Partida Rol por web

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Stella no creía que su inocente broma pudiese herir de tal manera a Waltz, aunque había sido de esperarse. Ella apenas estaba conociendo a Waltz. Pensar de antemano que aquello sería algo divertido para que ambos riesen, o simplemente picarlo, había sido equivocado. Se dio cuenta de esta al escuchar la respuesta de Waltz, la cual había sido más bien un puñetazo a su picardía. La sonrisa de Stella fue desapareciendo poco a poco detrás de la taza hasta que no quedó nada de ella. Entonces, la culpa la invadió. No es como si hubiese sido culpa de Waltz, Stella simplemente estaba mucho más susceptible por aquellos días. Por lo mismo, ver que había hecho que Waltz se sintiese mal, aunque fuese un poco, bastó para que sus energías bajasen drásticamente. Trató de no mostrarlo en su rostro, pero era complicado no identificar en este, como mínimo, incomodidad.

Ella también se había quedado en silencio, por lo que poco le había molestado que Waltz lo hiciera.

―N-no, discúlpame a mí ―Stella se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y ocultó parte de su rostro detrás de la taza una vez más, aunque no bebió nada―. Dije algo que te molestó ―entonces, recordó que en más de una ocasión había dicho cosas que podían haber herido a alguien, tanto para protegerlos de su maldición como por juzgar antes de tiempo. Claro que eso era agua pasada, y la broma que había tratado de hacer estaba lejos de ser algo así, pero la hizo sentirse de la misma manera―. No debí bromear con algo así ―Stella bajó la mirada; una mirada claramente ya sin demasiados ánimos―. Soy muy estúpida. Siempre meto la pata.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Waltz notó cómo te afectó su actitud y se sintió mal - No, no, no es tan importante. Sé que actúo como un adulto. Es todo - trató de decirte apresurado y bajando su taza de té.

Claro que escuchar que te llamabas estúpida lo llevó a otro nivel de preocupación - No digas eso, Stella. Es solo que... - y se cortó a la mitad de la oración. Cerró una de sus manos como un puño, chasqueó la lengua frustrado y luego suspiró -. Déjame explicarte algo -.

Y te miró un poco más serio - Todos creen que yo traicioné a Hildyr por algún sentido del deber o justicia, pero no fue así. Hubo alguien inocente que sufrió por culpa de ella, alguien que era preciado para mí y que en mis momentos más oscuros, me ayudó a no dejarme llevar por la oscuridad. Cuando ese alguien me fue arrebatado por Hildyr, la traicioné. Ese alguien tenía ocho años entonces y era una bruja mestiza. En eso pensaba, pero... Puede ser una esperanza insulsa - y suspiró de nuevo mirando sus rodillas.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Una vez más, no se debía a lo que había dicho Waltz... sino el cómo. Aun así, él estaba en todo su derecho de reaccionar así ante algo que le disgustaba. Stella era la que había metido la pata al remover algo que no debía... aunque no sabía que eso removería algo en primer lugar. Pero ya no importaba tanto eso. La pelinegra tenía ganas de irse y estar sola por un buen rato, probablemente practicando más magia hasta estar lo suficientemente agotada como para caer rendida al cansancio. Estuvo a punto de retirarse, pero Waltz dijo que le explicaría algo. Viendo cómo estaba al decir eso, Stella decidió quedarse... aunque no dijo nada.

De forma vacilante miró al chico. Sinceramente, no esperaba que le dijese algo así. Por un momento dejó de pensar en cómo se estaba sintiendo para enfocarse en lo que decía el chico... y se sorprendió. Apretó los labios y miró una de las orillas de su taza de té. No sabía si lo que preguntaría venía al caso o no, pero era Waltz quien había decidido hablarle sobre ello.

―¿Una esperanza... inculta*? ¿A qué te refieres? ―preguntó con suavidad y una creciente curiosidad.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Waltz parecía creer que le entenderías cuando dijo eso, pero al parecer se equivocó. Suspiró nuevamente - Perdóname, Stella. Es mi culpa por no haberlo aclarado bien - y tomó un descanso para luego continuar -. Insulso es algo poco posible o ingenuo. Así que si hablo de una esperanza insulsa es algo que tiene pocas posibilidades de volverse realidad - sonrió comprensivo, esperando que esta vez hubiera quedado claro el concepto.

Poco después, siguió hablando - Si esa persona es mestiza y está próxima a cumplir dieciocho... ¿Sabes lo que ocurrirá? - y se te quedó mirando, esperando que esta vez pudieras comprender lo que estaba insinuando.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Asintiendo ante la explicación de Waltz por aquella palabra tan rara, Stella por fin la entendió. No se avergonzó por no haber entendido esa palabra dado que estaba en constante aprendizaje. Para ese punto, la pelinegra, quien apenas había conseguido empezar a leer con relativa fluidez, hacía una lista de las palabras que no entendía (las cuales solían ser muchas) para preguntarlas a Delora o Annice cada vez que podía.

―... Que podrá usar sus poderes ―eso se lo habían enseñado desde un principio. Hasta ahí seguía a Waltz. ¿Pero a dónde quería llegar con eso?―. ¿Quieres decir que Hildyr la pudo haber entrenado para cosas malas o algo así? ―le costaba ver a dónde quería llegar Waltz.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Waltz esperó pacientemente que le contestaras, pero al parecer no había funcionado demasiado. Cuando respondiste, pudiste ver algo de satisfacción en su rostro. Al parecer, ibas por buen camino, pero entonces Waltz agregó - Un poco sí, pero no exactamente - suspiró y se concentró en contarle.

- Una bruja mestiza solo puede usar su poder a partir de que cumple los dieciocho años. En eso tienes razón, pero también si una bruja sufre la maldición por una bruja cualquiera, esa maldición se rompe a los dieciocho años porque tu magia la haría ineficaz. Por eso solo la portadora del cristal Tenebrarum puede maldecir a otras brujas, y por ello es que tanto tú como yo fuimos víctimas de ellas. De otro modo, la maldición no habría tenido ningún efecto en mí y tú la habrías roto al cumplir dieciocho años - esperaba con ello ser lo suficientemente clara esta vez.

Agregó - No sé con exactitud si el hechizo del cual fue víctima se romperá para cuando cumpla los dieciocho, pero no puedo evitar aferrarme a ello - rascó su nuca mientras miraba al suelo un tanto desanimado.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Era un poco frustrante que el asunto de Waltz fuese tan enredado. Quería entender rápido a qué se refería, pero le era un poco difícil seguirle el paso al chico. ¿Adónde quería llegar...?

¡Ya!

Con lo último que dijo pareció entender...

No, no entiendo mucho. No tanto.

Entendía lo principal, pero... Sí, era algo difícil llegar a algo más. La historia de Waltz era más profunda de lo que parecía, y a Stella le daba algo de miedo parecer intrusiva. Solo entendía que esa persona importante para Waltz había sido maldecida. ¿Pero dónde estaba? ¿Y quién era?

―Aferrarse a una esperanza es bueno. Puede que sí ―la chica apretó un puño―. Quizá ese sea el caso y su maldición se rompa. Y tal vez te esté esperando. No debes perder esa esperanza.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Suspiró - No es una maldición. Si lo fuera, entonces estaría seguro de ser así... - parecía debatirse entre decirte o no, para luego decir -. Fue magia, un hechizo bastante poderoso, por cierto - y se quedó mirando la taza de té sin mayores alientos de decir mucho más.

Te miró con una sonrisa triste - Gracias por tus palabras, Stella. Sé que puede ser pesado tener que escuchar a alguien más hablar así. Pero si necesitas ayuda con tu magia, no dudes en decírmelo, ¿está bien? - sonrió.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

―U... jum... ―Stella asintió, pero se veía claramente dubitativa. ¿Hechizo muy poderoso, no maldición? ¿Y cuál se suponía que era la diferencia si había algo que estaba limitando...? ¿Limitando qué? Stella se frustró un poco por no entender de qué estaba hablando Waltz.

Al ver la sonrisa triste de Waltz, Stella se sintió un poco mal. No podía comprender bien a Waltz, y eso probablemente lo hacía sentirse algo mal. Definitivamente no había sido la persona indicada con la cual tocar el tema.

―Gra-gracias... y está bien ―Stella se tomó lo último del té que le quedaba en la taza, disponiéndose a levantarse ya―. Gracias por los consejos que me diste, Waltz. Fueron muy buenos... Y disculpa por no haber sido de ayuda. Todavía soy un poco tonta ―y rio con nerviosismo. Y aunque parecía que lo decía en broma, en verdad no era así―. Creo que debería retirarme para dejar que descanses.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

Waltz te veía un tanto confundido. Tal vez preguntándose si realmente le estabas comprendiendo o no, o algo así, porque luego te miró confundido. Después de que hicieras la aclaración, te miró arrepentido.

- L-lo siento, Stella. Me dejé llevar y te hablé de cosas que tal vez no has aprendido sobre la magia. De verdad lo siento. No eres tonta, yo soy desconsiderado - y sonrió claramente incómodo por su actuar, para luego suspirar arrepentido.

Asintió - Está bien, y recuerda no excederte. Es importante siempre conocer tus límites. Gracias por tu compañía -.

Angielle. The Marchen. Dos semanas después del incidente.

―N-no. No es así. En serio ―se levantó después de dejar la taza de té en alguna mesa―. Lo siento. Sigue descansando, por favor ―estaba claro que ella creía que había incordiado a Waltz. Aunque no fuese así. Sin embargo, estaba tan turbada en esos momentos que había sido difícil no tomárselo así.

―Gracias... gracias a ti. Tu consejo me ayudó mucho, Waltz. Disculpa por haber interrumpido tu descanso con algo así ―se acercó rápidamente a la puerta, y antes de salir le habló de nuevo a Waltz―. Descansa mucho, y bien. Debes recuperarte pronto.

Y salió de la habitación, sintiéndose de verdad como una tonta.