La mujer no respondió e ignoró las provocaciones de Jafferty. Ya suficiente había provocado a su bestia, no quería exponerse, y sabía los peligros que aquella violencia traería sobre sí. Maldijo de nuevo a los vástagos, doblemente malditos, mientras se arrodillaba en lugar de sentarse, y ponía las manos muy juntas. Puso su bufanda a su lado, y bajo la cabeza, evitando mirar el sacrilegio, concentrándose tan sólo en su oración.
-Padre Nuestro que estás en los cielos… - comenzó a murmurar, mientras intentaba calmarse. Sostenía su crucifijo entre las manos, apretándolo hasta que las untas se clavaron en su carne.
-Santificado sea tu nombre- continúa, y quita con lentitud la cruz de su cuello con su mano izquierda, levantando su falda hasta la pierna con la mano derecha. Está pendiente, está alerta, aprovechando que ellos están lejos.
-Venga a nosotros tu reino- y al acabar la frase, clavo una de las puntas sobre la piel de su muslo, mientras con fuerza la bajaba, rasgando la piel. “Te ofrezco este dolor, para santificar mi cuerpo. No soy digno de tu bendición, pero no caeré en la tentación. Su ira no es mi ira, su Fe no es mi Fe, su pecado no es mi pecado" dice hasta que la herida llega a la rodilla.
-Dadnos hoy nuestro pan de cada día- dice mientras vuelve a comenzar sobre la misma raya rojiza sobre su piel. -Perdona nuestras of… ofensas- dice sin poder evitar el dolor -como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden- acaba, con la cruz en lo más bajo de la herida.
-No nos dejes caer en la tentación- dice y con frenesí clava la punta del crucifijo al inicio, con fuerza, con rabia, con fervor. -Y líbranos del mal- dice y lo retira. Deja caer su falda y saca un pañuelo blanco del bolsillo de la misma. Lo usa para limpiar el crucifijo y sus manos. Ahora no sangraba tanto, pero no quería preguntas incómodas. Cuando estuvo satisfecha, lo colgó alrededor de su cuello y lo cubrió con su bufanda.
-Amén- dice, sintiéndose con energías para acabar la noche al menos. Su carne era débil, pero el castigo le daba fuerza. Su dolor era necesario para superar aquella prueba y su mente se centraría más en su misión. “Que así sea” se dijo, mientras por primera vez desde que se hubiese sentado, levantó la mirada para observar el lugar. Y entender la razón, el mensaje, la intención de quien hubiese profanado una iglesia con tanto… odio. No pudo dejar de sentir un ápice de comprensión por el perpetrador. Después de todo, ese lugar también la había cargado de odio.
La idea del pequeño ritual de su oración es hacerlo lejos de las miradas indiscretas de sus compañeros. Para calmarse. Tu decides si me cuesta un punto de salud (si no, ya te lo pagaré al final de la noche).
[color=#800080]¿Qué hemos... qué?[/color] -dijo Shane tranquilo tras escuchar a Jafferty. Aquello tenía algo de sentido con lo que ellos habían descubierto.- [color=#800080]¿Descubierto?[/color]
[color=#800080]Desde luego que hay alguien detrás que tiene intereses ocultos, y es posible que lo que hemos encontrado tenga que ver con lo que dices. También te puedo decir que ese "alguien" es capaz de confundir a más de uno. Campbell era más de lo que parecía... Pero, como he dicho antes, no quiero repetir la misma historia cuatro veces... y ya voy a tener que narrar lo ocurrido en la Morgue a mi Sire, no quiero tener que contar lo mismo a ti y a la señorita Mary Ann... dos veces mejor que tres ¿no te parece?[/color]
[color=#800080]Si hemos terminado aqui ¿Por qué no nos vamos y os lo cuento todo en el coche? Este lugar... no me da confianza. [/color]-terminó diciendo. Estaba claro que la postura de Shane podría pasar porque no quería gastar más energías de las debidas, pero cualquiera con dos dedos frente vería cierta... paranoia.
Si nos vamos, os largo toda nuestra triste historia. Pero no parece que Shane esté muy hablador dentro de la Iglesia ;-P.