Partida Rol por web

Aún debíamos interrogar al último sospechoso y esta vez Kousuke tenía que hacerlo como agente encubierto.

Aquello probablemente fuera una gran sorpresa para Kousuke Tsutomu si no fuera porque justo antes de llegar al Bunny Bar estos se habían pasado por una tienda de disfraces en donde Mamoru Ai Yastis compró unos cuantos artículos con la cartera de un tipo llamado "Jill Wustice", o al menos eso era lo que el documento de identidad decía.

-A ver, atento... -Dijo mientras se acercaba a la puerta trasera de carga y descarga de aquel establecimiento- Nuestro objetivo es "Don Fluffles", un capo de la Mafia de los "Maid Cafe". Y mi fuente me dice que hablaron con Akio Meer justo antes de morir... Así que... ¿Preparado?.

-Toma esto, anda. -El hombre entregó a su subordinado una caja de cartón algo pesada- Mira, escucha, entrarás tu solo, así que no hagas que te pillen. Porque si te pillan se arruina toda la investigación. A ti te matarán, pero a mi queda el marrón del papeleo, ¿Sabes?.

Aquello no era demasiado alentador...

-Tranquilo, tu solo busca el personaje... -Tras decir esto sacó algo de su bolsillo y se lo metió en el oído a Kousuke Tsutomu- Yo te estaré guiando a través del pinganillo, tu solo tienes que repetir exactamente lo que te diga y todo irá bien, confía en mi... -El hombre sacó otra cosa de su otro bolsillo y se lo metió en la boca, pero al cabo de unos segundos la escupió con confusión- Emmmmmm... Este es el pinganillo, creo que te acabo de meter un cacahuete en la oreja. -Tras decir aquello le entregó el pinganillo babado.- ¿Tienes ya a tu personaje en mente?. ¿Quien eres?.

Agente encubierto... El vello se le erizó, inquieto por lo que eso suponía. El drama de crear una nueva identidad y mantenerla sin perder la anterior, el riesgo de que te descubran, el peligro de tratar con mafiosos... todo le daba nuevas ideas para escribir. Claro está, si sobrevivía a la dirección de Mamoru.

En otras circunstancias, Kousuke habría usado el sentido común, habría dicho que no, y habría salido corriendo. Pero la experiencia que le esperaba, unido a una repentina confianza en sus habilidades (siempre y cuando las comparara única y exclusivamente con las de su jefe), le hizo quitarse la chaqueta y lanzarse dentro de la caja en busca del personaje que salvaría la misión.

Y salió con unas orejas de conejo.

-Mｅ　ｌｌａｍｏ　Ｓｕｉｉｔｏ　Ｕｓａｇｉ　ｙ　ｅｓｔｏｙ　ｂｕｓｃａｎｄｏ　ｔｒａｂａｊｏ．　Ｄｅｓｄｅ　ｐｅｑｕｅñｏ　ｓｉｅｍｐｒｅ　ｑｕｉｓｅ　ｔｒａｂａｊａｒ　ｅｎ　ｕｎ　Ｍａｉｄ　Ｃａｆｅ.

Se quedó pensativo, planteándose si le funcionaba el personaje.

-Ｐｅｒｏ　ｍｉ　ａｂｕｅｌｏ　ｍｅ　ｌｏ　ｉｍｐｅｄíａ　ｐｏｒｑｕｅ　ｓａｂíａ　ｌｏｓ　ｐｅｌｉｇｒｏｓ　ｑｕｅ　ｃｏｎｌｌｅｖａｂａ　ｅｌ　ｔｒａｂａｊｏ　ｙ　ｑｕｅｒíａ　ｑｕｅ　ｌｌｅｖａｒａ　ｕｎａ　ｖｉｄａ　ｍｏｄｅｓｔａ　ｙ　ｈｏｎｒａｄａ.

Parecía que sí.

-Ｐｅｒｏ　ａｈｏｒａ　ｑｕｅ　ｈａ　ｓｉｄｏ　ａｓｅｓｉｎａｄｏ　ｐｏｒ　ｕｎａ　ｂａｎｄａ　ｒｉｖａｌ，　ｐｕｅｄｏ　ｃｕｍｐｌｉｒ　ｍｉ　ｓｕｅñｏ　ａ　ｌａ　ｖｅｚ　ｑｕｅ　ｂｕｓｃｏ　ａ　ｓｕ　ａｓｅｓｉｎｏ, ｐｙｕｎ－ｐｙｕｎ！-e hizo un gesto de disparar con los dedos a la vez que guiñaba el ojo, aunque se lió y guiñó ambos al mismo tiempo por error.

-Supongo que es suficiente. -Comentó el detective, el cual ni se había enterado de la mitad de la conversación porque empezó a verse un vídeo en el teléfono, y ni siquiera era un vídeo que le habían mandado, busco por la web videos de animales adorables haciendo cosas- Muy bien, entra ahí.

Mamoru Ai Yastis pulsó el botón, levantando levemente la reja, lo suficiente como para que una Valentina Sanders (sin sombrero) pudiera cruzar apenas bajando un poco la cabeza, lo que equivaldría que Suiito Usagi tenía que agacharse por completo e incluso doblar las rodillas para poderse colar en su interior.

-Rápido pasa, antes de que nos vea alguien. -Le apresuró Mamoru Ai Yastis para que, una vez que su subordinado pasara, este volviera a pulsar el botón abriendo lentamente la reja al completo y pasando el como si nada.

La iluminación tenue del almacén destacaba las orejas largas y esponjosas que coronaban las cabezas de los Teriomorfos conejos, mientras sus narices rosadas se movían sutilmente al ritmo de sus conversaciones secretas. Los ojos agudos y curiosos escudriñaban las cartas, tratando de descifrar las estrategias de sus compañeros y oponentes por igual.

Cada Teriomorfo tenía una apariencia única, pero todos compartían rasgos comunes con sus homólogos conejos. Algunos vestían trajes elegantes, adaptados a sus figuras de conejo antropomórfico, mientras que otros llevaban atuendos más informales que se mezclaban con la atmósfera relajada pero intensa del almacén. Las patas ágiles de los jugadores se movían hábilmente para sostener y manipular las cartas, revelando una destreza sorprendente incluso en su forma animal.

A pesar de que el juego de cartas era la actividad principal, la verdadera esencia de la reunión residía en las conversaciones susurradas y los intercambios de información entre los Teriomorfos conejos, quienes actuaban como una suerte de grupo mafioso, manteniendo lazos clandestinos y tejiendo redes de influencia en el mundo de los "Maid Café".

El líder del grupo, reconocible por su pelaje blanco, supervisaba la partida con una mezcla de seriedad y astucia. Mientras las cartas iban y venían, también lo hacían los secretos y los planes.

"Suiito Usagi" entró con precaución en el almacén del Bunny Bar, intentando mezclarse con la multitud de Teriomorfos conejos que disfrutaban de su partida de cartas. Su disfraz de conejo, aunque rudimentario, le confería una apariencia aceptable, pero no podía evitar sentir la mirada hostil del líder de los teriomorfos, Don Fluffles, posada sobre él.

Con la caja que le entregó su superior firmemente agarrada, "Suiito Usagi" se enfrentó al desafío del líder. Don Fluffles, un conejo imponente con un blanco y ojos ocultos bajo unas gafas de sol que reflejaban todo, aún así este pudo sentir como el líder lo miró con desconfianza. Sus orejas se inclinaron hacia adelante, captando cada sonido y movimiento en la escena.

-¿Y tú quién diablos eres? -Gruñó Don Fluffles, su tono hostil resonando en el almacén.

-Eh... Mi nombre es... esto... ¿Cual fue el nombre tonto que te pusiste?... Ah, sí...  Suiito Usagi, -dijo Mamoru Ai Yastis a través del pinganillo que era un pinganillo y no un cacahuete- Pero se me conoce como "El Rey de los panqueques en el área de Fukuoka".

Al parecer Mamoru Ai Yastis estaba dándole cierto apoyo a Kousuke Tsutomu, y por como parecía haber carteles incluso en el almacén con el rostro de Mamoru Ai Yastis por todas partes, parecía indicar que, en efecto, era bastante conocido en el lugar. Todos estos tenían su cara tachada. - Por otro lado, los conejos lentamente se acercaron a sus bolsas blancas, metiendo sus manos en ellas, a la espera de una orden directa del jefe.

Kousuke-- no, Suiito Usagi (decidió olvidar momentaneamente su identidad anterior para evitar equivocaciones) tuvo la sensación de que estaba en peligro en cuanto entró y vio a la gente dentro. Había creído que aquel Maid Café sería de camareros y camareras vestidos de animales monos, pero ahora veía que eran teriomorfos. Y no cualquier tipo de teriomorfo: conejos, el mismo animal cuco del que se había disfrazado burdamente.

Así que ahí estaba él, haciendo bunnyface, mientras rezaba para que no hubieran armas en las bolsas blancas. Por no hablar del rostro de su jefe tachado en cada pared.

-M i   n o m b r e   e s   S u i i t o   U s-- S U I I T O   N E K O.-se corrigió a mitad, alzando la voz para que Mamoru se enterara del cambio de planes.-P e r o   s e   m e   c o n o c e   c o m o   "E l   R e y   d e   l o s   p a n q u e q u e s   e n   e l   á r e a   d e   F u k u o k a".

La presentación de Suiito Usagi Neko, la cual parecía una burda broma rectificada a tiempo para no herir la sensibilidad del público que, casualmente iba a ir dirigida, en ambos sentidos; no impresionó en absoluto a ninguno de los presentes, pero tampoco parecía motivo para salir en una caja de pino del establecimiento.

-¿Por que no he oído hablar de ti?. -Inquirió el hombre, mientras indicaba a uno de sus subordinados que se levantara para este tomar su sitio- Yo empecé en Fukuoka a trabajar y tengo mis contactos ahí que me pasan información de lo que se cuece... literalmente a veces.

-A lo mejor no has oído hablar de mi porque en vez de cerebro tienes la cabeza llena de...-Antes de que pudiera continuar hablando, este con un tono distinto comentó algo no relacionado- caca de perro.

Esperando no haber confundido a Kousuke Tsutomu, o ni siquiera pensando eso, Mamoru Ai Yastis limpiaría la suela de su zapato de la caca de perro que había pisado y seguiría investigando mientras mantenía a Kousuke Tsutomu diciendo cosas.

-demasiadas cosas en las que pensar. -Comentó, terminando ahora sí la frase- Vivía en Kurume.

Oh oh. Conque Don Fluffles no conocía su personaje... Suiito intentó mantener la calma. A pesar de lo malo que sería no conseguir convencer a Don Fluffles, todavía tenía tiempo para arreglar las cosas en caso de que se torcieran.

-A   l o   m e j o r   n o   h a s   o í d o   h a b l a r   d e   m i   p o r q u e   e n   v e z   d e   c e r e b r o   t i e n e s   l a   c a b e z a   l l e n a   d e  c a c a- -se tensó al darse cuenta de que había algo mal, y entrando en pánico, repitió las silabas como fuera un disco rayado o un caso extraño de tartamudeo...-c a c a c a c a - hasta que oyó a Mamoru terminar la frase correcta, y consiguió rehilarlo:- c a c a t e g o r í as  d e   c o s a s,   m u c h a s   e n   l a s   q u e   p e n s a r.   V i v í a   e n   K u r u m e.

Tras unos cuantos segundos en donde todo el mundo miraron mal a Suiito Neko (y por tanto a Kousuke Tsutomu), los subordinados del jefe esperaron a que este diera la orden para poder actuar en contra del que llamó "cacacacacacaca" a aquel hombre conejo ahí sentado.

-¡Kurume!. -Exclamó alegre Don Fluffles- Ahí nació el autor de Space Battleship Yamato y Galaxy Express 999, Leiji Matsumoto; ¡Me encantaría ir y probar un poco del tonkotsu ramen el de allá está delicioso porque allí lo inventaron!. Aunque no puedo, porque la pasma me quitó el pasaporte.

Lo que era extraño es que mencionara el pasaporte, a fin de cuentas el hecho de no tenerlo tan solo le impediría ir al extranjero, pero tal y como Kousuke Tsutomu bien sabía, Kurume está en Fukuoka y era una prefectura de Japón, por lo que no era necesario un pasaporte para ir hasta allá... algo que otro de los conejos dio a notar.

-Pero Jefe, -dijo uno de los subordinados- Si Kurume está en Fukuoka también está en la isla de Kyushu, no necesitas pasaporte... porque sigue siendo Japón...

-¿Quien te preguntó?. -Exclamó, muy enfadado el jefe porque lo habían cuestionado- Dadle un paseo, muchachos.

Sin esperar ni un instante, dos de los jugadores de cartas golpearon al conejo que se le fue la boca y lo arrastraron fuera de la escena, mientras este pataleaba y lloraba, disculpándose por haber molestado al jefe con conocimientos básicos de geografía japonesa o leyes.

-¿Qué puedo hacer por tí, Rey de los panqueques?. -Inquirió el que ahora parecía ser aún más mafioso que antes.

El apoyo que Mamoru Ai Yastis estaba dándole a Kousuke Tsutomu, no parecía ir demasiado bien, pero eso no quitaba que, de momento, por algún motivo inexplicable, al que estaban dándole una paliza de muerte era a un teriomorfo conejo y no a Kousuke Tsutomu, por lo que iba bien.

-Vengo a pedirte permiso, -empezó el hombre tratando de buscar un buen motivo- para vender aquí, en tu territorio, mis deliciosos panqueques al estilo de Fukuoka. En mi Food Cafe Maid Truck... y esas cosas que le gusta la juventud. -Comentó Mamoru Ai Yastis no sabiendo exactamente qué más añadirle- Deja la caja encima de la mesa y diles "He traído regalos para sellar este acuerdo".