Partida Rol por web

Chardauka

[02] A Través de la Jungla

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17/11/2022, 14:31
Tyag

—Han dejado atrás las tiendas y todo lo que pudiera retrasarlos —respondió a la primera pregunta de Myrkvar—. Desde lo alto, por aguda que sea mi vista, sería difícil atisbar los restos de la nave. Podría recorrer los cañones, pero aunque volando tardase menos, tendría que recorrerlos igualmente.

Se volvió hacia Arin, esperando que confirmase su respuesta, pues el explorador conocía la zona y sabría que las sombras podían ser muy engañosas en aquellas estrechas gargantas.

—Me temo que lo mejor será seguir el rastro de quienes nos preceden, pues habrán visto dónde cayó o aterrizó la nave —añadió estudiando el rostro de Sigyl—. Siempre que sea posible, evitaremos el combate, pero dudo mucho que tengamos tanta suerte. Creo que habrá que jugar con el terreno —esbozó una media sonrisa y frotó sus hombros, que movió como si los estirara, seguramente agotados tras el esfuerzo del vuelo, al que el nacatl no estaba acostumbrado.

Se dio la vuelta y comenzó a andar por la senda que el grupo había escogido. 

—Por cierto... —hizo una pausa mientras caminaba, como si meditara si decirlo o no— señorita, ¿de veras cree que es secundario saber quién ha sido? —Se detuvo y tomó aire, hinchándose su caja torácica antes de liberarlo con un suspiro—. Ignoro cómo hacen las cosas los suyos y... no me preocupa mucho, pues seguramente aquí, en la selva, carezca de importancia. Pero si quiere sobrevivir en terreno agreste, más le vale conocer primero el entorno y las criaturas o los extraños que se hallan en él. Además... ¿cree que, si nos ven, darán opción a que nos marchemos sin pelear? Tratarán de borrar toda huella de su actividad. Creo que cualquiera de los presentes haría lo mismo en su lugar.

Se dio la vuelta al fin y en sus rasgos se entrevió una expresión que, lejos de ser condescendiente, mostraba preocupación sincera. Dio un par de pasos conciliador y añadió:

No quiero ofender, pero este mundo es bastante más directo que el otro —su mirada pareció perderse un instante en la espesura, presumiblemente, hacia la ciudad—. Por ello no voy a endulzar mis palabras, en las que no hay maldad. Aquí —hizo un gesto que lo abarcaba todo— comes y eres comido, sin alternativa, porque siempre hay algo más fuerte que tú, aunque no sea necesariamente más grande. Por eso me preocupa más comprender quiénes son nuestros enemigos, para saber si es posible vencerlos o burlarlos y cómo hacerlo. No anticiparnos puede suponer que, incluso recuperando el objeto, nos lo arrebaten después o, peor aún, nos maten. Por ello, mi objetivo ahora es este: descubrir cuanto pueda sobre los asaltantes y, si es posible, evitarlos para cumplir nuestro objetivo; si no... —dejó caer la posibilidad con total naturalidad, aclarando que no le temblaría la zarpa si debía acabar con ellos. 

—¿Qué pensáis los demás? Creo que es mejor aclararlo ahora —añadió Tyag en el discurso más largo que nadie le había escuchado hasta el momento, ni siquiera Azzuri, que llevaba más tiempo con él.

 

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17/11/2022, 19:56
Azzuri

Tyag se separó y Azzuri se erizó, como siempre ocurría; por mucho que se esforzara en mantenerse unido a la manada, el otro nacatl se empeñaba en actuar por su cuenta y alejarse siempre que podía. Mientras, él tenía que acompañar a los demás atravesando la jungla, siempre pendiente, siempre preocupado.

No fue, sin embargo, ni mucho tiempo ni una pérdida de tiempo. Guiados por el joven explorador y apoyados por los descubrimientos del druida, decidieron un camino que estaba dando sus frutos; habían encontrado el antiguo campamento de los posibles asaltantes, tenían un número aproximado de enemigos y ya sabían por dónde debía haber caído la nave. Para Azzuri, aquello era un gran avance en la misión y no le veía tantos problemas como los otros. La excitación de la caza se sobreponía a cualquier preocupación. De hecho, como depredador no estaba de acuerdo en evitar el combate si tenían la oportunidad de caer por sorpresa sobre quienes perseguían el mismo objetivo que ellos.

Se sorprendió gratamente cuando su compañero habló, largo y tendido, y dejó en el aire la misma idea que tenía él. Por supuesto, sin pensarlo mucho, se apresuró a responder en aquél sentido.

Si tenemos la oporrrtunidad, habría que aprovecharrrla —ronroneó—. Si les dejamos con vida, pueden darrr problemas más tarde.

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17/11/2022, 21:05
Myrkvar

Problemas para los ésmer de la embajada, que quizás nos paguen por resolver más adelante. Miró a Sigyil, buscando una reacción. Son sus enemigos, no los nuestros. Y, tal vez, ni siquiera eso. Le parecía más probable que hubieran sabido de una oportunidad de obtener riqueza y la hubiesen aprovechado.

Myrkvar no estaba seguro de que la apreciación de Tyag fuera acertada. Que hubieran abandonado el campamento y el grueso de la impedimenta era una posibilidad. Otra era que pretendiesen regresar. Aunque, en ese caso, admitía que era extraño que no hubiesen dejado a algunos de los suyos atrás como guardianes.

Si hemos de cruzar filos y magia con ellos, hagámoslo, dijo. Pero no lo busquemos sin necesidad. Solo los necios se juegan la vida cuando no hay fortuna o gloria que ganar.

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17/11/2022, 21:24
Sigyl

La ésmer miró al nacatl con una ceja casi invisible levantada. No había puesto en duda el conocimiento del druida, ni su sabiduria; una conocía sus limitaciones y sabía que rodearse de otros que suplieran esas carencias aumentaba sus probabilidades de éxito. Le resultó, cuanto menos, irónico, que intentase explicarle a ella cómo funcionaban las cosas en una selva, dando por echo que pertenecía a la sociedad ésmer acomodada a sus autómatas.

-Comer o ser comido es un destino mucho más amable del que conocí antes de llegar a este... continente -cambió el término planeta en el último momento-. Shagavr nos prometió un recompensa si ajusticiábamos a los responsables -comentó con indiferencia hacia Myrkvar-. Pero necesitamos pruebas, igualmente, para demostrar que son los causantes del accidente. Si nos atacan primero, nos ahorraremos lo dramas. Esto es lo que hay, ellos fueron contratados para derribar la nave y nosotros hemos sido contratados para recuperar una caja que había en su interior; la letra pequeña es que es mejor matarles para que no se sepa qué buscaban. Y casi es mejor que nosotros no lo sepamos tampoco o contratarán a alguien para matarnos a nosotros y se creará una espiral infinita de violencia -divagó. Su cinismo rayaba en cierto sentido con una insensibilidad afilada-. Al final, los que mandan, se lavan las manos y los demás nos jugamos el cuello. La mente colmena comandando a sus zánganos.

Echó a caminar tras Tyag con toda tranquilidad.

-Sí, es mejor que sigamos ese rastro para ver dónde fueron. A Shagavr le interesará saber quiénes han sido para luego jugar a la política con esa información. Así es como funcionan los míos, más allá de sus cachivaches e invenciones extraordinarias. Pero yo no soy uno de ellos, no crecí en la cultura ésmer, solo conozco a lo que se dedican y cómo funcionan en base a la observación de su comportamiento.

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17/11/2022, 21:29
Inkis

El pequeño autómata se propulsó en el aire con torpeza, usando sus diminutos motores a vapor para alzarse en toda la estatura de Tyag. En el aire, hizo una pequeña reverencia a la altura de sus ojos.

-Disculpa a Sygil, no es tan insensible como parece -se disculpó con esa voz metálica que provenía de su interior, una voz femenina-. Ella trabaja con su mente, pero conoce la violencia naturaleza y lo que quiere decir es que vosotros sois los expertos y ella se deja aconsejar por vuestro criterio.

Dicho aquello, pidió permiso al nacalt para acomodarse en uno de sus hombros y así poder charlar mejor con él.

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17/11/2022, 22:04
Arin

Arin asintió a la afirmación de Tyag sobre los cañones y la inutilidad de explorarlos volando. Eran profundos, irregulares, y llenos de picos y cornisas que sobresalían aquí y allá. Desde arriba no iba a ver más que las rocas más superficiales y la vegetación que llegaba hasta arriba desde plataformas inferiores.

Echó a andar tras él, con Edel de las riendas, mientras escuchaba la discusión de los demás sobre qué debían hacer.

De lo que decía la señorita Sigyl de los esmer y la política, poco entendía. Él no era de la gente que influía en quien mandaba o cómo. Sobre política, gente como él, y como su familia, sus amigos, sus amigos, poco más podían hacer que ver desde dónde soplaban los vientos. E intentar buscar cubierto si veían que se avecinaba tormenta.

Sobre lo que Tyag quería hacer, no tenía dudas de que era quien más sabía sobre cómo se vivía en la selva. Él y Azzuri eran cazadores expertos, que se encontraban tan a gusto allí como si fuera su hogar. Pero él, aunque tuviese experiencia, no era más que un visitante allí, y no estaba muy seguro de tener las habilidades, o el temperamento, para actuar como si fuese un depredador acechando a su presa con aquellos hombres que seguían. Cuando veía un animal peligroso que no conocía, antes intentaba evitarlo que seguirlo para aprender sus hábitos.

Estaba seguro de que todos ellos sabían mucho más de qué era lo que más convenía, y tenían mucha más experiencia en situaciones como aquella. Pero ya que preguntaba por la opinión de todos, también él daría la suya.

-Si digo la verdad, yo no soy un guerrero. Es decir, ayudaré en lo que pueda si nos ataca, pero estoy más acostumbrado a usar el arco para cazar, no sé si puedo hacer mucho contra una docena de personas. Y no quiero ir matando sin necesidad a gente que aún no sabemos seguro qué hacen aquí-No era tan ingenuo como para no saber que seguramente eran ladrones. Y quizás peor que eso. Pero no significaba que quisiera ir a ejecutarlos sin siquiera mediar palabra-. La gente de la nave iba a un viaje corto. No sabemos si tendrán provisiones para muchos días, o material para curarse si están heridos. Si tardamos mucho, puede que no aguanten. Y si otros llegan antes, no sabemos lo que harán con ellos. Puede que después no haya mucho que rescatar.

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18/11/2022, 16:38
Tyag

Tyag estaba empezando a cansarse de la compañía y sus disparidades. Reconocía su utilidad, pues habían sobrevivido a su primera prueba contra los murciélagos, pero ¿tener melindres para aniquilar adversarios?, ¿pensar que jugarse la vida podría reportar gloria alguna?... Se refugió por unos instantes en su interior, tardando en responder. Solo asintió con un gesto a la pregunta de Inkis, mientras pensaba que, posiblemente, había juzgado mal a Sigyl, sin que eso implicara que fueran a entenderse.

La pantera, al notar la inquietud del druida, se tensó y miró con recelo a su alrededor, como si buscara enemigos. Al no verlos, pareció asociar la intranquilidad de su amigo con sus acompañantes, aunque no entendía bien el por qué. No olían a selva, e incluso una de ellas llevaba adheridos jirones de muerte, pero, a diferencia del nacatl, ella solo medía las amenazas directas y tras ver que no tenían que cuidar de ellos ni les entorpecían en exceso, los había aceptado como aceptaba a los muchos animales que a veces viajaban con ellos dos por la selva, aunque más de una vez se habría comido a alguno, como la deliciosa cabra que iba con ellos ahora o a alguno de los caballos.

Se aproximó a Tyag, lo rozó con la cabeza, buscando los ojos del nacatl con los suyos. El druida se volvió hacia ella y comprendió con ver los brillantes iris fijos en él.

—Tienes razón —murmuró tan bajo que apenas pudo escuchar sus palabras el autómata que se había posado sobre su hombro, a pesar de hallarse cerca.

—Recuerda por qué has venido —pensó.

Se agachó un poco para acariciar al felino y se volvió hacia el resto del grupo. Esbozó una sonrisa triste y, tras flexionar las garras un par de veces, habló:

—Arin, si hemos de enfrentarnos a ellos, justamente será precisamente una caza, por eso tus habilidades serán más útiles: nadie va a buscar una confrontación abierta.

—Myrkvar, me alegra contar con tu fuerza, pero, como dices, la idea es evitar el conflicto si podemos, pero yerras en una cosa: ahora son nuestros enemigos si compiten por lo mismo; lo queramos o no. —Encogió los hombros y extendió los antebrazos hacia fuera en una suerte de gesto de impotencia que acompañó con su semblante—. Sin embargo, aquí nadie lucha si no es necesario, ni siquiera por alimento o para reproducirse: antes hay otros… ritos que buscan disuadir al contrario. —Al decir esto, se acercó a una rama, donde dos insectos parecían medirse antes de que uno, convencido de su inferioridad, remontara el vuelo y se largase—. Los que vienen de fuera no suelen entender esto y no suelen contentarse con ahuyentar o ser ahuyentados. Por eso mencionaba la posibilidad de acabar con ellos, al margen de que no quiera aquí a extraños que hieran el bosque —al decir esto, el brillo en sus ojos, normalmente apacibles, fue feroz.

Miró a Azzuri y asintió, dedicándole una sonrisa.

—Me alegra contar contigo si las cosas se ponen feas.

Se volvió hacia la ésmer y en su mirada se leía, si no una disculpa, al menos una cierta aceptación.

—Sigyl, amable o no, es un destino justo que intentaremos posponer todo lo posible. —Ensanchó su sonrisa y comenzó a jugar con los cordones de uno de sus saquillos—. Quizá juzgué mal, pero si lo que dices es cierto —cambió a la segunda persona para mostrarse más cercano—, mayor razón para centrarnos en el grupo y no en el objeto hacia el que nos guía: una vez burlado o eliminado, cogeremos lo que hemos venido a buscar y nos desentenderemos de todo. Como comprenderéis, no me interesan los tejemanejes de las ciudades —dijo esto último con notable desdén.

Observó a Kajsa, mientras pensaba en que, aunque no le gustara demasiado la idea y prefiriera a los suyos si tenía que aceptar compañía, viajaba con este grupo por una razón, una que era más importante que todo lo demás, objetos o tortuosos juegos de poder urbanitas mediante. Si tenía que ceder ante ciertas… premisas, lo haría, pero, si por él fuera, mataría a los asaltantes antes de que descubrieran su existencia. Lo que habían hecho al bosque, le bastaba. Además, jamás dejaría vivo y a sus espaldas un enemigo que creciera en el rencor, algo raro en la selva, pero común en las ciudades: no había sitio para luchas a primera sangre si el veneno del orgullo pudría el alma.

—¿Seguimos?

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19/11/2022, 10:05
Kajsa Eiríksdóttir

Kajsa miró a unos y a otros conforme estos iban tomando el turno de palabra. Lo que ella pensara, se lo guardó inicialmente para sus adentros, evitando hablar o contestar a alguno de sus compañeros de aventuras. De hecho, pensaba dejar la cosa así hasta que notó la mirada de Tyag.

¿A qué se debía aquella mirada? Por un momento, Kajsa dudó. Sin embargo, al final acabó pensando, probablemente de forma poco precisa, que Tyag la veía como una compañera importante para él y que buscaba su aprobación.

Así pues, se decidió a hablar.

—Saber más sobre ellos puede darnos ventaja —dijo, con semblante serio—. Si luego debemos matarlos, hagámoslo.

Después de todo, un enemigo muerto podía convertirse en un buen aliado... aunque eso evitó decirlo en voz alta a sabiendas del desagrado que le causaban a los nacatl su extraña afición por la muerte. 

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19/11/2022, 14:17
Myrkvar

Lo cierto era que el propio Myrkvar había asegurado a la embajadora que se asegurarían de que no hubiera más ataques. Pero cómo hacerlo. Incluso si mataban a todos los responsables, no podían prometer que fueran los únicos. Sobre todo si eran, como suponía Shagavr, chardaukanos o corsarios. De los primeros debía haber cientos de miles en el continente. De los segundos, cientos, y cada día llegaban más para reponer a los que caían.

Ya veremos, dijo. De cualquier modo, no veo cómo podemos encontrar la caja primero, y regresar con ella sin toparnos con ellos.

Mientras retomaban el camino, meditando sobre las parcas palabras de Kajsa, volvió a dirigirse a Tyag.

¿Te has fijado bien en las tiendas? preguntó. ¿Cómo eran? ¿Había alguna enseña en el campamento?

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20/11/2022, 19:04
Tyag

Tras asentir ante las palabras de Kajsa, Tyag caviló un instante acerca de las palabras de Myrkvar antes de contestarle tras hacer memoria.

—No poseían ningún rasgo distintivo. Creo que no podemos aventurar aún quiénes pueden ser —añadió, creyendo entender su pregunta.

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20/11/2022, 19:08
Myrkvar

Supongo que imaginan que a los ésmer no les habrá pasado desapercibida la desaparición de la aeronave, y no quieren pregonar su identidad. Incluso las naves corsarias ocultaban sus enseñas, o lucían colores engañosos, hasta que tenían a su objetivo a distancia de captura.

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21/11/2022, 11:49
Narrador

No fue sencillo localizar el lugar de aterrizaje de la Reina de las Nubes. Los tipos del campamento se separaron en dos grupos y exploraron la zona de los acantilados. Si sabían en cuál de aquellos barrancos había caído la aeronave ésmer, no parecían tener muy claro cómo acceder a él. Visteis varios pitones clavados profundamente en los laterales de las simas, por los que deberían haber pasado las cuerdas para descender, pero tal y como os había dicho Arin, debían haber desistido al comprobar la dificultad para descender por las escarpadas y traicioneras paredes rocosas.

Tras un par de horas de seguir rastros sus arriba y abajo, descubristeis tres entradas que debieron haberles parecido prometedoras a los atacantes: por el oeste, por el sur y por el este. Ellos se habían reunido y habían entrado a las cuevas por la del sur.

Bienvenidos al primer dungeon de la partida (los dragons están por venir). Decidid cuál de las tres entradas queréis utilizar. Indicadme también el orden de marcha, precauciones que tomáis y cualquier otro dato que consideréis importante que yo conozca. Como en los turnos de guardia, estaría bien sentar las bases que generalizar para futuros safaris dungeoneros. Las cavernas sumidas en la oscuridad, salvo que yo os diga lo contrario, así que es probable que queráis usar fuentes de luz para navegar por el complejo. Salvo que queráis deambular por él como una parvada de patos mareados, claro.

Nueva localización descubierta: 02.01. Las Cavernas del Zarpazo de Meshbizwu. Habéis tardado 2 horas en encontrar esta localización. Son las dos menos cuarto del medio día. A lo mejor queréis parar a comer y echaros una siestecita.

Arin: 38/38
Azzuri: 36/36
Kajsa: 23/23
Myrkvar: 41/41
Sigyl: 22/22
Tyag: 41/41

- Tiradas (1)
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23/11/2022, 21:35
Myrkvar

Arin los guio con pericia, pero iban tras las huellas de un grupo que no estaba seguro de su destino, así que el camino por el que les condujeron no transcurría en línea recta. El chardaukano señaló cómo las pisadas se dividían en cierto punto, pero volvían a unirse antes de adentrarse en las cavernas. Myrkvar suponía que los primeros en llegar habían esperado a sus compañeros. Eso quería decir que se estaban acercando a ellos.

¿Conocéis este lugar? preguntó a los nativos.

El nórdico entrecerró los ojos, oteando el interior de la oquedad. La luz del sol apenas se adentraba, y más allá no se podía ver nada. Sin embargo, cualquiera que estuviera en el interior, acechando en la oscuridad, podría verles entrar. Si los tipos a los que perseguían eran suspicaces, habrían dejado a algunos de ellos atrás para dar la alarma. Una desventaja que podían convertir en ventaja si los interceptaban.

Entremos por el mismo camino que ellos, propuso. Ya era tarde para evitar la confrontación. Mientras sigamos sus pasos, no podemos perderlos.

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24/11/2022, 11:53
Azzuri

Azzuri había estado todo el camino tenso, a la espera, aguardando el momento de dar con la presa a la que perseguían. El rastro iba de un lado a otro, giraba, se dividía y volvía a unirse después. Él no habría sido capaz de seguirlo, pero gracias a Arin, tras un buen rato, creían haber dado con su objetivo.

No lo conozco —respondió. Si había estado en el pasado, aquello había quedado entre las nieblas de su amnesia.

El desconocimiento del terreno, sin embargo, no le ponía nervioso; no en vano, los que iban delante de ellos parecían haber dado las mismas vueltas, así que jugaban en las mismas condiciones. Aquello, por tanto, lo decidirían otras variables, de las que tendrían que sacar todo el provecho posible.

Yo iría por uno de los otros caminos. Han podido dejarrr vigilantes y trampas, así que no solo iríamos por detrás, sino que podríamos perder el factor sorrrpresa.

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24/11/2022, 17:51
Myrkvar

Cierto, replicó. Y puede que las otras cuevas no se unan con esta. He pasado muchos años en la mar, pero nací en las montañas. En algunas de ellas, decían los ancianos, las cavernas eran laberintos que se enroscaban entre sí como las trenzas de una muchacha, y bajaban hasta el mismo infierno. El nórdico resopló. Nunca encontré ninguna que se adentrara tanto en la tierra que un niño no pudiera llegar hasta el fondo antes de aburrirse.

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24/11/2022, 18:32
Sigyl

Cavernas. Sygil había crecido en cavernas repletas de entidades ectoplasmáticas, mentes que hablaban en susurros, pero estas cuevas estaban en completo silencio y era a un tiempo relajante y extraño. Antes de entrar, mientras los expertos discutían la estrategia, la ésmer comenzó a tejer con las manos. Con cada trazo de sus dedos, la nada se transformaba en materia, en un líquido viscoso que flotaba en el aire; no eran más que moléculas cambiando de estado. El ectoplasma cubrió su torso, brazos y piernas, formando una armadura muy parecida a las armaduras de los constructos de la ciudad de los ésmer. Algún día haría su propia armadura constructo y la manejaría subida en ella, pero para eso faltaba tiempo y material.

-Sígamos a esa gente. Pueden ser expertos o no, pero prefiero ir pisándoles los talones y generando pánico en la persecución para obligarles a cometer un error.

Sigyl gasta 5 pp para aumentar la armadura ectoplasmática. Obtiene +6 a CA durante 5 horas.

Durante la mañana ha meditado y cargado su foco psiónico.

Puntos de poder disponibles: 32/37 + 1

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26/11/2022, 10:16
Narrador
Sólo para el director

El túnel zigzagueó en la piedra. Estaba tan húmedo que las paredes relucían a la luz de la antorcha siempreardiente de Myrkvar. Llegasteis a una caverna que mostraba signos de haber sido ampliada artificialmente. Había cuatro pasillos que partían de ella, en las cuatro direcciones cardinales. Las huellas que habíais estado siguiendo se aventuraban hacia el norte, por donde se escuchaba el estruendo de una catarata.

Tyag señaló un segundo rastro de huellas, que presentaban unos pies palmeados. Esas huellas habían provenido del pasadizo del este y se habían dirigido también al norte. Arin opinaba que eran más recientes que las que habíais seguido hasta llegar a las cavernas.

Había una enorme roca, de aproximadamente metro y medio de diámetro, al lado de la salida este. Junto a ella, en el suelo, había rastros de haber sido arrastrada recientemente.

Estáis en 2.

Arin: 38/38
Azzuri: 36/36
Kajsa: 23/23
Myrkvar: 41/41
Sigyl: 22/22 (Armadura inercial +6 CA 4 horas y 58 minutos, Foco psiónico)
Tyag: 41/41

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26/11/2022, 15:25
Narrador
Sólo para el director

Arin miraba las señales de trabajo sobre las paredes con curiosidad, pero también con una cierta preocupación. En su experiencia, en medio de la selva, un viaje aburrido y sin nada inesperado era lo ideal. Y si había algo que no esperaba era encontrar señales de que alguien o algo se había dedicado a tallar las piedras del cañón. Era un trabajo pesado, y no se imaginaba intentando algo así a gente que simplemente estuviera de paso.

-Tengamos cuidado-le respondió a Tyag cuando señaló las huellas-. Está claro que tienen otros perseguidores, además de nosotros. Y lo que sea, no parece pequeño-dijo, señalando la enorme roca que había sido movida hace poco-. ¿Los seguimos, o intentamos dar un rodeo?