nº 1
Nombre: Isaac Preston, 27 años.
Físico: Pelo castaño por lo hombres, ojos claros, complexión delgada aunque atlética, 1'80 de altura.
Psicológico: Reservado y rencoroso. A las personas que aprecia les trata con amabilidad y es casi servicial.
Historia: Una vida despreocupada y con una gran riqueza. Esta es la combinación que lleva a nuestro personaje al lugar y momento actual. Toda su vida ha girado en torno a si mismo, odiando a su familia por haberle enseñado que el poder y prestigio son las combinaciones del éxito. Siempre a la sombra del abrumador dinero, que aunque le da la posiblidad de hacer todo cuanto quiere hace que a su vez sienta un gran deseo por el suicidio. Su infancia por el contrario fué de las mas felices que cabrían imaginar, debido a la inmadurez de esta época consideraba la riqueza como la mayor de las virtudes ya que tenia la posibilidad de comprar todo, incluso amigos, difiriendo asi en su concepto de felicidad al llegar a su juventud. En su adolescencia descubrió nuevas formas de gastar el dinero: alcohol, tabaco, sexo, drogas, etc. Combinacion explosiva que le llevó directamente hacia su autodestrucción, ni él mismo, ni su despreocupada familia podian salvarle de este circulo vicioso. Finalmente y como era de esperar, acumuló enemigos envidiosos de su poder y vida, planearon acabar con el; cuando Isaac compraba su dosis diaria, el camello le propinó una patada a la altura del estomago, de los callejones contiguos aparecieron otros matones que le amordazaron y ataron ignorando sus súplicas, le golpearon la cabeza y lo metieron en el maletero de un coche. Se despertó medio aturdido, solo oía el mar, y acto seguido volvió a desmayarse...
Raszack
creo que me gustaría ser un escritor fracasado, muy fumador y alcoholico, una persona silenciosa pero muy nerviosa y puede reaccionar de extrañas maneras ante raros eventos.
Martin Sheppard
sexo: si por favor hombre
edad: 41
Alcoholico y fumador compulsivo
Escritor- nunca llegó a publicar ningún libro, siempre estuvo limitado a una sola historia, relacionada con sus sueños, el tenía pesadillas relacionadas con un infierno debajo del agua, sangre, criaturas deformes, una historia muy loca que a nadie le gustó ademas de no tener bien claro el contexto, sus sueños eran borrosos y escasos.
Estaba solo en el mundo, ya no tenía familia, y la herencia de sus ricos padres estaba desapareciendo cada vez más rápido
se estaba volviendo loco, y el constante rechazo de sus libros no ayudaba, en el borde de la locura y la desesperación emprende un viaje para encontrar el lugar de sus sueños, o de sus pesadillas
el tiempo pasaba y ese lugar de sus sueños parecía ser eso, un sueño, había recorrido muchos lugares del mundo investigando, y nada...
dos días antes de la desaparición de martin, el tuvo una pesadilla, una revelación, RAPTURE...
muchos dicen que se fue en busca del lugar de sus libros y que se habrá suicidado o algo, pero la verdad es que Martin Sheppard lo había encontrado
nicolas666
2º Puesto
Kaine nació en algún lugar perdido de Canadá. Se crió en el seno de una familia con un poder adquisitivo nada deplorable. Quizá por eso, y por el hecho de ser hijo único, sus padres lo sobreprotegieron hasta el punto de no dejarle apenas libertad de movimientos.
Bajo la atenta mirada de su madre, y el yugo de su padre, el chico creció, libre de cualquier influencia externa que pudiera alterarle, dentro de una burbuja en la que las relaciones sociales informales no podían tener cabida.
Así, pasó el tiempo, y Kaine aprendió a convivir con aquella situación, hasta el punto de normalizarla.
No es que no tuviera conocidos, o incluso amigos, es que sus padres cortaban de raíz cualquier tipo de comportamiento que se saliese de lo que se podría considerar "corriente".
Gracias a esto, el muchacho desarrolló un pensamiento lógico. Aprendió con rapidez a valorar las situaciones que se le presentaban, así como buscar soluciones a los problemas planteados. Éstos, por supuesto, lo hizo a costa de sacrificar su empatía y parte de su capacidad emocional. Para él, los seres humanos eran, y siguen siendo (aunque en menor medida) un vehículo con el que conseguir sus propósitos.
No es que el chico no quiera ponerse en el lugar de los demás, o que su falta de tacto sea premeditada, sino que fue su forma de educación, y es algo que nadie hasta la fecha ha podido cambiar.
Con una precocidad asombrante se licenció en criminología, y, con los años, se abrió hueco entre las comisarías mas prestigiosas de Estados Unidos.
Fue en ese momento cuando recibió la noticia de la muerte de su padre. Según el parte médico, había sido un infarto. Con mucha presteza, volvió al apartamento de sus progenitores, sólo para descubrir allí un espectáculo dantesco. Su madre se había suicidado ahorcándose. Colgaba inerte de una viga del techo, con los ojos vidriosos, y la mirada perdida.
Al poco, le fue ofrecido un puesto como inspector en Detroit, sin embargo, el mismo rechazó la oferta y pidió el traslado a un lugar mas apartado e íntimo, pues el ritmo de la gran ciudad le agobiaba en exceso, y quería alejarse de aquella macabra escena que había presenciado.
Sin embargo, no todo había quedado claro.
Debido a sus dotes, el muchacho descubrió un par de irregularidades en el accidente de sus padres. Gracias a su nuevo puesto, tuvo la oportunidad de indagar en el asunto, y así llegó a la conclusión de que aquello no había podido ser otra cosa mas que un asesinato. Un asesinato premeditado y perfectamente calculado.
Pero, ¿Por que? En la casa había cosas de gran valor, pero no parecía que nadie se hubiese llevado nada. ¿Que era lo que querían? ¿Y porque para conseguir se habían llevado la vida de las dos únicas personas que habían estado realmente con Kaine?
En la actualidad, el muchacho cuenta con 25 años, vive en un pueblecito apartado, al lado de la costa, y su prioridad es investigar el asesinato de sus padres, pasando por encima de quien tenga que pasar.
Edward A
Nombre: Enturcio Vitrosky
Edad: 46 años
Profesión: psicólogo investigador cognitivista
Historia: Hijo de judíos, nació en 1932 en un pueblo de la ciudad de Breslau, al Oeste de Alemania, pero poco tiempo se quedó allí debido a que las elecciones de ese año terminaron en tragedia cuando Hitler asumió el mando tras la muerte de Hindenburg. La familia Vitrosky huyó hacia la Rusia oriental, y formaron un nuevo hogar allí.
Enturcio Vivió su niñez trabajando en la fábrica con su padre, para esa época se vivía un clima muy tenso en la Rusia Soviética. A los 16 años su padre lo envió a la escuela para “justificarle a la patria su existencia”, y en ella se enseñaba con mano dura para que los niños aprendieran lo indispensable.
En el instituto Enturcio comenzó a observar a sus compañeros, le era interesante ver como los demás jóvenes reaccionaban de diferente manera a ciertos estímulos. Se preguntaba, por ejemplo, como hasta el más valiente de la clase se exaltaba cuando le llamaban la atención por sorpresa, o como era que chicos de diferentes pueblos tenían diversas formas de relacionar objetos o asociar palabras.
Mediante y al final de sus estudios comenzó a investigar las funciones que ocurrían en la mente y como se relacionaba con el cuerpo. En su biblioteca tenía libros escritos por los estudiosos de la mente, tales como Piaget, Vigotsky, Freud, Bruner, Chomsky, entre otros.
Ya alcanzados los 37 años intentó llevar a cabo un experimento, observar el desarrollo de varios bebes siendo criados por diferentes tipos de primates, como gorilas, babuinos y chimpancés, pero lamentablemente el Estado le negó llevarlo a cabo, pues no era necesario para la patria saber si los primates superiores podían asociar a un cachorro humano como una cría propia y si el infante en si podía adquirir y desarrollar las costumbres de los simios, siendo ya la tercera investigación que le negaban decidió exiliarse hacia otro país que fuese mas permisivo a la hora de investigar la mente humana. Se mudo a Argentina y allí probó suerte sabiendo que estaban bastante recuperados de sus últimas crisis, pero la República también rechaza sus investigaciones por métodos que cometían crímenes por lesa humanidad.
Así quedó Enturcio, escribiendo libros sobre otras investigaciones suyas llevadas a cabo en Rusia hasta una tarde de verano de 1977, cuando recibe una llamado para unirse a una nueva ciudad sin censura ni límites a la investigación, Rapture, ciudad creada por el magnate Andrew Ryan, y sin pensarlo mucho tomó sus teorías y proyectos cerrados y empeñó todo lo que tenía para poder pagar el viaje.
Llegado a la ciudad sin límites, ubicada en el lecho submarino cerca de Groenlandia, fueron recibidos con gran júbilo, a la espera de ayudar al avance, al progreso, a ser libres de experimentar sus obras y proyectos obstaculizados por las mentes obtusas y crédulas que gobernaban en la superficie.
En un año había progresado más en Rapture que toda su vida en Rusia o en Argentina, sus trabajos sobre hasta donde influía la sugestión en cuanto al daño físico estaba bastante desarrollado, como trabajaba la teoría de la mente en mamíferos superiores daban resultados nunca antes vistos, su diferenciación de géneros en cuanto al desarrollo infantil avanzaba tan magníficamente que el propio Suchong el pidió copias para su propia investigación, estaba cada vez más cerca de desentrañar los misterios de la mente, más que nunca.
Felipe III
La inteligencia, amigos, para bien y para mal, siempre ha sido el motor que ha determinado mi destino.
Siempre me he diferenciado de los demás gracias a mi cabeza. Desde pequeña ya demostraba tener una gran capacidad de comprensión de lo abstracto y de asimilación del entorno tanto matemáticamente como filosóficamente. Quizá, por eso no es de extrañar, que cuando salí de la universidad, con un diploma "Cum Laude" en medicina, me estuvieran esperando al pie de las escaleras. Y eso pasó, literalmente.
Mis logros en el campo de la investigación médica, iniciados como prácticas en la universidad, y que luego fueron ampliándose hasta un doctorado con un resultado sorprendente para la medicina moderna, atrajeron la mirada de no pocas grandes celebridades. Doctores de renombre me ofertaron trabajo a su lado, como aprendiz, ayudante y hasta como jefa. Pero en este caso, mi inteligencia, o quizá fuera el afán de intentar superarme, me hicieron elegir un camino, por el cual, hoy creo que no fue muy acertado.
Ya había demostrado mis grandes dotes en los campos de la medicina familiar, en la bioquímica y en la biología, por lo que enseguida descarté aquellas ofertas que me ofrecían más de lo mismo. Algunas de ellas muy tentadoras económicamente, pero sin una vida social decente, me decante para esperar alguna más suculenta y que pudiera aportarme mayor conocimiento y pudiera demostrar, realmente, mis aptitudes.
Entre medio de esas ofertas, apareció una que me atrajo misteriosamente. Para empezar, no se limitaron a una simple carta de presentación y ofrecimiento, ni tan solo en quedar conmigo para charlar en una amena comida. Vinieron a buscarme a mi piso de Nueva York, una noche de noviembre, lluviosa, con un Rolls Royce completamente negro. Me invitaron a subir sin casi decirme nada, solamente el nombre del doctor que deseaba tener cinco minutos de mi presencia. Ese doctor era, el poco conocido, don Paolo Veloga. No era poco conocido por sus escasas actuaciones en el campo médico, ya que todo médico que se apreciara sabia de su existencia, sino porque éstas siempre habían sido realizadas de forma misteriosa. Había quien decía que, aunque algunos de los resultados de las mismas estaban siendo utilizados, actualmente, en hospitales con resultados muy satisfactorios, éstos habían sido descubiertos por métodos que la sociedad y la ciencia reprochaban totalmente.
Os preguntareis si yo no tenía conciencia moral o social en ese tiempo. La verdad es que sí que tenia, como todo ser humano, pero el afán de lo desconocido, de investigar, de aprender y sobretodo de ir más allá que nadie, superarse mes a mes… me creaba una intensidad interna indescriptible.
Pasé más de cinco años con el Doctor Veloga, una persona, sorprendentemente, amigable. Muy tranquila, paciente y sobretodo: muy inteligente. Enseguida encajamos a la perfección, siempre hablando del aspecto profesional. Quizá sus métodos no eran del todo, digamos, humanos, pero los resultados eran increíblemente importantes. Muchos de los avances de la medicina, cosmética, y hasta en el sector militar, avanzaron gracias a nuestros descubrimientos y aplicaciones.
Esta feliz vida que llevaba se vio truncada un mes de mayo cuando el doctor fue detenido por la policía en su residencia. Fue denunciado por la sociedad médica, acusado de utilizar animales y humanos en sus experimentos por medio de, lo que llamaron, torturas y negación de un trato humano. Estos doctores, o más bien hipócritas, usaron los beneficios de la medicina del Doctor y luego lo acusaron públicamente, para acabar con su reputación. La envidia les corroía internamente.
El señor Paolo Veloga, desposeído del grado de doctor fue puesto en libertad condicional, y vigilado constantemente. Yo no fui culpada, gracias a las declaraciones del mismo Paolo, gracias a él fui absuelta.
Desquiciada y recelosa de la comunidad científica de mi país me recluí en mi apartamento. Aunque no fue por mucho tiempo. Otra noche, otro Rolls Royce me esperaba delante de mi casa. Dentro, esta vez, iba el propio Paolo Veloga, quién me ofreció la posibilidad de, no solamente seguir con nuestra labor científica, sino poder ir más allá de los límites imaginados e investigar indefinidamente para el bien de la humanidad. Cerré la puerta de mi apartamento y nunca más la abrí. El destino de nuestro viaje era, como debéis suponer, Rapture.
Esa magnífica ciudad, desprovista de toda traba, de cualquier impedimento, hecha especialmente para nosotros. Fue un sueño, fantástico, la mejor época de mi vida. Avanzamos tanto como jamás hubiéramos imaginado. Trabajaba noche y día, empujada, internamente mediante mi afán, hacia cada día nuevos resultados que aportaban más preguntas y más necesidades de responderlas. Y cuando todo parecía un idilio, se convirtió en una pesadilla.
En Rapture, se había encontrado una especie de animales marinos que aportaban una substancia, llamada ADAM. Esta substancia podía aportar un salto inimaginable en todos los sectores en que pudiera ser usado. Lo acogimos como maná, como caído del cielo. Pero en poco tiempo se convirtió en un engaño del diablo. Alguien descubrió otros usos del ADAM, sobre todo los efectos que podía aportar a los seres humanos si era usado de cierto modo. Y no solamente eso, sino el Poder que daba a quienes lo usaban.
Paolo, que siempre había sido un doctor destinado completamente a sus investigaciones, empezó a interesarse, personalmente, por el ADAM, sus usos y sus beneficios. Tanto, que al poco de avanzar sus experimentos empezó a usar en su propio cuerpo, dosis, cada vez más importantes de esta substancia.
Sus experimentos, pasaron de estar enfocados a la investigación y al avance de la raza humana a ser usados para un beneficio personal y cada vez fueron más exagerados y brutales para quienes usaba como conejitos de indias. Yo no quería continuar por ese camino, pero la amistad, y la vida que habíamos compartido, hicieron que creyese que podía ayudar a Paolo a salir de esta espiral de destrucción. Pero me equivoque.
Una mañana entré en el laboratorio, y encontré a Paolo con otro señor, hablando muy enérgicamente. Parecía que le estaba demostrando los últimos avances que habíamos hecho con el uso del ADAM en el cuerpo humano. No sé por qué, pero me quedé en la puerta, escuchando su conversación. Entonces descubrí, que nuestros últimos avances científicos no estaban enfocados a una mejor vida de la raza humana, ni a la cura de enfermedades incurables, sino al fin militar, a un uso con el claro objetivo de la destrucción de la vida humana, y no para una guerra potencial, sino para una guerra presente en la propia ciudad de Rapture.
Me fui del laboratorio, y tuve que irme de mi apartamento acuático cuando vi que me venían a buscar, esta vez no con un Rolls Royce sino con una brigada de hombres armados. Conseguí escapar por un respiradero e internarme en las callejuelas de la ciudad.
Ahí pasé mucho tiempo, intentando sobrevivir a mi manera, siempre atenta a mis perseguidores. Viví escondida, bajo grandes edificios, casi a ras del suelo marino. Vi como la ciudad se pudría gracias al uso indiscriminado del ADAM. Vi como la guerra no era mentira y como muchos de los descubrimientos que yo misma había hecho, eran usados para la aniquilación de la vida. No me atrevía a salir, las calles eran un continuo gemido de dolor y desgarro. Llenas de cadáveres y llenas de locos poseídos por el ADAM. Y más tarde, ocupadas por grandes humanoides de hierro que parecía que acompañaban a unas lindas chiquillas.
¿Cómo he sobrevivido hasta ahora?, pues realmente no lo sé. Quizá la suerte, o quizá la inteligencia. Pero ya estoy cansada. Quizá sea momento de irme de aquí para siempre. Espero encontrar un vehículo que me lleve a la superficie sin encontrarme con nadie por el camino. Todos los supervivientes de Rapture, saben perfectamente, que con los Splicers no se puede dialogar y menos con los Big Daddys.
En fin, amigos peces, nadar tranquilamente desde el otro lado de la ventana y recordarme. Yo, Eleanor Stanford, me voy. Rezar para que no tenga que echar mano del ADAM para salir de esta cloaca.
BajKaj o algo asi