Partida Rol por web

Peter, había estado reflexionando y cuando el Jacob, se excusó para conseguir el dinero, comentó...

Sr. puede dejarnos unos instantes a solas... Dijo esto mirando al resto de sus compañeros.

Si esperar, acompañó a los mismos hasta el hall, asegurandose de que los habitantes de la casa no pudieran oirles.

Señores en primer lugar comentar que he reconocido a Jerry Grant. Es el propietario de un garito que mantiene lazos con la mafia organizada.

No me fio de nadie, por eso les propongo que dos de nosotros siga al señor Cornelisz, sin que este lo advierta y otros dos se queden vigilando la casa sin que lo adviertan, para ver que hacen.

Les comentaríamos que nos veríamos antes de ir a entregar el dinero...

En fin es mi propuesta.

Al señor Grant no tenía intención de perderlo de vista. Desde luego no es trigo limpio. Pero ir a New York y dar vueltas no nos servirá de mucho, necesitariamos un lugar por el que empezar para buscar a esa gente, y me temo que no lo tenemos señorita Clarkson.
Si quieren seguir al señor Cornelisz, háganlo. Yo tengo que pasar antes por comisaría. 

¿Que les parece mi plan?

 -Se equivoca señor Hudson, si que tenemos por donde empezar. La oficina de correos desde donde se envio la carta, seguro que por alli podemos preguntar a alguien... no creo que estos tipos se muevan por un ambiente refinado ¿o me equivoco?-dijo sonrriendo-Por otro lado, creo que quedarse en vela todo el dia y la noche para ver si el señor o la señora Cornelisz hacen algo estraño es una pedida de tiempo. Si nos preparamos bien podremos atrapar a la banda entera pasado mañana-termino sin borrar esa sonrrisa.

Muy bien señorita. Puede ir a preguntar si quiere, seguro que recuerdan cada cara que ha ido a echar una carta allí. Cómo les he dicho tengo que pasar por comisaría antes. Será mejor que quedemos allí, pueden ir adelantándose.

Peter, reflexiona un poco...

Bien, viendo que hay diversidad de opiniones, quizás lo que debamos hacer es dividirnos...

Sra. Clarkson, usted podría ir a investigar la zona de la entrega y el rastro antes de nuestra llegada.

Usted, Sr. Hudson, vaya a arreglar los asuntos pendientes y ayude a los que vea más util.

Yo, vigilaré los movimientos del Sr. Cornelisz como les comenté y señor Sauch, ¿usted que creo que será más productivo?

"Yo creo que deberíamos visitar el garito de Grant. Evidentemente, lo de la entrega del rescate es una estratagema. Igual es una trampa para comprobar si les siguen". - indicó Erik.

 ¿Seguir a quien? Señor Sauch, está claro que los Cornelisz no son trigo limpio, pero aun asi estamos hablando de un bebe. No podemos arriesgarnos a que le ocurra nada. Se que usted no es policia, ni detective, pero debe comprender que por mas trapos sucios que quiera usted sacar acerca de los Cornelisz nuestra prioridad debe ser la seguridad del bebe. Creo que lo mejor sera prepararnos para, una vez en New York podamos atrapar a la banda. Su testimonio y el de la señorita Lesek seguramente le sirvan para rellenar unas cuantas paginas de su periodico.-dijo muy seria Samantha.

Hudson sonrió ante el comentario de Samantha.
Bueno, será mejor ponerse en marcha. No podemos quedarnos discutiendo todo el día. Yo, por lo menos, tengo cosas que hacer.
Sin embargo su comentario seguía teniendo el mismo tono de impertinente.
Y puede que los Cornelisz oculten cosas, pero lo que dije antes al señor Cornelisz es cierto, el bebé es mi prioridad.
Joseph sacó las llaves de su coche del bolsillo para reafirmar su decisión de irse.

 Cogisteis el coche y salisteis detras de los Cornelisz, siempre manteniendo las distancias. Los Cornelisz se dirigieron hacia el centro, a uno de los bancos que habia en la principal avenida. Iban los dos solos sin Grant ni Ellis y los viste entrar dentro del banco. Al cabo de una media hora o quizas algo mas, salieron de alli con un maletin negro y se dirigieron de nuevo al coche.

 Despues de un breve paseo llegaste al garito. Era un pequeño bar que hacia esquina, en un barrio poco transitado donde la mayoria de habitantes eran de origen italoamericanos. Era muy temprano y aun no había abierto al publico aunque desde el crital se podia ver a un hombre detras de la barra y una muchacha rubia colocando las sillas. Por lo demas todo parecía normal.

 Al llegar a la comisaria buscaste en los archivos. En efecto el local de Grant estaba situado en uno de los barrios "europeos", donde la mayoria de residentes eran italoamericanos. En la ficha no había ninguna acusación acerca de Grant, excepto la nota de que era el dueño de aquel local. Al parecer ese sitio era un lugar donde normalmente se reunian varios mafiosos, aunque nunca se ha probado que Grant tuviera nada que ver. 

Una vez comprobadas las fichas acerca de Grant y sus posibles implicaciones en la mafia decidiste ir a ver que tal se encontraba Olga, la cual estaba nerviosa en su celda tratando de leer un libro que la habían prestado en la comisaria

Sam entregó las llaves del coche a Peter, prefería que fuese él quien condujera porque, pese a ella no ser una mala conductora, era de la idea que en caso de tener que realizar una persecusión o algo, él sabría desenvolverse mejor que ella al volante.

Algo rondaba en la cabeza de Sam, una tontería, de eso no había duda y en nada se relacionaba con el caso, pero el que Peter le dijese señora Clarkson en lugar de llamarla por su nombre como siempre había hecho no pudo sino causarle cierto desazón. No entendía el por qué de esa repentina distancia. ¿Sería que algo le había hecho disgustar? De tratarse de otra persona jamás se habría detenido a pensar si algo de lo dicho o hecho por ella causaba molestia o no, pero con él era diferente. Eran socios, amigos, compañeros, él era su confidente y con el pasar del tiempo se había convertido en un pilar fundamental en su vida... puede que incluso fuera más que eso, pero de eso Sam aún no era consciente o sencillamente no quería ver lo evidente.

-Ehmmm... Peter... -dijo dubitativa mientras esperaban que los Cornelisz salieran del banco- ¿Te ocurre algo? -preguntó- No se, tú jamás, salvo cuando recién nos conocimos, me has llamado señora Clarkson y cuando estábamos con Sauch y Hudson lo hiciste... eso me ha dado que pensar en si... bueno... en si estás molesto conmigo por algo de lo que no me he enterado...

Hudson intentó que la criada se sintiese lo más cómoda posible, explicándole que de momento tendrá que permanecer en la comisaria para su seguridad.
Después dejó la descripción de la persona que acompañaba a ese tal Thomas, puesto que por la descripción que dió Olga sería más fácil identificarle a él que al primero. Pelirrojo, con una cicatriz en un lado de la mejilla y le faltaban dos dedos de una mano, lo suficiente para encontrarlo si lo teníamos fichado. Eso sí, seguramente tardarían en revisar las fichas.
Espero que cualdo vuelva de New York tengan alguna coincidencia.

Peter, que conducia ante el ofrecimiento de su compañera, no pudo evitar dejar de mirar la carretera para mirarla a los ojos...

Samantha... la verdad es que como sabes en ciertos momentos profesionales el trato que te dispenso me parece algo... demasiado cercano.

Peter, se trago las siguientes palabras que pensó...

Lo que de verdad me gustaría es tener algo más en común.

No te lo tomes a mal, me gustaría mantener nuestra familiaridad. Sabes lo que te aprecio... aunque realmente no sabes cuanto, pensó... pero al tratar los dos simultaneamente a nuestros clientes... Bueno.

Tras decir esto carraspeó y cambió el tono...

Bueno, luego retomamos la conversación. De momento el comportamiento de los Cornelisz es totalmente normal. Han conseguido el dinero, pero aún me quedaría más tranquilo si pudiesemos seguirlos un poco más, a ver cuales son los siguientes pasos.

Si no hacen nada extraño, hacemos lo que tu pensabas, aunque me gustaría investigar los simbolos de las piedras del patio.

 Al parecer el trato entre los dos estaba solucionado. Estaba claro que era una simple muestra de respeto, para que la gente no se hiciera ideas equivocas respecto a la pareja. Siguieron a los Cornelisz de vuelta a casa. No habían echo nada fuera de lo comun, recogieron el dinero y regresaron a su hogar sin hablar ni tratar de contactar con nadie. No parecia que estuvieran tramando nada raro, en efecto, por las reacciones que habían tenido anteriormente estaban realmente preocupados por su hijo. 

Despues de aquello, regresaron a su domicilio no sin antes entrar en la biblioteca y cojer un par de libros sobre mitología celta. En todos ellos se daba la misma descripcion que en el libro que les mostró Jacob Cornelisz. Asi pasaron el dia, ya solo restaba hacer las maletas y descansar esa noche, por que al dia siguiente irian a New York...