Partida Rol por web

El embate le pilló desprevenido por completo; ofreció débilmente su espada, intentando desviar el brutal golpe, pero esta vez sí sintió el frío mordisco del hacha en su escamosa piel...

La armadura de B'tritz aguanta el golpe del hacha, pero lo ha visto demasiado cerca...

Leanda, a la carrera, trató de asestar un golpe contra el nigromante, concentrado en el ataque a B’trizt. 

Naelon parecía estar a punto de derrumbarse tras la lucha intensa que mantenía con el esqueleto.

Tartuk sigue retorciéndose de dolor ante la voluntad del nigromante.

Granogg seguía intentando hacer caer el reanimado cadáver del leñador orco, sin demasiado éxito. Las oscuras energías que se agolpaban en la caverna parecían tener un efecto debilitador en el señor de las bestias, y sus golpes no conseguían más que arañar la superficie de la dura piel de Tartuk, a pesar de que su contrincante no dejaba de retorcerse.

Viéndose rodeado y superado en número el enorme troll realiza unos gestos y de repente quedáis inmersos en una negrura absoluta.
Sólo podéis escuchar su voz atronadora gritando a Tartuk "¡Retenles aquí!". Después, unos pasos hacia la boca de la caverna.

Zeeth comenzó a aletear, alzandose hacia el techo de la cueva y en dirección a la salida.

A Zeenth le cuesta orientarse en la oscuridad. Vuela hacia el techo y, calculando mal, se pega un buen coscorrón. Luego avanza en lo que él cree que es la dirección a la salida de la caverna.

B'trizt lo tenía muy claro: el objetivo prioritario era el vil Troll que había desencadenado todo este horror.

Buscando una pared, palpando con la mano del escudo, comenzó a buscar la salida de la tenebrosa gruta para ajustar cuentas con el nigromante...

B'tritz comenzó a avanzar hacia la slaida a duras penas mientras Tartuk seguía gruñendo en la oscuridad. Parece que él también tiene problemas para desenviolverse en medio de aquella negrua.

Para cuando se disipó la oscuridad los adeptos estaban dando vueltas por la cueva, sin tener muy claro dónde se encontraba la salida. Se reunieron de nuevo y caminaron hasta el exterior, no sin antes dar buena cuenta de aquella aberración en la que se había convertido Tartuk. No había nada que se pudiera hacer por él y, en ausencia del misterioso nigromante troll, se limitó a intentar evitar que salieran de la cueva y cumplir la última orden que recibió. Naelon no tuvo problemas en inmovilizarle usando sus artes arcanas y el resto del grupo lo abatió sin problema.

En el exterior les esperaba el enano Gram Strongbrow y sus compañeros leñadores. Habían visto salir al troll, pero le tenían demasiado miedo como para intentar impedir su huída. Granoog intentó rastrearle usando sus dotes de señor de las bestias, pero algo antinatural parecía haber borrado todas las huellas.

Regresáis a Tsennan con la tristeza de no haber podido hacer nada por Tartuk a pesar de haber rescatado a los demás desaparecidos. Dar la amarga noticia a Genna no resulta nada fácil y, además, tenéis la intranquilidad de saber que un enemigo poderoso, probablemente aliado de algún Horror, podría estar acechando en las cercanías del kaer. A pesar de todo, el Anciano Fennon os considera victoriosos, y la historia de vuestro encuentro con los cadáveres y la relativa victoria es contada en las hogueras de Tsennan, dando origen a vuestra leyenda...