El Úlster de los vivos
Desde que Irlanda se independizó en la angloirlandesa y el Úlster permaneció como parte del Reino Unido bajo el reino de la corona inglesa, muchos católicos irlandeses no quedaron contentos con la decisión. Por ello, mantuvieron una milicia fundamentada en ataques terroristas llamada IRA (Irish Republican Army) que intentó luchar contra la ocupación inglesa y a favor de la libertad de su pueblo. El gobierno británico protestante, con la esperanza de acabar con los rebeldes del IRA inició una guerra sucia contra la minoría católica del Úlster, cometiendo crimenes de estado contra la población civil y permitiendo que se formasen milicias terroristas formadas por protestantes unionistas que atentaban contra los objetivos del bando opuesto.
Durante años Irlanda del Norte prácticamente vivió en una guerra civil entre el bando católico y el protestante. Múltiples escisiones de los grupos terroristas de cada bando fueron apareciendo: el IRA oficial, el IRA provisional, el IRA continuísta, el IRA real... por el lado católico, y por el lado protestante la Asociación por la Defensa del Úlster, los Luchadores por la Libertad del Úlster, la Fuerza Voluntaria Lealista...
Hasta tal punto llegaban las hostilidades durante este periodo convulso que prácticamente cada família de clase media-pobre contaba con una o varias víctimas por parte del otro bando. No había a quién no le hubiesen matado un familiar, un amigo cercano o un vecino. Ni quien no se hubiese despertado en plena madrugada con el sonido de disparos o con la casa adyacente en llamas por un cóctel molotov. Gracias a ayuda internacional se contruyeron muros de 8 metros de altura separando unos barrios de los otros, y el toque de queda se convirtió en una costumbre en los barrios de clase baja.
Con el tiempo se ha conseguido un cese de las hostilidades, la mayoría de grupos terroristas se han desbandado o están en alto al fuego conta el enemigo, y se ha priorizado el dialogo político. La mayoría de víctimas de la lucha armada en estos días son ajustes de cuentas dentro del mismo bando, aunque siempre hay el riesgo de que un día se retomen las hostilidades tanto tiempo acalladas.
A medida que la crisis económica ha clavado sus fauces en la sociedad norirlandesa el ambiente se ha ido caldeando. 'Cómo puede ser que esa família católica reciba una ayuda económica del estado inglés y nosotros estemos aquí pasando frío', 'Ese bastardo pertenecía al grupo terrorista que asesinó a mi hijo, y aún mantiene un trabajo en construcción mientras nuestra empresa ha quebrado', 'El hijo de esos inglesitos ha sido aceptado con una beca en la universidad protestante, y nosotros no tenemos ninguna ayuda para la educación del nuestro'... este tipo de frases cada día son más comunes que el día anterior, y todo el mundo teme que cualquier excusa vaya a reiniciar la guerra civil que ha consumido durante décadas a su ciudad.
El Belfast nocturno
La ciudad de Belfast se mantiene actualmente en un precario estado de equilibrio entre la facción protestante y la católica bajo el dominio del Príncipe Arthur Lancaster, que cuenta con el apoyo del Arzobispo Michael Delaney.
El Invictus:
El Pacto más escaso en miembros de la ciudad (sin contar el Ordo Dracul) es el encargado de controlarla y hacer cumplir las Tradiciones. Los miembros de este Pacto son de ideología Unionista, y los rumores sobre el Príncipe son que había pertenecido en vida al ejercito regular inglés que mantenía el dominio de la Corona sobre el Eyre. Sea cierto o no este rumor, las acciones del Pacto los muestran como favorables a la ideologia unionista y con una tremenda desconfianza hacia los vampiros de ascendencia puramente irlandesa. Durante la peor época de terrorismo en el Úlster, los miembros de este pacto habían apoyado visiblemente a grupos Lealistas.
Es bien sabido por todos que el único motivo por el que el Invictus puede mantener el poder en la ciudad es gracias al apoyo del Lancea et Sanctum, y para mantener el peculiar equilibrio de fuerzas dentro de este el Arzobispo muy a menudo consigue suavizar los edictos del Principe en cuanto a la represión irlandesa.
El Lancea et Sanctum:
Los Santificados son el Pacto más numeroso en la ciudad por una enorme diferencia, pero sus miembros están mayoritariamente divididos entre aquellos de tradición católica y los de tradición protestante. Esta división mantiene al Pacto en un peligroso estado de equilibrio, siempre bajo el riesgo de que uno de los dos bandos decida empezar una nueva Guerra Santa contra los demás.
Durante el último siglo el Pacto había estado en guerra civil consigo mismo, pues miembros de ambos bandos tenían muchas conexiones con los grupos terroristas que atentaban en la ciudad y alrededores. La llegada del actual Arzobispo, a la ciudad desde los Estados Unidos consiguió poner paz entre ambos lados tras muchos años de esfuerzos.
Michael Delaney, el actual Arzobispo, predica que la fé de los mortales es un paso atrás a la maldición que une a todos los vampiros. Habla de la Maldición de la Sangre como una segunda oportunidad en la Tierra para redimir los propios pecados, y la firma convicción que tiene en sus creencias consiguió reducir la violencia entre los vampiros de ambos bandos, ganándose su actual posición de liderazgo con el apoyo de ambos bandos. Al igual que una pequeña minoría dentro del Pacto, esta a favor de mantener el status quo porque sabe que un paso en cualquier otra dirección llevaría al caos en que se encontraba el Lancea et Sanctum antes de su llegada, impidiendo a los Condenados alcanzar la iluminación del Señor como está escrito.
El movimiento Carthiano:
Los Carthianos del Úlster se han considerado siempre a si mismos como luchadores por la libertad, y únicamente aceptaban entre sus rangos a aquellos vampiros dispuestos a luchar contra el status quo que mantenía la sobiranía inglesa sobre Irlanda del Norte. Actualmente los Carthianos tienen su Pacto organizado alrededor de una banda de moteros y criminales, los Vástagos del Eyre, en la que solo aceptan a otros Condenados o a sus más leales ghouls. La mayoría de sus miembros habían pertenecido a grupos terroristas irlandeses, cosa que siempre le ha ganado la desconfianza de los miembros del Invictus pues están convencidos que todavía mantienen estas relaciones.
Actualmente tienen prohibido alimentarse dentro de Belfast sin permiso explícito del Príncipe, que está considerado territorio británico.
El Círculo de la Bruja:
Poco se sabe de la existencia de este Pacto a lo largo de Irlanda del Norte. Una de las condiciones del Arzobispo al nuevo Príncipe para darle su apoyo fue la abolición de los paganos adoradores de la Bruja, y los pocos miembros del Pacto fueron sometido a una Caza de Sangre que acabó con todos sus miembros hace casi medio siglo. Si a día de hoy ha sobrevivido alguien del Círculo, a bien seguro que debe esconder su afiliación bajo el riesgo de ser cazado y eliminado a manos de otros condenados.
El Ordo Dracul:
La presencia de la Orden en el Úlster siempre ha sido marginal, no teniendo más de un par de miembros en toda la región. Sus estudios sobre la naturaleza vampirica les ha mantenido al margen de los conflictos en Belfast, acatando las normas y no mojándose más de lo estrictamente necesario.
Las Tradiciones y el dominio británico del Úlster:
Las tres Tradiciones se cumplen en la ciudad con un éxito relativo, y la interpretación del Principe de ellas está teñido por el conflicto que bulle en las venas del Úlster:
Primera Tradición: La Mascarada
Teniendo en cuenta el escaso tamaño de la ciudad de Belfast (un cuarto de millón de habitantes) para todos los Condenados que debería albergar, el Principe tiene declarado un estricto cumplimiento de la Mascarada, con severos castigos para aquellos que lo violen. Está terminantemente prohibido matar a una presa por pérdida de sangre, y aquellos que dejan a menudo a sus víctimas con síntomas de hemofilia suelen incitar fácilmente la ira del Invictus. Además, los miembros del Movimiento Carthiano tienen prohibido alimentarse de nadie dentro de los límites de la ciudad.
Segunda Tradición: Progenie
La Tradición que prohibe crear nuevos Condenados nunca se ha cumplido realmente a rajatabla en ninguna ciudad, y al igual que en muchas otras ciudades el permiso del Príncipe es necesario para poder crear un chiquillo. A la práctica, el Abrazo de un nuevo vampiro de entre las filas pro-británicas suele tener el permiso asegurado, mientras que los vampiros irlandeses que no tengan un apoyo claro por parte del Arzobispo suelen ver denegada su petición.
Tercera Tradición: Amaranto
En épocas de paz es fácil controlar los actos de violencia en la ciudad, pero cuando la guerra estalla se vuelve prácticamente imposible asegurarse que la agresión no degenere en el peor de los pecados: la Diablerie. Es sabido que vampiros de ambos bandos han transgredido esta Tradición en épocas de guerra, y así como los irlandeses han tenido que esconder su pecado, los británicos han sido perdonados conscientemente por parte del Principe.
El Principe ha creado unas nuevas normas en la ciudad para asegurarse que se incrementa lentamente el dominio británico en época de paz, y pese a los (supuestos) intentos del Arzobispo por rebajar la discriminación de las mismas al final han salido adelante:
Edicto de la sangre:
Los vampiros irlandeses recién creados deberán beber de la Sangre del Príncipe en su presentación a la ciudad, asegurándose este que no cometerán actos de rebeldía en su primer año de no vida. Aquellos miembros del Lancea et Sanctum beberán de la Sangre del Arzobispo en su lugar, y este se encargará de asegurarse que mantengan la paz.
Edicto de los criados:
Solo aquellos vampiros de ascendencia inglesa tienen permitida la creación de ghouls en la ciudad. Los católicos necesitan un permiso expreso del Príncipe para ello.