Partida Rol por web

¡Tranquilidad, gentes de este noble pueblo! ¡Seguro que esto no ha sido más que un mal entendido! Dejemos que aquí el clérigo explique que ha sucedido... -Comento señalando a Rainer, intentando que esta vez me hagan más caso que en la anterior.

No obstante, veo como la gente parecer ignorarme completamente, por lo que digo al ladrón y al halfling- Muchachos, creo que lo mejor será correr. Esta gente no parece muy amigable... Maldito clérigo, nos has aguado la fiesta -Tras este último murmuro, me preparo para ver que hace el resto. He sido parco en palabras, pero parece que esta gente no atiende a muchas razones...

Su actitud excesivamente juerguista, las confianzas que se han ido tomando con los del pueblo y la animosidad con la que los trata Johannes, voz importante en el pueblo, se conjuran en contra de los aventureros, quienes se ven involucrados en un altercado que inició Johannes con un noble gesto, aunque malinterpretado.

Los fluidos de Hugo impregnan el suelo y la cuba en progresivo aumento de Johannes no ayuda, Clarish ha desaparecido repentinamente de la plaza y el clérigo acaba de llamar a los aldeanos ateos, como mínimo. El "gentes de este noble pueblo" de Wolfgang, en un vano intento por calmar los ánimos no es suficiente. Acaban de volverse personas non gratas en el pueblo. La mayoría les rehuyen pero otros agarran amenazadores troncos y otros objetos contundentes.

La cosa empezaba a complicarse, había llegado la hora de salir como alma que lleva al diablo de aquel lugar. - Compañeros, seria buena idea que nos fueramos, no nos interesa como se esta complicado esta situación - dice Eldarendil entredientes para que solo se enterasen su amigos. Seguidamente el elfo miro hacia los allí presente he hizo una leve reverencia - Señoras, señores, no se preocupen, mis amigos y yo ya nos ibamos, verdad chicos? - termina diciendo mientras mira al grupo arquea una de las cejas y hace un movimiento con la cabeza indicando que salieramos de allí.

-¡Bluargh! coff, coff ¡Blorgh!*.

Hugo se sujetaba la barriga encorvado y le costó vovler a incorporarse. Cuando lo hizo, se volvió a bambolear hacia los lados, y miró con ojos estrávicos a su alrededor.

-Arfgh... sí... yo efhtoy con el elfo... nos vamos ya... fi en efta fiefta ya no queda mucho maf para hafer...

El halfling comenzó a andar hacia el elfo, tratando de parapetarse tras él y los demás por si venían mal dadas. La verdad es que en su lamentable estado etílico, lo único que deseaba era tumbarse en cualquier lado y esperar a no tener demasiada resaca el día siguiente.

—Shíp, serah lo mehor —balbuceó Johannes—. Señoresh, señorash y señoritashh, la fiestha ha shido una delishia, pero estamosh agotadosh y nos marshamos a descanshar. ¡Pashenlo bien!

No dio tiempo a los aldeanos para que respondieran y, dándose media vuelta, comenzó a caminar en dirección a la posada.

—Aligerad el pasho, shicos, que shi empiesan a perseguirnosh yo shalgo pitando —susurró a sus compañeros.

Señores humanos, elfo, halfling... Coged todo de la posada lo más rápido y podáis, y salgamos cuanto antes -Digo con brevedad al grupo, mientras acelero la marcha hacia el lugar. Después miro a Rainer, para decirle- Y tú Rainer, ya nos dirás que has hecho... Y pensaba que los problemáticos del grupo éramos otros...

No fue una agradable despedida, a decir verdad tampoco fue agradable el recibimiento, les despidieron del pueblo con la misma desconfianza que les habían recibido. Algunos, claro está, les defendieron de sus actos, achacándolo a la juventud de los aventureros, y otros que les demostraron auténtico agradecimiento por haber salvado a Hilda, entregándoles algunos alimentos para el viaje. Pero con excusas o sin ellas se les...incitó a que salieran del pueblo; y eso fue lo que hicieron. Lástima, el lugar pintaba bien, con gentes de dinero e inusuales comodidades; quizá algún escarceo amoroso se fue al traste con la intervención de Rainer pero todo le fue perdonado cuando explicó lo ocurrido.

Los tres rufianes que intentaron lincharle habían sido muy groseros con una elfa, por no decir que intentaban apedrearla ahí mismo; y él "haciendo un legítimo uso de los símbolos y poderes de los servidores del Lobo Blanco" en sus propias palabras, amedrentó (sin éxito y con pifia XD) a los ignorantes campesinos que reaccionaron con la hostilidad y brutalidad que presenciaron.

-Oooou... mi cabezaaa... se quejaba el pequeño halfling masajeándose con una mano las sienes, mientras que con la otra se sujetaba al pony que le servía de montura, y que seguía al ritmo adecuado a sus compañeros. Creo que sobreviví a aquellas malditas mostrorratas solo para morir de una resaca espantosa...

La noche anterior Hugo se balanceba a causa de la borrachera, ahora lo hacía a causa de un debilitamiento que apenas le permitía sujetarse a la silla de montar.

-Bueno, podría haber sido peor... podría haber llovido... el halfling meditó un momento ...a bueno, si ya llovió... bah,no he dicho nada. ¿Ha dónde os dirigiréis ahora? Preguntó.

—Já, pequeño borrachín... —bromeó Johannes que a decir verdad también andaba con resaca, pero le había asombrado la capacidad del halfling para ingerir alcohol—. Mmph, mi cabeza... Claro que podría haber sido peor. No nos han linchado, ¿verdad? —se llevó la mano a la sien en un gesto de dolor— Aunque lo parezca...

Miró de reojo a Rainer acusándole con la mirada, que si bien no era culpable de la resaca sí que lo era de haberles negado un sitio donde dormirla.

—En fin, lo hecho hecho está. La verdad, Hugo, es que no sé a dónde vamos. Tampoco lo sabíamos antes de encontrarte. Supongo que lo mejor que podemos hacer es caminar hasta el siguiente pueblo y una vez allí ya decidiremos qué hacer. Al refugio de las inclemencias del tiempo y con una buena jarra de cerveza en la mano —sonrió y automáticamente se volvió a llevar la mano a la cabeza. No estaba para muchas sonrisas—. ¿Eh, qué pensáis? ¿Y tú, Hugo? ¿No ibas hacia el próximo pueblo para no-se-qué recado? Podríamos viajar juntos hasta allí.

El pequeño halfling había caído bien a Johannes, de la manera aquella en que la camadería del alcohol se manifiesta en algunas ocasiones.

-Voy de camino a Kemperbad. Respondió el halfling. Trabajo como mensajero, y tengo que entregar allí una carta.

Hugo gruñó de nuevo a causa del dolor de cabeza que padecía, y se frotó la frente para luego volver a afianzarse en el pony.

-Tengo la memoria algo loca despues de todo lo ocurrido con las mostrorratas, la gente del pueblo, y la resaca, pero se trata de algo relacionado con una herencia. La verdad es que tampoco me interesa saber más, es suficiente con que me digan a donde tengo que ir y que me paguen.

— Lo cierto, Hugo, es que nosotros no sabemos exáctamente donde vamos. De hecho es lo que tiene la vida del aventurero, que sabes donde estás en un momento, pero al siguiente puedes estar en la otra punta del mundo, sin saber muy bien como. Para ponerte un ejemplo práctico de lo que digo, imagínate que estás en una fiesta, y al momento siguiente, cuando quieres ver que ha pasado, te encuentras en un camino, preguntándote que será lo próximo que tienes que hacer —Contesto a Hugo. Después, miro a Rainer.

Por su culpa, nos hemos quedado sin fiesta. Una pena, desde luego, estaba bastante bien. Ahora, estamos aquí, en medio de un camino, y sin nada que hacer. Supongo que ahora, tendremos que acompañar al halfing, y ver que nos depara el futuro. No obstante, no puedo permanecer callado, y le digo— Bueno... ¿Dónde está tu amiga la elfa?. No digo que sea una bruja, evidentemente, aunque tampoco puedo decir lo contrario, y está claro que los del pueblo no tenían muchas luces, pero el caso es que no está aquí con nosotros, que ha huído. Qué menos que dar las gracias a los tipos que te han salvado, no sé... Al menos, para demostrar que no eres una bruja. Es posible que los del pueblo tuvieran razón, y fuese una bruja, y ahora esté comiendo niños. Aunque también es posible que no la tuviesen y sólo fuese una elfa normal. Creo lo mejor es no pensar más en ello...

— Lo mejor será ponernos en marcha, en medio de un camino no hacemos nada útil, y no hacer nada en medio de un camino no es algo que me motive en exceso. Bueno Hugo, pongámonos en marcha, te acompañaremos hasta el siguiente pueblo para que puedas hacer eso que tienes que hacer. Decías que era una herencia, ¿no?. Dejádme que os cuente una divertida historia que me sucedió en Altdorf relacionada con una herencia, una bella dama, un collar de perlas, un puchero lleno de zanahorias y un conejo de metro y medio. Resulta que estaba yo entrando en un bar cuando... —Diciendo esto, comienzo a contar una historia de dudosa credibilidad, pero que, no obstante, puede resultar divertida. O no...

—Una herencia, ¿eh? —musitó para sí el ladrón, que igualaba herencia a dinero y el dinero siempre podía cambiar de dueño. Por ejemplo, a él.

—Kemperbad es tan buen lugar para dirigirnos como cualquier otro, ¿no amigos? —sonrió a sus compañeros de aventuras mientras continuaban el camino amenizados por otra de las inverosímiles historias de Wolfgang.

¿Quién sabe? Quizás en Kemperbad tuvieran mejor suerte que en Eirfrentz.

El elfo escuchaba las conversaciones de sus compañero después de los últimos acontecimientos no tenía muchas ganas de hablar. Lo que podía haber sido una velada agradable termino en un desastre - Y encima tenemos que dar gracias de no salir ninguno dañado - Pensaba este para si. - Estoy con vosotros amigos deberiamos acompañar a Hugo a Kemerbad, total como bien dice Wolfgang tampoco tenemos un rumbo fijo. - Seguidamente Wolf empezó a contar una historia y Eldarendil escuchaba con atención, no pudiendo evitar una sonrisa por las cosas que contaba este.

Si... vayamos a ese maldito lugar... dice Rainer claramente contrariado rascandose la cabeza. ¿¿Por que se habian puesto asi aquellos pueblerinos?? ¿acaso no conocian la autentica justicia?

Se acerca al animal* y revisa que no se hayan olvidado nada.

-Eeeuuh... sí, claro, una herencia. Respondió Hugo, alarmado por el repentino interés de sus nuevos compañeros en aquello que lo había traido hast allí. Pero no para mí. Solo soy un mensajero, esa es mi profesión y así me gano la vida. Tengo que entregar una carta y luego volver a Nuln, para recibir mis honorarios y una nueva ruta que seguir, así es mi vida.

Hugo se acomodó en el pony y continuó hablando.

-Os agradezco vuestra oferta, diría que no es necesario, que siguierais vuestro camino, pero la verdad, despues de lo de la otra noche, ya no me fío ni de mi sombra. Si esas mostrorratas me sacaron de la cama, en la seguridad de una posada, no quiero ni imaginar lo que podría pasarme viajando solo por los caminos. Y mirad que las he pasado de todos los colores, pero ya no puedo ver estas tierras con confianza.

El halfling lanzó una mirada hacia atrás por encima de su hombro, temeroso de estar siendo seguidos por una manada de ratas descomunales con hediendo y sucio pelaje.