Shane había aparcado el coche a las afueras del parque en el centro del cual donde se haya el centro médico. Un parque mal iluminado, del cual el precioso verde tupido que da sombra del inclemente sol durante los días de verano se convierte en una oscuridad ciertamente siniestra en lo más oscuro de la noche. Un aullido de algún perro perdido, o algún lobo salvaje que pueda haberse perdido, se escucha incómodamente cerca.
El edificio, con dos plantas y de ladrillo rojo sobresale entre la oscuridad del parque, con solo una ténue luz iluminando tímidamente la puerta de entrada, donde un enfermero vestido de blanco que hace las veces de recepcionista lee un cómic distraido en su somnolencia. No es que esté disfrutando especialmente de la lectura, pues es la tercera vez que leía el mismo, pero alguien había tenido la mala espina de bloquearles la conexión a internet para cosas ajenas a las redes de hospitales y las noches en la recepción se hacían larguísimas debido a la prácticamente nula cantidad de urgencias en un centro médico de esta clase de características.
Ni Shane ni Travis habían venido nunca aquí, aunque si sabían que era un centro médico especializado en problemas psicológicos. No un manicomio, ni mucho menos, como le gustaba remarcar al charlatán del actual recepcionista, sino un lugar de reposo mental para ayudar a la gente con problemas. Y otras dolencias, también tenían médicos de otras especialidades, actuaban como centro para los médicos de cabecera para los barrios más cercanos y incluso un laboratorio forense bastante bien provisionado para no ser un lugar especialista en el tema. Pero, claro, como la policía temía que pudiese haber algún intento de alterar el cadáver del detective Campbell, habían elegido traerlo discretamente hasta aquí para realizarle la autopsia. O al menos este era el motivo por el que el recepcionista creía que lo habían traído hasta aquí para realizarle la autopsia esa misma tarde. Desde luego el recepcionista debía estar muy aburrido de sus guardias nocturnas (que demonios debía estarlo... lo estaba, y ya se había encargado de repetirselo a los dos vampiros varias veces durante la conversación) para charlar sobre todo eso.
Y sin embargo aún no había tenido tiempo ni de abrir la boca. Una extraña sensación de deja vú invadió a Shane y Travis, como si ya hubiesen tenido una conversación con el recepcionista un rato antes...
- Buenas noches señores... - el recepcionista se levanta de un salto al entrar ambos por la puerta, alegre por romper su aburrida guardia, y de golpe parece algo confuso - ¿O'Donnell y Harlock? ¿me... equivoco? - su confusión parece incrementarse por momentos, y se queda mirando a los recién llegados como intentando recordar algo - Disculpen que les pregunte, pero... ¿les conozco de algo?
El daeva pasó el trayecto en silencio sin querer alterar más al enorme gangrel. Había empezado mal la noche y pensó que lo mejor era dejar que un rato en silencio ayudaría a que el grandullón se centrara y se tranquilizara. Parecía una tarea sencilla, pero para Shane no lo era, dado que era una persona locuaz que no disfrutaba demasiado de los silencios. Por fortuna, su destino no estaba muy lejos.
No había estado allí nunca y Travis parecía que tampoco, asi que, con las horas que eran, Shane no esperaba encontrarse muchos problemas.
Pero las primeras palabras del recepcionista le hicieron dudar de aquella premisa, descolocándole unos segundos. No solía experimentar muchos deja vú, y mucho menos tan... ¿colectivos? Lanzó una mirada al reloj para ver si de alguna manera había pasado el tiempo y estaban donde tenían que estar. Viendo que el tipo les conocía, aprovechó las circunstancias.
[color=#800080]Ehm... claro chico. Ya hemos estado por aqui. Por el cadáver de Campbell ¿recuerdas? [/color]-intentó ocultar su propia sorpresa- [color=#800080]Lo cierto es que... bueno, soy un desastre y me he dejado el jodido móvil en la morgue. He estado buscando por todos los sitios y es el único que no he mirado todavía. Tengo la esperanza de que esté ahí... sino ¡figúrate! un puñetero desastre. [/color]
[color=#800080]Anda deja que pasemos. Será sólo un momento.[/color] -añadió guiñando un ojo con toda la seguridad que pudo reunir.
Pues empezamos bien!
Siento el retraso. La semana pasada fue un "infierno"!
El elegante reloj de oro con pequeños diamantes incrustados que llevaba el Daeva (un regalo del representante de Omega en la ciudad hacía varios meses, con la petición de que lo llevase en una de las entrevistas que le hicieron en lo que había sido una vida distinta a la que estava viviendo esta noche) dejó perplejo a Shane unos instantes. Había perdido casi una hora, no sabía muy bien cómo. Un reloj de esa calidad no debería estropearse fácilmente, aunque quizás había recibido un golpe sin que se diera cuenta... Shane echó un vistazo rápida al Casio barato que llevaba el recepcionista, comprobando que la hora que marcaba coincidía con la que le daba el suyo propio. El Omega no le funcionaba mal, pero de alguna forma había perdido todo ese tiempo casi sin darse cuenta... Imposible. No podía haber tardado tanto en llegar hasta aquí desde la comisaría...
- Oh, si... Ehmmm... Claro. - el tipo parecía realmente confundido, no sabiendo muy bien qué decir ante la situación - En principio el acceso está prohibido... Pero claro, si ya han accedido antes será porque tienen permiso. Claro, si. Están ambos autorizados - la confusión del recepcionista ante la situación era tan obvia que había estado murmurando su propia linea de pensamiento para no olvidarla. - ¿Saben como se llega? Sigan el pasillo hasta el ascensor, y entonces... Claro que lo saben, vienen de allí. Perdonen señores, creo que no me encuentro demasiado bien... - su tez había palidecido levemente, y se echa la mano a la cara como si se hubiese mareado por pensar demasiado en una situación que no llegaba a comprender del todo.
El pasillo indicado por el recepcionista se alarga casi una veintena de metros, con el ascensor esperándoles en esa misma planta. Tras entrar, Travis levanta el dedo automáticamente, apretando el botón para descender hasta el segundo subsótano, y su cara muestra extrañeza ante el gesto que acaba de realizar. ¿Cómo sabía yo que era el segundo sótano? piensa, sorprendido al abrirse las puertas y entontrarse ante ellos con el cartel de 'Morgue, solo personal autorizado'. Cruzando la puerta hacia el interior de la misma, ambos vampiros entran en el depósito de cadáveres, una sala limpia con la misma apariencia de la sala de operaciones de un hospital, la temperatura lo bastante baja como para incomodar a un mortal y la pared llena de armarios para depositar los cadáveres. Sobre una de las cuatro mesas de operaciones se haya un cadáver, de cuyo tobillo cuelga la tarjeta que lo identifica como Edmund Campbell.
A simple vista se pueden ver las mismas heridas ya descritas en el informe policial. La garganta rajada de lado a lado, y un corte a cada lado de la boca ampliandole la misma a una sonrisa siniestra, casi como si el muerto estuviese riéndose del caos que su defunción podría provocar en la ciudad y se burlase de aquellos interesados en evitarlo. En su arrugada frente, una cruz de sangre ya seca.
Las condiciones de mantenimiento del cadáver no debían ser óptimas, puesto que el arrugado cadáver del detective Campbell parecía pertenecer más a un anciano ya jubilado que al policía enérgico cuya foto había visto Shane unas horas antes en el informe policial.
Siento el retraso. El mes pasado fue un "paraíso"! :-)
Shane se quedó bastante confuso al descubrir la hora... Aquello no era normal... Ni de lejos. Había ido directo desde la comisaría hasta la morgue... Y además estaba aquella sensación de deja vu... ¿Estaban jugando con su mente?
Mierda... Me lo temía... Por eso el Daeva o había querido separarse, tenía la ligera intuición de que su compañero y él se habían encontrado con algo que les había superado.
Por lo menos siguió la charada del guarda. Si podía ver el cuerpo mejor que mejor.
[color=#800080]Claro hombre, no te preocupes, sólo será un momento...[/color] -tranquilizó al joven guarda.
Una vez en la fría sala, pudo comprobar que el cuerpo seguramente había sido manipulado... Tomó el móvil he hizo unas cuantas fotos. Quizá los listillos de sus compañeros supieran interpretar algo. Pensó que más podía hacer... ¿Muestras? Si, quizá su sire supiera sacar datos de forma independiente. Tomó unos guantes, el bisturí e intentó recoger muestras de sangre y cabello. Él no tenía ni puta idea, pero trabajaba con gente influyente después de todo.
Iba a abandonar el lugar cuando se le ocurrió algo más... El informe del forense. Probó a buscar las notas alrededor, o quizá en un ordenador cercano...
Pues nada, ya que estamos aqui, vamos a ver si sacamos algo util, no? ^^
El tacto viscoso de los guantes de látex le resultaba incómodo a Shane, quién tomó un bisturí y intentó realizar una incisión en la piel del cadáver con tanto cuidado como le fué posible. Travis se había acercado a uno de los muebles de al lado hasta encontrar donde estaban guardadas las placas de petri, así como unas pinzas para recoger la muestra. El gangrel tampoco tenía la menor idea de como actuar en esa situación, pero alguna vez había visto en televisión como los forenses actuaban en las películas y series, así que, al igual que su compañero, intentó imitarlo lo mejor que pudo.
La incisión la hizo detrás de la oreja, intentando que quedase disimulada entre el pelo. No tuvo el éxito deseado a la hora de esconder la nueva herida en el cadáver, ya terminó quedando una marca bastante visible para cualquiera que girase la cabeza. Con suerte la autopsia ya está acabada, en principio no deberían volver a tener que examinar el cadáver... pensó el daeva.
Dejando a Travis intentando utilizar las finas pinzas con sus enormes dedazos para guardar la muestra de tejido que había tomado, Shane toma la carpeta con las notas del cadáver que cuelga por la parte baja de la camilla. Nombre, fecha de nacimiento, grado de putrefacción, hora aproximada de la muerte, la raja en el cuello como causa de la misma, el corte en los labios como herida postmortem... Más o menos las mismas cosas que ya había leído en el informe policial cuando estuvieron en comisaría. Si que había algo distinto, algo que quizás no se habrían atrevido a insistir de cara a la policía por lo irrelevante que parecía de cara a la investigación de su muerte: una anotación en lápiz en el márgen, tras una flecha señalando y remarcando la fecha de nacimiento del cadáver. "¿También nos tendrán trabajando a nosotros hasta los 70 años?" era la anotación, que hizo a Shane volver a leer la fecha de nacimiento de Campbell para comprobar que así era: casi 76 años que tenía el policía. Debía haberse jubilado hacía ya tiempo, y no entendía como podía haber seguido en activo hasta la noche anterior...
- O'Donnell - gruñó Travis, sacando al joven de su ensoñación con el informe y levantando la cabeza hacia su compañero. El gangrel debía haber perdido la paciencia intentando coger la muestra con las pinzas y la tenía cogida con el índice y el pulgar. Nada raro viendo la actitud que había mostrado el resto de la noche... ahora tendremos que tomar otra muestra suspira Shane al verlo - Huele.
Shane se acerca a olisquear la muestra, no sin un poco de aprensión al hacerlo, y el olor le sorprende sobremanera. La sangre seca de la muestra... no es solamente humana. El detective Campbell tenía Vitae en sus venas. No había duda, el cadáver ante ellos no era otra cosa que un ghoul.
Y no solo eso, sino que el olor de la sangre seca abre un nuevo recuerdo en su mente. Él ya ha olido esto antes. En esta misma sala. No solo lo había olido, sino que estaba seguro de haber probado esta sangre un rato antes, mientras una voz le preguntaba si reconocía el gusto. Un tipo serio, asiático juraría Shane, aunque su memoria sobre él estaba totalmente distorsionada y más borrosa cuanto más se esforzaba él en recordar sus rasgos. No, no había reconocido el gusto de la sangre. Ni él, ni Travis, y el tipo misterioso no había quedado precisamente alegre con su respuesta. Dios, qué dolor de cabeza... pensó Shane echándose los dedos a la cara apretándose los ojos.
Jugar a ser CSI no era lo que más le gustaba a Shane, pero cuanto más descubría, más incógnitas, hasta que se reveló el asunto de la sangre.
Mierda, mierda, mierda, mierda... era un jodido esclavo de sangre. Y yo... y yo he probado esta mierda. -le vinieron aquellos pensamientos mientras intentaba atenuar aquel dolor de cabeza.
[color=#800080]Maldito hijo de puta asiático...[/color] -farfulló- [color=#800080]Nos la has jugado bien... [/color]-Aquellas cosas no le gustaban a Shane. Era de bastante mal gusto hurgar y joder la cabeza de alguien, más si era la tuya. Resopló y añadió: [color=#800080]Déjalo Travis, no hay nada que hacer. El maestro de este tipo se va a asegurar de encubrir todo el asunto. Es un jodido ghoul.[/color] Tomó la muestra de sangre y tomó una muestras de cabello que metió directamente en una bolsita de plástico. Otra para la sangre y... no había más que hacer salvo un par de fotos rápidas con el móvil al informe del forense... por si alguno de sus compañeros era más duchos que él en biología.
Tomó todo lo que habían usado y lo puso en una bolsa. Ya lo tirarían fuera. Cuanto menos revuelo con los mortales mejor.
Se apresuró entonces en salir del lugar: [color=#800080]Ey Travis. Vámonos de aqui. Esto pinta muy mal... ¿¿Tú también tienes un dolor de cabeza de la hostia??[/color]
Una vez llegaron al mostrador se despidieron del chico como si tal cosa: [color=#800080]Venga chaval, buenas noches. Joder, lo que me ha costado encontrar el jodido móvil...[/color] -añadió sin dar posibilidad a réplica.
Al llegar al coche se detuvo un momento. Muy bien. Le mandaré un mensaje a estos chicos. Nos vamos a la morada del finado... -escribió rápidamente en el móvil y luego arrancó el coche: [color=#800080]Oye Travis... tú no recordarás a un jodido asiático verdad... porque creo que han jugado con nuestras mentes...[/color]
A lo mejor he avanzado demasiado. Creo recordar que quedamos en el hogar del finado. Nosotros a la morgue, ellos al lugar del crímen y por último la casa de Campbell ¿no?
Joder... mi cabeza ya no es lo que era ^^.
Travis solo gruñe negativamente en respuesta a la pregunta de Shane sobre el asiático. Su cara es obvia de leer para el millonario: muy posiblemente la migraña que afecte a la mente del gangrel sea mucho peor que la que tiene el propio Shane, pues la de este solo le causa verdadero dolor en el momento en que intenta focalizar su mente en la hora perdida o en recordar más rasgos del asiático. Las pocas palabras que había pronuciado Travis desde su (segunda) llegada a Knockbracken parecían ser testimonio de este tremendo malestar que le afectaba, pues su actitud ansiosa y buscabullas que había conseguido controlar desde que empezó la noche se había convertido en la de alguien malhumorado por una migraña sin la paciencia para gastar energías en avisar a los demás antes de soltarles una buena.
Todas las evidencias apuntaban en la misma dirección: alguien había estado jugando con sus mentes y sus memorias, y quizás no solo haciéndoles olvidar lo que había sucedido en la morgue sino... a lo mejor habían tocado algo más y los vampiros eran incapaces de recordarlo. La sola idea de alguien jugueteando con sus recuerdos importantes, de alguien manipulando su propia mente sin que Shane tuviese memoria de ello, le incomodaba tremendamente.
Ese era el orden, efectivamente. En principio la otra escena ya casi debería estar, así puedes volver a interactuar con otros jugadores en cuanto la acaben :)