Partida Rol por web

La artillera del Vetusta quiso sacar ventaja de que el droide estaba centrado en la unidad R3 para asestarle varios disparos de su nuevo, aunque era una antigualla, y flamante bláster.

-¡Aguanta R3! – grito al pequeño héroe – Artanc, aprovecha y no pares de dispararle, por muy duro que parezca no es inmune a los blásters. Tenemos que resistir hasta que atiendan a Raz.

Efectuó tres disparos, logrando sendos impactos en la mortífera máquina. Realmente ese bláster era muy bueno.

Los disparos de Adrianne consiguen detener a la araña mecánica cuando ésta empezaba a encaramarse a las escaleras en busca de R3. Humeando y con numerosos arcos voltaicos recorriendo su superficie el droide de guerra cae con las patas apuntando al techo.

¡Buen trabajo! - dice Vra mientras corre hacia Raz. La calamari saca su medpac y empieza a limpiar las heridas del dug - Vamos, no nos hagas esto. Todavía te necesitamos, maldito... lo que seas joder. Juro que como se te ocurra morirte te sacaré de la tumba a cañonazos con la artillería que me voy a comparar con todo este dinero ¿Quieres perder tu parte? ¿Ahora? ¡Vaya mierda de negociante! - sus dedos se mueven con agilidad y presteza inyectando sintocarne, vendando y administrando analgésicos. Poco a poco la respiración de Raz pasa de ser agónica a un ritmo más regular.

Las patas arácnidas del droide empiezan a sacudirse...

El circuito de la puerta se resiste pero ahora que el droide de guerra no está buscándolo para hacer prácticas de tiro R3 puede trabajar más a gusto. Mientras su conector de datos gira en la terminal de la pared capta unas órdenes que proceden del lugar más seguro de la nave: el núcleo del reactor. Y lo que pretenden esas órdenes es bajar la rampa de la bodega, despresurizarla y expulsar a la tripulación del Morla al espacio...

Arctan escuchó sin atreverse a mirar cómo la capitana Vra atendía las heridas de su compañero, hasta que se hizo el silencio y pudo escuchar la respiración estable de Raz. La alegría sin embargo le duró poco pues casi en ese mismo instante volvió a escuchar moverse las patas de la extraña criatura metálica.

Se acercó a ella (no les separaban más que unos escasos pasos) examinándola, intentando descifrar qué era, quién la había construido y para qué.

- ¿Qué diablos hacías en este almacén? ¿Eres mercancía o guardián?… R3, por favor, abre esa puerta: ahí fuera debe haber algo o alguien que se está riendo de nosotros.- Y mientras decía eso le lanzó varios disparos al vientre de la criatura metálica para acabar con su sufrimiento.

Entre estertores y ahogamientos Raz se batía entre la vida y la muerte, sólo con la inmediata intervención de la capitana pudo su vida quedarse dentro de aquel malogrado cuerpo. Los pataleos cesaron, uno de los pie-mano del dug se aferró al brazo de la mon calamari y sus ojos lograron guiñar una única vez de manera cómplice ante su alegato antes de que las drogas sumiesen su sistema en un reparador letargo. La presión del apretón cedió y la extremidad cayó laxa sobre el suelo... pero aquel corazón seguiría latiendo por ahora.

Adrianne quiso aprovechar la ventaja que tenían al derribar el droide araña, y junto a Arctan hizo otros tres disparos de su flamante bláster para acabar con la mortífera criatura.

- ¡Así aprenderás a meterte con mi gente! - masculló mientras apretaba el gatillo.

Los disparos continuos de Arctan y Adrianne abren varios agujeros chisporroteantes en las entrañas desprotegidas del droide arácnido, que acaba partido en dos por una explosión interna.

Mientras tanto R3 manipula frenéticamente el puerto de datos de la bodega. Se diría que en caso de que el droide pudiera sudar ahora mismo estaría empapado. Cuando finalmente termina lo que estaba haciendo la punta de su conector de datos humea por el recalentamiento y un panel de la pared salta empujado por una pequeña explosión.

Equipo, tengo buenas y malas noticias, pero no voy a hacer esa estupidez que os gusta tanto de preguntar cuáles queréis primero. Por orden: nuestro tripulante fantasma ha intentado abrir la puerta de la bodega para lanzaros a todos al espacio. Para mí no sería un problema porque estoy acostumbrado a que me mandéis fuera a parchear a la Vetusta cada vez que Vra mete la pata con los controles, pero para vosotros igual habría sido un problema. Por suerte me teníais A MÍ, que no sólo he anulado la orden de apertura sino que además he bloqueado el mecanismo para que no pueda volver a utilizarse hasta que alguien lo repare. Y aún hay más: soy tan maravillosamente bueno que he localizado la terminal desde la que nos la ha estado jugando desde que entramos ¿Queréis saberlo? Decidme ¿quién es el droide más maravillosamente maravilloso de la galaxia?

No sé - comenta Vra - ¿Tal vez el mismo droide que nos metió en este lío al equivocarse con los cálculos de astrogración?

Aguafiestas - refunfuña R3 - Está en el núcleo del reactor ¿Contentos?...

Arctan miró orgulloso a R3 al escuchar las noticias.

- ¡Perfecto, R3! Pero dime, ¿Cuáles son las malas noticias? ¿Puedes sacarnos de esta sala?

Se alejó entonces de la criatura para ver cómo se encontraba Raz.

- Son buenas noticias, si sabemos desde dónde dio las órdenes, será más fácil atraparlo, sea quien sea... o lo que sea.

La artillera se guardó satisfecha el bláster mandaloriano, realmente era una buena adquisición y a la vista estaban los resultados. Pero la alegría le duró poco, se acercó rápidamente a Raz, que terminaba de ser atendido por la capitana.

- ¿Se repondrá, no? Es más duro de lo que parece...

Ya más tranquila con las buenas noticias de Vra, se sentó y repasó las alternativas que tenían.

- Tenemos dos opciones: o esperar a que Raz se reponga y recupere la consciencia e ir todos juntos, o que alguien se quede con Raz y los demás vayan a buscar el causante de todo esto.

R3 se pasea por delante de la puerta de la bodega activando su apertura automática - Te advierto que las escaleras tendrás que subirlas tú solito.

Sí, se repondrá - dice Vra - Y tendrá unas cuantas cicactrices más para presumir cuando salgamos - La calamari se pone en pie limpiándose las manos con un poco de gel desinfectante - Ya estoy harta de esta nave. Propongo que vayamos al núcleo del reactor, le digamos cuatro cosas a ese "tripulante" y después arramblemos con todo el botín...

La artillera asintió.

- Yo también tengo ganas de largarme de esta nave, ya empiezo a estar harta de tantos peligros y que no paren de dispararnos. Me sabe mal dejar a Raz solo, pero lo que es seguro es que tendremos más opciones si los que quedamos vamos juntos. Podemos dejarlo a cobijo en algún sitio, y taparlo con algo por si acaso alguien aparece por aquí.

Arctan se arrodillo junto a Raz, tomó uno de sus pie-manos con su mano izquierda y puso dos dedos de su mano derecha sobre la frente del dug. Esperó unos segundos y asintió:

- ​Creo que puedo intentar despertarlo. Siento su Fuerza, puedo pedirle que lo sane, pero necesitaré un par de minutos…

Sin esperar confirmación, cerró los ojos y comenzó a respirar profundamente concentrándose en su respiración y en los latidos de su propio corazón. Dejó ir todo pensamiento referente al pasado o al futuro, a la nave y su cargamento o a cualquier otra cosa… hasta que solo existieron él y Raz. Sintió la Fuerza fluir entre los dos, débil al principio, pero con más firmeza poco a poco hasta que el flujo entre ambos se volvió estable.

Entonces abrió de nuevo los ojos y dejó que el mundo fuese volviendo poco a poco mientras esperaba pacientemente a que el dug despertase

El dolor había sido atroz y por un momento Raz estuvo a punto de unirse a sus antepasados. Pero algo lo retuvo en el mundo de los vivos. Quizá fuera la voluntad de la Fuerza, su lealtad hacia sus compañeros o tal vez las manos habilidosas de unos compañeros que se preocupan más los unos por los otros de lo que podría parecer en un principio.

Cuando el dug abre los ojos su cuerpo parece haber pasado bajo una manada de banthas en estampida. Detrás de Vra y de Arctan se ve a Adrianne haciendo como si la cosa no fuera con ella pero sin perder detalle. Más allá está la miserable carcasa del droide de combate, sus dos mitades chisporroteando.

¡Levanta de una vez, pellejo! - grita R3 desde algún punto sobre su cabeza - Tenemos localizado al tipo que te ha dado esa paliza, así que arriba. Para una vez que te necesitamos de verdad no puedes quedarte echando la siesta...

Con una exhalación cargada el dug abrió los ojos de nuevo y miró a su alrededor, primero a sus compañeros expectantes y luego a su propio cuerpo. Bajo las vendas podía sentir la pérdida de tejido y sensibilidad en varias extremidades. Trató de hablar pero sólo una afonía lograba salir de sus labios. Aún así sonrió con esfuerzo y desagrado, estaba vivo y con aquella extraña tripulación. No lo diría ahora pero puede que en el futuro les invitase a una copa... O le comprase una pegatina chula a R3.

Estando lejos de las condiciones que le permitiesen volver a escalar y trepar, se incorporó, recogió su arma del suelo y le indicó a sus compañeros que estaba listo para partir. Un brillo en sus ojos pudiera haber pasado como una emoción genuina, pero Raz no era dado a ellas así que sería un efecto de la luz.

Adrianne sonrió por lo bajo cuando vio que Raz se recuperaba. Le fascinó el uso que hizo Arctan de La Fuerza, aunque no podía evitar recelar de ella. Conocía bien los peligros que entrañaba el Lado Oscuro y no se sentía cómoda si alguien la usaba, aunque fuera para hacer el bien.

- Bien, entonces vamos, todos juntos haremos frente a lo que se nos interponga en el camino.

Blandió su bláster y esperó a que los demás estuvieran a punto.

- ¡Oye, Raz!- dijo Arctan llamando la atención del Dug. Cuando éste se giró para prestarle atención, confesó- Me alegra que estés bien.- Apenas hubo terminado de decirlo notó que había sonado demasiado sensiblero para lo que era normal entre la tripulación del Vetusta y añadió esperando que nadie lo hubiera notado.- Necesitamos un escudo dug con experiencia para la siguiente refriega y está claro que sabes como atraer el fuego blaster…

Después observó cómo el grupo iba saliendo de la sala de carga y aprovechó para volver a sintonizarse con la Fuerza pues intuía que aún le haría falta.