Partida Rol por web

Si bien todos podían ver lo ida que estaba al hacer mis acciones de manera tan mecanica, ojalá tan solo pudieran ver el caos que se generaba en mi interior para que al menos uno sintiera empatía... Aunque casi podía sentir como una lo veía y disfrutaba de ello. Por ello cuando tras ejecutar mi voto pude ver y escuchar a Luca caer al suelo, todo el caos quedó en silencio, para escuchar en mi interior el quiebre de unas cadenas que acto seguido me hicieron llorar casi en shock...

Un shock que respondería con una carrera cayendo al lado de mi hermano, quien había perdido la vida en el acto. ¿Era yo quien se movía? Empecé hasta preguntarme al punto de volverme tan loca de no saber si quería que mi cuerpo estuviera siendo controlado por mi o por otros... Pero de lo único que tenía certeza, es de que no había sentido mayor dolor en mi vida... Y por una vez, ese dolor era más agrio que dulce.

-Sasha... S-soy yo quien debería de morir... No tu... Yo siempre me la juego y tu nunca... ¿Por qué? - pregunté dejando que mis lagrimas cayeran sobre Luca, antes de que uno de los monstruos allí presentes me lo arrebatara de los brazos con cierta facilidad para llevarselo a hacerle a saber que y empezando a notar como cientos de alfileres se clavaban en mi garganta, al tiempo que un mar de lava convertidas en lagrimas rodaban por mi cara. - Yo tendría que estar muerta... No tu... - repitiendome lo mismo una y otra vez en mi interior, casi como si fuera un autofustigamiento.

Lo que pasaba alrededor me pasó quizás un tanto desapercibido... Así no me percaté que nueva gente había entrado... Así no me centré en que pedían silencio y yo no podía darlo ya que mi llanto, doloroso por la perdida al igual de ¿envidioso? por la situación del ahora cadaver de quien había sido mi hermano desde que lo cogí en la calle, no paraba de brotar sin final.

Por desgracia ahora no podía hacer mucho... pero en mi mente empezaba a forjarse la idea de coger el cuchillo de la mesa y no parar de clamar sangre hasta que la que brotara fuera la mia... Pues ellos eran más y de seguro me matarían... ¿Pero acaso tenía una cadena ahora que me atara? Por supuesto que no... pero mi cuerpo no respondía al shock... aun...

Matt estaba ansioso por alimentarse desde el mismo instante en que su mentor lo había transformado en una criatura de la noche. Aún tenía muy reciente la imagen de Parvi abriéndole el pecho, el sonido de los músculos desgarrándose y de los huesos siendo quebrados, esparciendo muchas de sus vísceras ante aquella sonrisa siniestra y divertida a partes iguales. Había sido convertido en un lienzo, una obra de arte hasta que expiró su último aliento sin apenas ser realmente consciente de todo lo que había sucedido. Sin embargo, al instante sintió regresar en unas condiciones completamente distintas tras abrir los ojos y permitírsele beber de la sangre de su maestro, convirtiéndose en un ser letal, muchísimo mas consciente del entorno que le rodeaba, con la capacidad de regenerarse, de gozar de una fuerza y velocidad inhumanas, y ante todo, de un hambre y deseo de volver a saciarse de sangre indescriptibles.

Si bien su primer impulso había sido ir hacia los humanos y empezar a causar horror y caos, su mentor le había pedido ser comedido y paciente, resistiémdose Matt a duras penas de sus instintos innatos que empezaban a aflorar internamente, pero al llegar a aquella sala, respirando aquel aroma que le conducía irremediablemente al frenesí, y escuchar las palabras más placenteras que pudiese oír por parte de Parvi sugiriéndole demostrar su arte, el no tuvo ya razón alguna para contenerse.

No tardó ni un instante en situarse frente a los vivos, prácticamente incapaz de escuchar lo que le decían. sin embargo, en el mismo instante en que se dispuso a desmembrar, crujir, destrozar y morder, la mirada de su amigo Marco se le clavó en sus ojos, haciéndole dudar durante unos instantes. ¿iba a matar a su compañero de grupo con quién tan buenos momentos había compartido tocando en bulos y componiendo canciones? ¿ya no había rastro de humanidad en su ser? Como fuese, el joven Perry se quedó colapsado, incapaz de moverse...

- Marco, debo matarte para que sepas lo que se siente bro... Te aseguro que va a ser una experiencia brutal, la mejor de tu vida... Después de esto, nada volverá a ser igual... Créeme... - le susurró muy próximo al oído, aspirando y deleitándose por el aroma, al tiempo que se relamía... 

La humanidad que todavía quedaba en Matthew hizo mella en el momento clave, ocasionando una mueca de desagrado en el rostro de Parvi que, aunque estuviera con la máscara de carne, podía entenderse por las arrugas de su piel o las tiras de grapas.

Todavía queda parte de humanidad en ellos, si me concedieran unos minutos me encargaría personalmente…- Se acercó unos pasos mirando unos a otros, uniendo sus manos con impaciente interés, queriendo moldearlos a su gusto.

Nadie va a tocar a mi manada, Parvi.- Seguía sentado, acariciando con cierto cariño a su chiquilla Felony, aunque la tonalidad de sus palabras fueran de todo menos calmadas.- Os di la oportunidad de participar en los deseos de Juana y es así como deben de ser. No podemos trastocar lo escrito si queremos la cabeza del príncipe en nuestra mesa.- Enredó uno de los cabellos de la peluca de Felony entre sus dedos, haciéndole tirabuzones y manteniendo cierta concentración en ese punto.- Sólo así, y gracias a ellos y a la niña, podremos asistir a la Gehenna.

Ninguno sabía qué significa aquella palabra, “Gehenna”, aunque para los vampiros allí presente simbolizaba un profundo respeto camuflado en miedo o poder que no podían evitar, incluso Matthew y Felony que acababan de adentrarse en ese mundo de depravación y sangre sentían que algo en su interior gruñía ante la palabra.

Cuervo se mantuvo al lado de la puerta después de que sus “hermanos”, Klauss y Benjamin salieran para distraer a la amenaza que se acercaba a ellos con la intención de distraerlos. Escuchaba lo que ocurría en el interior con cierto interés, aunque su atención iba por completo en los ruidos de la tormenta y lo que el viento podía traerle. Olisqueó el aire, oteó una dirección en específico antes de silbar, recibiendo unos sonidos parecidos en respuesta.

Cinco cainitas por el norte. Dos lupus por el noreste… apestan a agua mojada, deben haber estado en la intemperie todo este tiempo.- Su mirada se ensanchó al tiempo que sus pupilas se estiraban, recordando los de un felino.- Hay un arconte con ellos, Klauss ha logrado interceptarlo. Están demasiado lejos como para…- Un estruendo dominó el ambiente, como si un rayo acabara de partirse apenas a un par de manzanas del motel. Todos se sobresaltaron y salieron al exterior menos Olivia, que seguía junto a la niña con el aire impasible que parecía rodearla.- ¡Nos han engañado, están aquí!

Había estado todo ese tiempo alimentándose del cadáver de Luca, “cenando” tranquilamente mientras el resto se debatía entre la vida y la muerte. Sólo paró una vez estuvo saciado, aunque si tenía intención de recibirle en su seno como su chiquillo no hizo amago de ello, más bien se incorporó tras empujarle a un lado, prestando esta vez atención a lo que sucedía.

Quemar el lugar, borrar nuestro rastro. El camión está esperándonos fuera.- Miró a los “supervivientes”, o los que lo serían por no demasiado tiempo.- Podemos llevárnoslos a todos…- Luego señaló a Luca tirado en el suelo.- A ese también. No he acabado con él todavía.

No te preocupes por el lugar, me guardé un comodín por si acaso.- Se apartó de la mesa para acercarse a la cocina.- Tatiana, la última de ellos, la mandé a la cocina. Abriré el gas, ella se encargará de eliminar toda prueba nuestra.- Puede que ninguno supiera a qué se refería, pero Cat sintió en su interior cierto miedo. Ella misma había sufrido en sus propias carnes sentir que Charlotte movía su cuerpo a su completa voluntad, quedando a merced de lo que tuviera deparado para ella sin poder hacer nada más que observar y rezar a que aquella tortura acabara rápido.

Ian cargó con el cadáver de Luca mientras el resto instaba a que avanzaran, impidiéndolos moverse al tenerlos rodeados. Incluso las dos nuevas inquisiciones que se habían agenciado para la manada estaban a las órdenes de cooperar a asegurar de que ninguno de los “vivos” huyera, teniendo completa libertad de traerlos de vuelta muertos si fuera necesario.

Olivia lideró la marcha, hundiéndose en la nieve y no sintiendo nada de frío cuando la tormenta arreciaba sobre ellos, algo que sí pudieron notar los vivos. Cuervo señaló hacia las suites de la planta baja del hotel, más concretamente los pasillos que la rodeaban para poder dirigirse al parking sin tener que pasar por la recepción o la puerta principal.

Sin embargo cuando llegaron cerca de la piscina vieron que algo volaba en su dirección, o más bien era lanzado hacia la piscina vacía. Era el cuerpo, o lo que quedaba de él, de Luc. El hombre parecía haber sufrido una muerte horrible, con heridas de garras abiertas en el costado que dejaban ver sus tripas por encima de las ropas, ahora desparramadas por la superficie de la piscina, y con el rostro desencajado por un fuerte golpe que le había abierto la mandíbula.

Justamente del pasillo que iban a cruzar, la figura de un lobo de gran tamaño y afilados dientes, babeando los restos de sangre de alguna de sus presas para manchar con pequeñas gotas la nieve apareció. Gruñía y tensaba sus patas, mirándolos con sed de sangre antes de atacar. Sólo necesitó un salto hacia el grupo para que Klauss se interpusiera, aplacándolo de un lado y tirándolo a la nieve, luchando entre ellos.

No se detuvieron a salvarle, tampoco hablaron sabiendo que el sacrificio de su compañero serviría para un bien mayor, avanzando a carrera y tirando del resto hasta el parking.

Benjamín acababa de llegar al camión casi a la par que el resto, saltando por encima del tejado para colocarse a su lado. Lo que antes era un traje elegante ahora eran telas sueltas con manchas de sangre y algunas heridas abiertas por su costado, aunque si le dolía no hizo amago de ello.

Klauss y yo partimos en su busca, pero debieron de jugar con nuestros sentidos. No estaban a horas de distancia, sino a minutos.- Se retiró un pedazo de masa viscosa que tenía en el hombro como aquel que se aparta una mota de polvo antes de abrir las puertas traseras del camión.- Nos ha ganado tiempo pero tenemos que irnos ahora.- Espetó a todos que entraran antes de escuchar una explosión del restaurante. Parecía que Charlotte había cumplido su parte.

Algunos miraron atrás, donde Klauss se había quedado peleando con aquel lobo, pero fue Olivia quien rompió el silencio incómodo que se había generado.

No.- Abrió la puerta del copiloto y se sentó, dejando a la niña en su regazo. No tenía intención de soltarla.- Ha sido útil para la causa y sabía a lo que se arriesgaba. No podemos permitirnos más bajas.- Cuervo escaló de un salto hacia el techo del camión, agazapándose e hincando las uñas en las placas de metal para no caerse. Mientras tanto Ian, quien había dejado el cadáver de Luca en la parte trasera, se colocaba en el asiento de piloto.- Estoy harta de este juego. Volvamos de una vez a casa.