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Nadie sabe de qué esencia fluye la magia arcana en El Continente, sólo se sabe que está ahí, formando un todo inseparable con todo, desde las piedras a los seres vivos. El aura de las cosas naturales suele ser blanca, mientras que las cosas creadas tienen auras de distintos colores, más intensa si el objeto, o la persona, es capaz de canalizar magia.

El mal, en cualquiera de sus formas, tiene el aura negra, aunque puede ser camuflada.

El aura de los clérigos es de color verde, tanto más oscura cuanto más maligno es el dios al que representan y más clara cuanto más benigno es dicho dios. Los magos arcanos especialistas tienden a tener auras monocolores, y los que buscan ser competentes en todas intentan conseguir un aura de color blanco, como la natural, aunque nunca lo ha conseguido ninguno.

Los druidas, que no veneran a ningún dios sino a la propia naturaleza, tienen un aura blanca.

En Fiondel, los más sabios tienen la teoría de que los clérigos tienen auras coloras porque los dioses no son más que acumuladores de magia auténtica, y canalizan parte de ella a sus fieles. No son por lo tanto más que intermediarios, y según algunos, limitadores del conocimiento. Defienden que los nuevos dioses son heroes surgidos tras los viejos dioses que acumularon mucho poder en una época que la magia era mucho más abundante, y que ahora la administran según sus propios intereses.

Existe incluso una corriente de pensamiento dentro de sus universidades, que defiende que los dioses no pueden sobrevivir sin fieles, y que si un dios se quedase sin fieles, desaparecería, y la magia que ha robado a la naturalaza, volvería a ésta, permitiendo que los seres de El Continente tuviesen acceso a mucho más poder. Dentro de estos sabios, algunos defienden la desaparición de los dioses porque el poder debe ser devuelto a su fuente; mientras que algunos defienden que los dioses deben existir, pues un exceso de poder conllevaría una vuelta a la guerra absoluta y a una era de grandes cataclismos.

Los más importantes entre los druidas no han dicho nada sobre esas teorías. Se sabe que están actuando siguiendo sus propios intereses, y nadie duda de que tomarán partido. Los druidas no son totalmente neutrales en este mundo, si alguien les pregunta, dirán que los dioses más oscuros intentan destruir la magia en El Continente, por lo que ellos, magos blancos, los combaten. Hay muy pocos druidas que defiendan el bien, pero ninguno defiende el mal.Si un druida se vuelve maligno, es que ha dejado de venerar a la naturaleza y está canalizando los poderes de algún dios maligno, incluso sin ser consciente de ello.

Entre las múltiples leyendas que todos los niños conocen, está la de los Portales. En todos los países habría unas cuantas decenas de portales, artefactos de los Viejos Dioses que se comunican entre sí. Se dice que se usaban para que todo continental pudiese desplazarse en menos de un día a cualquier otro lugar del Continente. Cuando los Nuevos Dioses tomaron el legado de los Viejos Dioses, y viendo que el uso que habían tenido los portales había sido básicamente el de desplazar ejércitos, optaron por esconder su paradero, incapaces, según se dice, de hacerlos desaparecer. Es por ello que están siempre en lugares muy poco accesibles y ocultos por magia de forma que no puedan ser encontrados accidentalmente.

La gran mayoría, probablemente, quedaron sepultados por los grandes cataclismos, pero se dice que muchos aún son utilizados, algunos por agentes del bien, y otros por agentes del mal. La naturaleza de los usuarios es otro gran misterio que da lugar a cientos de leyendas.