Partida Rol por web

Con una exclamación ahogada Raz se lanzó a aferrarse de un saliente, mantuvo la mirada sobre la mon calamari que había salvado su vida. La primera vez que la vio resbalar sus manos por una barandilla apretó los dientes pero al verla golpearse contra una pared, estirar los brazos para sujetarse a una tubería y que resbalasen por la superficie para que luego su cuerpo saliese despedido al vacío exterior le sobrecogió. Quién fuera la primera persona en responder a sus amenazas y chanzas con amabilidad y cariño hasta convertirse en la única persona a quien no agraviaba, aquella que le había devuelto la ilusión por la vida y la aventura, la madre de esa extraña familia... Se había perdido para siempre.

- ¡Vra!- Todo ocurrió demasiado rápido. En menos de lo que se tarda en pestañear la que fuera el núcleo de la pequeña tripulación del Vetusta Morla había sido expulsada al vacío ante la atónita mirada de todos sus compañeros. Nada podían hacer por ella, ni siquiera Arctan con todo su entrenamiento y su poder. Solo fue durante un instante pero al sentir que otro miembro de su familia desaparecía para siempre sin que él pudiera evitarlo sintió que un acero frío le atenazaba en corazón y atrapaba sus pensamientos. Solo fue un instante pero todo su entremamiento no fue suficiente para evitar que su instinto, guiado por el miedo, dejase la puerta abierta a algo frío, oscuro y ancestral.

- ¡Nooo!- La rabia por la pédida de la capitana que le había salvado la vida y el miedo de que pudiera pasarle a más miembros de la tripulación que ahora eran su familia dio fuerzas al joven aprendiz de Jedi durante unos segundos cruciales.

El poder del Reverso Tenebroso pasa como una oleada casi física que hace estremecer a Raz y a Adrianne con el miedo y la cólera de Arctan. La puerta empieza a cerrarse, lentamente al principio, hasta que todo ese poder destroza los mecanismos hidráulicos y la puerta se cierra con violencia. El panel de control lateral salta en pedazos chisporroteantes que apestan a metal quemado y a ozono.

Fuera, fuera - surge una voz del sistema de megafonía - No podéis estar aquí.

R3 ignora la voz. A su manera el pequeño astromecánico está tan furioso como sus compañeros y su conector de datos gira frenéticamente en la cerradura hasta que consigue abrir la puerta blindada.

¡FUERA! ¡LARGO DE AQUÍ!

Al otro lado de la puerta aguarda una terrible visión: un tanque redondo medio lleno de un líquido cristalino en cuyo interior flota un cerebro conectado a varios cables que lo unen al núcleo del reactor.

Capitán Walco Mabos - dice R3 - Convertido en "inmortal" por cortesía de los Lwhekki

¡LADRONES! ¡PIRATAS! ¡NO OS LLEVARÉIS MI NAVE NI MI TESORO!

Un potente zumbido y la creciente ligereza del aire indican que Mabos está empleando su último recurso: intentar matar a los intrusos purgando la atmósfera de la nave...

Adrianne pudo notar un escalofrío que recorría su cuerpo. El Lado Oscuro, invocado por Arctan, había invadido la estancia y ella podía notarlo perfectamente. Oscuro, frío, peligroso... Una gota de sudor le caía por la frente, sabía qué podía llegar a hacer el Reverso Tenebroso, el mal que podía llegar a causar...

Cerró los ojos mientras intentaba desechar esos sentimientos dentro de si. Pero la situación no ayudaba, habían perdido a Vra, que la había acogido y cuidado y le había hecho sentirse una más de la tripulación. Era su familia, y había vuelto a perder a alguien importante en su vida.

De repente la visión de ese cerebro flotando en esa bola transparente le hizo volver al lado de los compañeros que aun quedaban con vida. Notó cierto enrarecimiento en el aire, seguramente el malogrado capitán estaría expulsando el aire de la nave para matarlos a todos. Adrianne agarró su bláster y apuntó al tanque, pero dudaba si fuera una buena idea. ¿Y si al disparar aceleraba el proceso de vaciado de aire? O desataba algún otro mecanismo de defensa... La artillera dudaba sobre qué era la mejor opción.

Raz se encogió por un momento, aquel vacío abisal conjurado por Arctan le hizo comprender el por qué de la compasión de Vra hacia él, lo terrible de sus pesadillas y gritos. Si aquel joven le quitaba la vida al asesino de la mon calamari se podría convertir en un desalmado, como lo fue él en sus años mozos, como evitó serlo Adrianne al abandonar las filas de El Imperio.

- Ca-pi-ta-na - logró articular en el idoma común en dirección hacia Lightman, dándole su apoyo y confianza en que había un futuro para ellos más allá de aquella tragedia.

Su bláster apuntó a aquel ser grotesco y comenzó a disparar una andanada tras otra de candente láser, impactando en metal, cristal, circuito y tejido vivo por igual. Raz había matado en el pasado pero aquella era la primera vez que lo hacía para evitar que otro viviera con la carga de una ejecución sobre su conciencia.

¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!

Los rayos de bláster del dug destrozan con facilidad el delicado tanque acabando rápidamente con la locura del antiguo devaroniano. Las luces, los sistemas, las alarmas, la voz en la megafonía... todo queda en suspenso por unos segundos, dejando a los tripulantes del Morla envueltos en una fría oscuridad. Al poco tiempo los sistemas se reinician y el sistema de soporte vital vuelve a bombear aire. Hay una repentina sensación de quietud cuando los estabilizadores se encienden y detienen el giro descontrolado de la nave. Al encenderse las luces el cerebro de Mabos yace en el suelo en medio de un charco de líquido y cristales rotos.

El carguero COR-8177 ha sido derrotado...

En el último momento, Adrianne se unió a Raz en los disparos al cerebro viviente, aunque no fuera necesario. Era más bien para ella, para canalizar su ira, aunque sabia que no era bueno hacerlo así. Disparó al cerebro por Vra, por todo lo que habían sufrido y por toda la rabia que llevaba acumulada desde hacia tiempo.

Después no es que se sintiese muchísimo mejor, pero al menos había podido aliviar esa congoja que tenia dentro.

Una vez terminado, el aire volvió a la nave haciendo que la sensación de ahogo desapareciera. Estaban vivos, y tenían el control de la nave. Habían pagado un alto precio pero no seria en vano.

- Bueno chicos, mejor vamos a la cabina y volvamos a nuestra nave. Remolcaremos a este carguero y en el primer espaciopuerto vendemos todo lo que podamos y nos repartimos el dinero. No se vosotros, pero a mi me gustaría que continuáramos juntos. Sois... sois mi familia y me dolería mucho perderos. Podemos seguir juntos, si os parece bien. Hacemos un buen equipo.

Se colgó el bláster en el cinturón mientras esperaba la respuesta de sus compañeros, que estaba segura que sería afirmativa.

Al ojo inexperto le podría parecer que las palabras de Lightman habían emocionado al dug, sin embargo nada le habría gustado más a la miserable criatura que poder estropear ese momento con algún comentario hiriente. Extrañamente las heridas sufridas, u otras circunstancias, le llevaron a gorgorear algo parecido a un asentimiento y a acercarse a Arctan para pudieran los tres encaminarse juntos hacia la cabina de mando.

Una vez asentados allí les indicó con señas sus preocupaciones:

- El COR-8177 era fácilmente reconocible de manera que desmantelarlo para obtener dinero de sus piezas había de hacerse en algún lugar alejado

- La riqueza obtenida era MUY cuantiosa ¿Cabía todo en el Vetusta Morla? Aunque así fiera ¿Era inteligente ir a Filba el Hutt con todo aquello en la bodega? ¿No sería mejor esconderlo y llevar lo justo para pagar la deuda?

- ¿Los lingotes de la República? ¿Quién podría reforjarlos sin alertar a las autoridades o comprárselos a ellos?

- ¿Las bien merecidas vacaciones dónde? ¿La civilizada Coruscant con sus lujos? ¿Tatooine y sus carreras de pods y buena comida?

- La verdad es que tenemos muchas riquezas, decidamos qué hacer con ellas mientras ponemos rumbo a nuestra nave.

Adrianne caminó junto a sus compañeros, mientras discutían que hacer con el suculento botín que tenían entre manos.

- Tal vez sea buena opción liquidar nuestra deuda y repartirnos el resto entre todos, no creo que nos interese tener a un Hutt pendiente de nosotros. Seguro que podemos darle este carguero como pago de la deuda. Y en cuanto a unas vacaciones... ¡me apunto!Y hagámoslo a lo grande.

A regañadientes y dolido, a Raz se le escapó una sonrisa genuina. Después de los horrores sufridos y las pérdidas irrecuperables ellos seguían allí, vivos para poder disfrutar de la fortuna que había caído a sus pies. Aunque el buen humor le durase más de lo que cupiera esperar, el dug ya estaba pensando en sus contactos de antaño.

Si Filba el Hutt se enteraba de que el COR-8177 había caído en sus manos mandaría cazarrecompensas a por el célebre tesoro del capitán Walco Mabos, era imprescindible que fueran discretos, pagasen su deuda sin más y luego procurasen pasarlo en grande una temporada.

La furia y el miedo desatados llenaron a Arctan durante unos segundos durante los cuales se sintió más poderoso de lo que jamás habría pensado. Sintió que con un movimiento de su mano podría acabar con la vida del monstruo que le había arrebatado a la Capitana de su lado... Pero ni siquiera ese inmenso poder podría traerla ahora de vuelta.

Con ese pensamiento, la ira y el miedo se fueron tan rápido como habían venido, dejando al joven Jedi vacío por dentro.

Hueco.

Salvo por ese pequeño resquicio, esa pequeña parte de él que quería volver a sentir ese poder, esa pequeña parte de él que estaba dispuesta a acabar con el asesino de Vra de una manera lenta y dolorosa.

La puerta por fin se abrió y pudo ver al causante de tanto sufrimiento. El pobre desgraciado había sacrificado su cuerpo y su cordura por un atisbo de inmortalidad. La ira volvió a tomar fuerza dentro de él, ardiendo como mil soles, amenazando con destruirlo por dentro si no la dejaba salir para impartir la justicia que la Capitana se merecía... Hasta que el ruido a cristales rotos sacó a Arctan de su ensimismamiento. Tenía la pistola blaster pesada en la mano, apuntando al tanque que contenía los restos de Walco Mabos mientras sus compañeros lo acribillaban con sus pistolas láser. Apretó con fuerza el gatillo de su arma para terminar el trabajo... pero no ocurrió nada. Miró su mano con asombro al descubrir que su dedo no se había movido un ápice de su sitio. Una figura fantasmagóricamente luminosa, débil como el humo de un cigarro y con forma vagamente humana, había puesto su mano sobre el arma de Arctan y le miraba a los ojos. El Jedi supo al mirarla, a pesar de no tener un rostro definido, que se trataba de alguien a quien se había culpado mil veces de no haber podido defender. La visión duró apenas un segundo y comenzó a desvanecerse como si un fuerte viento la disolviese esparciendo sus átomos por el aire, dejando de nuevo libre su arma para poder ser disparada. Arctan volvió a mirarla y, sin pensarlo dos veces, la arrojó lejos de sí apartando la vista de la matanza.

- He visto suficientes muertes por hoy- pensó, incapaz de evitar que una tímida lágrima escapara de uno de sus ojos.

En la cabina del Carguero COR-8177 Arctan miraba por la ventana hacia el vacío estelar. Sus pensamientos estaban con la Capitana Vra y con su Maestra Olena Draay. Ambas le habían enseñado mucho pero ninguna le había enseñado a gestionar y controlar esa nueva emoción que nacía en sus entrañas. Había tocado el Lado Oscuro por primera vez en su vida, habiendo sido víctima de sus propios miedos. El Código Jedi exigía estrictamente a sus miembros que se alejaran de ese camino, pero Arctan no podía dejar de pensar que sin esa Fuerza podrían ahora estar todos muertos. Se encontraba perdido... ¿Qué debía hacer ahora?

- No me importa lo que hagamos con el dinero más allá de pagar la deuda de la Capitana. Se lo merece.- dijo al fin dándose la vuelta para mirar a sus compañeros.- Respecto a repartirnos el dinero...- se encogió de hombros.- Me gustaría deciros que con vuestra compañía tengo suficiente recompensa, pero lo cierto es que un Iktotchi también tiene que comer... ¡Y que estar junto a Raz es más una tortura que una recompensa!- renegó mirando a su compañero con una sonrisa torcida. Se acercó lentamente hasta ellos y puso una mano sobre el hombro de cada uno.- Pero espero que hagamos lo que hagamos, lo sigamos haciendo juntos. ¿Está de acuerdo, Capitana Lightman?

Cierto rubor subió por las mejillas de Adrianne.

- Capitana... - repitió en voz baja - La verdad no se si me lo merezco, pero solo sería capitana si cuento con vosotros como tripulación.- dijo esbozando una sonrisa.

Pero no eran su tripulación. Eran sus compañeros, sus amigos, su familia.