Valentina observa desde uno de los ventanales de la mansión de Nuevo Polanco arribar en el Lambo a Dante Cienfuegos.
La obsesión por la sangre y el poder que le otorgaban la maldición de Cain no se comparaba con algo parecido al amor que le profesaba, ella se preguntaba si estaría dispuesta en algún momento a trascender mediante una inmortalidad comprada y dejar todo por un monstruo con rostro humano, toco con el dedo el cristal del ventanal señalando a su amor imposible.
Recibió al ductus con una sonrisa mientras despejaba aquellos pensamientos de su mente y regresaba a los cálculos y movimientos de recursos que había realizado durante el día.
¿Todo bien Dante?... CDMX no es como Monterrey...-
Después de estacionar el Lamborghini ingreso a la mansión, la noche ha sido ajetreada y no había sido lo que esperaba, iniciamos muy rudo y todo está demasiado acelerado, propenso a fallas garrafales, observo la grácil silueta de Valentina desilizarse hacia mí apenas ingreso preguntando por la situación.
-No ha sido como lo esperaba, confieso que creía que sería una reunión protocolaría, antiguos ritos, un priscus, no sé no me esperaba un Obispo loco el cuál nos arrojaría como prueba de fuego a las fauces de un lupino enloquecido por alguna extraña sustancia.- Me desfajo la pistola de la cintura para revisar su carga y luego de re abastecerla colocarla en su lugar junto al resto de la colección.
-¿Tienes noticias de Daniel Rivera?.- Pregunto mientras saco mi teléfono y me comunico con el resto de la manada.