El día llego a su fin. Uno de ellos estaba en la posada, disfrutando de los pequeños placeres de la vida y el otro se encontraba en los barracones, ocupado con sus tareas como futuro miembro del ejercito de Gondor.
La noche cubrió los cielos y pronto todo el mundo se marcho a dormir. En Minas Tirith, rara vez se hacía algo cuando no había un sol para iluminarlos.
Los gallos despuntaron el alba, cuando los jornaleros ya estaban en los campos labrando las cosechas. Halrton despertó a tiempo para el desayuno y Duinhir, desayuno por primera vez, con los que serían sus camaradas en combate.
El capitán se acerco al recién llegado para informarle - dentro de tres horas, a las diez en punto, tendrás que presentarte para hacer el juramento, si, si, me acuerdo de tu... eh... dificultad - dijo riendose de la situación - no habrá problema, te atenderá uno de los consejeros del Senescal, Mirlon, se llama. No te preocupes, es un hombre de buena fe, un corazón bondadoso. No te torturara demasiado y pronto volverás para que te explique cuales son tus obligaciones. Hasta entonces, puedes hacer lo que te plaza, pero no te metas en líos - dándole la mano a modo de despedida, el capitán se marchó a cumplir sus obligaciones.
Duinhir le hizo una ligera genuflexión y se marchó en cuanto acabo el desayuno. Fue hacía la posada, esperando ver al montaraz para decirle lo que averigüo... Lo tenía ya escrito en el pergamino que siempre llevaba con él.
Una vez más, aquellos dos desconocidos, que con buenas palabras y nobles gestos, se reunieron en la posada, la cual, aunque estaba abierta, parecía cerrada por la ausencia de clientela. Y es que eran horas de trabajo.
Se acercó después de saludarle con un ligero asentimiento de cabeza y le tendió el papel sonriendo un poco
Cita:
No parecía estar para hablar mucho, vestía el uniforme de Dol Amroth, azul como el mar, con muñequeras metálicas y pequeños detalles en blanco, el árbol blanco de gondor en una, y el faro de Dol Amroth. En el pecho llevaba un jubón de cuero negro, con bordados azulados, y sobre el cuello el broche del a familia que lo adoptó, un escudo triangular; el broche sujetaba la fina capa azul de algodón. El pelo perfumado y la piel limpia, sin duda estaba de gala.
Cuando el soldado le doy noticias con detalles de la situación, acercandole tanto a su Señor "mi Señor es tan humilde que tengo la certeza de que se sonrojaria si alguien desconocido para el le llamara, mi Rey" que no pudo contener la atracción física propinandole un fuerte abrazo de oso de los bosques salvajes , de los que les daba su padre cuando era pequeño.
Le pidio que se tomara lo que quisiera sin reparos y se despidio de el al instante.
"Jovial, extrañamente, para mi, sientiendo como la sangre corria fuertemente, saco todo el dinero que llevo y dejando lo justo para pagar eldoble de todo los gastos de ayer incluidas las pintas se lo entrego al posadaro dandole otro abrazo a este sin poder contener un ahullido al desprenderme de el"
-Marchemos pues, el guardia de la salida me indicará que dirección he de tomar, hoy creo que cazaré un conejo para el almuerzo, la mejor forma de no hacerle sufrir es con flechas, compraré otro carcaj"
"Espero regresar algún dia y dormir en paz entre estos muros, aun con cielo despejado sobre la ciudad el peso de la sombra se adentra en mi alma, gracias a que Eru no me dejó solo creo que podríz sobrevivir entre estos muros"
Se despidió del hombre estrechando su mano con fuerza y sin mucha ceremonia se marchó a donde estar, preparando sus juramentos, y preparandose para la pantomima que debía ser participe...
Ambos personajes se despidieron dejando el lugar. Uno de ellos bajaría al piso llano, dejar la ciudad blanca y viajar hasta los puertos donde encontrar un navío que le permitiera seguir su misión. El otro acudiría al primer piso, donde juraría lealtad al Senescal de Gondor, entrando así, al servicio de la ciudad.
Fin de la escena. Pasamos al grupo común.