La idea de la alcantarilla no le agradó en lo más mínimo. Bueno, estaba de acuerdo que era una vía más segura para salir de la vista, y si Katanarquista aseguraba que había algo que ver allá abajo pues no era momento de llevar la contraria. Pero no podía evitar pensar en los vahos, inmundicias y alimañas que encontrarían allá abajo. Que fuera capaz de comandar los elementos a través de magia pura, no significaba que se sintiera más a gusto en la cloacas.
- Bueno, compañero, guíanos hacia lo que nos vas a mostrar.
Buf tío, qué parsimonia. Las sirenas sonando, los tipos raros derrotados, y mis colegas ahí, discutiendo sobre la profundidad de la vida. Joder tronco, que poca sangre. Me hice visible de nuevo, y empecé a apremiarles.
- Venga tíos, que se nos van a echar encima. Cojamos a la tipeja rara y larguémonos. - hice un gesto hacia dónde la mano de piedra había atrapado a la rarita. - En cuanto la tengamos, podremos rebozarnos en la mierda todo lo que queráis.
No me importaba meterme en las alcantarillas. Me había arrastrado por toda clase de agujeros inmundos antes.
Eché a correr a toda velocidad hacia la bicho, y me puse a desengancharla de la mano de piedra.
Desengancho a la mujer serpiente a base de súper-velocidad, en lo que mis compañeros llegan a echarme una mano.
Tras asegurase que no va a dar problemas, Sombrazul libera a la criatura serpentínea de la presa que el Arcanista le proporcionó.
El Katanarquista se pone al ser al hombro y juntos se dirigen hacia la alcantarilla abierta. Cerca está el camión de los bomberos y algunos de ellos siguen trabajando buscando cadáveres entre los escombros, mientras otros apagan los restos del fuego entre las ruinas del edificio derrumbado.
Mientras descienden a la alcantarilla, los bomberos les miran con curiosidad, pero no dicen nada.
Una manguera está conectada al camión de bombreos, desciende por la tapa abierta y al llegar a abajo, comprueban que el otro extremo de la misma manguera está conectado a una toma de agua situada en una tubería que discurre a lo largo de la pared del alcantarillado.
Abajo parece que uno de los bomberos ha dejado una linterna de casco colgando de una de esas tuberías que discurren por las paredes del túnel. Es la única fuente de iluminación que permite ver en la oscuridada de aquí abajo.
La toma de agua a la que estaba conectada la manguera surgía de una ancha tubería que recorría una pared. La conexión está a apenas cinco metros de la escalerilla de bajada.
Más allá, en dirección opuesta del túnel, a unos veinte metros, una pared de ladrillo del túnel del alcantarillado se había colpasado, derrumbándose hacia dentro. Y la tierra que había al otro lado retenida por el tabique había entrado, invadiendo parte del túnel, colapsándolo. También dejando al descubierto varias tuberias soterradas del suminstro de agua.
Algo más cerca había tirado en el suelo de la alcantarillado, semiinconsciente, un ser similar al que el Katanarquista llevaba al hombro. Pero este otro era bástante más grande y musculoso. A diferencia de la mujer serpiente hechicera, estaba practicamente desnudo.
El Katanarquista se acercó al lugar donde la pared del túnel del alacantarillado había colapsado, pasando por encima del musculoso hombre-serpiente derrotado, y señaló una de las tuberías soterradas, bastante más ancha que las demás, de unos cincuenta centímetros de diámetro. Provenía horizontal de algún lugar en el interior de la tierra para luego curvar hacia arriba en ángulo recto. El katanarquista señaló hacia arriba, y entonces todos recordaron una boca de riego en la acera a mas o menos esa altura pero a la que los bomberos no habían conectado la manguera del camión de bomberos
El tubo al que señalaba el Katanarquista estaba claramente roto a un lado. La zona dañada formaba una abertura circular de unos veinte centímetros de diámetro, y los bordes de la misma mostraban algún tipo de corrosión u oxidación. No se apreciaba bien en la oscuridad desde aquella distancia. Por el boquete abierto al tubo escapaba un enorme caudal de agua, la cuál debería alimentar la boca de riego, pero no podía hacerlo al perderse allí, cayendo al rio de mierda de la alcantarilla.
Sobre la tierra que había colapsado el túnel, el katanarquista señaló también ver marcas de huellas. Estaba claro que pertenecían a aquél hombre-serpiente tendido en el suelo del alcantarillado.
Más allá de la pared desrrumbada de ladrillo surgían desde el principal otros dos túneles oblicuos que se perdían en la oscuridad.
La trampilla se abrió. Todos esos bomberos nos miraban mientras nos metíamos en la cloaca, como si observasen a un circo de locos... ¡y no me extraña! Menuda panda de pirados debíamos de parecer en ese momento, vestidos como íbamos, cargando a hombros a un bulto-serpiente, y metiéndonos en un agujero inmundo en el que lo único que parecía que íbamos a conseguir era llenarnos de mierda hasta los codos.
De todos modos, a mi me la traía floja. La atención ya la habíamos llamado, y no quedaban opciones de sigilo. Sólo teníamos opción a una cosa, y era salir por patas de ahí, antes de que el payaso de nuestro alcalde enviase a sus polis contra nosotros, y tuviesemos que acabar zurrando a los no tan malos. Así que nada, bajamos a toda prisa, ya sabes a qué me refiero. Tiré delante, aprovechando la velocidad, y agarré la linterna que se habían dejado debajo, iluminando hacia el fondo. Después esperé a que el karateka bajase abajo, y se la tendí.
- Es mejor que ilumines tú, tío. - le dije - Yo puedo ir unos metros por delante, no haya algún cabrón escondido por ahí...
Así que le di la linterna, y volví a desaparecer en sus narices. Nada personal, tíos, pero es que no me gusta que se fijen en mi.
- Tú guías. - añadí.
Pues eso, me adelanto invisible (unos pocos metros, nada más). Supongo que el katanarkista podrá con el cuerpo y la linterna a la vez, ¿no?
Rápidamente bajamos hasta la alcantarilla, aunque a mis compañeros no parecia hacerles demasiada gracia, donde nos encontramos con el cuerpo del otro ser
-Gracias. Aunque la linterna es de los bomberos y habrá que devolversela. De todas maneras fijaros-
Les lleve hasta el derrumbe iluminandolo bien
-Como podeís ver esto parece provocado por estos seres. Y esta tubería lleva a la boca de riego provocando que no le llegase el agua. Allí- señale el arreglo que hicimos- podeís ver como lo solucionamos.
Tranquilo, Sombrazul. Se que no te gusta y que te cuesta estarte parado pero aquí hay menos peligro que arriba y lo que tengo que contar creo que es muy importante-
Me dirigi a Arcanista
-Durante la pelea tuve una visión en la que me encontraba en una especie de escenario como en las peliculas de espada y brujeria luchando contra otro ser como este. Pero aquí iba medio desnudo y mi piel era mucho más oscura.
Posiblemente fuera alguna toxina, un embrujo o simplemente la tensión del momento.
Pero ¿y si no lo era? ¿Podría ser un eco del pasado?. Yo no se mucho, por no decir que no se casí nada, sobre esos hombres serpientes de los que hablabas pero ¿podían ser una civilización antigua?.
Porque si lo fueran podriamos estar ante algo más grande de lo previsto. Lo poco que se de magia es que a veces se apoya en sitios y otras en emociones que pueden mantenerse en lugares.
Si este fuera el caso quizás tendriamos que buscar una relación entre los incendios que ha habido ultimamente y algun nexo mistico o algo de eso.
No es mi punto fuerte y, no te ofendas, no me parece que sea tampoco el de Sombrazul. Así que como experto en esta matería ¿cuál es tu opinión al respecto?-
Me quede esperando a ver lo que opinaba y que decidia hacer. Era algo que se me escapaba y había aprendido a delegar en aquellos con mejores capacidades para la tarea.
-A su muerte/ las serpientes surgieron/ de las profundidades de la tierra/ y se extendieron por su superficie.- Fue la respuesta de Arcanum. Al parecer estaba meditando acerca de algo cuando Katanarquista le preguntó. Brincó un charco de inmundicias, en lo que parecía ser un esfuerzo fútil. Estaban rodeados por todas partes.
-Disculpa es que estaba pensando en algo. Con respecto a lo que me preguntas, ¿Has oído hablar de la Atlantida? Seguro que sí, siempre hay gente por ahí inventando historias. Pero seguramente no has oído hablar de Lemuria. Lemuria era un continente que estaba llenos de hombres serpientes. Los atlantes y lemurinos dominaban las artes arcanas y estaban en guerra. Conclusión, que la Atlántida y Lemuria están en el fondo del océano. Y no, no creo que estos bichos vivan bajo el agua.
Se apoya en una pared con la mano para evitar caer, y luego se limpia la mano en la ropa con una mueca de asco. Por suerte en la oscuridad no deben haberle visto. - Sin embargo no es la primera vez que aparece un hombre serpiente. No sé cómo pero parece que algunos han sobrevivido.
A su muerte/ las serpientes surgieron/ de las profundidades de la tierra/ y se extendieron por su superficie. ¿Será posible que aquella profecía anuncie la llegada del apocalipsis Lemur?-
Me quede mirandolo con cara de más preguntas
-Y en relación a lo que he preguntado ¿crees que esto tenga alguna relación y esten preparando algo o simplemente son hechos aislados?
Aparte ¿podrías hablarme un poco más de esa Atlantida o Lemuria?- aún en la oscuridad se notaba como que no estaban a gusto en ese lugar
-Tambien es cierto que este lugar no es del todo seguro y la policia puede bajar a buscarnos así que mejor en el escondite ¿no?-
No entendía que les pasaba. Era solo una alcantarilla. Los días de la Liga Libertadora se habian acabado y eramos fugitivos con lo que las alcantarillas serían un lugar natural.
Además los criminales y el crimen no siempre iban a estar en lugares limpios y aseados. Basureros, muelles de pescado, alcantarillas y otros sitios con suciedad y malos olores eran necesarios cuando se buscaban pistas y se intentaban evitar crimenes.
Nada más bajar, los dos colegas se pusieron a hablar de cosas mazo de raras. La verdad, yo no entendía un pijo de todo aquello, y tampoco es que me interesase demasiado. Hablaban de profecías, hombres-serpiente, en fin, yo que sé. A mi no me parecía que fuese el momento de pararse a discutir todas esas historias, así que les metí un poco de prisa.
- Tíos, seguro que podéis contarme toda esa historia tan interesante en otro momento. Por ejemplo, cuando no tengamos a la poli pisándonos los talones.
- No tengo idea de si estos bichos están tramando algo. Habrá que ver que le sacamos a la hechicera. Y como dice Sombrazul, en la base tendremos que estudiar más sobre el tema. - Sus pasos chapoteaban en la mugre. - De la Atlántida y de Lemuria no sé demasiado. Se dice que la magia tiene raíces en aquella época. La verdad es que no sé mucho más del tema.
A su muerte/ las serpientes surgieron/ de las profundidades de la tierra/ y se extendieron por su superficie. Si esa estrofa no era nada halagüeña, ¿qué quedaría para la siguiente? Obrobos fué engañado/ y todas las puertas se abrieron/ dejando entrar a los demonios.
- Amigos, hace algún tiempo llegó a mis manos una profecía anunciando la llegada de hombres Serpiente. Me parece mucha casualidad encontrarnos a estos allá arriba.
Caminaron por las alcantarillas de la zona durante un buen rato, sin encontrar nada más. Así que decidieron volver a la base.
Salieron del alcantarillado cuatro manzanas más alla, y se sintieron aliviados al volver a sentir aire más fresco. Bajo la mirada pasmada de una pareja de transeúntes que los vieron salir del alcantarillado, los miembros del grupo se alejaron discretamente del lugar en dirección a Greenbank, metiéndose por callejones oscuros para asegurarse que nadie les siguiera.
El Katanarquista llevaba maniatada al hombro a la hechicera mujer-serpiente.