga la respuesta, no importa lo que os digan.— advierte muy serio al respecto.
Si todos los muertos vienen aquí o parte de ellos, ¿no debería estar a rebosar? ¿Es por eso que algunos van al Olvido ese?
—No todos los que mueren se vuelven Wraiths, algunas almas trascienden. Otras caen en el Olvido, algunas son destruidas. Otras son muy débiles y pueden ser presa fácil para las depredaciones del enemigo, por lo que... son dispuestas de otra manera.—
Las cadenas, ¿han sido forjadas a partir de espectros?
¿Se nos puede hacer eso a nosotros, forjarnos? ¿Es peor eso que el Olvido?
¿En qué "bienes útiles", "materia prima" o "elementos que sirvan al propósito del Imperio" nos pueden convertir?
Al preguntar esto, el general guarda un largo silencio. Luego habla con franqueza. —En efecto, ciertas almas son forjadas. Almas demasiado débiles que pueden alimentar las legiones del Olvido, espectros o criminales y disidentes. El proceso destruye la consciencia del Wraith y permite transformar su Corpus en objetos útiles para el imperio. Las puertas y las defensas de la ciudadela, las armas de los legionarios y, en otros casos, lujos o dinero, que llamamos Obolos. Casi todo objeto que véis en manos de un Wraith, es o bien una reliquia, o bien está hecho a partir del corpus de un alma que ha sido forjada. Puede que os parezca una práctica sanguinaria, pero existe desde la época de Caronte y gracias a ella, el imperio ha perdurado por muchos más siglos que cualquier sociedad de los vivos—
- ¿Somos "inmortales", en el sentido de eternos? ¿Cuál es el fantasma más viejo que deambula por la zona? A juzgar por la peluca, ¿el general murió hace siglos?
—En principio. Pero los peligros del Inframundo son varios, e incluso Caronte, fundador del imperio, no sobrevivió a nuestros enemigos. Muchas almas de gran edad cuyos Grilletes no le sobreviven, terminan mudándose a Estigia.— la pregunta de su peluca le hace sonreír. —No es una peluca. Pero tenéis buen ojo. Mi muerte tuvo lugar hace unos 200 años— dice, sin querer ahondar en el tema.
- ¿Tenemos que comer, dormir, etc.?
—No tenemos las necesidades de los vivos. Nuestro único sustento son las emociones, que llamamos Pathos. Tampoco necesitamos dormir, aunque muchas veces descansamos en nuestros Grilletes para restaurar nuestras energías.—
- ¿Los vivos pueden vernos? ¿Se puede interactuar con ellos?
- ¿Se puede resucitar?
- ¿Se puede traer a un vivo al mundo de los muertos?
—Una de nuestro cuerpo de leyes más importantes es el Dictum Mortuum. Os resumiré lo que dice: los muertos no pueden interactuar con los vivos de ninguna forma. Hacerlo es ilegal y podríais ser judicializados por eso. Eso incluye perseguir objetivos que atentan contra el orden natural de las cosas. Una vez habéis muerto, no hay forma de recuperar vuestras vidas. Sois afortunados de estar aquí y continuar existiendo.—
Mis heridas de muerte, ¿se van a curar? ¿O se quedan ahí para siempre?
—La mayoría conservamos nuestras marcas de la muerte. Pero si tanto te molestan, existen profesionales que pueden borrarlas, por un precio. Sin embargo, todos estamos muertos y según quien, puede ser un motivo de orgullo, o simplemente ser algo a lo que os acabaréis acostumbrando.—
Si se puede desterrar a los espectros, ¿a dónde se les destierra? ¿fuera del Imperio?
—No se les destierra, se les destruye— replica con firmeza el general.
¿Por qué querría alguien ayudar al "marqués"? ¿Es una especie de disidente político, un terrorista?
—Suponiendo que el Marqués sea un espectro, otros espectros le ayudarían en principio. Todos comparten una mente ligada al Olvido.— dice con aire escéptico. —Pero es más probable que si no lo es, tenga simpatizantes entre otros Wraiths que sean enemigos del imperio, anarquistas o disidentes. Los Wraiths estamos muertos, pero seguimos siendo humanos y seguimos guardando muchas de nuestras creencias en vida.—
¿El mundo de los vivos y este comparten el mismo momento, es decir, la misma fecha y hora?
—Normalmente. Pero el tiempo acá puede transcurrir de forma diferente en ciertos lugares. No os fieis del todo de vuestro sentido horario, en especial en la Tempestad.— advierte
¿Cómo puede Samantha conocer nuestros grilletes?
—Con el tiempo, los Wraiths desarrollamos ciertos talentos particulares ligados a nuestra naturaleza. Samantha posee una habilidad llamada Red Vital. Peter, por ejemplo, ha dado muestra de desarrollar otra, que se conoce como Intimación. No es muy bien vista entre otras almas y puedes reconocer cuando alguien la usa por el brillo verde en su ojo izquierdo— explica. —Con el tiempo, vosotros desarrollaréis estos talentos que, en Estigia, llamamos Arcanos.—
¿Cómo podrían nuestras sombras engañar al General, si sólo hablan con nosotros en nuestra cabeza?
—Vuestras sombras no son sólo voces en vuestra cabeza. Son parte de vosotros y pueden llegar a usar habilidades especiales. Ya los veréis en acción, tarde o temprano, los usarán para su propio beneficio y eventualmente, intentarán arrebataros temporalmente el control de vuestras acciones. Cuando eso pase...— y hace una pausa larga con un aire de severidad. —...rezad para que el daño que causen no sea demasiado grande ni devastador— deja, como una extraña advertencia en el aire.
Fin de la escena.