Partida Rol por web

Urik , en silencio y con cuidado mira cada tramo del pasillo antes de avanzar ... un cosquilleo en el dedo gordo del pie le dice que hay algo en ese pasillo así que se lo toma con calma y revisa el pasillo en silencio , concentrado en lo que desde pequeño ha aprendido a hacer .

Urik no detecta ninguna trampa en el corto pasillo ni en la puerta de enfrente. Parece seguro avanzar. Parece.

Esto no me gusta, dejemos un poco de espacio entre nosotros, para poder maniobrar algo si la cosa se pone mal

Susurro ajustando el escudo a mi brazo y preparando la espada por si es necesaria

Hitmol se mantuvo en segundo plano. Ya avanzaría cuando sus compañeros abrieran paso.Sin embargo, su mano no se separó del saquillo de componentes. Incluso en la distancia podía hacer uso de su magia para ayudarlos si resultaba necesario.

Urik llega hasta la puerta , la observa pese a no tener cerradura podría contener alguna trampa y de no encontrar nada , mira a sus compañeros esperando la confirmación que le indique que estan preparados y despues de escuchar la abre intentando que la puerta al abrirse le ofrezca protección contra lo que hubiese al otro lado .

Tancred, por su parte, iba detrás de Urik en modo "guarda espaldas". Iba algo intranquilo, empezaban a no gustarle esos lugares pero por lo pronto parecía disimularlo bastante bien.

Cuando el mediano se giró para buscar su confirmación, Tancred no pudo evitar reprimir un estornudo... se tapó la boca con rapidez y asintió a Urik algo sonrojado...

Urik abre por fin la puerta al final del corredor, pero nada malo ocurre. Al menos, de momento. Al otro lado, una habitación se estrecha hasta la pared del fondo, donde desemboca en una puerta cerrada. Dos altas y repugnantes estatuas oscuras, con forma vagamente humanoide, flanquéan cada muro lateral mirándoos con ojos fijos, anchos y pétreos, similares a los de un pez.

La sala no está iluminada más que por la luz que proviene de la armadura de Tancred, aunque hay una serie de velas negra apagadas sobre un altar bajo, situado en medio de la sala. Sobre este altar se aprecia un papel, un documento de una sola hoja allí abandonado. Aparentemente y dejando de lado las oscuras esquinas que no llegan a verse, la sala está vacía.

Cada vez me pica mas el dedo gordo , murmura Urik mostrando su inquietud por lo que estan viendo , y es que esas estatuas tienen muy mala pinta . ¿Seguimos o quereis ver si hay algo raro en al sala antes de entrar ? Pregunta el mediano a sus compañeros en voz baja

- Dejenme espacio y verifico si hay magia - se escucha la respuesta del semielfo que, al ver que abren la puerta sin problemas, pugna por acercarse a la misma para "detectar magia" en el nuevo salón

Miro el altar intentando encontrar algun indicio de a quien o que se adora aqui

El conjuro de Hitmol no revela magia activa en la sala, aunque manteniendo el hechizo unos segundos, sí detecta señales de que ha sido utilizada la magia anteriormente aquí, quizá no más de unas horas.

Observando mejor la sala veis que el suelo de losas bien juntas, la inclinación hacia un desagüe central que ahora tapa el altar y la posición de las estatuas, que parecen haber sustituido a otras, hace intuir al príncipe Thelonius, más habituado a estos lujos, que estáis en una sala de varias fuentes donde enfermos o simplemente gente adinerada con gustos refinados venían a tomar las aguas ferruguinosas que deben surgir del subsuelo.

- No, en este momento aquí no hay magia - sentencia, seguro de si mismo, el semielfo - Pero la hubo... eso seguro - agrega sin ganas de explicar como lo sabe. Despues de todo, el mago es el!

Jathor camina unos pasos hacia el altar, mientras sus compañeros intentan descubrir si allí había sido utilizada la magia, y el culto allí adorado, cosas que carecían totalmente de importancia para el bárbaro. En cambio Jathor se acerca hasta donde descansa el papel sobre la mesa. El no sabía leer, así que lo señala –.Que alguien lea lo que pone aquí.

Tal vez algún día deba aprender a leer- piensa el bárbaro para si, sin demasiada convicción.

Thelonius avanza hasta el altar y, sin tocarlo ni leerlo en voz alta, lee lo que pone el papel.

Las figuras parecen representar a demonios marinos malvados, seres que son adorados muy lejos de aquí como dioses pese a no serlo. Esto es sin duda un templo dedicado a ellos.

La nota dice:

"Estimados amigos:

Sin duda ya imaginaréis que habéis sido engañados. Mientras invertíais vuestro tiempo en ir tras de la "bruja", si es que habéis sobrevivido, yo he entrado en vuestra habitación y robado la daga. Siento el destrozo. Oh, ¡por supuesto que podría haberla robado en otra ocasión anterior! Pero, entonces, ¿cómo habría evitado que Brinnea me siguiera por los siete mares en busca de ella? ¿Cómo estar seguro de que ella no era capaz de abrir los portales y estaría al acecho? Necesitaba alguien capaz de matarla. Y entonces, anoche, se me presenta la oportunidad en forma de grupo de aventureros bien armados. Qué gracioso. En fin, espero de verdad que lo hayáis logrado. Estoy impaciente por volver al agua. Y si Brinnea os ha vencido y nunca llegáis a leer esto.. bien, me arriesgaré. Atentamente. Un amigo."

Tancred se aproximó al lado de su hermana y observó aquel altar...