- Solo podré serlo si acepta acompañarme... puesto que si no le interesa... prefiero no revelarle más detalles de mi misión...
El aire de la noche es frío en esta época del año. Apenas lo noto. Ser un dios tiene sus ventajas. Aun así me ajusto el abrigo en un gesto mecánico mietras evalúo las palabras del "buen" doctor. No me dirá nada, si no acepto acompañarle, y no se el viento, pero a mi me pareció que murmuraba algo sobre un "dios". Bien, doctor, espero que no muerda más de lo que pueda tragar, la elección está clara.
- Por supuesto que le acompañaré, Dr. Méndez. Escucharé atentamente todo lo que me diga. Y una vez lo haga.. bueno, quien sabe, el destino es caprichoso - una nota tétrica tiñe mi última frase.
Le tiendo la mano derecha (en la que no llevo el anillo) y le sujeto con firmeza pero sin hacerle daño.
te paso ya hasta la siguiente escena.