Estas en al trastienda, haciendo papeleos.
Hasta que regreses. XD
¡Vuelvo a tener conexión! Desde esta tarde XD. Si me permites lo que queda de día como descanso, mañana continuo con los posteos ;)
Por favor, ni que decir tiene.
Después de un rato rebuscando entre papeles sin saber exácatmente qué buscaba, Sarreck decide salir fuera con los otros dos psyclo. En verdad estaba algo inquieta después de la reunión con Terl. No se esperaba una propuesta como aquella, no en ese momento y no de él. El billete para ir a casa era demasiado tentador... pero por otro lado estaba el Jefe. Terl sabía que hablaba con él a menudo, y la psyclo se preguntaba cómo lo habría descubierto. Aunque, después de todo, Terl era un tipo importante y esa clase de información no iba a escapársele.
Lista para continuar, jefe!
Al salir de nuevo a la cantina ves como Terl se acerca hasta Schyferr y Kerr, sentados donde les dejó. No parecían muy contentos de tomarse algo con el cruel Terl.
El ojo de Schyferr estaba realmente mal. Le sangraba abundantemente. Tal vez lo hubiera perdido.
En ese momento llega un mecñanico de las lanzaderas y comienza discutri con Schyferr.
Pasa a escena de La Cúpula.
Al levantarse Sarreck ve por fuera de la cúpula como Terl se dirige de nuevo a las jaulas de los humanos.
Al cabo de un tiempo ves salir a Kerr y Schyferr hacia los hangares.
El día pasa tranquilo hasta que Terl envía a alguien a buscarte.
Un psyclo espera en la barra y oyes como pregunta por tí, de parte de Terl.
Se acerca al desconocido que pregunta por ella.-Yo soy Sarreck, ¿qué pasa? -dice sin brusquedad, más con interés que otra cosa. La psyclo estaba tomándose otra cerveza y no tenía demasiadas ganas de moverse la cantina, pero si preguntaban por ella algo pasaba, o tal vez tuviera trabajo que hacer.
Terl me ha pedido que te pases por el laboratorio de los nativos (las jaulas) para que trates de avriguar todo lo que sepas de ellos.
El psyclo se va al decirtelo.
Sarreck asiente y despide al empleado con un gesto bastante hosco.
Da otro trago a la cerveza y se asegura de que está sola, sin oídos indiscretos. Una vez así, trata de ponerse en contacto con el Jefe gracias al aparato que le habían facilitado.
-He conseguido acercarme algo a él -dice sin dar el nombre, por si acaso-. Es frío y reservado, así que no he podido sacar nada aún. Le mantendré informado.
Cuelga, apura su jarra de cerveza y después sale de la cantina hacia las jaulas.
Por el camino piensa en la encrucijada en la que se encuentra, por un lado, el Jefe, y por otro, terl y el viaje a casa.