Partida Rol por web

Fadrique de Castilla, alias Orduño Pérez

El maestre de la Orden de Santiago acababa de tener un hijo bastardo con la reina y esposa de su hermano don Pedro I, rey de Castilla. La reina estaba encerrada en el alcázar de Toledo, y la asistía una judía llamada Paloma que se encargó de mantener en secreto su embarazo. Cuando tuvo al bebé, lo sacó del alcázar a escondidas y lo llevó a Llerena, cerca de su padre, para que este pudiera protegerlo. Pero Fadrique necesitaba mantenerlo en secreto, ya que siendo su hijo y también de la reina, era un posible sucesor al trono de castilla, y tenía que encontrar un lugar para esconderlo y que Paloma pudiera cuidarlo sin problemas. Se le ocurrió llevarlo al castillo de Montemolín, pero hacía tiempo que no tenía noticias del comendador del castillo y sospechaba que se había pasado al bando del rey. Por eso envió a los PJ, que debían enterarse de lo que se cocía allí, para que él supiera si era seguro dejar allí al niño. Fadrique morirá poco después junto a algunos de sus hermanos, ajusticiado por el rey por haberse rebelado contra él.

La maldición de la torre vigía

El pardo Simplicio se encontró en la torre vigía con el fantasma de una mujer de horrible aspecto, con el rostro desfigurado. Resultño ser el fantasma de una de las personas que habían caído por la torre. Simplicio huyó aterrorizado y tropezó por las escaleras, perdiendo el sentido. Entonces soñó lo siguiente:

Te despiertas junto al río. Te acercas para lavarte la cara con el agua fresca, y al hacerlo ves tu reflejo; tu rostro es el mismo que el de la aparición, pero no está desfigurado ni ensangrentado. Te diriges al pueblo, y allí la gente te saluda alegremente. El pueblo tiene un aspecto muy distinto al de ahora, rezuma vida: los pastores atraviesan las calzadas con sus rebaños, los campos cercanos están rebosantes de cosechas, y la gente se reúne en la única plaza del pueblo para vender y comprar en el mercadillo. Tú vas a una casa en la que hay una parturienta, y la asistes en el parto. La gente te quiere tanto como quisieron a tu madre; eres su vivo reflejo.

En el mercado hay una anciana que no deja de mirarte mientras intenta vender unos amuletos y lee las manos. ¡Es Genoveva! Pero tiene mucho peor aspecto que la Genoveva que Simplicio vio en la cabaña: esta tiene muchas arrugas, está encorvada y se sirve de un bastón para caminar. Saliendo del mercado, te encuentras a Genoveva de frente y entablas conversación con ella. Es muy amistosa, y sabe cómo camelarte, ya que empieza a hablarte de plantas medicinales, y se nota que domina el tema. Te invita a acompañarla a su casa junto al río. Allí descubres que vive con cuatro muchachas jóvenes. Charlas con ellas y encuentras muy grata su compañía. Finalmente, te marchas, quedando para otro día.

Al día siguiente sales escandalizada de la casa. ¡En realidad era una mancebía! Y Genoveva quería que te convirtieras en otra de sus putas. La anciana sale detrás de ti y te agarra fuertemente de la mano para leértela; seguidamente te dice, señalando tus líneas con su dedo sarmentoso: “No importa cuánto te alejes de mí, está escrito que volveremos a vernos, y entonces lamentarás no haber sido mi discípula, porque siéndolo conseguirás todo lo que te propongas, pero si me abandonas... terminarás triste, sola y olvidada por todos.”

Han pasado meses desde la última vez que viste a Genoveva. Al principio te asustó, pero a medida que pasaba el tiempo te olvidaste de esa vieja loca. La mujer del herrero se ha puesto de parto y te han llamado al castillo para que la asistas. Han enviado a un guardia para avisarte. Se trata de Álvaro, un muchacho huérfano que fue adoptado por José el herrero, y que se ha convertido en un hombre fuerte y apuesto. Pronto os enamoráis, y Álvaro baja al pueblo siempre que puede para verte.

Vives en una nube, tu relación con Álvaro es un sueño que esperas que nunca se acabe. Pero un día, Álvaro deja de bajar al pueblo. Aprovechando el rumor de que la esposa del comendador se queja de dolores, acudes a verla para intentar encontrarte con Álvaro. Cuando sales de la torre del homenaje le preguntas a un guardia, que te dice que Álvaro tiene turno en la torre vigía. Subes para darle una sorpresa, pero al llegar arriba la sorpresa te la da él a ti: lo encuentras a él y a Inés, la hija de Sancho el cocinero, retozando muy acaramelados. Bajas corriendo las escaleras, llorando desconsoladamente; no puedes creer que Álvaro te haya dejado por otra.

Ya no visitas a las embarazadas; ya no eres partera, ni curandera; ya nada te interesa. Ya nadie te llama, pues te has sumido en un pozo negro del que ni puedes ni quieres salir. Deambulas por el bosque como un fantasma, esperando que la noche le siga al día, el día a la noche, y así todos los días. Hay alguien cerca recogiendo hierbas; es Genoveva, que al verte se te acerca. "Pobre muchacha. Siento lo que te dije. Ven , te ayudaré." La acompañas a su casa. Qué más da. Entonces empieza a hablarte de un plan para separar a Álvaro y a Inés. Tu amor y tu ira hacia Álvaro se conjuran para que aceptes cometer una locura: Genoveva planea introducir a un hombre que seducirá a Inés y la apartará de Álvaro, pero para eso antes debes matar a Sebastián. "Ese soldado se ha reido de nosotras, siempre que viene golpea a mis ahijadas y no suelta un maravedí. Si lo matas, su puesto quedará libre." Tú no eres una asesina, pero quieres tanto a Álvaro... quieres recuperarle sea como sea. Así que un día vas al castillo, haces migas con Sebastián, esperas a que le toque su turno en la torre vigía, allí lo emborrachas... y lo empujas al vacío. Anuncias a todos su caída. Lo vieron muy borracho; nadie sospecha de ti.

A los pocos días llega un hombre al castillo. Su belleza es realmente cautivadora; dice llamarse Esteban, y quiere un puesto como soldado. Sus dotes de combate son estupendas, así que es admitido casi de inmediato, reemplazando así a Santiago. Sonríes para tus adentros...

Al poco te enteras de que Álvaro e Inés han roto. Inés se ha quedado prendada de Esteban. Ahora es tu oportunidad, debes estar cerca de Álvaro y hacerle olvidar a Inés. Pero no lo consigues. Él está desanimado, ha perdido las ganas de vivir. No come, no duerme; te das cuenta de que Álvaro quería a Inés de verdad. Entonces te das cuenta del daño que has causado. ¡Por el amor de Dios, has matado a una persona y has apartado a Álvaro del amor de su vida! Arrepentida, vas a casa de Genoveva para pedirle que saque de allí a Esteban y Álvaro pueda volver con Inés. Pero Genoveva te echa a patadas de su casa. "¡Vete de aquí, estúpida! ¡Ya no te necesito!"

Te enteras de que Inés se ha quedado embarazada de Esteban. Preocupada por Álvaro, acudes al castillo y preguntas por él. Te dicen que está haciendo su turno en la torre vigía. Te temes lo peor... subes a la carrera, y te encuentras a Álvaro contemplando el horizonte desde la torre. Al ver que te acercas a él, sin previo aviso, y con una expresión de infinito dolor en su rostro, se arroja al vacío, sin que puedas hacer nada por evitarlo. Te deshaces en llantos, y abrumada por un insoportable sentimiento de culpa y por el dolor que te ha causado presenciar el suicidio de Álvaro, te arrojas tras él.

Este mismo espectro es el que se le apareció en el granero a Ruperto, pero este no tuvo tiempo de ver su rostro. Si Simplicio hubiera seguido averiguando cosas de ella, se habría dado cuenta de que era muy popular en el pueblo, ya que era la curandera "oficial", y la conocían como Soraya. Era una de las claves de la historia para saber que Genoveva andaba detrás de todo el embrollo.

Sancho y su familia

Después de quedarse embarazada de Esteban, Inés fue abandonada por este. Desde aquel momento, Sancho, que ya de por sí era un padre estricto, se volvió sobreprotector y no dejaba a ninguna de sus hijas ni a sol ni a sombra. Con Adela no tenía probema, ya que era obediente, pero su hija pequeña, Guiomar, llevaba el camino de Inés, la mayor, y aunque no era tan alocada como ella temía que sufriera el mismo accidente. Y no iba mal encaminado, pues la muchacha se había enamorado de Alberto, el mozo de cuadras, y ambos siempre aprovechaban la más mínima ocasión para retozar en las cuadras. Un día, José el herrero los descubrió, cogió a Alberto de la oreja y le advirtió que si no dejaba a su hija, Sancho lo rajaría vivo. Sin embargo, Alberto siguió viéndose con Guiomar... hasta que fueron descubiertos por los soldados cuando estos buscaban a Ruperto, y llegó a oídos de Sancho. Desde entonces, Alberto vivía atemorizado y evitaba a Sancho a toda costa; de ahí que se mostrara tan cauto y vigilante. Por su parte, Guiomar fue castigada y encerrada en su habitación.

Después, harto de los líos de sus hijas, Sancho explotó cuando Adela le contó que estuvo hablando con Simplicio, y le arreó un buen guantazo para que aprendiera.

Sancho y su familia murieron a manos de Esteban, que, en un descuido de Simplicio, se coló en la habitación donde Inés estaba pariendo y pasó a todos a cuchillo, llevándose a su hijo: un sátiro.

Darmatus, alias Esteban

Darmatus era un íncubo, demonio elemental de la lujuria, bajo el control de Genoveva. Además de participar activamente en los planes de Genoveva (ver más abajo), era su espía dentro del castillo, y le mantenía informado de cada movimiento. En cuanto llegasteis al castillo quiso saber cuándo terminaríais la reparación, ya que de llevarla a cabo, los bandidos no podrían colarse por los agujeros de la muralla. Desde entonces ha estado intentando putearos: citó a Simplicio para el entrenamiento de la mañana, pues planeaba quitárselo de en medio por medio de un "accidente", pero como Ruperto la montó al llegar y os encerraron en las mazmorras, no pudo hacerlo. Luego os estuvo espiando cuando llegó el contacto de Orduño (el fraile), y en cuanto este se quedó solo lo capturó, lo torturó para que le contara todo y le cortó la cabeza. La llevó en un saco oculto tras su escudo a vuestra habitación (por eso Sancho no se dio cuenta) junto con vuestras pertenencias, por una parte para poneros nerviosos y asustaros y que os fuerais del castillo, y por otra para inculparos en caso de que no lo hicierais. Sin embargo, vio que os íbais y se quedó escondido en el castillo para hacer cumplir la "profecía" de Genoveva: como tenía la llave de la iglesia, se metió en ella, esperó la hora y prendió fuego a su estructura, usando las virutas de madera que había en el armazón del techo. Después salió y vio que Simplicio estaba en el castillo, así que esperó a la llegada de los bandidos, y cuando estos estaban dentro, aprovechando un descuido de Simplicio, se metió en la habitación donde estaba Inés y los mató a todos, llevándose a su hijo, un sátiro (pues de la unión de una mujer y un íncubo siempre resulta esta criatura). Por eso el niño lloraba con esa voz ronca parecida a la de un viejo. Cumplida su labor, quedó libre de las ataduras que le unían a Genoveva y regresó al Infierno, no sin antes dejar al sátiro en un bosque cercano.

Genoveva

Genoveva era una doncella que en sus años mozos se enamoró de don Juan Téllez, y este de ella, y tras jurarse amor eterno, don Juan la abandonó y se casó con doña Claudia, de la cual se enamoró perdidamente. Genoveva, que era de origen humilde, se dio cuenta de que don Juan solo la había seducido durante un tiempo para acostarse con ella, y desde entonces se propuso vengarse de él. Cuando don Juan se convirtió en comendador de Montemolín, Genoveva urdió un plan para traerle la desgracia a él y a los suyos; se unió a una secta que adoraba a Masabakes, y tras unos años logró que la jefa de la secta hiciera un aquelarre para ponerla en contacto con la diablesa. Genoveva formuló su petición y Masabakes le puso como condición conseguir que trece personas cometieran un asesinato por amor. Muchos años le llevó conseguir engañar a doce personas teniendo mucho cuidado para que no se le pudiera relacionar con los crímenes. Viendo cerca el cumplimiento del encargo de Masabakes, decidió trasladarse a las cercanías de Montemolín y allí se aprovechó de la desdicha de Soraya para engañar a la víctima número trece (ver La maldición de la torre vigía). Poco después celebró un aquelarre a Masabakes engañando a varios viajeros para que fornicaran con sus ahijadas, y durante el cual la diablesa le concedió el control de un íncubo (Darmatus, que se hizo pasar por el soldado Esteban). Mediante el íncubo consiguió sembrar el caos en el castillo: hizo que la esposa del comendador fornicara con el mayordomo y que el comendador les ajusticiara a ambos, sumiéndolo en un estado de melancolía que le convirtió en un inútil para gobernar; fue el propio comendador el que despidió a su guardia, comandada por Lorenzo Espada, que se asentaron en una colina cercana y empezaron a atacar el pueblo como bandidos. Después, el íncubo sembró mágicamente el odio en Fernando, que tomó el control del castillo y encerró a Mateo, sospechando que conspiraba contra él para arrebatarle el poder; poco después, avisados por Fernando, llegaron al castillo dos caballeros con sus hombres de armas, que consiguieron rechazar los ataques de los bandidos.

En fin, tras ver la que había montado en el castillo, la propia Lilith (un demonio menor, la reina de las diablesas súcubo y subordinada de Masabakes) se presentó en el burdel de Genoveva, preparada para actuar en el momento oportuno para echar a perder ya del todo aquella encomienda y acabar con los hombres de Dios que la gobiernan (es la bella muchacha que acompañaba a Genoveva). Gracias a ella, Genoveva se arregla con los bandidos y traza un plan para tomar el castillo, prometiéndoles que volverán a trabajar en él como subordinados de doña Urraca Téllez, que tiene derechos sobre él por ser hermana del comendador. La misma doña Urraca se presenta ante ellos, aunque en realidad es Lilith disfrazada. Así que Genoveva, con el Infierno de su lado, provoca tempestades, hambrunas y enfermedades en el pueblo, mientras disfruta viendo cómo don Juan vive para ver cómo sufren sus seres queridos y todos aquellos que le rodean. Al mismo tiempo, anuncia el apocalipsis para un día concreto, que será el momento en que los bandidos asalten el castillo, aprovechando que, por el estado de abandono en que se encuentra, hay una muralla agujereada por donde se pueden colar; los soldados, con la moral baja por lo que está sucediendo y atemorizados por el incendio y el nacimiento del sátiro, serían presas fáciles para los bandidos.

En nuestra historia, la victoria de Genoveva ha sido completa: ha causado mucho sufrimiento y dolor al comendador, vengándose de él, y ha logrado el control del castillo, el cual ha arrebatado a una orden religiosa para entregárselo a una criatura infernal.

Irónicamente, la única manera de hacerla fracasar era hacer lo que desde un principio descartasteis: reparar la muralla. Habría bastado con subcontratar a algún maestro albañil en Llerena ;)

CRONOLOGÍA DE LOS HECHOS

6 de enero de 1353: Genoveva llega al pueblo y compra una cabaña a las afueras, donde acoge a varias muchachas para que trabajen como prostitutas.

5 de abril: Soraya y Genoveva se conocen. Genoveva le augura un negro futuro si no se une a ella como prostituta, pero Soraya se niega.

23 de abril: Álvaro y Soraya se conocen y se enamoran.

1 de julio: Álvaro se enamora de Inés.

8 de julio: Soraya, después de ser llamada al castillo para tratar unas dolencias de doña Claudia, espía a Álvaro y lo descubre besando a Inés durante su turno de vigilancia en la torre vigía.

23 de julio: Soraya se vuelve a encontrar a Genoveva, que promete ayudarle a romper la relación entre Álvaro e Inés si a cambio ella asesina a Santiago, uno de los hombres de Lorenzo Espada.

25 de julio: Soraya empuja a Santiago, que cae desde la torre vigía. Todos creen que cayó debido a que estaba demasiado borracho, mientras retozaba con Soraya. El crimen cometido por Soraya completa los trece encargados por Masabakes a Genoveva.

26 de julio: Genoveva hace un aquelarre a Masabakes con la ayuda de sus ahijadas y de unos viajeros borrachos. La diablesa le concede el control del íncubo Darmatus.

27 de julio: El íncubo adopta el nombre de Esteban y le pide una prueba a Lorenzo Espada para entrar en su grupo de mercenarios. Este se la concede y vence a Álvaro, por lo cual entra a formar parte de la guardia del castillo, sustituyendo a Santiago.

30 de julio: Inés se enamora de Esteban y abandona a Ávaro.

6 de agosto: Soraya, tras ver el daño que le ha hecho a Álvaro y que no puede hacer nada para consolarlo ni para volver con él, acude a casa de Genoveva para pedirle que retire al íncubo del castillo, pero esta le echa a patadas de su casa.

29 de agosto: Inés se entera de que está embarazada. Esteban niega ser el padre y sume a Inés en una profunda melancolía.

5 de septiembre: Destrozado por la noticia, Álvaro se tira desde la torre vigía. Soraya se suicida tirándose tras él.

7 de septiembre: Lilith llega a casa de Genoveva.

8 de septiembre: Genoveva anuncia en la plaza del pueblo que las tres muertes se deben a que el castillo está maldito, y anuncia que sobrevendrán muchas más desgracias, que culminarán el día que se incendie la iglesia, que será el mismo en el que nazca en el castillo el hijo de Lucifer.

17 de septiembre: Doña Claudia es hechizada por Genoveva a través del íncubo y es descubierta por su esposo mientras fornicaba con el mayordomo.

20 de septiembre: Doña Claudia y el mayordomo son ajusticiados por don Juan, ganándose este el odio de su hijo Mateo.

21 de septiembre: Don Juan se recluye en la torre del homenaje. Su hijo Fernando se hace cargo del gobierno del castillo, pero se revela incapaz.

Meses de octubre, noviembre y diciembre: Las cosechas son arrasadas por el pedrisco, provocado por Genoveva.

1 de octubre: Don Juan echa a Lorenzo y a sus hombres del castillo y este se instala en una colina cercana, perpetrando varios ataques al pueblo desde entonces.

1 de diciembre: Fernando, hechizado por Genoveva a través del íncubo, encierra a su hermano Mateo en las mazmorras, acusándole de urdir junto con su madre un complot para arrebatarle su derecho de heredar el gobierno del castillo. El mismo día, Guillermo Buendía, freire y mentor de Mateo, que se había opuesto a su encierro, huye del castillo, alimentando aún más la paranoia de Fernando.

13 de diciembre: Llegan al castillo dos caballeros, Xurxo Estebáñez y Pedro de Soto, avisados por Fernando para que acudieran en su ayuda. Estos traen consigo a diez hombres de armas con los que consiguen rechazar los ataques de Lorenzo y sus hombres, y se convierten en los nuevos soldados del castillo.

Hechos acaecidos en abril de 1354, tras vuestra llegada.

El íncubo incendia la iglesia. Los soldados acuden a sofocar el fuego.

Nace el hijo de Inés, un sátiro fruto de su unión con el íncubo de Genoveva.

El íncubo mata a Inés y su familia y sale mostrando el niño.

Los bandidos arrasan el castillo y toman el control. Mateo muere y el comendador, Fernando y los dos caballeros son encerrados.

La muralla queda reparada al fin y volvéis a Llerena, donde no conseguís dar con Orduño y al ver que nadie os reclama vuestra misión, salís de allí.

Guillermo Buendía

¿Y quién es este pavo, os preguntaréis? Fue mencionado en varias ocasiones, ¡e incluso os cruzasteis con él! Era la persona que estaba en la posada el día que llegasteis, oculta tras un jubón. Él era otra de las claves de esta historia.

El padre Guillermo era el encargado de dirigir los oficios en el castillo, era el guía espiritual y una autoridad moral. Es fraile por vocación, y por ello respeta y acata todas las normas del catolicismo con suma rigidez. No obstante, piensa que uno de los fines del cristianismo es acercarse a Dios mediante los buenos actos, y por ello adopta un talante afable y condescendiente, razón por la cual, para todos los habitantes del castillo adquirió el papel de un padre que, a pesar de que ama a sus hijos, se ve obligado a regañarles cuando hacen algo mal. Era la persona más afín a Mateo, y por ello se les solía ver juntos, conversando sobre temas espirituales. Doña Claudia (la esposa del comendador, a la que ajustició cuando la vio fornicando con su mayordomo), cuyo favorito era Mateo y esperaba que heredara la encomienda en lugar de su hermano Fernando, vió en el padre Guillermo la oportunidad para convencer a su hijo de unirse a la orden de Santiago (requisito indispensable para heredar el castillo). En cuanto le habló a Guillermo de sus aptitudes y de cuánto beneficiaría a la orden tener un miembro como él, este creyó realmente que Mateo desempeñaría un gran papel dentro de la orden y desde entonces intentó atraerlo a ella. Después de que Mateo fuera encerrado en las mazmorras por su hermano Fernando, Guillermo, temiendo que la tomara también con él, huyó sin que nadie le viera, deslizándose por uno de los huecos de la muralla, con tan mala suerte que cayó y se golpeó la cabeza. Guillermo perdió parte de su memoria, y aunque recordaba en parte quién era, olvidó todo lo referente al castillo; sin embargo, le quedó un visillo de que tenía algo importante que hacer en él, pero que no podían descubrirle porque le harían daño.

En el pueblo nadie lo conocía, así que estuvo haciendo averiguaciones por su cuenta, alojándose en la posada. Cuando vosotros llegasteis, al enterarse de que teníais asuntos que resolver en el castillo arrimó la oreja, pero no se fiaba porque no sabía si lo delataríais. Si hubiérais vuelto al pueblo (sin la compañía de los soldados), al enterarse de que os habían encerrado, os habría buscado, pero eso nunca llegó a ocurrir.

Hay otras historias individuales, pero esas eran las que estaban más relacionadas con la historia principal. Si tenéis curiosidad, cuando cierre la partida y tengáis acceso a todo libremente, podréis leer las historias detalladas de cada PNJ.