Partida Rol por web

Me tapo un bostezo con la mano mientras desciendo por las escaleras, estoy realmente cansado tras patear tanto el puerto por la noche y al final lo único que conseguí fue una puñalada en el costado. Instintivamente llevo mi mano a la punzada que la mantis me hizo, puede que sea una presa mas dificil de lo que parece. Al bajar el ronin Hideki me hace un gesto y puedo ver la silueta de la joven Gorrión deslizandose por la puerta, al encuentro del ronin.

-Buenos días Hideki, Suzume-sama - Saludo con una inclinación muy leve de cabeza para el ronin y una un poco mayor para la gorrión. - ¿tenemos buenas noticias?

- Errrrhh....

Me levanto parpadeando a la luz del sol... es demasiado temprano. Le hago un gesto quitándole importancia al pescador, mientras me levanto y salgo con un salto al puerto.

- Vamos... no es para tanto, al menos he cuidado de tu barca no?¿, no te la han robado mientras yo estaba aquí. 

Mientras el pescador me mira con mala cara, me desperezo, y compruebo que lo llevo todo.

Va a ser hora de ir a buscar a mis honorables samurais... si consigo encontrarlos, claro.

Me dirijo hacia la posada para preguntar, es un lugar tan bueno como cualquier otro para empezar.

Entro en la posada para enontrarme con el avispa y el ronin, faltan la kitsune y el amntis... ¿donde demonios están?
Deberíamos estas buscando ya a los niños y no estar aquí perdiendo el tiempo. Respiro hondo y me coloco bien el vestido.

Buenos dias Tsuruchi-san, habeis descansado?

Hideki os saluda y comienza a encenderse la pipa con un gesto adoctrinado por la rutina. Os hace un gesto para que toméis algo.
Curiosamente ya tiene una pequeña jarra de sake a su lado.

- ¿Desean que les explique nuestras opciones o esperamos al resto de sus compañeros?

Como si de una respuesta a su pregunta, la puerta se abre y aparece vuestro compañero Mantis con un aspecto desaliñado, grandes ojeras y una boca seca con labios cortados.

Las leyes de la cortesía incican que deberiía ser mas cautelosa y paciente. Pero estoy preocupada por los jóvenes Por no mencionar que lo que sucedió ayer en el festival me tiene muy inquieta. Así que me da igual

Vamos a valorar nosotros las opciones y trazar un plan no tenemos tiempo que perder, Hideki-sama

Sin duda el tiempo parece correr en nuestra contra y sería mejor intentar adelantar todo cuanto podamos. Por suerte parece que el navegante mantis ha decidido madrugar esta mañana.

-Parece que solo falta la joven Aimi, puede empezar y cuando llegue podemos hacerle un resumen.

- Bien, bien... sientense y coman algo, necesitaremos fuerzas para mantenernos todo el día buscando.

Veamos, el barco de los jovenes grulla no está en el puerto, eso quiere decir que partieron de forma voluntaria y no regresaron. He hablado con otros marineros que conocían la lujos embarcación y el lugar donde estaba anclada en el puerto cada noche. Ninguno la ha visto desde hace dos noches.

Eso quiere decir que no se encuentran en esta isla.

Sólo hay dos posibles opciones: O están en otra de las islas sin poder salir, o han naufragado y están en el fondo del mar.

Debemos ser pragmáticos y realistas. Si están muertos, en alguna de las playas deben haber aparecido restos de su embarcación. Y si están en otro lugar... sólo tenemos la opción de investigar en ellas.

Sabemos que los chicos tenían dos obsesiones: Las geishas y la gruta maldita.

Así que debemos ir a la isla de las aguas esmeraldas. Desde luego no pienso ir a investigar la peligrosa gruta maldita. esas aguas son... ingobernables. Otra opción es buscar a Kobo, el cuenta cuentos. Es el único marinero vivo que ha vuelto vivo de esa cueva.

Ustedes deciden.

-Tía, de verdad que no puedo faltar. No os preocupéis por mi alimentación, de hecho he quedado con la joven Suzume para desayunar copiosamente en el puerto -sonrío, mientras adelanto una mano para retirarle maternalmente un mechón de cabello rebelde que se había deslizado sobre su frente.

-Nos veremos esta noche, confío, para que pueda poneros al día de todos los acontecimientos de la semana.

Tu tía te mira con una mirada gélida, no le gusta que tramen cosas a sus espaldas y parece saber cuando alguien esconde cosas. No dice nada, solo hace un gesto con su abanico como dándote permiso para salir.

Su primo Mamoru le observa salir desde el piso superior a través de las escaleras, acariciando su collar de cuentas.

Aimi atraviesa todo el distrito noble y entra en la zona del puerto con celeridad, se cruza con marineros, comerciantes, heimin de diversos tipos y alguna patrulla de soldados Daidoji, que la observan curiosos por su belleza. El ambiente es mucho más relajado que el día de ayer, la gente está feliz y risueña.

Entras en la posada de la Merluza sonriente y a parte de la mesa donde se encuentra el ronin Hideki desayunando un bol de arroz y una sopa de calamar, puedes ver como el hombre llamado Tsuruchi Kô con el pelo recién mojado tras un baño, a la embajadora Suzume y al marinero mantis que se sirve un poco de sake antes de sentarse en la mesa.

Hideki aparta el bol casi vacío y te hace un gesto con su pipa para que te sientes.

Byako Aimi entra en la posada, parece haber venido corriendo por la forma en que respira agitadamente y el color sonrojado de sus mejillas.

Se acerca vuestra mesa y Hideki le hace un gesto para sentarse.

Si algo de eso parece amedrentarme o desanimarme a empezar una búsqueda no dejo que se note, este encargo podría mejorar mucho mi posición en la isla y acercarme un poco más a todo aquello que llevo tiempo persiguiendo.

- Creo que lo más práctico sería ir a preguntar a ese hombre sobre la gruta, y después ir a la casa de geishas, si no están allí podríamos salir directamente desde allí hacia la gruta. No tengo miedo alguno a la navegación por estas aguas, además contamos con un intrépido mantis - Es mentira, la sola idea de pasar por esas corrientes hace que se me encoja el alma y me tiemble el cuerpo, pero decir eso en voz alta me restaría muchos puntos con las mujeres. De pronto la puerta se abra y entra la pequeña princesa, la última como dicta su linaje.- Ahora que Byako-hime está aquí ya podemos marcharnos.

He escuchado la conversación a medias, pero alguien hablaba sobre una casa de geishas.

-¿Están abiertas las okiyas a estas horas? Yo pensaba que las geishas sólo trabajaban de noche -comento, tomando asiento junto a mis nuevos amigos. Me sirvo un poco de té, retirando delicadamente la manga del hanfu de mi muñeca, y bebo mientras escucho hablar a los demás.

Tengo que serenarme y dejar de pensar en lo de esta tarde o no podré atender a mis labores durante el día.

- Tomad algo, princesa. Cuanto más tarde desayunéis, más posibilidades de vomitarlo en la barca. - dice con un tono sarcástico guiñando un ojo al Mantis.

- Las Okiyas solo abren al atardecer... para los clientes normales. Nosotros no vamos a disfrutar de sus servicios, vamos en misión para el Karo del gobernador. No creo que pase nada por hacerles madrugar por un día.

Aspira el humo de su pipa y se relaja en la pared antes de expulsarlo lentamente en un cono gris que se va deformando por segundos. Luego señala al Avispa con la pipa.

- Estoy de acuerdo con el Tsuruchi... debemos encontrar a Kobo y preguntarle antes de salir del puerto. Si nos vamos quizá no tengamos oportunidad de preguntárselo.

También hay que decidir en qué embarcación iremos. ¿Tienen alguna o alquilamos un bote?

Por fin parece que salvo el mantis a quien le cuesta madrugar, ya nos ponemos en marcha. Se cautelosa Suzume.

He madrugado esta mañana para ir a buscar al anciano Kobo, pero me temo que ayer trasnochó debido al festival y no se había levantado. He dejado un recado a un muchacho del puerto. Pero no podemos perder mas tiempo esperando. Iremos a ver a las okiyas.

Mientras bebo un sorbo de té, recuerdo súbitamente las palabras del mantis la noche anterior.

-Perdón, ¿no dijo... -oh, no recuerdo su nombre-... Mantis-sama que tenía un kobune? Podríamos pedírselo.

Afirmo con la cabeza cuando habla el heimin, sin duda la mejor opción es ir a hablar con kobe primero pero si no sabemos donde para esta mañana será complicado y cada minuto que perdamos buscando aquí es un minuto menos para los jovenes.

-Pues parece que habrá que confiar en el barco y en las habilidades del mantis. Con suerte si es terriblemente malo no tendremos que preocuparnos por los hijos del gobernador ni por Kobe. - Si es solo malo alomejor agonizamos durante días en el mar o en alguna isla desierta.

El Mantis, algo despeinado y desarrapado tras dormir a la intemperie ( en un barco que no era el suyo ), se acerca por el puerto, y con unos gritos de saludo a algunos marineros, se nota a la legua que viene de camino.

Entro en la posada, apartando las cortinas, y me froto la cabeza. Los ojos aún están medio cerrados de despertarse tan pronto, y me rasco el estómago, dejando ver algo de piel del mismo.

Al ver a mis compañeros, me dirijo a ellos. con una sonrisa y un ademán nada sutil con la mano.

- Buenos días, amigos míos. ?¿Todo bien¿?, ¿pasaron una buena noche?. - Sin pedir permiso, cojo una tacita vacía y me sirvo un poco de té caliente.- Bueno. Encontré algunas pistas anoche, pero es lo mismo que decir que no tengo ni idea de dónde están esos niños....

Doy un sorbo al té, y con una mueca de asco, llamo con un gesto a algún heimin, para que me traiga sake y aderezar el té. Demasiado temprano para ir sobrio.

- No he podido  evitar oír sus comentarios. Cierto, tengo un Kobune. Y pagando los gastos básicos para prepararlo, está a su disposición. Yo y mi piloto nos vamos donde ustedes quieran!!!. - Suelto una risa en un volumen demasiado alto... pero que demonios, aún no he bebido sake.

Por todos los Kami deberiamos de habernos puesto en marcha ya, miro con gesto serio al despreocupado mantis. Intento centrarme en mi autocontrol y en no mostrar mis emociones, pero la desidia que muestra este samurai me enerva, sabiendo que los pobres chicos podrían estar ahora mismo a merced de las olas... solo pensarlo se me hiela la sangre. 

"En ese caso, " me aclaro la voz "si ya estamos todos, podríamos irnos ya?"