Año 2095.
La humanidad, tras un largo periodo de guerras inmisericordes, conflictos políticos en donde dominaba el más furtivo y descomunales cataclismos que destrozaban moral y ambiente por igual en el planeta, el tiempo de paz había llegado. Los humanos se habían dado cuenta de lo inútil de sus continuas guerras, además de que las fronteras tanto mentales como geográficas solo eran una limitación para su potencial, por lo que en un acto de altruismo total todas las naciones convergieron en una única superpotencia que no se veía dividida ni por religión y mucho menos por etnia. Así nació el poderoso y singular Estado Terraqueo, una sola bandera que ondeaba en cada capital y pedestal en el mundo, y parecía que con su poderoso movimiento los conflictos serían erradicados para siempre de la faz de la tierra. No solo unía a toda la raza humana en un solo movimiento, sino que con los avances científicos compartidos por todos los capacitados del mundo, la tecnología dio un brinco vertiginoso que dejaría de ser limitado por las diferencias éticas, todos en conjunto por un único bien; desarrollar a la humanidad. Se crearon sistemas complejos para no solo detectar cualquier calamidad geográfica o desastre natural del mundo, también para evitarlo en un solo parpadeo y pulsar de un botón. El agua y los alimentos dejaron de ser un problema, ya que se había desarrollado un sistema de refracción del aire y recolección de hielo en el espacio exterior que solventaba todas las necesidades, creándose invernaderos y granjas agrícolas en varias zonas del mundo, además de crearse satélites gigantes con la función de recolectar alimento.
Mucho tiempo pasó sin que la humanidad fuera ocupada en cuestiones alarmantes, viviendo en una época de paz absoluta sin precedentes, donde tanto el arte como la ciencia avanzaban sin límites conocidos, hasta que ocurrió lo inesperado. Ya no habían amenazas crecientes en la tierra, pero eso no solventaba problemas que vinieran del exterior, y de hecho pocos pensadores de la era denominada "pacífica absoluta" habrían formulado una amenaza proveniente de las zonas desconocidas del espacio exterior, y aunque lo hubieran hecho, el cataclismo se cernía sin parar en contra de la ya reconstruida tierra. Un día tranquilo de diciembre, en donde los habitantes solo tenían cabeza para sus vacaciones y la tranquilidad que se respiraba en el ambiente, fueron presa de un terror que se creía había sido olvidado en sus mentes apaciguadas. Del cielo, una figura colosal caía como un edificio derrumbándose sobre el planeta, con apariencia humanoide y tan negra como el ya relegado petroleo. Era una forma sin precedentes, un titán quizá más grande que un estado entero se desplomaba en contra del mundo, apareciendo derrepente y sin ningún avistamiento previo. Nisiquiera el más agudo satélite radar pudo captar el momento en el que el repulsivo ser se materializó enfrente del hogar de millones de humanos, condenando a sus gentes a un final apocalíptico.
Año 2114.
El impacto sobrepasó cualquier medida de destrucción jamás concebida en la historia.
El ser, en su caída, había sumergido completamente a Oceanía en un amasijo asqueroso de sustancia tan negra como la noche, de lo que parecía estar hecho el ser. Erradicó con cualquier signo de vida en todo el continente, conteniendo las islas cercanas y un buen trozo circular del océano que rodeaba el hemisferio. No se volvió a saber acerca de la humanidad en aquella zona. El mundo se sumió en el caos absoluto después de eso, fundiendo un pánico irracional en cada persona que hubiera sido testigo de aquella catástrofe de proporciones inenarrables, cayendo en la más terrible paranoia que seguía cuestionándose; ¿Seremos los siguentes?
El tiempo, sin embargo, transcurrió como debía, y los mayores almirantes del Estado Terraqueo no se dejaron llevar por el miedo que causaba la amenaza subyacente en los confines desconocidos. Se hicieron profundos análisis metódicos de la sustancia que había dejado el denominado "Abismo cósmico", pruebas que desvelaban la aterradora verdad sobre aquel ser, o almenos la posible para las herramientas de las que disponíamos en ese entonces. Se presentó, en una grisacea tarde del año 2124, el informe oficial y sin censura de la amenaza conocida hasta entonces como "Espectro", si había una manera de denominar en una raza a aquel ser tóxico y colosal. La sustancia del que estaba hecho se llamaba Ectoplasma antimaterial, un extraño componente sin ningúna comparación en la tierra, un líquido viscoso que desintegraba cualquier rastro de célula orgánica y corrompía a los metales y minerales que hacían contacto con él, causando que sus propiedas se tornasen casi sobrenaturales.
Muchos experimentos y resultados surgieron desde entonces, ampliando la información y pavor sobre el Abismo cósmico y los estragos que había causado en la tierra. Sus restos habían degenerado cualquier rastro de vida en su tumba continente, y los mares se habían vuelto inhabitables para ningún ser que procediera de la tierra, mientras que la vertiente trataba de expandir la desastrosa plaga, que por fortuna había sido contenida bajo murallas herméticas creadas en base al componente degradante, aislando a la humanidad de la bautizada "Tierra muerta". También, y muy de dudosa moralidad, se empezó a experimentar con las inusuales propiedades del líquido, creando un nuevo tipo de metal con propiedades orgánicas que lograba suprimir parte de la toxicidad que se asimilaba a un cáncer instantáneo, o una evaporación si se exponía a grandes cantidades, lo cual había sido el destino de Oceanía. El metal se le empezó a conocer como acero necrocosmólico, o acero segador para abreviar, el cual parecía cuestionar ciertas leyes de las que disponíamos sobre la misma realidad. Resultaba que ese metal era capaz de trastornar la forma de algunos organismos, volviéndolos "etéreos" si se electrificaba una placa de acero segador purificado.
Año 2135.
Los avances con el acero segador se vuelven cada vez más prominentes, y un grupo de científicos ubicados en la Antártida revolucionan a la humanidad con su reciente descubrimiento en propiedades del misterioso acero. Crearon un dispositivo capaz de transformar las ondas neuronales del cerebro en código informático, desarrollando un lenguaje de programación capaz de formarse desde el pensamiento. Esto llevó a diversos artefactos que directamente funcionaban con el pensamiento, al punto en el que la humanidad usaba aquel sistema conocido como radio espectro en cada una de sus actividades diarias. Se abolieron los idiomas, y las personas se comunicaban a través del radio espectro como su nueva lengua, ya que esta no dependía de intrincados aprendizajes y teorías de palabras, directamente transformaba el pensamiento en una onda que el cerebro traducía sin problemas, aunque no podía hacer que el cerebro aprendiese más rápido, quedando relegado el avance a un simple y grandioso idioma universal.
Año 2140.
Se empieza a experimentar con humanos.
Se sabía que con una pequeña propiedad electromagnética del acero segador se podía convertir el pensamiento en código numérico que una máquina podía entender con algunas limitaciones, sin embargo algunos estudiosos advertían que si se llevaba demasiado lejos el trato con el necrocosmólico se podía llegar a amenazar la vida, despertando sus aún desconocidas propiedades fatales, pero esto cayó en oídos falsos. En noviembre del año 2140 se llevó a cabo el primer test de sincronización completa con acero segador, conocido como el experimento de conexión artificial, basado en un principio que trataba de conectar completamente la mente de una persona a la de una máquina.
Los resultados fueron ------------------------
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Año 2146.
Nunca se desvelaron los resultados de aquel experimento, y de los pocos documentos que se tienen a la fecha, todos estaban censurados completamente, incluyendo departamentos de investigación, sujeto de pruebas y conclusiones acerca. Todo cubierto bajo una capa de misterio gubernamental, hasta que la corporación a cargo de llevar aquellos experimentos con el acero segador desveló que las pruebas fueron un éxito, junto con el primer modelo de “Spectre” enseñado a la población mundial. Los susodichos Spectre’s eran gigantes mecanizados con una apariencia directamente salida de un cuento de ciencia ficción, robots del tamaño de un edificio que se decía eran piloteados por personas que enlazaban su subconsciente junto con el de la potente máquina de guerra, pero que sus pilotos debían ser menores de 20 años, con la mente en el estado más perfecto biológicamente hablando. En una entrevista con el fundador de empresas Sychlon, cuyo nombre se mimetizó con la armada Terraquea, dijo comentarios tan intrigantes como pavorosos. La humanidad todavía temía que un segundo Espectro cósmico cayera para asolar el mundo, por lo que se empezó a desarrollar un sistema de defensa capaz de contraatacar las fuerzas de lo desconocido, con una extraña teoría acerca de las energías volátiles que se teorizaban tenían esos seres, y los campos energéticos de los Spectres que podían neutralizar la sustancia y así erradicar la amenaza que se pronosticaba no muy lejana. Algunos reporteros, aferrados a lo irracionalmente cruel que sonaba mandar a luchar a niños dentro de un aparato casi desconocido, insistieron en que diera una explicación más detallada sobre el porqué de sus cuestionables pilotos, pero lo único que se pudo sacar eran balbuceos incómodos acerca del funcionamiento y desarrollo de los hemisferios del cerebro y la electricidad que cargaba, pero algunos expertos en el tema afirmaban que sus explicaciones directamente no tenían sentido, sonando como una excusa barata para librarse de las garras televisoras.
Año 2150.
Las colonias meteoro empiezan a flotar fuera del área de la tierra.
Temiendo lo peor, muchas organizaciones financiadas por el Estado Terraqueo empiezan a crear desesperadamente proyectos de migración interplanetaria para que, si la humanidad fuese atacada directamente por otro Espectro Cósmico, y los daños fueran irreversibles, al menos hubiese una esperanza para continuar con la vida terraformando algún planeta cercano. Dadas las propiedades del acero segador, no se tardó mucho en crear diferentes cruceros capaces de salir del espacio y navegar como si se tratase del mar, con la misión de desarrollar nuevas bases de avanzada tanto militares como domésticas que se instalaban en cuerpos planetarios cercanos. La que mayor éxito tuvo fue en marte, la colonia Orión, que logró crear una sociedad terraformando el planeta rojo y haciéndole habitable para la raza humana, todo financiado con hincapié bajo el título de Sychlon, misma corporación que desarrollaba el proyecto Spectre-VOP, y solicitaba un espacio para entrenar a posibles voluntarios que lograsen enlazarse con la inteligencia de conexión artificial. Varios sujetos fueron seleccionados meticulosamente de la tierra y de todo el mundo, llevándose a cabo diversos exámenes neuronales y físicos, rumoreándose la terrible carga psicológica que suponía estar al mando de tan temible artefacto.
Año 2152.
Se inaugura la academia de guerra Antlia.
Bajo inauditos comentarios y vista repulsiva de varias personas de la tierra, la academia sería dispuesta como un centro de entrenamiento militar para aquellos seleccionados como pilotos de los Spectre, y en el verano de 2152 sus puertas fueron abiertas, sin olvidar el aciago recelo que tenían muchos de sus patrocinadores por sus aulas. En una gala televisiva que se transmitió en todas las colonias meteoro y la tierra, los 10 candidatos jóvenes a ser quienes llevasen la esperanza amedrentada de la humanidad pasaban firme y trémulo en la ceremonia de apertura. Mucho se especulaba, y hasta unos 6 años de formación rigurosa y entrenamiento disciplinario, los muchachos que rondaban los 17 años volvieron a ver la luz del foco y las vistas ciegas de las cámaras. No parecían los mismos, y de los 10 nombrados solo habían 6 cadetes que estarían recibiendo el nombre de Segadores, alusivo al acero perfeccionado cuyos artefactos estaban hechos. En la misma ceremonia de graduación, los famosos Spectre fueron desvelados de la manera más bombástica posible para una institución militar, apareciendo de entre las entrañas de un hangar sumergido bajo la superficie rojiza ya cubierta de frondosidad natural.
Eran seis de ellos, extraños robots para nada equiparables al prototipo mostrado hacía unos años en la tierra, Ellos eran diferentes. No tenían la mayoría forma humanoide, parecidos a bestias mecánicas prehistóricas revividas bajo la mano de un herrero futurista, cubiertas de placas coloridas y extremidades metálicas que brillaban junto al potente sol del horizonte. No daban la impresión de ser siquiera máquinas, y hay quienes afirman que les vieron respirar como seres vivos en algunas ocasiones, palpitando con un corazón biomecánico y con venas de aceite. Lo demás de esa presentación fue un éxito en toda la palabra, las nuevas herramientas de defensa de la humanidad servían de manera imprevista, respondiendo a cada comando de sus pilotos como si fueran ellos mismos los que moviesen a los Spectre’s y sin un solo fallo aparente, culminando con una función espectacular donde enseñaban todo el poder armamentístico que poseían aquellas bestias que se insistía, bajo el argumento firme del fundador de Sychlon, que eran más que estructuras mecanizadas, tenían alma y vida tanto como la tenían cualquiera de los espectadores de la gala, pero todos los reporteros tomaban aquellos singulares comentarios como frases poéticas que resaltaban el orgullo que cargaban los Spectre’s.
De poético no tenían nada los comentarios.
Año 2159.
Con todas las operaciones de Sychlon en marcha, los satélites radar funcionando a la perfección bajo la búsqueda de frecuencias similares a las del acero segador, la humanidad tenía todas las herramientas bajo su poder para resistir el segundo impacto, que tanto se profetizaba desde el desastre ocurrido hacía ya varios años. Los Segadores permanecían impasibles cada día, esperando con el oído agudo a las alarmas de Espectro Cósmico, y todas las comunicaciones de la humanidad mantenían bajo especial atención al canal de emergencia espectro que avisaría de un impacto. Tenían la victoria ya en las manos, o al menos eso creían con toda la tecnología provista para el siguiente cataclismo. No sabían siquiera a que escala llegaría el siguiente golpe a la raza humana.
Aún lo recuerdan los retirados segadores, de aquel fatídico día en el que las alarmas explotaron en furor, los faros luminosos revoloteando en pánico y la prisa por equiparse con todo lo necesario para la lucha. Mikhael, el líder del primer escuadrón de segadores, recordaba que desde la madrugada rojiza algo no encajaba con el día, con un constante y frenético dolor de cabeza invadiéndole al despertar, mareos aleatorios en el desayuno y comentarios fuera de lugar horas antes del aviso de pánico. Y al materializarse la bestia, las corazonadas de Mikhael se tornaron tan reales como su palma sudorosa en el momento del combate, tan real como la sangre que corría de su nariz y sus pupilas dilatadas al primer intercambio, tan real como el corte fino que atravesó de un tajo a la armadura de su compañera sentimental que también era Segadora, y el mismo choque final con el que salvó por los pelos a la humanidad. No se tienen vestigios fotográficos del ser que invadió la tierra en ese entonces, pues todos los intentos de representarle digitalmente terminaban en una pantalla negra, sin importar la potencia del artefacto. Según Mikhael, líder del escuadrón, su forma recordaba a la de un niño pequeño de aproximadamente 400 metros de altura, tan ancho como un rascacielos, de tez negra y franjas blancas que grababan en su piel cósmica símbolos desconocidos que sonaban a tribal, pero su composición era una directa anti-tesis de la vida misma. Era un brillo oscuro, con una intensidad especial que irradiaba los ojos de sus contrincantes sin liberar un solo resplandor.
La lucha contra el denominado Espectro-02 “Infante” fue una masacre en toda regla. De los 6 Segadores armados con Spectre’s de potencia infinitamente poderosa, solo regresaron uno y medio a los hangares, los demás fueron engullidos bajo el agujero negro de fauces de la bestia inmaterial, siendo al principio un baile sanguinario en el que el “Infante” bailaba ágil y sagaz sobre sus oponentes pese a su tamaño, degollando vivos a los pilotos y sus artefactos que contemplaban atónitos su propio final. La lucha parecía imposible, hasta que Mikhael, armado en su Spectre-Paladin, atravesó de un haz luminoso el corazón de pesadilla de la bestia, justo antes de que el Spectre-Raptor fuera devorado por la muerte de la luz.
Año 2165-Actualidad.
No se han tenido registros de batallas posteriores al Espectro-02, mientras que el presupuesto militar de Sychlon ascendía sin un final exacto. Se ha anunciado un nuevo reclutamiento de Segadores desde la base militar de Antlia, en la superficie marciana, y la población tiene serias dudas sobre el llamado, sin saber si es una esperanza acertada o una misión suicida en toda regla. El director Haytham Sychlon, jefe del proyecto Spectre, espera pacientemente en su oficina mientras todos los equipos de búsqueda de Segadores en potencia traen sus ansiados resultados.