El pueblo de Arantza despierta lentamente de su letargo invernal. El tiempo es un poco mas clemente y permite empezar los trabajos en el campo para preparar la siembra, que tendra que hacerse en breve.
No es mas que un pequeño pueblo en el linde del camino formado por cinco familias que suman un total de 75 parroquianos, dedicados al campo, el monte, las cabras, gallinas, algunas vacas y cerdos. Pequeños y modestos campesinos.
A finales del verano se instalo una nueva mujer, algo alejada del resto, mas cercana a los lindes del bosque. Una "sorgin" segun las malas lenguas.
esperemos que este poblado no acabe ardiendo como otros...
La bruja ha estado haciendo migas con las humildes gentes del lugar para aprovisionar su nueva morada, y no deja escapar la oportunidad de realizar alguna buena acción si alguien lo necesita, para que sus artes sean conocidas y el boca a boca empieze a funcionar. Trata de ser amable y generosa, pues debe dejar buena impresión.
Sin embargo como aun son pocas sus ocupaciones mundanas decide dedicar la primavera a proveer su despensa mágica, y de paso hacer un buen reconocimiento de la región.
buscar vis salvaje (dedicación exclusiva)
per 4 + herbalismo 4 + vision feerica 2 + (3xaura??) / 5 peones
Una noche de finales de primavera, no mucho después de la caída del sol unos nudillos golpean rítmicamente la puerta de la bruja irlandesa. Es Orrin, disfrazado en cuerpo e imagen, pero no por ello imposible de reconocer. Bajo esta apariencia es un hombre de en torno a una treintena larga de años, las canas salpicándole su cabezota de pelo moreno, orejas un tanto punteagudas (pero dentro de lo humanamente posible) y gran nariz. Sus manos son ligeramente grandes, aunque no tan inhumanas como sabes que las posee. Sus ropas, de diversas tonalidades de verde y marrón, mezcla de cuero y lino, están compuestas por camisa blanca y abierta y pantalón cosido y remendado. Un par de grandes ojos rematan su apariencia inusual, aunque humana. Al hablar hace ademán de claridad y buenas maneras, como es costumbre en él:
-Saludos Ruïna, estimada amiga -dice educado en gaélico irlandés, como suele cada vez que habla con su "compatriota"- Como sabes, soy una persona ocupada y esta visita trasciende la mera cortesía, pero aún así: ¿os encontráis bien? ¿Qué tal va vuestra adaptación a la tierra y sus gentes? Espero que bien. Si puedo ayudar de alguna manera en eso, no dudéis en comentármelo. Bueno, a lo que iba. El tiempo pasa y aunque aspiro a retirarme a Arcadia cuando el tiempo en la tierra se me agote, no quiero que esto sea antes de realizar muchas actividades y recientemente me he dado cuenta de mi mortalidad. Envejezco, Ruïna, envejezco. Mi cuerpo comienza ahora, 20 años tras el regreso desde la tierras de la buena gente, a dar muestras de decrepitud. Y no puedo permitirlo. Sé que hablamos en el pasado de la existencia en mi Orden de Pociones de Longevidad, pero en mi arrogancia no estudié ese campo hasta ahora y el tiempo se me echa encima. Preciso de un amuleto, amiga Ruïna, uno de los que tus artes permiten fabricar. Si me lo haces tendrás mi gratitud y mi promesa de pago igual. En unos años seré capaz de hacerme no sólo mi Poción, sino la de otros, poción que permitiría detener el avance de la vejez en los cuerpos durante, al menos, un par de décadas. Os pido, pues, vuestra ayuda. ¿Accederéis a ayudarme?.
La Vieja abre la puerta a Orrin y le escucha con atención, mientras masca una manzana verde, rodeándola con ambas manos huesudas, como si fuera una ardilla inmóvil y atenta.
- que el pesar abandone tu rostro, querido Orrin, pues nuestros caminos se encontraron para estos menesteres. Atenderé tu petición en este verano. Ciertamente no he encontrado apenas dificultades en estos parajes y casi puedo considerarlos mi hogar a pesar de mi reciente llegada. Os haré una visita en la Alianza, si me indicas su ubicación, para concretar tranquilamente los pormenores de este artefacto que necesitais.
Y Orrin así lo hace, invitando a la bruja, que en otros lares podría ser buscada y cazada no sólo por acérrimos creyentes sino también por magos de la Orden de Hermes. Orrin lo sabe, sabe que si alguien descubriera de la existencia de Ruïna podrían verse forzados a que se uniera a la Orden o a ser cazada, pero calla. Es una conversación que tuvieron hace ya unos cuantos años y que no desea repetir, especialmente ahora que está a punto de hacer algo para él que le resulta tan necesario. ¿Es egoista? Tal vez, pero como buen "duende", siempre devuelve los regalos y los favores. Si no lo hiciera podría ocurrir algo terrible. El pacto está hecho, ahora sólo quedaba recibir el amuleto. Orrin se encargaría de que el resto de la Alianza o bien no se enterara o bien no tuviera nada que decir al respecto.