Estar sentada con un chocolate caliente en mano siempre era relajante y después del hartón de correr y la excursión am su pueblo de origen estaba agotada, cuando vio que la pregunta iba de su maldición se encogió de hombros - nunca ha sido un secreto, hice daño a muchos seres mágicos y debo enmendar el daño ayudando a otros, o esa es la teoría. Aunque como sigan saliendome tatuajes a esta velocidad voy a parecer una matona...
Mientras comentaba algo con Stella, un grupo de sucesos dejaron a Rin en blanco, la aparición del portal sería suficiente para distraerla, pero el panorama visto bloqueó su reacción. Atónica por lo que veía, se incorporó dejando su chocolate caliente en la mesa llenando una jarra de agua para aliviar al que necesitara beber algo. Sabía que no podía hacer nada mejor en esa situación.
Quería decir demasiadas cosas pero no le salían las palabras mientras sujetaba con fuerza algo en su cuello. Quería llorar porque después de tanto tiempo era libre, podía mirar a los ojos de su hermano y no le devolvía el vacío y el olvido, sino una calidez que nunca había dejado de añorar. Pronto se fijó en su hombro herido pero hubo algo que atrajo su atención robándole la felicidad que podía sentir y eso era el estado de su otro hermano, Dante asintiendo a Jurien a modo de agradecimiento por haberlo cargado hasta aquí.
Sin pensárselo dos veces corrió a su lado aterrada por la idea de que ahora que por fin habían cruzado la brecha que les separaba fuese a perderlo. Las lágrimas brotaron de sus mejillas cuando le escuchó decir su nombre, después de tanto tiempo. Lágrimas de tristeza, alegría y culpabilidad. Pues ahora por fin había entendido que él había cargado parte de su maldición. Le cogió la mano con dulzura mientras le miraba a los ojos, consciente de que podían ser los últimos momentos. Aferraba los dedos de Dante como si quisiera que sirviese de ancla con este mundo.
- Dante, por favor. Tienes que luchar. No quiero ninguna de las tonterías que dijiste sobre marcharte y dejarnos solos a Ezio a mi. Somos un equipo. Los tres. Siempre lo hemos sido. Y la única que ha tenido la culpa de que eso dejase de ser así fui yo. - Las palabras brotaban de su garganta, caóticas y desesperadas. - Tienes que aguantar, no puedes irte ahora. Te prometí que volveríamos a ser los tres cuando todo esto terminase. No voy a fallarte ahora. - Afirmó con vehemencia y sin detenerse a secarse las lágrimas alzó su cabeza buscando a Delora con expresión firme.
- Si hay una forma de salvarle, por favor, Delora.... Por favor. Lo que sea. - Le suplicó, antes de devolver su atención a su hermano, acarician su mejilla que estaba perdiendo temperatura y color.
- Por favor, aguanta, ¿Me oyes? Perdóname, por todo el daño que te he hecho, por como te he tratado este tiempo. No puedes dejarme ahora. Te quiero y pagaré el precio que sea necesario para que te quedes con nosotros. - Dijo inclinándose para besar su frente y hundir la cabeza en su pecho.
Había sido demasiado impulsivo, estúpido a otros ojos, terco por algunas opiniones y tal vez uno podría pensar que Réamann se comportó muy ingenuo al cometer tal acción; pero su determinación no había flaqueado, incluso estaba aguantando lo que más podía para no cerrar sus ojos, siendo arrastrado por Karma y Garlan perdiendo la realidad a su alrededor luego de lo sucedido. No reaccionaba a nada, ni cuando se abrió el portal ni al cruzarlo, tampoco el cambio de escenario o que ya no estaban en peligro latente.
La sangre goteaba de sus labios pálidos, incluso él mismo estaba frío y su respiración pesada reflejaba el esfuerzo que hacía para seguir "despierto". ¿Acaso se podía decir que continuaba consciente? Ni la voz de Parfait le hizo volver en sí, así como el grito de Jurien ni nada similar. Sus ojos nebulosos querían rendirse, entregarse a la sensación de dormir... pero el dolor era otro impedimento. El joven aún gemía de sufrimiento, temblaba y casi parecía un muñeco que arrastraban. Era como si tuviera el mismo destino que Dante.
Ni la voz de Alain, el llanto y súplica de Fiorella o las atenciones de Rin hacían que prestase atención. Sin embargo, cuando llegó a él una mano frágil y temblorosa, sus ojos perdidos parecieron estimularse buscando la fuente de aquella calidez hasta dar con ese cabello a veces negro, a veces violeta, junto a esos ojos azules que lloraban. Con torpeza y sumo cansancio, alzó levemente su cabeza para poder ver a la joven y querer abrir su boca, aunque no salía ninguna voz de su garganta.
Sus labios apretaban levemente, parecía querer decir algo que iniciara con una consonante que tuviese tal fonema aunque el solo hecho de hacerlo parecía arrebatarle su conciencia. Sin embargo, Réamann continuó haciéndolo hasta que por fin susurró algo que solo Stella, Garlan y Karma podrían escuchar y no porque él quisiera discreción, sino porque era lo que su aliento podía permitirse.
"Perdón".
Cuando Stella se acercó a Réamann y este intentó hablar, pudo notar más de cerca los rostros de preocupación de Garlan y Karma, quienes estaban tal vez tan preocupados como la chica. Apenas preguntó, chasqueando los dientes, el ojigris respondió - Phoisa. Eso fue lo que le pasó - y había algo entre rencor y desprecio en sus palabras.
Rin se apresuró a servir agua a quienes llegaran y estuvieran en disposición de recibirla. Tras haber sido dejada en el sofá con delicadeza por Alain, Parfait les agradeció a ambos y tomó el vaso de agua entre sus manos. Bebió con despacio aún jadeante. Delora también parecía un poco cansada, pero no al mismo punto de Parfait y miraba a Dante con tristeza. Incluso a una Fiorella desconsolada que le hablaba a su hermano. Se giró hacia Alain y lo miró sin decir nada por unos segundos. Tal vez procesando lo que le decía, mas no le tomó tanto tiempo responder - Una maldición consume una cantidad de magia importante, pero no hay vuelta atrás en esto - y miró a Hogward quien parecía darle espacio a los dos hermanos -. Si Hogward no puede hacer nada, es que no hay nada que hacer.
Parfait dijo tristemente - Podrían pedir un deseo, pero no tengo la fuerza para hacerlo realidad. Y además, el precio es igual de alto al de una maldición. Y más si te metes con la vida y la muerte - y se giró hacia Dante -. Podría ser peor la cura que la enfermedad - en otras palabras, ambas estaban descartando el poder ayudarles.
Ezio, aún dubitativo y confundido, se acercó finalmente y se arrodilló junto a Fiorella. Puso una mano en la espalda de la chica, guardando un respetuoso silencio. Tal vez había un deje de culpabilidad en su rostro, teniendo en cuenta todo lo que había tenido que pasar su hermana, el cómo él lo ignoraba hasta ese momento y también lo que le había hecho. No se lo perdonaría en mucho tiempo, incluso si fuera bajo el influjo de una bruja. Sus ojos se humedecían, pero él era la cabeza de la familia, así que debía mantenerse firme, por los tres. Tomó la mano que sus otros dos hermanos mantenían unida y miró al pelirrojo guardando silencio.
Mientras Fiorella hablaba, Dante lloraba a su vez. ¿Tal vez era alegría? ¿O tal vez era el hecho de que su deseo se volviera realidad y no podría disfrutarlo? Sonrió - Tonta... No quiero... que lo hagas - y su voz se volvía más suave mientras sus párpados temblaban. Parecía que le fuera agónico incluso hablar -. Solo... vive - y miró también a Ezio -. Vivan... Los tres... Estamos... Juntos... A... hora - y con eso, sus ojos se cerraron, la mano que sujetaba las de sus otros dos hermanos aflojó su agarre y aunque había una sonrisa en su rostro, era claro que Dante había expirado.
Delora quitó el rostro que se había llenado de lágrimas y Parfait llevó una mano a su boca. Quiso pararse e ir con los hermanos, pero no tenía las fuerzas suficientes. Mientras tanto, Jurien se acercó y se detuvo en seco al mirar a los hermanos. Decidió que era mejor dejarlos solos.
Karma guardó un respetuoso silencio para luego indicarle a Garlan con un gesto que si bien Réamann no estaba muriendo inminentemente, sí necesitaba descansar. Dante había muerto ese día en The Marchen, mas se sentía feliz de haber salvado a su hermana.
Con un post más de respuesta, cerramos el capítulo n.n.
Las últimas palabras de Dante terminaron de quebrar el corazón de Fiorella mientras la vida de su hermano exhalaba su último suspiro entre sus brazos. Las lágrimas brotaron de sus mejillas cuando eso sucedió, sin que pudiese detenerlas o tuviese la voluntad suficiente para hacerlo. Seguía sujetando su cuerpo, ahora inerte, con Ezio justo a su lado. Nunca mas volverían a estar los tres juntos, se había ido para que ella pudiese regresar, y en su corazón se preguntaba si de verdad aquello había merecido la pena. El se sentía feliz de haberla salvado, pero ella en su corazón deseaba poder haberse cambiado por él.
Todos estos años había hecho cientos de planes, por si algún día se rompía la maldición pero en todos ellos estaba el pelirrojo, ahora debía empezar de nuevo sin él, pero con su recuerdo siempre presente de todo lo que había hecho por ella, y de como había peleado para liberarla. Mantuvo unos segundos más entre lágrimas dejando que Ezio aún sostuviese sus manos, reticente a soltarlas aunque consciente de que aferrarse a ello ya no tenía ningún sentido.
Había muchas cosas a las que tendría que enfrentarse cuando fuese capaz de sobreponerse, como el entierro de su hermano, o la decisión de volver o no a casa. Pero ahora mismo era incapaz de sobreponerse al pesar de su corazón por la pérdida y así se mantendría hasta que Ezio le obligase a levantarse para continuar.
He intentando ponerlo como la máster pero no se. La música empieza en el 01:02)
Dire: Ahí lo tienes :D.
¿Para qué servía la magia si todo aquello que conocía de la misma derivaba en hacer daño? La única cosa buena que se le había pedido y no era capaz de hacerlo. Y así, sin nada que pudieran hacer, Dante murió ante sus ojos mientras todos no podían hacer más que contemplar, ajenos, aquella escena desoladora. Ni siquiera se sintió con fuerzas para unirse a la misma, pues en su fuero interno sentía que ser observadores de aquel profundo dolor estaba mal. Era querer apropiarse de algo que no era más que una sombra del verdadero sentimiento.
Aún así, sintió como una lágrima se deslizaba lentamente por su mejilla antes de taparse el rostro con mano trémula, sabiendo por vez primera hasta qué punto se había quebrado la barrera que siempre sostenía entorno a sí mismo cuando era capaz de sentir tanta pena por la muerte de alguien a quien apenas conocía. Y por Fiorella, cuyo dolor era tan evidente que traspasaba todas las fronteras mientras estaban todos ahí, incapaces de hallar modo alguno de paliarlo.
Y, aún así, queriendo marcharse, fue imposible para él mover un músculo para alejarse de allí.
¿Que podía hacer en aquella escena? Ni conocia a aquel hombre de nada, pero la sensación de sobrante era incómodo. En aquel instante seguramente la principal afectada querría un minuto a solas, pero la multitud haria ese instante complicado.
Debía retirarse? Claramente parecería fría aunque su intención fuera la de dar margen para el duelo, por otro lado quedarse no aportaba nada... nunca había visto a alguien caer ante sus ojos, y no sabia que pensar, estaba en blanco, sentía cierta empatía y le dolía, pero ni siquiera comprendía o procesaba el evento. Al final optó por agachar la cabeza con un ligero sollozo más dirigido a Fiorella, solo fue fugaz y le siguió el silencio. No comprendía tanto...
Quizás lo más correcto era compartir aquel dolor aunque fuera solo un poco.
¿Qué es lo que está pasando? Stella se vio sobrecogida por todo lo que estaba pasando. Ver a Fiorella así, consolando a su hermano moribundo, le partió el corazón. Ella misma pudo reflejarse en su amiga. Y lo único que pudo distraerla por un momento de aquello fue escuchar lo dicho por Garlan y el débil susurro de Réamann. Verlo tan frágil y decir aquello... Más lágrimas corrían por las lágrimas de la pelinegra, quien ya no podía hablar, solo acariciar la mejilla del peliblanco, negando con la cabeza. —No lo hagas. Descansa—. Phoisa...
Lo que siguió a las explicaciones de Parfait y Delora fue el pesado silencio en la sala una vez el pelirrojo exhaló su último aliento. Ver en ese estado a Fiorella le arrancó un sollozo a una sensible Stella, quien trató de callarlo con una mano, buscando con la otra la de Reámann. El dolor de perder a un ser querido... Nunca había pasado por algo así, pero había experimentado algo parecido. Aunque sintió ganas de caminar hacia Fiorella, no podía. Solo podía compartir su dolor desde la distancia, como los demás. Era lo correcto.
Mientras pensaba en aquello, volvió a mirar a Réamann, sintiéndose devastada. Aunque era un sentimiento algo egoísta en medio de una situación así, solo pedía que el peliblanco con corriese el mismo destino que Dante.
Cuando se mencionó el nombre "Phoisa", un dolor primitivo arrancó una tos en Reámann que hizo que escupiera un poco más de sangre, debilitándolo más y provocando que ya dejara de escuchar, por lo que no se dio cuenta de lo que dijeron Delora y Parfait y, por consecuente, las últimas palabras de Dante. El llanto de Fiorella sonó muy lejano, queriendo mover su cabeza en dirección al sonido aunque ni pudo hacer eso.
Sin embargo, aunque tampoco escuchó las palabras de Stella, el peliblanco de pronto cerró los ojos y cayó en la inconsciencia, siendo más un costal que apenas podían sostener con una respiración agitada mientras continuaba sudando. Cualquiera que hubiese visto algún ataque previo, sabría que esta noche sería terrible donde se escucharía sus gritos de dolor que muy pocas veces sobrepasaban la puerta de su habitación, pero hacían eco en The Marchen recordando que todos portaban alguna maldición que afectaba sus vidas.
Sin embargo, el destello de luz con Fiorella daría esperanzas para un futuro incierto aunque el precio a pagar fue caro.
Hogward vio como, poco a poco, la luz de los ojos de Dante se iba apagando frente la mirada de su hermana hasta que estos se cerraron por completo. El peliblanco suspiró agotado. No era la primera vez que veía morir a alguien frente a el. Pacientes que morían por enfermedad o gravedad de sus heridas. Otros ni siquiera llegaban a entrar al edificio antes de sucumbir en la puerta. Hogward ya estaba acostumbrado a ver a la muerte llevarse a las personas. Sin embargo, nunca se acostumbró a la incomodidad que sentía. Al principió pensó que era los sollozos y la tristeza de los acompañantes de los fallecidos que no hacían mas irritarlo.
¿Era irritación lo que en verdad sentía? El chico ya no estaba tan seguro, sin embargo, de lo que si estaba seguro era de que no había nada de lo que pudiera decir o hacer para acallar los sollozos de una persona que ha perdido a alguien. Solo podía quedarse ahí en silencio hasta que se decidiera de manera implícita que todos dejaran la habitación
Apenas el peliblanco escupió sangre, tanto Garlan como Karma cambiaron a una expresión de temor y por poco caen al suelo cuando todo el peso de Réamann se descolgó sobre ellos. Karma empujó a Stella en consecuencia, pero logró estabilizarse a tiempo para que el impacto no fuera tan grande. Al ver eso, Delora miró al peliblanco también preocupada y ordenó que de inmediato lo llevaran a su habitación.
- Tú por favor ve a tu habitación por esta noche por lo menos - le dijo a Stella con una profunda preocupación en sus ojos. Sabía que la chica querría acompañarlo, pero no había mucho que pudieran hacer.
Por parte de Hogward, Parfait le encargó la tarea de revisar las heridas de los presentes y determinar si eran de gravedad o no, cosa que era alentadora. Los dos heridos de gravedad estaban ahora en sus habitaciones. Eses trató de sacar a Rin de su ensimismamiento halándola un poco, ya que sabía lo difícil que era para ella presenciar una escena así, aunque la castaña tardó en reaccionar. A la final, se quedaron solo Alain, Fiorella, Ezio y Parfait con el cuerpo de un fallecido Dante.
Parfait miró a Alain - No te enojes con Delora. Tuvo que usar su magia para ayudar a Elliot con el portal. Él tiene esa capacidad - y miró al chico que reposaba exhausto sobre una de las mesas -. Si hubiera podido, lo habría hecho, pero no tenía la magia suficiente - y es que le preocupaba que creyeran que era una cuestión de falta de voluntad de ayudar.
La misma Parfait tuvo que quedarse allí un rato mientras trataba de reponer un mínimo de energías para subir a su habitación. Poco después, llamó a Annice y le pidió que preparara una habitación para Ezio, pero este dijo que por esa noche estaría junto a su hermana. Por tanto, solo cambió las sábanas y le provisionó unas cuantas mantas para que pudiera dormir con comodidad.
Ezio se llevó a una renuente Fiorella a su habitación para que descansara, pues esta quería permanecer junto a Dante, mas este le insistió hasta que la chica cedió. Stella, aún de pie frente a la puerta de la habitación de Réamann, permanecía allí mientras Jurien se la llevaba a sentarse en las mesas. Sabía que no se iría pronto, así que al menos dijo que le haría compañía. Una vez el lugar estuvo más vacío, Parfait le pidió ayuda a Hogward para lidiar con el cuerpo del pelirrojo y envió a Rin a su habitación. Era una chica fuerte, pero no tenía por qué ver aquello a tan corta edad, por lo que le encargó la tarea a Alain de ayudar a Hogward. Mientras el peliblanco se encargaba del fallecido, Parfait se quedó dormida allí. La salud del hada era bastante delicada, así que de seguro no pudo más y se quedó dormida.
A pesar de lo que podrían haber creído, la noche pasó sin mayores contratiempos... O al menos en apariencia. Delora salió un momento e hizo aparecer un ataúd para el cuerpo de Dante, al igual que cambiar las ropas del difunto y poner su espada contra su pecho. Se veía elegante y apuesto, tal y como si solo estuviera durmiendo. Sin embargo, no tardó mucho allí porque Garlan y Karma la llamaron poco después mientras una preocupada Stella miraba con expectativa. Réamann gritaba y gemía con demasiada fuerza, casi asemejando a gritos de tortura. Annice salía de vez en cuando por agua u otros utensilios para ayudar con el tratamiento del ex-caballero, mas no daban detalles por órdenes de Delora.
Alain, tras haber terminado, llevó a Parfait cargada a su habitación y Hogward se ofreció a ayudar, por lo cual Delora le ordenó ser quien estuviera a cargo del peliblanco. Todos los involucrados pasaron la noche en vela, aunque sus gritos de agonía podrían haber despertado a cualquiera durante la noche.
El funeral de Dante se hizo al día siguiente, enterrándolo en la zona de la familia Van Hauber y junto a sus padres. Los sirvientes que pudieron haber muerto fueron trasladados a otro lugar, mas no por ello fueron tratados con menos cortesía y, aunque en apariencia la casa de los Van Hauber estaba vacía, Parfait pidió a los dos hermanos quedarse en The Marchen un poco más. Claro que el hada no abandonó su habitación en por lo menos tres días más, pero transmitía sus deseos a través de Annice. Ezio aceptó porque comprendía que su casa podía no ser segura aún y se quedó en una habitación contigua a la de su hermana. Quería poder protegerla ahora que la había recuperado.
Waltz se levantó de la cama tras descansar tres días y aunque sus heridas no habían cerrado por completo, sí que pudo moverse un poco. El trabajo había sido más pesado para Rin y Hogward en la taberna teniendo que atender el lugar por su cuenta, pero con la ayuda de Alain esto había mejorado. Decidieron darle un descanso a Stella y Fiorella porque las chicas tenían la cabeza llena de otros temas.
Réamann no parecía mejorar. De hecho, su estado fue el mismo por al menos una semana. Tenía períodos de consciencia, pero eran cortos y tal vez su misma agonía le impedía recordarlos con claridad. Tal vez este los percibiría como un sueño. Entrada la segunda semana, su condición parecía estabilizarse, y Delora encargó a Hogward de vigilar su evolución, ya que ella debía volver al castillo. Parfait también lo vigilaba, pero cada que lo visitaba, su rostro era ligeramente triste. Réamann estuvo dormido por dos días completos tras estabilizar su condición y luego pareció despertar, aunque tenía prohibido abandonar su habitación. Annice lo asistiría en todo. Parfait preparó una poción que le sería dada todas las mañanas, pero eso solo le permitía al peliblanco tener autonomía para bañarse y comer. Lo demás solo desencadenaría otro ataque.
Con Réamann en un estado delicado de salud, el hermano de Stella como estatua en su habitación y Ezio quedándose en The Marchen, un mes transcurrió en un suspiro.
- FIN DEL CAPÍTULO 3 -