Partida Rol por web

—Estacas, Estacas, Estacas… Claro que también deseo una, es música para mis deseos. —me acerco al buffet de astillas creado por Anubis y tomo un trozo mientras dibujo una gran sonrisa en mi rostro y regreso mi mirada a la niña.

Con los bancos de la catedral hacéis unas cuantas estacas. 

Anubis le da una de las estacas a Salvatore, que con un ágil movimiento se la clava a la pequeña vampiro.

Pero, para sorpresa de todos, su cara sigue denotando desafío, no ha perdido la sonrisa en ningún momento. Está encantada con todo esto

Patricia se vuelve a levantar con cara de resentimiento al ver los destrozos de la catedral.

Tendré que mandar a alguien a que arregle esto antes de que amanezca...

Bueno, ¿y qué vais a hacer con ella? Ha hablado de Eurídico... ¿Le conocéis? ¿Por qué ha dicho que estará ardiendo?

Cogimos la daga, acabamos con los malos y capturamos a Mary de camino. Patricia parece ser fiel a sus palabras y por delante queda el reconocimiento del Príncipe de la ciudad. Todo ha salido mejor de lo que esperaba.

-Sí, nos conocimos.- Me limito a decir, pues una cosa es que confié en la verdad de sus palabras y otra muy distinta es que le muestre toda nuestra mano.

-No lo sé. Tal vez si nadie se anima a torturarla, cosa que personalmente me encantaria hacer en otro lugar, podemos llevársela a Eurídico. A lo mejor el podrá explicárnoslo. No me fio de tu príncipe, lo más seguro es que la matara sin mas...perdón, "la hiciera matar sin mas". Y eso sería una pena.-

La idea de torturar a Mary se me antoja tan aberrante como excitante, aún así, salimos ganando esta vez y no quisiera arriesgarme a que aparecieran más lacayos, Elena o el mismo Roberto. Ademas un mal presentimiento atenaza el buen humor que de repente he ganado ensombreciendome de incertezas.

-Y tal vez...deberíamos hacerlo rápido. Si sabe acerca de Eurídico puede que vayan a por él y a por Octavio.- Tras darme cuenta del tono de preocupacion de mis palabras me justifico con desdén -No es que me importen un comino, pero no podemos permitirnos perder los pocos aliados que tenemos.-

- Lo que ha querrido desir es que Eurídico está en peligrro ¿y qué?

Meneé la cabeza desinteresadamente

- Propongo volver al príncipe

Miré fijamente a Patricia cuando declaré tales intenciones. Si nos había engañado al respecto de lo que aquella daga suscitaría al gobernante de la corte entonces quizás alguna expresión en su mirada la delatara ahora.r

- Intercanviarr la daga por una declaración de caza de sangrre contra Lebronch y empesarr dicha caza torturando a la niña

Niega la cabeza ante las palabras de Christoph- en esto apoyo a Nkrumsh. Casi mejor llevar a la pequeñaja a Eurídico. Quizás con él podamos sacar algo mas en claro que con el Príncipe.

Si finalmente no nos sirve de nada, podemos dársela al Príncipe, y que haga lo que crea conveniente con ella. 

Se encoge de hombros, todavía pensando que la suya era una mejor opción

- Como querráis

─Igual estoy de acuerdo con Alexander, deberiamos ir de una vez, mientras mas tiempo perdamos sera todo mas complicado.

Eurídico ya no nos puede ayudar más, él mismo nos lo dijo. Deberíamos volver junto al Príncipe cuanto antes a buscar su ayuda. Sólamente él tiene la autoridad para declarar una caza de sangre contra Roberto.

Ahora mismo tenemos tanto la daga para ganarnos su favor, como a esta indeseable para aportar pruebas. No necesitamos nada más.

- Si, pero qué pensáis hacer si aparecen más lacayos de Roberto y se llevan a esta aterradora niña consigo. ¿No sería mejor acabar con su no-existencia ahora y llevarle el cuerpo inerte directamente al cuerpo? Patricia, ¿tú qué opinas?

Patricia escuchó vuestros argumentos mientras caminaba a la salida tras vosotros

El Príncipe no va a organizar ninguna caza de sangre, puedo asegurarlo. No, porque le han ordenado no hacer nada. La Camarilla está detrás y tiene las manos "atadas". Pero os puede ayudar, pero de manera indirecta. Si acabáis con Roberto, os puede encubrir. Os dará armas y lo que necesitéis. Pero no lo hará abiertamente, hay gente que no le tiene mucha estima.

Con la niña... No lo se. Pero se la ve peligrosa. Así que decidid rápido, pues no nos queda mucha noche...

Al salir de la catedral, sin muchos pasos, veis como una nube oscura de humo cubre gran parte del cielo toledano. Y, de fondo, la sirena de los bomberos

El humo proviene de Santo Tomé- dice Alexander- ya sabéis, donde nos llevó Roberto- mira a sus compañeros, que llevan a la niña con ellos. No dice nada, solo espera a ver que dicen.

Primero las amenazas de la niña, y despues, el humo en la lejanía. Podría ser simplemente una coincidencia, pero más probablemente significaba que los matones de Roberto habían atacado a Eurídico mientras nosotros buscábamos la daga.

Esta malnacida se jactaba hace un momento de que Eurídico estaba probablemente ardiendo, así que no creo que ese incendio sea una casualidad. Si Roberto y sus secuaces le han atacado, no va a poder ayudarnos, y eso suponiendo que todavía esté vivo. Debemos volver junto al Príncipe cuanto antes y conseguir toda la ayuda que podamos, por poca que sea

A pesar de lo que ha dicho Patricia, por dentro todavía confío en que el Príncipe decida hacer cumplir la ley declare la caza de sangre contra Roberto, pero incluso si no lo hace, ya sólo el que no declare una caza de sangre contra nosotros si atacamos a Roberto sería una gran ayuda.

Si alguno preferís ir a donde el incendio, allá vosotros, pero no espereis que os acompañe.

A mi parecer Salvatore era el que mayores luces tenía en el asunto si al menos el decidía llevar la daga al principe, iría con él. De hecho esta fue mi primera opción

- Entonzes me quedo contigo

digo en referencia a Salvatore

Escuchaba los parloteos de los chicos acerca de todo lo que estaba sucediendo, tanto con la niña como el recién incendio, el cual para mí no era de extrañar, ya la chiquilla esa lo había sugerido

—Yo también prefiero guiarme por mi instinto y cumplir la orden prioritaria. Salvatore y Christoph, voy con ustedes también, dudo mucho que haya algo que hacer si vamos hacia el humo —hablaba sin dudar ni un segundo— Hay que hacer lo que es más importante en este momento, ya hemos perdido mucho tiempo por las dudas… no más dudas entonces, sino, mas acción!

Los misterios se intensifican ahora que hay tiempo para pensar en ello. Si Eurídico no nos puede seguir ayudando, ¿Que amenaza representa para los planes de Roberto como para quitarlo de en medio?

-¿Así que nadie quiere comprobar porqué quieren liquidar a Eurídico ? Bien, no sería muy sensato separar-se ahora mismo. Vayamos a ganarnos el favor de su excelencia.

Sea como sea lo averiguaremos después, y seguimos teniendo a Mary como prisionera.

-Y llevémonos a ese bicho con nosotros, aun me sorprende que la hayamos capturado. Todo el mundo acaba soltando la lengua antes o después, es questión de tiempo, a no ser que se te vaya la mano demasiado pronto.-

Está bien. Puedo enviar a alguien para enterarme de qué ocurre. Salgo ya, esperad cinco minutos. Tengo que llegar antes y hablar con El Príncipe, conseguir que nos quedemos solos para recibiros. Así podrá ayudaros en lo que necesitéis. Entrad a la sala donde os conduje la primera vez. Si alguien os lo impide, decir que os estoy esperando.

Sin esperar vuestra confirmación, Patricia sale disparada por una de las calles. En menos de un segundo ya no la podéis ver.

Camináis de nuevo hacia vuestro encuentro con el Príncipe. Volvéis a notar como alguien parece que os observa, pero no resulta tan amenazante como la vez anterior.

Llegáis y entráis al palacio y empezáis a subir las escaleras. No hay nadie por los alrededores, así que no os cuesta nada llegar a la sala en la que habéis estado antes.

Allí, como Patricia os había dicho, están El Príncipe y ella misma.

Bienvenidos otra vez. Patricia me ha comentado que tenéis algo para mí, además veo que lleváis a una tierna criatura entre vosotros... ¿Me contáis lo sucedido?

No me ha gustado como Salvatore o Christoph han desestimado involucrarse en la seguridad de Eurídico. No seré mejor samaritano que ellos pero sin duda debe quedar claro que entiendo de honor y de devolver favores. Ese hombre junto con Octavio fue el primero que nos tendió una mano cuando Roberto se cernió sobre nosotros. El Príncipe que tengo delante, trató de hacernos ejecutar enseguida como quien liquida un insecto. Por muy útil que sea ahora, una cosa es ser pragmático y la otra olvidar las cuentas pendientes.

Ante la pregunta formulada permanezco en un segundo plano a la espera, pues cualquier otro con mejor labia encontrará las palabras adecuadas para narrar los hechos esta vez que por lo menos se dispone a escuchar.