El montañés asiente con extraña humildad para encaminarse hacia las habitación en que su hijo le espera obediente. Estás deseoso de relatarle las nuevas buenas, pero sobre todo de trasmitirle calma y sosiego para que pueda caer en un reparador sueño. Parece que als cosas en la vida van cambiando para bien.
Subes las escaleras escapando de la extraña e inquisidora mirada de Derwyddon. Los escalones de madera, pulidos por el uso, resuenan bajo tus pies. Sabes que, cerca de tu cuarto, duerme una persona que decidirá el destino de todo el país. Avanzas por el pasillo tenuemente iluminado, hasta que llegas a la puerta tras a que está Rob. Cuando la abres, el pequeño se levanta de un salto.
-No me he dormido, de verdad.- dice mientras se restriega los ojos. Tiene el pelo revuelto y, mientras te acerca a el, se le escapa un enorme bostezo.
Rob sonríe cómplicemente al pequeño pues ve que ha cumplido con aquello que se le pedía. Juzgando que habrá tiempo para relatar su nombramiento y la llegada de la nueva regente, el padre no duda en pedirle al chico que vaya a la cama. Mañana será un nuevo y magnífico día.
- Muy bien, hijo mío. Ahora todo está en su lugar. Puedes descansar tranquilo.-
El montañés deja sus armas a un lado de la cama y tras despojarse de su ropa se recuesta a un lado del retoño. La jornada ha sido larga, pero calmada. Aun así no ha estado vacía, al contrario, su alma se siente llena y profundamente viva. Definitivamente mañana será un nuevo y magnífico día.
Os dormís placidamente y pasais la noche sin novedades. Al bajar, el tabernero os sirve un abundante desayuno del que disfrutais hasta que Rob empieza a hablar.
-Papá, creo que Derwyddon quiere darme clases. Lo vi soñando, me enseñaba como usar mis...- dice.
Antes de que puedas contestar nada, Elaine y Derwyddon aparecen por la sala. El druída tiene aspecto de no haber dormido, mientras que la mujer parece tranquila y relajada.
- Buenos días caballeros.- dice acariciando el pelo del niño -deberíamos partir ya, querría llegar a la capital lo antes posible. El tabernero ha preparado comida para el viaje.-
-Partiremos tan pronto como gustéis, mi señora.- responde Rob mientras se levanta de su mesa -Ambos estamos comidos y dispuestos para la marcha. En seguida iremos a por los caballos y podremos emprender el camino de inmediato.-
Tanto el padre como el hijo se despiden cortesmente y se encaminan hacia las caballerizas. ALlí recogen las monturas y las llevan de forma diligente hasta la puerta de la posada. Lo último que resta por hacer es recoger la comida que al parecer ha preparado el tabernero.
Esperamos hasta que Kalruth se ponga bien, porque os voy a juntar en breves.^^
La mañana transcurre tranquila. Cabalgais atravesando una zona de sembrados y prósperos campos avaloneses. Pequeños pueblos siembran el paisaje y la lluvia parece haberos dado tregua.
Rob, sentado contigo, va recitando el nombre de las plantas aprendidas ayer, junto con parte de sus utilidades. Derwydoon lo mira con su ojo normal con aprobación, mientras Elaine parece distraída.
El viaje transcurre sin problemas hasta que llegais a un bosque desde el que se ve un grupo de cerezos en flor. Desde allí, escuchais ruído de gritos femeninos, y choque de espadas.
-¿Escucháis? Han de ser asaltantes.- dice Rob tornando la cabeza hacia sus protegidos.
El gran caballo de tonos marrones que montan los dos norteños gira sobre si mismo inquieto, pues está notando la tensión en las riendas. El animal intuye la acción y gira sobre sus cuartos traseros para iniciar el galope.
-Tenemos la obligación de prestar socorro.- dice Rob muy sereno mientras palpa al chico en el hombro para asegurarse de que está dispuesto y bien aferrado a la montura -¡Arre!-
El caballo de los montañeses emprende el galope hacia el lugar de donde provienen el entrechocar de espadas. No es la primera vez que padre e hijo se encuentra con una situación similar. Ya en marcha, una de las pistolas es entregada al niño que será quien quede sobre el animal cuando su padre haya desmontado. Aunque quizá, esto ni siquiera sea necesario, pues una pistola cargada y la acometida de un caballo voluminoso suele bastar para poner en retirada a los simples forajidos.
Disculpa la tardanza. Tras comer me eché la siesta y al despertarme tenía un tremendo dolor de cabeza, de ahí que retrasase el posteo.
Nota sobre la Maniobra: Los montañeses a caballo cabalgarán bien atentos hacia donde proviene el combate. Una vez distingan los distintos combatientes y posibles merodeadores procederán a designar objetivos. A priori, si son pocos, la idea será intimidar sin más. Si son cuantiosos utilizarán directamente las armas sin preguntar. Se le pegará un tiro al primero que se tercie y se cargará con el caballo para empujar o pisotear galopando a cuandos puedan ponerse en medio.
-Os esperaremos aquí. Suerte.- os dice Derwyddon con gesto impasible. Notas cierto nerviosismo en la mirada de Elaine, casi imperceptible. Aún así, obecede al druída, y permanece quieta en su montura.
Cabalgais a galope tendido bajando la colina. No muy lejos, se dibuja un hermoso paseo con cerezos en flor. Según os acercais a el, escuchais con más claridad en ruído de la refriega. Un hombre delgado, de piel macillenta y graso pelo oscuro está atacando a una joven mujer morena. Al lado de esta, una chica rubia parece inmovilizada por el pánico.
Pero sucede algo extraño, cuando ya los teneis cerca y sus rostros empiezan a dibujarse, escuchais un grito estremecedor. Suena como si decenas de personas gritasen de horror a la vez. Algo se estremece dentro de vosotros.
Rob trata de centrarse para mantener el curso del galope mientras procura encontrar el lugar de donde provienen los aterradores lamentos. Debe ser atroz aquello capaz de provocar semejantes gritos, mas esas dos mujeres se encuentran en aprietos. Sin dejar lugar a la duda el caballo es cometido hacia el asaltante con la intención de acometer de lleno contra él. Un golpe directo debe ser suficiente para lanzarlo al suelo o cuanto menos desequilibrarlo.
Disculpa el retraso y... ¿de dónde vienen los gritos?
Disculpa tu, espero a que Gwy cuelgue un post más, y os junto.
Los gritos vienen junto detras de una colina. Desde donde dejaste a Elaine y Derwyddon, se veía un pequeño pueblo. Ahora estais en un terreno más bajo