Alurnia es el nombre de este gigantesco continente en el que conviven campesinos famélicos y nobles ambiciosos. Estamos en el año 1715. El continente está dividido en seis naciones distintas.
Al oeste se alza el poderoso Imperio Antoniano. La dinastía Antonov gobierna con mano de hierro desde hace cinco centurias. La capital del Imperio, Antongrado, es la ciudad más poblada del continente, con dos millones de habitantes. La ciudad más bella e ilustre de Alurnia, dicen algunos. Un nido de víboras, dicen otros, un centro de intrigas palaciegas, puñales por la espalda y venenos.
Al noroeste encontramos las tierras del Dicasterio y su capital, Fenregrado. El Santo Dicasterio es la institución religiosa dominante en el continente. En teoría estas tierras están bajo jurisdicción del Imperio, pero la teoría no se ajusta a la práctica. La iglesia está en manos de los obispos, quienes a su vez eligen a un Patriarca para comandar el destino de los fieles. Los sacerdotes comunes están desperdigados por el continente predicando la palabra de Dios Fenre. Y vaya si tienen éxito: hoy por hoy no hay ninguna otra religión aparte del culto a Fenre.
Al suroeste nos toparemos con las islas Oceánides. En teoría son parte del Imperio Antoniano, pero en la práctica su gobierno está en manos de las ambiciosas compañías comerciales marítimas. Aquí el único dios es el dinero. Una buena bolsa de oro puede conseguirte todo lo que deseas y más. Pero ¡cuidado!, porque un descuido podría costarte la vida, y esa bolsa de oro iría a parar a manos de alguno de los tantos piratas que pululan por los mares.
En el este están los tres reinos orientales: Herenhout, Waidbruck y Brusgem, donde gobiernan aristocracias tan opulentas como guerreras. En los reinos orientales los conflictos entre dinastías nobles están a la orden del día. Algunas rencillas se remontan hasta cientos de años atrás. Suele decirse, con toda la razón, que no hay nadie más rencoroso que un oriental.
¿Cuáles son las últimas noticias de Alurnia?
En primer lugar, algo que ocurrió hace veinte años: la Rebelión de los Cortacaras. Nadie sabe bien cuáles fueron sus causas. Fue una serie de levantamientos campesinos en contra de las noblezas de todo el continente. Hay quien dice que en un principio fueron lideradas por un tal Criziek, héroe del pueblo llano. El objetivo era simple: matar a cuanto señor se pueda y torturarles rajándoles la cara con un cuchillo. La rebelión fue aplastada a los pocos meses, pero sus secuelas son visibles: en Alurnia no es extraño encontrarse a aristócratas con espantosas cicatrices en el rostro.
En segundo lugar, y más reciente, la Guerra de los Destronados. Comenzó hace doce años, en 1703. El Imperio exigió a los reyes orientales que depusieran sus coronas, abandonaran sus tronos y se declararan súbditos de los Antonov. El Rey de Herenhout, Sigmund el Justo, se negó. Forjó una alianza entre los tres reinos e inició una guerra que duró nueve años. En 1712, el Imperio obtuvo la victoria. En el medio han muerto el Emperador Sergei Antonov (¿de causas naturales?, hay quienes lo dudan), el Rey Sigmund (condenado a muerte por decreto imperial), y decenas de miles de soldados. Tantos hombres murieron durante los primeros dos años de guerra que empezaron a reclutarse mujeres para empuñar espadas y lanzas. Muchos campos han quedado devastados y no son pocos los alcanzados por el hambre.
Tres años luego del fin de la guerra empieza vuestra aventura.
Los Hart son una familia noble del Reino de Herenhout. Desde hace tres siglos que son señores del feudo de Hartland. Durante la Guerra de los Destronados combatieron a favor de Sigmund el Justo, es decir, el bando que al final perdió. La Casa Hart dilapidó enormes sumas de dinero para pagar soldados, armas y provisiones. No solo eso, sino que además derramó su sangre: el hijo mayor del Barón, Stefan, murió en la sangrienta Batalla de Bosque Esmeralda. Se dice que aquella fue la única vez en su vida que el Barón Erwin von Hart lloró, pues el joven Stefan era su hijo favorito.
Ahora los Hart ya no gozan de la opulencia de antaño. Son nobles, sí, pero el oro es cada vez menos. Tras la muerte de Sigmund el Justo, quien encabezó la rebelión, ahora gobierna Herenhout un títere del Imperio Antoniano, el Rey Alfred von Gheresburg. Como si fuera poco, se trata del hombre que traicionó a Sigmund y lo entregó a sus enemigos para ser colgado. Erwin von Hart detesta a su nuevo Rey, y no pierde ocasión de manifestar su odio en voz alta.
El Barón Erwin es un hombre orgulloso y aguerrido; un soldado de cabo a rabo, que valora los talentos militares por sobre todas las cosas. Cree que su hijo y heredero, Arnold, es un pusilánime, apenas una sombra de lo que era Stefan, su hermano mayor, muerto en la guerra. Arnold von Hart es un muchacho de 16 años que carece de cualquier tipo de habilidad física. No es diestro con las armas, ni cabalgando, las armaduras le pesan y la sangre le marea. Es un poeta aficionado que adora los relatos de caballeros, princesas y amores imposibles.