Mi historia comienza en un pequeño pueblo de Nueva Jersey, más concretamente en West Belmar. Mi familia vivía en una humilde casa en el centro del pueblo desde hacia ya cuatro generaciones. Los Periwinkle no siempre habíamos vivido en Estados Unidos, nuestras raíces provenían de Inglaterra. Mi tatarabuelo quiso probar fortuna en el nuevo mundo, y por desgracia o por fortuna se vino a vivir a este lugar. Corría el 20 de Enero de 1977. Por aquel entonces Jimmy Carter sucedía en la presidencia de los Estados Unidos a Gerald Ford pocas horas después de tal suceso, mi madre me daba a luz en el hospital matricional del condado de Monmouth. De joven mis aspiraciones no eran más que las de cualquier chiquillo y lo que más gustaba en realidad eran esos fines de semana que mis padres y mis hermanos compartiamos cuando íbamos de pesca a un lago a pocas millas de nuestro pueblo.
Esta parte de mi vida no es agradable de contar, sin duda, fue la etapa más dolorosa para mí. Los primeros días de mi paso por el instituto todo era perfecto, elección de actividades libres, nuevos compañeros, nuevas asignaturas, por supuesto nuevos profesores… pero poco tiempo después, quizás unas pocas semanas a lo sumo, aquello paso de ser el paraíso, a ser el mayor infierno inimaginable. Mis notas de los exámenes eran de notables o sobresalientes, siempre me gustó estudiar quería ser un gran científico como lo era mi padre, pero lo de sacar tan buenas notas no estaba visto bien por los abusones. Al poco tiempo ya venían de cursos más avanzados pidiéndome que les hiciera los deberes, al principio se los hacía casi gustosamente, pero llegó el momento en que prácticamente no tenia tiempo para hacer mis ejercicios. En ese momento me negué a hacerles sus tareas, y acto seguido comenzaron las amenazas, una vez que las amenazas no surgieron efecto….comenzó…mi calvario. Raro era el día que no llegaba con algún moratón a casa, por si no fuera poco, comenzaron a maltratarme psicológicamente, al principio me insultaban a mí, posteriormente a mi familia, mi impotencia era tal, que prácticamente estaba sollozando a todas horas. Por el instituto comenzó a extenderse el mote de “el llorica”, toda la gente me miraba y se reía, nadie me echaba una mano, nadie se apiadaba de mi, en aquel momento, si he de ser sincero, pensé en el suicidio, pero tenían razón, era tan cobarde que no era capaz a quitarme mi vida. Así día tras día, año tras año logré acabar el instituto.
El siguiente gran paso fue la universidad, sabía de las posibilidades de mis padres, económicamente nuestro poder adquisitivo era bastante bueno, a si que mis posibilidades de entrar en una buena universidad fueron bastante elevadas, aunque pronto fueron las universidades que me ofrecieron entrar a formar parte de ellas antes de acabar el instituto. Algunas fueron Berkeley, George Washington, también la de Louisiana y la de Virginia. Las cuatro universidades que me ofrecieron puesto en ellas eran de renombre, sabía a ciencia cierta que si estudiaba Física Nuclear en ellas, mi preparación seria extraordinaria, ahora solo debía decidirme, y finalmente opté por la de George Washington, quizás porque fuera uno de los fundadores de nuestra nación, aunque como dije, hubiera elegido la que hubiera elegido, habría sido una buena opción. No fue fácil entrar por las puertas de aquella universidad el primer día, todo me recordaba al instituto, pero aquello era diferente la gente era mas madura, además si eras empellón o no, daba igual, el caso es que fueras buena persona, fue fácil crear mi primer circulo de amigos. Casi todos éramos de Física Nuclear: Bryan, Claire, Steve y Sonia. Aunque posteriormente se unieron una par de chicos de Licenciatura en químicas: Arthur y Nicolás.
Gracias a todos esos compañeros de universidad, realmente mis únicos y verdaderos amigos, logré disfrutar de la universidad. No éramos iguales, cada uno tenia un punto de vista de como era el mundo y como acabaría, pero había algo que nos unía mas fuertemente que el mismísimo acero forjado, y era nuestro compañerismo, nuestra fe ciega en cada uno del grupo, y por encima de todo, en los malos y buenos momentos siempre estaban allí, siempre tenían la palabra exacta para hacerme o hacernos reír. Al fin y al cabo, eso es ser amigo, estar en lo bueno y en lo malo pase lo que pase. A día de hoy aun tengo contacto con todos y cada uno de ellos, siempre que podemos nos reunimos y hablamos de las cosas pasadas, las presentes y las que vendrá, como siempre hicimos.
Acabé la carrera de Física Nuclear con una nota envidiable, me dieron un premio por mi gran trayectoria como alumno en la universidad de George Washington. Ese título tuvo un matiz muy especial para mi, fue el primero de muchos de los que logré por mis investigaciones, pero eso no era todo... en ese momento dejé de ser “el llorica” para convertirme ni mas ni menos que en el Doctor Periwinkle. Siempre había soñado con el momento que ocurriera eso, porque sabía que haría sentir orgullosos a mis padres, pero por desgracia, solo mi madre fue la que pudo vivir ese momento tan especial. Años antes mientras mi padre trabajaba para una empresa de explotación minera como químico, tomando muestras del terreno para hacer unos análisis una mala coordinación entre el equipo de mi padre y los trabajadores de la mina produjeron una gran catástrofe. Un operador desde fuera, sin saber que dentro de la mina había gente, accionó el interruptor de la dinamita que estaba colocada en una fosa para liberar el mineral de cobre que se estaba extrayendo de aquel yacimiento, aquella explosión tan fuerte, hizo derrumbarse toda la mina, sepultando en ella la vida de veintisiete trabajadores, entre ellos mi padre. Aun en día no fueron capaces de encontrar el cadáver de aquellas veintisiete personas.
Decenas de curriculums fueron los que envíe a diferentes empresas, muchos de ellos fueron denegados por mi falta de experiencia en el campo de la física, ya que preferían a gente con más experiencia aunque fueran de más entrada edad. Para mi sorpresa un día una carta certificada llegó a mi correo ordinario, la grata noticia fue que me habían dado trabajo como físico nuclear en un importante proyecto, pero para desgracia mía, aquel trabajo era en Europa, mas concretamente en Ginebra (Suiza). Tal decisión no podía ser tomada a la ligera, antes debía consultarlo con mi familia, bueno con los que aun vivíamos en aquella casa de West Belmar, a si que lo consulte con mi madre y mi hermano mediano. Ellos me animaban a ir, aunque a regañadientes, ya que sabían que no era un trabajo que fuera a durar unos pocos meses, era un gran proyecto, y sabían que seria un proyecto a largo plazo, que me separaría de ellos durante una gran temporada de tiempo, pero aun así desde el primer momento me animaron a ir. Una semana después de recibir aquella carta, ya estaba tomando el vuelo a Suiza para trabajar en el acelerador de partículas de Ginebra, estaba entusiasmado por ponerme a trabajar en aquel proyecto, y que diablos, también quería crear renombre sobre la familia Periwinkle. Duros fueron los años de trabajo en aquel acelerador, tiempo sudor y mucho esfuerzo fue el que nos costo crearlo, pero al final lo logramos, pusimos en funcionamiento el Gran Colisionador de Hadrones (LHC).
Gracias a este gran proyecto, la fama de los científicos que allí trabajamos escalo notablemente dentro del mundo de las ciencias, y gracias a mi labor lograda en este acelerador, mi nombre empezó a oirse en los premios Nobel del año 2010. Aquello, aunque no lo gane, fue como un gran premio, solo en estar en aquel elenco de ilustres científicos, gente que habían sido mis ídolos desde que comencé en el mundo de las ciencias, y decir que estaba allí con ellos, y casi había logrado un Nobel, era todo un orgullo.
Familiares de James:
Paul Periwinkle- Se trata del padre de James. Es modelo de persona que siempre quiso alcanzar el joven, en otras palabras un padre. Siempre estuvo cuando sus hijos lo necesitaron, y siempre les dio lo que quisieron, dentro de un orden, lógicamente, como buen educador. Fatídicamente murió cuando James aun cursaba el segundo año de carrera.
Mary Anderson- La madre de James es alguien muy protectora, antes de tener a sus tres hijos daba clases en el colegio parroquial del pueblo, pero cuando nació Peter (hermano mayor de James), esta dejo todo de lado para ocuparse del cuidado de su hijo, posteriormente tendría a Ben y por ultimo a James.
Peter Periwinkle- Se trata del hermano mayor de James al poco de morir su padre Peter abandonó la casa familiar para crear su familia junto a su esposa Catherin. Peter es alguien muy alegre y luchador, aunque a veces parezca que las cosas que hace no tienen sentido alguno o no son del agrado de todos, no es fácil comprenderle, pero siempre fue alguien al que James admiró mucho tras la muerte de su padre, no es fácil ser el hermano mayor de una familia numerosa, y menos convertirte de la noche a la mañana en el cabeza de familia, pero el lo logro por eso siempre seria alguien muy importante en la vida de James.
Ben Periwinkle- Como hermano mayor de James siempre fue de los dos hermanos el más allegado, ya que la diferencia con el era de catorce meses. Como prácticamente toda la etapa de instituto coincidieron salvo un año, este fue el gran apoyo para superar todos los problemas que día a día tenía que solventar James. De los tres hermano es el mas atletico, de echo fue jugador profesional en un equipo de la liga de futbol americano, ahora mismo esta intentando ser entrenador de un equipo de los grandes, pero las cosas son difíciles y mas en estos momentos.
Amigos de James:
Steve Umanzor- Es alguien muy gracioso, siempre tiene la sonrisa en la boca, aparte se trata de un hombre muy inteligente. Al igual que James el mundo de la física le apasionaba, durante muchos años estuvo trabajando en un laboratorio en Estados Unidos, intentando encontrar solución a la Fusión Nuclear. Intentaba hallar el método de lograr la fusión de partículas a una temperatura muy baja, ya que aunque logro fusionar dos átomos para lograr electricidad, necesitaba de mucha energía para crear dicha fusión, por lo que todo su equipo intento hallar el modo de lograr que dicha fusión se lograra con un menor consumo energético, llamándolo la fusión fría, pero casi cuando estaba a punto de lograrlo, un terrible accidente en su laboratorio le costo la vida
Claire Spencer- Claire de todos sus amigos es la que mas roce ha tenido con James. Aunque les costo arrancar al cabo de unos meses ambos vieron que no solo tenían en común su pasión por la Física Nuclear, sino que se dieron cuenta de que había “física” entre ellos. Actualmente Claire es la esposa de James. Aun no han tenido ningún hijo, ambos lo decidieron así por los largos periodos en los que James esta trabajando en Genova. Ella esta en un laboratorio de la CIA en el que trabaja en cosas bastante secretas. James nunca la ha preguntado por lo que allí hace, son cosas que solo deben saber las personas involucradas en ello
Sonia Suarez – Era una estudiante de intercambio, se vino de España al comienzo del año universitario, y cursó Física Nuclear junto a James. Una vez se graduaron en Físicas, la joven Sonia comenzó la carrera hermana de la Física, la Química. Posteriormente se metió a la investigación bioquímica en un laboratorio, todo lo que hacía un poco...alto secreto, pero ella siempre había guardado muy bien la información, incluso cuando hacia trabajos guardaba bajo llave sus documentos para que nadie se atreviese a leerlos o plagiarlos. Sonia y James se telefonean una vez al mes para preguntarse como van las cosas, aunque no son los amigos perfectos, si que tienen una buena relación.
Bryan Sandler- Brian una vez acabo la carrera de física se introdujo en el mundo de los escritores. Publico libros para escolares sobre física y química, pero eso no era un gran trabajo, a si que se decidió por dar el gran salto a la novela. Siempre fue alguien que le gusto mucho leer, y su arte para la escritura hubiera sido un desperdicio si hubiera seguido por la rama de la física, ahora mismo es un afamado escritor de novela de intriga. Además trabaja para grandes periódicos como columnista, además de escribir algún que otro articulo en revistas de ciencia.
Psique de James:
No es muy difícil saber en que piensa un Físico, bueno la verdad que si. James es alguien bastante tímido. Le cuesta mucho exteriorizar sus estados emocionales. No es alguien que ante una situación difícil se derrumbe fácilmente, siempre quiere meditar la opción más correcta y más sencilla, aunque, irónicamente, eso es bastante complicado. Intenta ser lo mas justo y realista con las cosas que sucede y como buen científico intenta resolver mediante formulas complejas y algoritmos todo el conocimiento del ser humano, aunque a veces, bueno, aunque muchas veces le sea imposible, pero nunca deja algo por imposible, siempre intenta hacerlo, por muy alocado o rebuscado que sea. Sus metas, como cualquier científico son las de dejar su huella en la historia logrando alguna avance importante en su campo, sabe que es muy difícil, ahora mismo el planeta esta lleno de muy buenos científicos estudiando muchas cosas para lograr hacer avanzar a la humanidad, y no es nada fácil lograrlo, pero eso no le desanima en ningún momento. Antes de que sea demasiado tarde, quisiera también crear una familia y poner en practica todo lo que su padre le enseño, para ello debería volver a los Estados Unidos. (Si hay que empezar cerca de alguna gran población, estaría asentado en NY)
Fisico de James:
Su estatura es de 1,72 centímetros, con un peso de 70 kilogramos. Su complexión ósea es bastante robusta, no es que haga todos los días deporte, pero de vez en cuando, más bien cuando el trabajo se lo permite, le gusta ir a correr y a jugar al squash. En ningún momento ha querido ser atleta, pero siempre se ha cuidado físicamente. “Mens sana in corpore sano” Su pelo es castaño, lo suele llevar corto aunque hubo un tiempo en que se lo dejo algo mas largo, llegándole casi a los hombros. Siempre le gusto una bonita barba bien arreglada, nada de esa barba de tres días, sino algo más elegante, mas refinado. Sus ojos son de color verde, sus orejas pequeñas, mentón agudo y nariz bien posicionada, tiene una mirada bastante profunda y en general resulta afable. Su voz es algo aguda, lo que contribuye a su empatia con la gente. |
"¿De qué color era mi pelo?, hace tanto tiempo que no veo un espejo, que ya ni me acuerdo, me parece que era castaño oscuro, lo tengo rizado, no se cuando llegaré a cortármelo, pero hay cosas más importantes que hacer por ahora" Mido 1,80 metro de altura, me considero un chico alto, pero un hombre normal, no es que esté muy fuerte, al menos no creo yo".
"Solía vestir chaquetas, no porque me gustasen, estaba obligado a llevarlas por el instituto, aunque luego los pantalones podía ponerme lo que quisiese, no he sido muy presumido nunca, por la dedicación de mis padres he sido así, y pienso que una persona no es lo que lleva puesto, si no sus actos. Por eso no me importa en demasía la ropa".
-“Buenos días mi nombre es Mar Brown y tengo dieciséis años”
Ya había repetido en mi cabeza esa frase un millar de veces esta mañana 23 de Diciembre de 2012. Mis padres se habían mudado por segunda vez de barrio en menos de tres meses. Por lo que yo he cambiado de colegio las mismas veces. Eso no es algo que nos guste a todos, pero el trabajo de investigación de mis padres lo necesita. Ellos siempre dicen que para conseguir algo importante en esta vida debes sacrificarte en otros momentos. En parte no le falta razón, pero en esta ocasión el único que sacrifica cosas soy yo.
Sí, porque soy yo, el que al cambiar de colegio le llaman “el nuevo”, porque los otros jóvenes no tienen la decencia de aprenderse mi nombre- Y eso que sólo tiene tres letras-.
Poco más me dio tiempo a pensar mientras estaba sentado en la parada del bus escolar, pues con un enorme ruido la puerta del clásico autobús amarillo se abrió, detrás, el conductor me pedía que subiese rápidamente, no con mucha gana me levanté y subí al vehículo. Era el único que había subido en esa parada y para mi sorpresa, era la primera del trayecto de recogida hasta el instituto San Lombard del Barrio de Russian Hill, una zona residencial de la ciudad de San francisco. Fui a sentarme justo en frente de la salida del autobús.
En menos de cinco minutos el autobús volvió a parar y se montaron dos chicas que parecían de mi misma edad y un niño de unos doce años. Las chicas fueron a sentarse al final del autobús, cuando pasaron al lado mío, no saludaron, sino que luego soltaron unas risitas tontas.
El niño, muy vivaracho él, no dudó en tenderme la mano para que se la estrechase. No le hice esperar, y se la estreché con una sonrisa en los labios.
-“No te había visto antes en este autobús”-dijo el niño. Algo que estaba seguro.
-“Eso es porque es la primera vez que monto en este autobús”.
-“¿Vas a ir al instituto San Lombard?”
-“Así es, me mudé este fin de semana… ehh…. ¿Cuál es tu nombre?”- le pregunté, pues verdaderamente estaba interesado en saber cómo se llamaba.
-“Mi nombre es Eric Van Basten, provengo de abuelos holandeses, soy sobrino del ex jugador Marco Van Basten y tengo catorce años”.
-“Sí ya”- no llego a creerme las palabras del chico, pero no le doy importancia a eso- “Mi nombre es Mar y tengo dieciséis años…”
-“¿Entonces irás a nuestro curso?”- salta una de las chicas, que se habían ido interesando en la conversación y habían tomado el asiento de detrás de mí.
-“Eh…”-musito no sabiendo lo que decir- “¿Vais a octavo curso?”
-“Sí, así es, ¿Y cómo que te has incorporado en el segundo trimestre?”
-“Me mudé”
-“Sí, eso ya lo he oído”- responde, se da cuenta de que había estado espiando y se le nota contrariada. A lo que yo sonrío complacido.
-“Mis padres están investigando en el laboratorio estatal de California, aquí, en San francisco y tuve que mudarme. Antes vivía en Denver”.
No nos dio tiempo a habar más antes de que el autobús se parase por tercera vez, y ésta vez sí, una veintena de alumnos subiesen en fila, con aspecto cansado y desanimado al autobús. Algunos saludaron a las dos chicas, otros llamaron al niño que se llamaba Eric. Pero nadie se dio cuenta de que había un alumno que no habían visto nunca en ese autobús. Al final quedé como había empezado, mirando las calles que son nuevas para mí.
Las chicas comenzaron a hablar con un par de amigas, que habían subido en esa ocasión. Parada tras parada, en quince minutos llegamos al instituto San Lombard de Russian Hill.
Arquitectónicamente, el edificio seguía una línea general que mantenían todos los institutos construidos recientemente en América.
Fui a conserjería para saber cómo podía hablar con el director. El conserje me lo explicó y fui al despacho del director, que no era director, sino directora. Tras un minuto charlando me extiende unas hojas donde tenía mi horario, lo cogí y ella me acompañó hasta mi primera clase.
“...Os presento a vuestro nuevo compañero”-dijo sonriendo, dándome paso para continuar.
-“Buenos días mi nombre es Mar Brown y tengo dieciséis años”-respiré hondo, y me concentré, ésta era la segunda vez que hacía ésto-“Naci en Denver, por el trabajo de mis padres me mudé a los alrededores del Forest Hill, después de tres meses, y por el trabajo de mis padres, me mudé otra vez, ahora a Russian Hill. En Denver solíamos salir a cazar mi padre yo, no sé si en este estado está permitida la caza… también realizo motocross, no soy muy bueno, pero sé montar… ¿Qué más?... No se cantar, ni bailar, ni tocar un instrumento, no se dibujar…”
-“¿Te gusta el Beisbol?”- preguntó un chico.
-Claro- respondí, sonriente, tampoco había salido tan mal, Le indique al profesor con un gesto que había acabado.
Las mesas estaban separadas y me senté en la única libre. La clase comenzó, y esta primera clase dio paso a la segunda. En poco tiempo, un hombre vino a buscarme a clase, el jefe de estudios quería hablar conmigo, así que bajé y entré en su despacho.
-“Siéntate…”- miró un documento que tenía en las manos- “Mar Brown, ¿no?”- Yo asentí. Creía que me iba a hablar sobre el centro y darme la bienvenida- “Siento ser yo el que te lo cuente, pero tus padres han muerto hace varios minutos, los médicos no saben la causa, están mi desconcertados, en esta mañana más de doscientas personas han llegado al hospital y todas han muerto. Antes de morir, Mar, tus padres escribieron esto para ti. Los médicos me lo han enviado por el fax”- me tendió una hoja, estaba destrozado, blanco, no tenía fuerzas, en un minuto, todo se había ido al garete, pero mi realidad era la carta que tenía ante mí:
“Querido, hoy te vamos a contar de que trataba nuestra investigación. Estábamos formando un suero para contrarrestar los posibles efectos de un virus con el que se está investigando en los laboratorios del ejército estadounidense. Ese virus estaba controlado, no entrañaba peligro, pero siempre había que cubrirse las espaldas. Pero qué mala suerte. El mundo tal como lo conocemos llegará a su fin, todo está a punto de cambiar. En pocos días, millones y millones de personas morirán por ese virus. Pero hemos conseguido sintetizar el suero, se encuentra en el sótano de la casa, tómalo, el virus no te afectará, hazlo rápido.
Te queremos. Tus padres”.
Mientras leía, el jefe de estudios había cerrado la puerta y se había colocado dejando a su espalda la puerta.
-“chico, ese suero no será para ti”- dijo con pesadumbre, mientras sacaba un cuchillo y me apuntaba con él. Era un hombre de estatura mediana, gordo y tenía un aspecto muy robusto.
-“No sabes cual es mi casa”-Yo había intuido donde quería llegar el jefe de estudios. Me sentía débil, triste, si no fuera como soy, habría dejado que el hombre que me apuntaba con el cuchillo tomara el suero, lo que significaría que yo moriría.
-“Oh, claro que sí, sólo he tenido que mirar en archivos del alumno”
-“Pero, entonces, ¿para qué me has llamado? Podrías haberte ido sin más.”
-Alguien debía darte la mala noticia- respondió, sarcástico.
Sin que se lo esperase, lancé una patada a los testículos del hombre, éste dejó caer el cuchillo y se encorvó del dolor. Lancé otra patada a la cara del jefe de estudios, en el impacto, se hoyó romperse la nariz, y ésta comenzó a sangrar. Aprovechando que el hombre estaba en el suelo, salté hasta la puerta y la abrí de un golpe.
-¡Me ha pegado! ¡Él tenía un cuchillo!- me acusó el jefe de estudios, tirado en el suelo.
Salí corriendo carta en mano, a través de los pasillos, temí perderme, pero los carteles que indicaban la salida me ayudaron. Los otros profesores que habían oído los gritos del jefe de estudios estaban atónitos, no sabían lo que ocurría. Pude correr sin que me persiguiese nadie. Conseguí llegar a la puerta de salida del edificio, pero estaba cerrada. Nervioso, sin saber qué hacer, ¿Cómo salir?
Me dirigí hasta unas escaleras para subir a la primera planta. Los pasillos estarían vacíos hasta dentro de cinco minutos, momento del cambio de aula. Encontré lo que quería: Una ventana. Me asomé por ella. La altura resultaba un problema, podrían ser 9 metros, pero había una farola que estaba atornillada a la pared del edificio, me senté en el alfeizar de la ventana, y me dejé caer, me enganché en la barra que sostiene el farol, ésta cede un poco, no aguanta mi peso y se suelta de la pared, haciéndome caer hasta el suelo con ella en las manos. Consigo aterrizar de pie, pero mis tobillos sufren un poco. Miro hacia arriba y veo la cara del jefe de estudios asomada. No espero más y salgo corriendo hasta mi casa.
Llevo en la ciudad poco tiempo, voy a perderme. “El autobús fue por ésta calle, Sí, tengo que dejarme caer toda la calle San Lombard”. Tras 20 minutos corriendo, comienzan a sonarme las casas de la zona y para mi alegría, por fin veo el cartel de San LeavenWorth; mi calle. Y allí, el número 43 era una pintoresca casa de blanca madera. Abro la puerta con las llaves y voy directamente al laboratorio que era simplemente el sótano de la casa, allí estaba un frasquito muy pequeño, preparado para conectarle una jeringuilla. Pinché mi cuerpo e introduje el líquido amarillento. De pronto, me sentí muy mal, el virus era demasiado potente y aún incapacitado era peligroso. Fui al cuarto de mi padre para coger el rifle de caza y varios cartuchos. Me senté en el sofá, a esperar no sé qué, puse la tele, pero no funcionaba, ninguno de los sesenta y seis canales.
Ahora es momento de recapacitar, de pensar, de ver que se puede hacer en el futuro, si es que lo va haber.
como consecuencia de haber primero hecho la historia, y luego rellenar los datos que pedisteis el conjunto del personaje es un tanto repetitivo... espero que os guste... y si veis cualquier cosa que pudieseis mejorar, decídmelo...
Howard Keenan, 34 años
Lazos personales: Padre, Jack Keenan; Madre, Lilian Keenan (fallecida); Hermano, Frederick Keenan; Amigo, David Norman.
Descripción física:
Howard es un hombre de estatura normal, midiendo alrededor de los 1.65m. Se afeita tanto la cara como la cabeza, ya que considera el pelo poco más que una molestia. Se viste de manera informal, excepto cuando atiende a algún evento. Rara vez se separa de su sombrero, que le encanta usar, salvo en casos en los que usarlo le supondría hacer el ridículo.
Descripción psicológica:
Actualmente, es un hombre que pasa la mayor parte del tiempo borracho y todo lo que eso conlleva. Sin embargo, tiene momentos de lucidez en los que es una persona tranquila y educada. Siempre fue recluido e introvertido, por lo que su exposición a situaciones tensas a lo largo de su vida fue mínima. Por ello, suele reaccionar con temor y desesperación antes que hacerlo racionalmente. Le es difícil separarse de su sombrero y su imagen, una actitud involuntaria de la que desconoce su naturaleza. Nunca se preguntó por qué, pero no puede evitar mantenerla.
Historia:
Actualmente, Howard se gana la vida escribiendo cuentos policiales para una revista local, y se ha publicado un libro con una compilación de sus relatos. A pesar de su talento, el trabajo no le rinde tanto como pensó que lo haría, por lo que se ve obligado a compartir el apartamento con su amigo de confianza, David, que tiene un trabajo estable en una empresa de transportes, por lo que los mantiene a ambos con una pequeña ayuda de Howard. Sin embargo, el escritor debe mantener su ligero vicio con el alcohol, por lo que su amigo no suele contar con que pague renta o cualquier cosa necesaria.
Hace mucho que Howard no ve a su familia. Recuerda que sus padres nunca fueron ricos y se podían dar muy pocos lujos para poder criar a sus dos hijos. Sin embargo, tuvo una infancia feliz, en la que su padre le inculcó amor por la literatura y autores como Poe y Hammett, que atraparon a Howard de inmediato con sus relatos de misterio y detectives. De niño no era muy hablador, y cada vez que podía se dedicaba a leer o simplemente ayudar a su madre en la casa. Durante su adolescencia fue igual, aunque le tocó sufrir las burlas de sus compañeros por su soledad y su actitud huraña. Gracias a un generoso tío posicionado convenientemente en una Universidad, tuvo la oportunidad de estudiar y obtener una licenciatura en Filosofía. En esta etapa se acercó más a gente como él, con un cariño enorme hacia la literatura, y pudo conocer a varias personas que le mostraron involuntariamente lo que eran las relaciones humanas fuera de la familia. Sin embargo, hace tiempo de eso, y la única persona que tiene ahora es David, con quien decidió vivir hace varios años.
A pesar de su alcoholismo, tiene un pequeña obsesión con su imagen. Podría decirse que se dejaría estar, pero nunca deja de afeitarse, y hace varios meses que no se saca el sombrero excepto para dormir o bañarse. Es un objeto muy preciado para él, ya que es el último regalo de cumpleaños que recibió de su madre, que murió hace poco por la vejez. Bebido como estaba en el momento, se perdió su funeral y la oportunidad de reunirse con su familia nuevamente, algo que no deja de reprocharse diariamente entre sus tragos. Sigue escribiendo, y por suerte, en sus momentos de lucidez tiene la voluntad de arreglar los desvaríos que puede llegar a escribir durante el comienzo de sus borracheras.
Había dicho a David que daría unos retoques a mi historia pues sentía que algo le faltaba.
Si bien es cierto esa sensación no se me ha quitado, he decidido correr el riesgo y dejarla tal cual... espero no arrepentirme xDD