Partida Rol por web

Las frases de Estefano le permitiron al elfo saber algo más sobre su próximo objetivo. Con un seco movimiento de cabeza, le dio a entender al noble que había escuchado sus palabras y se dedicó a permanencer atento a su entorno, girando la cabeza de un lado a otro un busca de un posible enemigo mientras seguía los pasos de su empleador.

La boca de la mina parecía cercana y su encuentro con el peligro que pudiera haber infectado el agua también. Esperando ser capaz de distinguir al grupo de aventureros antes de que ellos los atacaran se acercó lentamente con sus sentidos aguzados al máximo.

El elfo dio unos pasos, hasta llegar a la boca de la mina e intentó ver algo en el interior. Como todos los de su raza sus sentidos estaban muy desarrollados, pero no era capaz de ver en la oscuridad total.

Recordando las palabras de Estéfano buscó a su alrededor para ver si había alguna antorcha. "En la entrada, dijo en la entrada" se planteo a si mismo, mientras sus manos palpaban las paredes del tunel y sus ojos, aprovechando la poca luz que entraba desde el exterior taladraban el lugar.

Encuentras varias antorchas, pero han sido cortadas, pisoteadas, o han perdido todo el aceite, cuando has removido unas cuantas recuerdas algo... Estéfano tomó una del templo, aún debe tenerla.

Lo miras pero él ni se ha dado de cuenta de lo que buscabas, su mirada está como perdida, dirías incluso que está atemorizado por lo que pueda haber ahí dentro, y receloso de entrar.

- Eh... Estéfano - llamó el elfo al ver que este estaba totalmente distraido. - No habías dicho que tenías una antorcha? Sino será complicado moverse por aquí. Parece que vuestros empleados no han tratado demasiado bien vuestras pertenencias - agregó al pasar mostrándole los restos que había encontrado.

- Quizás lo mejor es que la lleves tu - añadió mientras la prendía y se la volvía a entregar - Yo prefiero tener las manos libres... nunca se sabe que podemos encontrar -

- Oh, la antorcha, sí, es cierto -El aludido sacó la madera de su mochila y la encendió, proporcionando una visibilidad que llegaba hasta la intersección del pasillo.

Estéfano y River-sen caminaron, con cuidado, fijándose en cada detalle, y en el caso del dueño de la mina, asustándose de cada sombra.

A mitad de camino había algo, una carreta volcada bajo la cual había un hombre muerto, a su alrededor bastante mineral plateado que devolvía generoso los brillos que la antorcha le enviaba.

- Dios, es mi capataz, el marido de Arianna.

El elfo mantuvo el silencio ante los miedos y las observaciones de Estéfano. Al llegar a la altura del muerto se acercó y lo observó cuidadosamente, verificando, además las huellas que podían rodearlo - Estos aventureros que nombraistes... cuantos eran? - preguntó.

No era un buen rastreador, pero le llamó la atención que, si el grupo había pasado por allí, en compañía de la tal Ariadna, hubieran dejado el cuerpo. "Porqué?" se dijo a si mismo "Si es el marido...?". Por las dudas, mantuvo sus manos lejos del cuerpo. - Porque lo habrán dejado aquí? Porque no lo tocaron? - murmuró en voz alta sin saber si su guía le podría contestar. - Y adonde están? - Terminó mientras levantaba los ojos e intentaba distiguir algo en el pasillo que seguía extendiéndose delante suyo.

Seguimos en Hacia la zona de las excavaciones