Cuando te acercaste a la puerta, oíste unos pasos que se acercaban... ¡¡BOOOMM!! Alguien golpeó la puerta de una patada: eran tres policías que te encañonaron con su revólver.
¡¡No se mueva!! -te gritaron, mientras la mujer encamada volvía a gritar de miedo-. La situación era dantesca, pues quien viera de primeras aquella situación no entendería demasiado. Volvieron a pedirte que no te movieras, y no tuviste más remedio que levantar las manos hasta que... irremediablemente, fuistes esposado. Un policía se quedó con la mujer, mientras a tí te bajaron abajo con las esposas en las muñecas, y las manos a la espalda...
Sin más preámbulo, dos policías entraron en el estudio rápidamente, oyendo ciertos ruidos. Iban uniformados, tú los veías y comenzaron a rebuscar en el sitio, hasta que finalmente dieron con el armario empotrado donde estabas oculta y te descubrieron.
¡¡No te muevas!! -decía uno encañonándote con su revólver-. Tú no podías hacer otra cosa que levantar las manos y esperar acontecimientos. Tras levantarte, ser engrilletada con esposas y colocarte las manos a la espalda. Fuiste llevado al hall de la vivienda.
¡Eso se lo contarás al juez! -dijeron los policías mientras sujetaban a Williams, esposándolo y mirando su licencia de detective. Entonces llegaron Hubbard y la señorita Moore. El primero venía acompañado de policías de la parte de arriba, y la segunda... también, procedentes del interior del estudio. Ambos llegaban con las esposas en sus muñecas y las manos a su espalda. Los dos vieron cómo Williams también era retenido y detenido. En total había unos seis o siete policías. Aquello era una especie de redada.
¿¡QUIENES SOIS VOSOTROS!? -dijo un tipo que en esos momentos se entrometio en la casa mientras érais conducidos a la puerta-. ¡Bastardos! ¡Cómo le hayáis hecho algo a mi señora tía os arrepentiréis!
Los policías lo apartaron enseguida de vuestra vista, parecía ser Oswald, el SOBRINO de la mujer que estaba arriba y ahora estaba siendo atendida por los agentes.
Fuísteis entonces conducidos al exterior, oyendo aún los gritos del tal Oswald junto a la vivienda. Pronto os pusísteis en marcha... hacia la comisaría de Arlington, cruzando por donde habíais venido la avenida Tannen, enorme vía que atravesaba toda la ciudad. Allí, sin más preámbulos, os despojaron de vuestras pertenencias (incluida la nota que llevaba Edna y que os había leído durante el café de la mañana en la cafetería), y os encerraron a los tres en una celda vacía, en la comisaría. Habrían de recabar datos de vosotros antes de poneros a disposición de un abogado y luego de un posible juicio.
FUNDIDO EN NEGRO
En septiembre regresamos ;)