Partida Rol por web

-Y... ¿quién es quién tiene retenido al niño?-le pregunto sin miramientos a pesar de que, de nuevo, comience a aparecer su acostumbrado caracter serio y malhumorado, y de que, seguramente, me gane una mala contestación por su parte.

Recoloco un poco mi gorroy espeor ansioso su respuesta pues, si van a enviar un telegrama a esa persona, es que, evidentemente, saben quién lo tiene.

Ya estaba el periodista preguntando de más, ¿no le había dicho ya lo que necesitaba saber?
La verdad es que no recuerdo su nombre y, sinceramente, me importa poco. Lo único que necesitamos es que llegue con el bebé lo antes posible. 
Hudson se asomaba de vez en cuando para poder observar si alguien entraba o salía.
Después se de un rato se giró y apoyó su espalda para sentarse.
Ahora toca tener paciencia.

-Igual saber su nombre sí es importante y podríamos descubrir cuales con los lazos que lo unen al señor Cornelitz-comento algo frustrado.

Tal vez mi alma de periodista se superpone a la de investigador y mis ansias de buscar noticias, pero si me pongo en la piel de ese hombre, me gustaría saber quién y por qué han raptado a mi hijo.

Vuelvo a recolocarme el sombrero sin apartar mis ojos de Hudson.

Quien lo tiene retenido no es el mismo que el que se lo llevó, ese tal Thomas. Lo más importante es observar que nadie salga de aquí y que lleguen los refuerzos lo antes posible.

Esta va a ser la mejor oportunidad que tenemos de cogerles. Eso último fue un pensamiento que cruzó la mente de Hudson mientras ojeaba en dirección a los maleantes.

-Espera, espera.... ¿lo rapta uno y lo retiene otro? ¿Y el que lo retiene lo devuelve así sin más? Creo que hay cosas que no cuentas, o cosas que no cuadran-pregunto siendo consciente de que Hudson en cualquier momento se enfadará y comenzará a discutir conmigo, pero la señorita y yo nos hemos mantenido lejos y no hemos podido escuchar la conversación que hayan mantenido con el otro hombre.

Por contra le obedezco sin quitar los ojos de la zona mirándo que nadie abandone el lugar.

Los minutos pasaban y no parecía haber movimiento dentro de la casa. Seguramente los secuestradores estuvieran esperando a que volviese el que se había marchado. Desde entonces nadie había salido ni entrado de la casucha y las ventanas, tapadas, no permitían ver lo que sucedía en su interior.

Tras una tensa espera, por suerte no muy larga, apareció por el callejón el señor Blood, iba agachado y se colocó junto a vosotros. Nadie más venía con él.

¿Dónde ha dejado al chico? No me diga que lo ha dejado irse.

Hudson no podía creérselo, estaban tan cerca de poder coger a los secuestradores y aquel tipo estaba a punto de cargárselo todo.

Me mantengo en silencio y espero a que Blood responda, pues está claro que Hudson saca siempre el detective que lleva dentro, evidenciando siempre que practicamente podría hacer las cosas él solo y que nosotros no hacemos nada bien. Comienza a hacerme sentir completamente mal y, aunque no soy agresivo, comienza a despertar en mi una rabia que se palia cuando al cara de mi sobrino se dibuja en mi rostro.

En silencio espero a que Blood responda.

Blood, llega agachandose con el máximo cuidado para que no lo descubran y no puede evitar una sonrisa irónica ante las palabras del detective.

No se preocupe, Sr. Hudson, se hacer mi trabajo. Este chico no nos molestará.

Más debe preocuparle el hecho de que he envíado el telegrama y estarán al llegar y además he telefoneado al comisario para que venga en nuestra ayuda.

Eso espero. Y ya que está aquí enseñe esa maldita nota a estos dos antes de que me vuelvan loco a preguntas.
Hudson volvió a mirar para ver si alguien asomaba la cabeza por la zona. Después miró su reloj.
Espero Comisario, que no tarde mucho en llegar.

Blood, sonriendo imperceptiblemente, hace lo que le pide el comisario y les enseña la nota.

Leo la nota y a riesgo de ganarme otra mala contestación por parte de mis compañeros me mantengo callado, sin decir lo que pienso.

Vuelvo a recolocar mi sombrero y me quedo callado mirándo si hay movimiento por la zona.

La espera hasta que llegaran los refuerzos fue larga y tediosa. Agazapados tras los maderos el frío y la humedad resultaban más que molestas. Dentro de la choza no había movimiento. Nadie había salido ni entrado desde aquel muchacho, aunque suponéis que los secuestradores estarán inquietos al ver que este tarda demasiado. Por suerte para vosotros, tan solo una hora y media mas tarde, veis como por un callejón detrás vuestra aparecen ocho policías que caminan agachados hacia vosotros.

Agachado, se coloca junto a vosotros un orondo policía de cara risueña. Seriamente mira a Hudson.

-Han enviado a dos patrullas, dicen que teneis a los secuestradores del crio. ¿Cual es la situacion?-su voz firme contrasta con su aspecto.