Partida Rol por web

Crónicas Giovanni: LA ULTIMA CENA

Epílogo: La calma tras la tormenta

Cargando editor
15/10/2011, 16:06
Director

El mundo muere una y otra vez, pero su esqueleto siempre se levanta y camina
- Henry Miller, "La sabiduría del corazón"

Cargando editor
15/10/2011, 17:25
Director

 

 

La Conspiración de Isaac ha sido derrotada y Claudius junto algunos de sus secuaces ha sido capturado.

Alguien huyó justo a tiempo, otros se entregaron sin ofrecer resistencia y alguno incluso acompañó a los vencedores en su alegría o se retiró en libertad.

Varias noches más tarde, en algún lugar de Europa, Hardestadt y los demás fundadores interrogan al Nigromante para decidir qué hacer con él.

- ¡Diablerie! ¡La más vil diablerie! ¡Claudius Giovanni, debería destriparte aquí mismo!

Claudius lanza una carcajada burlona en respuesta

- ¡Nunca aceptaremos vuestro clan! ¡Siempre seréis unos renegados, y os perseguiremos hasta el fin del mundo!

Camilla grita histérica en defensa de Hardestadt

- No tan rápido. Si ahora dominan el linaje, no podemos desdeñarlos tan fácilmente.

- ¡Tampoco debimos haberos aceptado nunca a vosotros, tras vuestro Amaranto del cretino Saulot!

Las carcajadas de Claudius Giovanni vuelven a llamar la atención del público

- ¡No podéis hacer nada! Soy el único y legítimo líder del clan Giovanni, señores ahora del linaje capadocio.

Los dientes de Hardestadt rechinan de rabia.

La discusión no sigue por mucho tiempo. Durante el interrogatorio, aparece un grupo de vampiros Giovanni que piden que Claudius sea devuelto indemne. A cambio, aceptan apoyar a los Fundadores.

Tras varias horas, el encuentro concluye con la liberación del aristócrata Claudius Giovanni y Hardestadt comienza los preparativos para convocar a todos los antiguos de los clanes en el primera reunión de la Camarilla.

***

Entre tanto, las frases de una misiva que recibísteis hace ya muchas noches os viene a la mente:

“El honor de vuestra compañía es muy respetuosamente solicitado…”

¿Cuán diferente podría haber sido vuestra vida si nunca hubierais aceptado aquella invitación, si no hubierais leído la carta o esta nunca hubiera llegado a vuestras manos?

Ahora seguramente os encontraríais junto a vuestras familias y amigos en lugar de rodeados de cadáveres andantes como vosotros mismos.

No habríais conocido la sed ni habríais cabalgado en el filo de vuestros instintos. No habríais apreciado nunca el valor de la vida y la sangre, ni conoceríais lo que ocultan las sombras.

Habéis abierto los ojos, forzosamente, a un mundo despiadado que deja atrás a fuertes y débiles por igual, lleno de seres capaces de rebasar los límites de lo imaginable y donde lo único que importa es sobrevivir.

Habéis vencido a la muerte que sucede a la propia muerte. Pero sois conscientes que únicamente es el principio de un largo y oscuro camino cuyo final no delimita ningún reloj. Es hora que naveguéis por el corriente de los siglos.

 

Cargando editor
18/10/2011, 16:10
Aricia Mytros

La luz del sol todavía no había salido amenazante por el horizonte, aunque no podía faltarle demasiado... y yo estaba muy, pero que muy débil.

No... no puedo morir ahora... - me dije a mí misma mientras avanzaba por el camino. Tanto esfuerzo, la muerte de aquella cainita... No me iba a rendir tan fácilmente. Alzé la vista, y por fortuna pude ver un carro que avanzaba por el camino. Por suerte o por desgracia, no se trataba de bandidos.

Por... Por favor... - dije, simulando estar en peor estado del que estaba - Necesito ayuda... Me han asaltado en el camino... Me atacaron con antorchas... - digo, simulando estar a punto de desmayarme.

Con la estratagema de mujer desvalida no fue muy difícil que sintieran lástima por mí y me dejaran entrar en el carro. Eran pocos, y no me fue muy difícil beber de su sangre y guiar el carro hacia un lugar oculto de los rayos del sol y apartado del camino, donde pasé varias noches curando mis heridas. Mi mente seguía embotada, pero mi cuerpo se había curado en gran medida. Me quedaba un largo viaje al único hogar que conocía, hacia el sur, hacia Grecia, donde mi "queridísimo" marido me esperaba. Desde ahí podría fortalecerme y ver que hacer. Con mi nueva vida, con mi sangre y mis nuevos poderes, sentía que nada podría pararme.

Muchas cosas habían pasado en estas últimas noches. Me habían torturado con aquellas sombras que ahora dominaba, me habían asesinado y me habían resucitado. Había visto una batalla desde la línea defensiva en aquel comedor, viendo como los idiotas contra los que ahora había luchado se mataban entre ellos. Me habían llevado como rehén, me habían interrogado y había pasado la noche con mis enemigos. Había vuelto con mis creadores, con la esperanza de vengarme de Leopoldo Valdemar por haberme sentido débil delante de él. Había visto morir al padre Clemente entre mis labios cuando desgarré su cuello, y luego le ví volver a levantarse como un cuerpo sin alma. Ví a aquel ser cuasi divino en el monasterio, así como a su chiquillo. Ví morir a los dos en el mismo sitio una noche después, así como a la Dama Falchon, explotando en llamas delante mío cuando estaba a punto de arrancarle la cabeza. Y allí, mi sire intentó, aunque de poca utilidad, ayudarme... Al final no podría echarle nada en cara. Probablemente estuviera muerto. Y si no, ya lo averiguaría.

La oscuridad de mi alma, esa avaricia, esa ansia de poder, habían crecido desde que había renacido. Aquella débil mujer que había entrado en la posada del Cordero Rojo se había transformado en la criatura de la noche que hoy salía en camino de vuelta a su hogar. Un mundo entero de posibilidades, de riquezas y de poder se abría ante mis ojos... y hoy daba su primer paso.

Notas de juego

Ala, mi epílogo "porque yo lo valgo" xDDD Que hacía tiempo que no me explayaba.

Cargando editor
18/10/2011, 22:05
Giani Vitello

La noche cae una vez mas, como caía antes de mi cambio y como caerá después de mi muerte. Por mas que cambien las cosas siguen iguales.

Tras todo lo acontecido en el monasterio de los Capadocios viaje durante un tiempo sin rumbo, acosado por los fantasmas, literalmente, creados por mi mente o por aquel terrible maelstrom es algo de poca importancia. Finalmente encontré un lugar donde descansar, un pequeño monasterio situado en medio de las montañas, donde solo vivían cuatro monjes viejos.

Me han aceptado entre ellos aunque puedo leer la duda en sus corazones como un velo verde brillante ante mis ojos. Pero no importa, puedo meditar y recordar. Tanto horror, tantas muertes, que un ser como Capadocius haya acabado de una forma tan terrible

Y pese a todo mis recuerdos son para el patético fantasma de mi padre. No pude perdonarle y su gemido lastimero mientras se desvanecía ante mis ojos me perseguirá siempre. ¿Como podía perdonarle?¿Como pude no perdonarle? me temo que esta duda me acompañará mucho tiempo, tengo mucho tiempo por delante