Laménto su pérdida ─dije sin más. Sin saludo previo ni preámbulos. A fin de cuentas a ella poco le importarían nuestras palabras y nosotros no es que estuvieramos precisamente sobrados de tiempo.
Con voz serena y sincera proseguí: ─Non andaréme con rodeos, señora, pues entiendo que aquestos son momentos difíciles et andarades hastiada de recibir condolencias et falsedades, más entiendo que non poca será la preocupación que sentiredes por vuestro futuro et el negocio agora que non está el vuestro esposo.
Non nos conocemos, más sólo habéis de saber que lo que buscamos es aclarar et dar justicia a lo acontecido, pues en extrañas circunstancias hubo fenecido vuestro esposo ─que no quise entrar en detalles, pues mal trago sería para ella revivir lo sucedido ─et para ello necesitamos vuesa ayuda.
Esperé pues a su reacción y gesto, pues dependiendo de ello las preguntas que pensaba formularle serían más o menos duras y directas...
Tirada oculta
Motivo: Empatía
Tirada: 1d100
Dificultad: 85-
Resultado: 44 (Exito)
Tirada oculta
Motivo: Elocuencia
Tirada: 1d100
Dificultad: 50-
Resultado: 33 (Exito)
Decidme, Ishaq, ¿que buscades exactamente? ─pues en mi inexperiencia no se me ocurría que podíamos encontrar que nos fuera de ayuda ─cuatro ojos andan más que dos ─sonreí.
Eu daba golpeciños a Gracián de Alcaracejos para que faltase no nome nostro. Y es que respetaba a aquel home desde el primer día. Pero non había modo nengún y adelantoise el judío que parecía estar en todo y tener la lengua moito más suelta que Martí o yo mismo.
Di un par de pasos aburrido mientras Yunus despotricaba, esperando que hubiese algo que echarse a la boca por allí cerca. Pero non parecía tener la rapaza nada para comer, pobriña. Ajusteme el vélmez de cuero y aguardé de pie, de un lado a otro de la estancia, a ver si le sacaban algo a la viuda de Don Honrado.
Non tarda Zacarías en echar una mano al judío, et pronto dan con lo que paresciere una copia personal del albarán de los últimos seis meses del Gremio. Ishaq, desconocedor de lo que esconden letras et cifras, cede el tomo a Zacarías, quien puede comprobar de qué se trata efectivamente.
Las cuentas non son complicadas, et los conocimientos del aprendiz de Yunus son suficientes para discernir que todo parece correcto, et las cuentas están saneadas. Sin embargo, llama la atención un ingente número de donaciones al Obispo de Córdoba, Monseñor Simplicio, realizadas con cada vez más frecuencia...
-Gracias -la mujer asiente ante el pésame del judío, et una vez este termina de fablar, contéstale-. Son ustedes los primeros que de veras parescen preocuparse por qué pudo pasarle al mío marido et investigar qué llevóle a la muerte. Non sé qué ha podido ocurrir. Era... Era un buen omne, queríanos mucho a mí et a los nuestros dos hijos -más de uno de vosotros puede pensar en cuánto querríanlo ellos si supieren en la "situación" en la que vos lo encontrásteis -... He escuchado rumores de que el mesón fue incendiado por una banda de matones, mas non sé si tuviere algo que ver con mi Honesto... -las lágrimas asoman en su rostro de nuevo-. Él no tenía enemigos. Sí, es cierto que tuvo alguna dispuesta con alguno de sus oficiales, pero nada importante ni fuera de lo común... Algún maravedí que faltaba de vez en cuando, algún trapo que desaparecía, un encargo que non llegaba a tiempo...
La mujer se interrumpió de pronto.
-Sólo recuerdo... un incidente, hará cuatro meses. El Conde García exigió al gremio la entrega de unos costosos tapices a cambio de nada, ya que según él ya pagaba lo suficiente al consejo de la ciudad para la guardia y que la protección del gremio casi la pagaba él entera. Además, decía que él mantenía alejados de la región a los bandidos, favoreciendo el comerio. Recuero lo enfadado que llegó aquella noche mi Honesto, pues por supuesto negóse a ceder tal favor a cambio de nada. Finalmente hubo de intervenir el Duque de Alba, consejero del Rey Alfonso por estos lares. Desde entonces las relaciones han sido tensas, ya que el gremio ha negádose a venderle ropas et llegaron incluso a un acuerdo con los judíos, por lo que el Don García debe buscar telas a Sevilla o comerciar con los infieles del Reino de Granada.
Parescieren sinceras las lágrimas et las palabras de la mujer, conmovida por quien quiere esclarecer la muerte del suyo esposo et non sólo presentar sus falsas condolencias, cotillear et aprovechar para sacar tajada.
Gracián aguardó pacientemente la respuesta de la viuda, después de que Yunus le hubiera inquirido sobre posibles motivos de su asesinato. Pervivió los gestos de Pedriño para que interviniera, pero tras la rápida entrada en escena del judío, prefirió quedarse a la expectativa.
Escuchó con detenida atención las explicaciones de la tal Bonifacia, en búsqueda de cualquier indicio de duda o posible falsedad en su historia. Lo cierto es que la pobre parecía sincera y apenada de verdad, aunque los reveses de los últimos dos días le habían enseñado a no fiarse ni de primeras, ni de segundas impresiones...
Una vez terminó, Gracián se quedó algo pensativo. Parecía que tenían un posible culpable, y con unas motivaciones bastante claras, aunque algunos detalles no acababan de encajar. –Agradecémosle todos sus palabras, señora, y más en estos momentos difíciles. Puede estar segura de que haremos cuanto esté en nuestras manos para hallar al culpable.
–Entonces se giro hacia sus compañeros y siguió hablando, aunque manteniendo un ojo puesto en la viuda para intentar captar cualquier reacción a sus palabras. –Al parecer tenemos un nuevo sospechoso, habrá que indagar más sobre este conde García. Sabiendo que el controla a la guardia, nos podemos olvidar ya de asomar nuestra cabecita por el cuarte.. Seguro fue así que nos permitieron alistarnos, solo para encasquetarnos el mochuelo. Además, lo del acuerdo con los judíos explica porque intentaran cargarles a ellos también el crimen. Aún así, al nuevo maestre, don Ramón, no se le veía muy dispuesto a cambiar las políticas del gremio, y nada sabía de la muerte de don Honesto. La situación económica del conde, por lo tanto, no debería haber mejorado en demasía. Puede que se tratara de una simple venganza, pero entonces no se hubiera tantas molestias en organizarlo.– Y dirigiéndose de nuevo hacia Bonifacia –¿Acaso el nombre de Bernardo de Altocastillo dícele algo? puede que trabajara para el conde.
Tirada oculta
Motivo: Empatía
Tirada: 1d100
Dificultad: 20-
Resultado: 89 (Fracaso)
De poca ayuda podía ser el de Baena entre tanto papelajo, libro y demás enseres que él no dominaba, así que dejó hacer a los dos judíos, sobre todo al más joven que bien se veía versado en letras y números, y apostose cerca de la puerta con un ojo avizor por si a alguien se le ocurría entrar descubriéndolos y llamando a la guardia por considerarlos unos ladrones.
-¿Encontráis algo que nos pueda ayudar Zacarías?
Buscaba algo así, Zacarías... -le respondí, justo cuando nos daba a conocer el albarán con las cuentas y donaciones tan usuales-. Algo pasa aquí, estoy seguro -dije según mi felina intuición de buscavidas-. ¿Porqué tantos pagos a ese obispo? ¿Es que acaso pertenecía al gremio de Tejedores? -retóricamente, mientras el de Baena se apostaba en la puerta para vigilar-. Entonces negué a mi mismo con la cabeza, en sabiendo que aqueste asunto no era trigo limpio. Zacarías... métete esos papeles entre las ropas... -le propuse al chaval-; et de lo contrario lo haré yo.
Lo que me preguntaba entonces era el poder en cuanto al gremio que ahora su viuda tenía, et incluso el que tenía antes de morir el suyo marido...
De mi tirada nada, ¿verdad máster?
Tú encontraste el volumen, y Zacarías lo leyó :)
-¿De Altocastillo?... No, non suéname de nada. Témome, señores, que nada más puedo facer por ayudarles, más allá de agradecerles que se tomen la molestia de investigar la muerte de mi querido Honrado. Si me disculpan, estoy cansada, comprenderán que ha sido un día duro... Gustaríame fablar con los míos hijos et descansar en breve. No se ofendan...
La mujer vos invita, evidentemente, a salir de la casa.
Al comprobar que doña Bonifacia ya no disponía de más información y ver como los apremiaba para abandonar la casa, Gracián hizo un ademán a sus compañeros y se despidió de la mujer. -Muy bien señora, ya nos marchamos. Muchas gracias por habernos concedido algo de su tiempo, y de nuevo, lamento su perdida.
Una vez fuera junto a sus amigos, comentó en voz alta: -Bien, ahora tócanos indagar sobre este tal conde García, pero nuestras fuentes de información van agotándose. Podríamos ir a hablar con la Estuarda, a ver si sabe algo, pero dudo mucho que tan siquiera conózcalo. Lo mejor sería acercarnos de forma sigilosa al cuartel de la guardia y hacerle una visita al alguacil. Esta claro que no colaborará con nosotros de buenas, pero si hacémosle las preguntas correctas quizás sonsaquémosle algo...
La despedida fue cordial, y los tres que habíais aprovechado para deslizaros sigilosamente en la habitación del pasillo, aprovechásteis el paso por la puerta de vuestros compañeros para uniros al grupo et salir de la casa sin llamar demasiado la atención de la servidumbre (más allá de lo que pudieren llamar la atención las miradas de reproche del viejo Yunus al suyo aprendiz, et la embergadura de Gracián et Pedrinho).
Vos apartásteis de las calzadas principales para encontrar calles discretas en las que poder fablar lejos de oídos ajenos, et vos pusistéis al día los unos a los otros. El día tocaba a su fin, et buscásteis refugio de nuevo en la posada de la Liebre.
Vuestra, al parecer, única aliada, vos recibió de forma discreta, et encargóse de proporcionaros la habitación contigua a la que ocupaba el ahora inconsciente (o durmiente, quién sabía) morisco que habíais retenido.
Agora sólo restaba decidir cuál sería el siguiente paso para el día siguiente...
Os actualizo el "diario" a todos para evitarnos rolear la parte en la que os ponéis al día unos a otros.
Gracián, aprovecho para aclarar que al conde García lo conocen (al menos de oídas, es decir, saben quién es) los que son de Córdoba.
Señores... -dije tocando la tapa del libro donde brillaba en rúbrica los lustrosos pudientes que el Obispo Simplicio otorgaba al gremio de Tejedores-. Aquí hay gato encerrado. Puede que el Conde García -del cual yo mismo había oído hablar desde no hacía mucho en la bella Córdoba- esté en derecho por su nobleza a exigir algo que ya ha pagado por otra parte; mas que, en no queriendo disgustar aquí a ningún cristiano, ese obispo y sus donaciones son sospechosas. ¿Acaso no debería ser al revés? Sino acordáos de cuánta gente dona a la iglesia, conventos et monasterios, para ganarse favor religioso o un buen perdón a tiempo -de aquesto yo sabía muy bien, que habia visto de todo en mi corta vida-. Quizá habría que andarse con tiento en el asunto, pero no quedarnos sin investigar al obispo...
Miré a los presentes, respaldado ya por la tranquilidad de la reunión dentro de la habitación de la posada.
No sentíase muy a gusto el de Baena cuestionando a un alto cargo de la iglesia. No es que él fuera muy religioso pero las enseñanzas de su madre, de alguna forma, habían calado en él, y consideraba que un obispo merecíase todo el respeto pues, como uno de los representantes del Altísimo en la tierra, sería harto difícil considerarle un hombre hecho para el mal. Aunque... Bueno, había oído hablar de tejemanejes de curas, monjes y otros eclesiásticos, que como humanos que eran, bien podía fallar alguno, pero un obispo... eso eran palabras mayores.
-¿Investigar a un obispo nada menos? Difícil misión parezme a mí... Pero hasta el momento es la única pista que tenemos y, si somos discretos, quizás podamos desenredar esta madeja.